#CuarentenaCultural La cineasta ecuatoriana Ileana Matamoros presenta su cortometraje «Rosita»
Ileana Matamoros es cineasta y periodista ecuatoriana. Su nombre es Rosa Ileana, pero todos la conocen por su segundo nombre. En 2018 presentó su cortometraje Rosita, que cuenta la historia de su tía, quien falleció a los 18 años.
Rosita fue premiado en el Delhi Shorts Internacional Film Festival, en la India, en el Festival de Oruro, en Bolivia, Festival Internacional de Cine de Guayaquil y el Festival de cine Manabí Profundo, ambos en Ecuador.
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Rosita
por Ileana Matamoros
Unos tres años de morir, mi abuela me dijo el típico “M’hijita a usted que le gusta el cine tiene que quedarse con esto, que es parte de la historia de la familia”. Y me la caja que contenía un rollo de 8mm, un found footage de la misa, la ceremonia y la fiesta de la graduación de mi tía, la primera hija de mi abuela.
Soy la heredera de todos los artefactos y todos los álbumes, como la película y las cintas que guardan su voz, porque esa película de 8mm no tenía sonido sincrónico, grabaron el discurso que dio por haber sido la mejor alumna.
Sobre Rosita mi abuela había hecho de su casa un parque temático. Al lado del televisor había un retrato grandote de Rosita, más grande de lo que sale en la película. También tenía un cuadro, que lo tengo yo, que tenía sus fotos desde un año hasta los 18, una foto por año. Tenía una escultura de ella y álbumes de fotos en cada esquina de la casa. Yo la veía como una Gilda, como una actriz de película antigua.
Aparte del recuerdo visual, había un ramillete de relatos alrededor de Rosita que mi abuela nos contaba. Yo estaba siempre muy pendiente de encontrarle un nuevo giro a esos recuerdos. Me sentaba con ella a que me cuente y le hacía muchas preguntas sobre esta mujer.
En mi adolescencia se convirtió en mi némesis, era como una especie de enemiga simbólica. Menciona cualquier problema de adolescencia y yo lo tuve. Todos, todos, todos tuve. Era un dolor de cabeza. Muy rebelde, muy emproblemada. Iba en todo en contra el relato de Rosita, que había sido súper obediente, modelo como alumna, correcta. Era todo lo que yo no era. Eso me aprisionó más a su imagen.
Yo tendría unos 26 años, ya había pasado esa etapa tormentosa, cuando mi abuela mi dio este regalo. Coincidió con un año que pasé en Buenos Aires, a donde llevé el rollo de 8 mm. Allá le hice hacer un transfer medio patuleco, y me enamoré con la idea de hacer algo, aunque no tenía muy claro qué. Cursé cine allá, pero extrañamente no hice nada con este material. Calculo que lo de Rosita tenía que empollar un poco más
Estuve viviendo como 5 años en Buenos Aires y cuando regresé a Guayaquil mi abuela había muerto. Durante el gobierno de Rafael Correa se abrió la primera Universidad de las Artes, y allí la primera escuela de cine nacional en el Ecuador. Durante la carrera tuve una clase muy especial, Investigación en el cine, donde el profesor hacía mucho hincapié en el found footage, en todas sus posibilidades de ese archivo encontrado para convertirse en un relato actualizado.
A partir de esa clase empecé a encontrarle la forma que podía tener la película de Rosita en la que ese archivo en 8mm sirviera para que ella fuera protagonista. El profesor me recomendó que lo presente como proyecto al laboratorio de rodaje de la propia universidad. Quedé seleccionada y me dieron equipo y dinero para poder producir la película.
La fascinación de la Rosita que bailaba bonito y que era inteligente, venía de mi abuela. Pero mi búsqueda era completar ese relato desde otro lugar. Por eso me pareció muy bonito encontrar en los relatos de las otras personas, las amigas, el enamorado del barrio y de más que no pude incluir en el rodaje.
No hay muerto malo, pero me sorprendió mucho encontrar que más allá del relato de mi abuela, ella había sido una persona importante para el barrio y para el colegio. Todo el mundo la veía con cariño.
Había en mí el deseo original de encontrar los secretos oscuros de Rosita. No encontré cosas tan oscuras, pero sí le he podido descubrir algunas cosas en un trabajo que he estado haciendo para el largo. Ha tenido varios novios y nunca se lo contó a mis abuelos. Mi abuela no quería que tuviera novios. Según mi abuela ella murió virgen. Eso es lo que está en el corto.
Con Rosita estuve en un montón de festivales y la verdad es que es muy lindo recibir comentarios de gente que se emociona, se identifica y siente que se disparan sus propios recuerdos a partir de algo que es tan pero tan personal. No tendría que interesarle a nadie, pero el nombre, el relato familiar, la sensación de barrio, de migración, parece que es finalmente un relato universal.
Por el camino de las Rosas
Lo interesante de la experiencia de este corto es que todo lo que me quedó afuera me dio pie para presentar un proyecto al ICCA (Instituto de Cine y Creación Audiovisual) para producir un largometraje documental. Ganamos y esperamos estar filmando pronto. En este largo, que se llama “La vida secreta de las rosas”, la secuencia de Rosita y su historia, que va a ser apenas un poco más amplia, es el detonador del relato, que tendrá que ver con la relación con mi tía a través del nombre, por eso el título. Yo me llamo Rosa Ileana, pero nunca nadie me dijo Rosa, supongo que sería porque les daba pena.
Pero por allí entrarán otras Rosas, que no son todas de mi familia. Personajes de la historia de Ecuador, la bisabuela, y Rosa Paredes, una chica muy jovencita asesinada durante la dictadura. A través de estas otras Rosas, cuento una cierta historia de cómo es ser mujer ecuatoriana y latinoamericana.
Para ver Rosita, hagan click en el afiche ⬇️