#CuarentenaCultural | El grupo boliviano Teatro de los Andes presenta «Hamlet de los Andes» para ver online
El Teatro de Los Andes fue fundado en Bolivia en 1991. Instalados en Yotala, cerca de la ciudad de Sucre, en una pequeña hacienda dónde prepara y presenta sus espectáculos, el grupo es una referencia insoslayable para el teatro latinoamericano.Después de 20 años trabajando con César Brie como director, desde su alejamiento en 2010, el grupo ingresa en una nueva fase y pone en escena su primera obra con un director invitado, Diego Aramburo: Hamlet de Los Andes. Luego del fallecimiento de Giampaollo Nalli y el viaje de Luchas Achirico, que fue a vivir a Polonia, el Teatro de los Andes está integrado Alice Guimaraes y Gonzalo Callejas, que además de actor y responsable artístico, ha sido el escenógrafo de los espectáculos, cuyo desarrollo escénico es una de las claves de la identidad estética.Hoy son ellos dos, Alice y Gonzalo, quienes presentan a los lectores de Nodal Cultura su puesta del clásico de William Shakespeare para que pueda disfrutarla online.Partir de una necesidad
En una entrevista anterior con Nodal Cultura, Gonzalo Callejas explicaba que «las elecciones de nuestros trabajos parten de una necesidad. Casi todas las obras del Teatro de los Andes tienen que ver con la necesidad de hablar de un tema que está muy latente en nosotros, y que sentimos que a través nuestro también repercute en el lugar donde vivimos, el país que habitamos». Hamlet de los Andes no fue la excepción. El trabajo respondía a la necesidad de hablar de ellos mismos, de los dilemas como grupo y como artistas y de los cambios que estaba viviendo Bolivia en términos políticos y sociales.
Hacer o no hacer: el reto Hamlet
«Yo creo que el mayor reto de esta obra era que nosotros éramos tres actores. Nosotros habíamos decidido que necesitábamos hacer una obra entre nosotros, porque era importante para el grupo rearfirmarse en los que éramos. Habíamos quedado 4 personas. Diego Aramburo aceptó este reto y empezó una reestructuración. Ha re escrito el texto, seleccionando las cosas que a nosotros nos interesaba hablar y ha hecho esta adaptación que se llama Hamlet de los Andes«, afirma en este video de presentación Alice Guimaraes.
«Como grupo hemos crecido bastante con este trabajo», completa Gonzalo Callejas, «de hecho nosotros desde ese momento hemos decidido trabajar con directores invitados». Esta nueva manera de trabajar de Teatro de los Andes se hizo evidente en sus puestas posteriores, donde además se mantiene presente la dimensión latinoamericana, que es parte de la historia del grupo. La siguiente puesta, Mar, es una obra de Arístides Vargas, argentino-ecuatoriano hablando sobre la salida al mar para Bolivia y Un buen morir está dirigida por Elías Cohen, director chileno.
El teatro después de la pandemia
«El teatro es un arte de presencia, de contacto humano, de contacto físico. Este es un momento de reflexionar, tratar de encontrar alternativas y también de pensar que arte es necesario después de la pandemia, que arte hay que hacer. No puede ser el mismo que antes de la pandemia, hay que buscar nuevas formas que van a responder a un nuevo mundo que va a surgir después de todo esto»
Alice Guimarães nos cuenta el presente y los proyectos de Teatro de los Andes, pero cierra con una idea sobre lo real, lo posible y el arte y el mundo post pandemia.
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Hamlet, de Los Andes
por Alice Guimarães
El primer montaje del Teatro de Los Andes junto a un director invitado, fue Hamlet, de Los Andes con dirección y dramaturgia de Diego Aramburo, director boliviano y dramaturgo de la nueva generación, tiene una propuesta poética y estética distinta a la nuestra y una manera de afrontar el proceso de creación teatral desde puntos de vista que no eran los nuestros hasta el momento. Justamente por esas diferencias y seducidos por la idea de crear un “Hamlet” boliviano, decidimos afrontar este proceso junto a Diego. Elegimos trabajar sobre Hamlet porque de alguna forma la obra reflejaba el presente del grupo: un momento de crisis e incertidumbre en la afirmación de la propia identidad artística. Para nosotros esta obra representa, al mismo tiempo, la continuidad de una trayectoria y el inicio de un nuevo camino. Nuestra versión “boliviana” de Hamlet está contextualizada en la dificultad e incertidumbre de tratar de conciliar un mundo moderno con la tradición ancestral (la muerte del padre) y reestructurada en una versión reducida, ya que solo cuenta con tres actores y un músico en escena. La presencia del músico Hélder Rivera, externo al grupo, de una cierta forma, también define este reinicio: tener colaboradores y colaboraciones externas de personas afines a nuestro trabajo.
Nuestro Hamlet es un hombre de hoy que ha perdido la comprensión de sí mismo. Vive la imposibilidad de reconocerse y asumirse tras la caída del pasado. ¿Quién es Hamlet? ¿Soy yo o eres tú? ¿Es Hamlet el propio Teatro de Los Andes? ¿Son los últimos años de la historia boliviana? ¿Ser o no ser? ¿Hacer (se) o Deshacer (se)? Aparecemos en la obra como personajes, como actores, como grupo, como sociedad. La ficción y la realidad están a la par todo el tiempo. Dentro de una estética muy contemporánea en la escenografía, objetos, vestuario, luces y propuesta musical, todo eso muy nuevo para nosotros, la mayor dificultad, creo, fue el estilo de actuación que nos desafiaba a “romper la magia”, denunciar abiertamente que estamos haciendo teatro; un juego de ir y venir, de “ser y no ser”, hasta el punto en que la persona y el personaje casi son lo mismo.
“Hamlet” es un mito del teatro, causa temor porque es muy conocido, ya genera de por sí una expectativa de cómo se lo va a presentar y por eso mismo fue un reto enorme arriesgarnos a ponerlo en escena en un momento de reformulación y reestructuración de nuestro proyecto con un director con el cual nunca habíamos trabajado. Estábamos otra vez como en los inicios del Teatro de Los Andes cuando puso en escena Colón: nuestra oportunidad de seguir existiendo era crear un buen espectáculo, si no lo lográramos, nuestro destino sería desaparecer. Y así creamos, junto a Diego Aramburo, nuestra versión de “Hamlet” y disfrutamos mucho en representarla. Con este proceso nos dimos cuenta que teníamos una tradición artística, la experiencia y dominio del oficio suficientes que nos proporcionaban una base sólida dónde apoyarnos y la seguridad para atrevernos a buscar nuevos lenguajes sin poner en riesgo la calidad del trabajo, viviendo un momento de enorme libertad en el aspecto creativo.
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Hamlet de los Andes (para ver online)