Colombia: crecen las protestas por el hambre y médicos de todo el país reclaman mejores condiciones laborales

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El coronavirus ha destapado el problema oculto del hambre en Colombia

La cuarentena por el coronavirus ha destapado el problema oculto del hambre en Colombia donde millones de personas protestan a diario por la imposibilidad de acceder a comida, lo que ha desembocado en saqueos de ayudas en varios lugares del país.

Acosados por la escasez, los colombianos más pobres incumplen el aislamiento obligatorio vigente desde el pasado 25 de marzo para rebuscar en las calles el sustento diario con el que solían alimentar a sus familias antes de la llegada de la pandemia que hasta el momento deja 3.977 contagiados y 189 muertos.

Es lo que ocurrió hoy en la barriada bogotana de Ciudad Bolívar, en el sur de la ciudad, donde decenas de personas se «tomaron» la Alcaldía local para exigir a las autoridades que agilicen la entrega de las ayudas prometidas a los más desfavorecidos.

«Soy comerciante independiente y esta crisis nos ha golpeado en todos los ámbitos. El comercio está quebrado, los arriendos están corriendo y los negocios están cerrados. Desde el más pequeño hasta el más grande se está viendo afectado por esta crisis», dijo a Efe Ángel Méndez, líder social de esa inmensa barriada.

Junto a Méndez, un grupo de ciudadanos denunció que las autoridades han incumplido cinco acuerdos a los que llegaron sobre la salud y la alimentación de uno de los sectores más poblados y al mismo tiempo más necesitados de la capital colombiana, urbe de casi ocho millones de habitantes.

«La alcaldesa (de Bogotá, Claudia López) ayer anunciaba que ya entregó el 50 % de las ayudas, pero si vemos y hablamos con la gente del territorio, a ninguno les ha llegado o han sido contadas las personas que han recibido», agregó el líder.

REGRESO DE LOS CACEROLAZOS

Más de cinco millones de colombianos dependen de la economía informal y sobreviven sin ingresos fijos mensuales, dinero que se ha esfumado poco a poco porque con la cuarentena obligatoria la mayoría no puede hacer ya sus actividades comerciales desde casa.

La voz de esa necesidad es el ruido de las cacerolas que han vuelto a escucharse en los barrios más vulnerables del país, donde los habitantes desesperados aguardan la llegada de alimentos y subsidios que el Gobierno prometió.

«Parecemos las vacas flacas, ya no tenemos aliento ni para caminar. Nos estamos muriendo no de virus sino de hambre. No hemos visto nada de lo que nos prometieron, estamos aguantando hambre», dijo a Efe Sandra Patricia Hurtado, habitante de Ciudad Bolívar.

En ese sector habitan miles de desplazados que huyeron de sus tierras, despojados por los violentos del conflicto armado, o expulsados por la pobreza en que vivían. «Estamos comiendo basura porque estamos cansados de andar pidiéndole a la gente. Nosotros no estamos pidiendo limosnas, estamos pidiendo nuestros derechos.

Estamos viviendo en una ratonera», denunció Hurtado en medio de gritos. La situación de esta mujer es la que diariamente viven miles de colombianos que, encerrados en sus hogares, piden ayuda desde las ventanas de sus casas en las que han puesto trapos rojos esperando recibir alimentos que alivien su necesidad.

Mientras, otros hacen enormes filas en las calles para recibir mercados, artículos de higiene o para cobrar un subsidio del Gobierno, cuya entrega fue suspendida temporalmente tras las denuncias de ciudadanos que encontraron inconsistencias en el registro de los beneficiados.

Como Hurtado, en cada rincón del país hay colombianos a los que el hambre se les convirtió en un asunto de vida o muerte, una situación que incluso los ha obligado a pedir alimentos de puerta en puerta en los vecindarios más prósperos.

«Desde que empezó esto hemos estado encerrados en las casas, pidiendo limosnas en los negocios. Nosotros no somos mendigos, ni una libra de arroz uno se come en la casa», agregó Hurtado quien llegó a Bogotá hace 16 años desplazada del convulso municipio de Tumaco, en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.

SAQUEOS A CAMIONES DE AYUDA

Las ayudas que reciben los más desamparados, generalmente de donaciones entregadas por empresas o particulares, son insuficientes para alimentar a una familia por largos periodos.

El desespero de no tener que llevar a la mesa ha desencadenado disturbios y saqueos a las ayudas que envía el Gobierno y a comercios en algunas partes. Desde Aracataca, tierra natal del nobel de Literatura Gabriel García Márquez, hasta el agroindustrial departamento del Valle del Cauca, las autoridades han redoblado la seguridad de los vehículos que transportan las ayudas, mientras algunos supermercados han cerrado sus puertas para blindarse de los disturbios y asaltos.

El lunes, por ejemplo, en el municipio de Fundación, en el caribeño departamento del Magdalena, hubo saqueos y disturbios en algunos comercios. También ocurrieron desórdenes en Medellín, donde cerca de un centenar de personas bloquearon una carretera del noroeste de la ciudad para reclamar ayudas humanitarias.

El Gobierno nacional inició este mes la entrega de un millón de mercados en todo el país, pero la cifra quedará corta teniendo en cuenta que el presidente Iván Duque prolongó el aislamiento obligatorio hasta el próximo 11 de mayo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU advirtió este martes que el hambre podría duplicarse en el mundo por la pandemia, mientras tanto en Colombia, los más vulnerables intentan sobrevivir como bien pueden.

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Médicos de todos el país protestan por mejores condiciones laborales

Alrededor del planeta se ha evidenciado que el personal de la salud es el más vulnerable a contagiarse con el nuevo coronavirus, debido a su cercanía estrecha con casos sospechosos y confirmados de virus.

El Instituto Nacional de Salud dio a conocer que en Colombia se han contagiado de la covid-19, 169 integrantes del personal de la salud. Y de esos, 117 lo hicieron cuando prestaban sus servicios. Además, cuatro de ellos fallecieron a causa de la misma.

A pesar de que es evidente el peligro que corren por el simple hecho de hacer su trabajo en la primera línea de combate, cientos de ellos protestan en todo el país por la falta de insumos de bioseguridad que, según el Ministerio del Trabajo y el de Salud, tienen que brindarles las administradoras de riesgos laborales (ARL). “Formalización o contratos a término indefinido y nivelación salarial, eso es lo que pedimos. Lo queremos ahora, no lo queremos después”, dice Roberto Angulo de Médicos Unidos por Colombia.

“Queremos que todos los profesionales, auxiliares, todos los profesionales administrativos y todas las personas que están en el área operacional de atención a los pacientes reciban salarios dignos”, explica.

Al unísono, en diferentes ciudades del país, piden las suficientes garantías para realizar su trabajo, especialmente ahora que se enfrentan muy de cerca al virus que ha cobrado más de 170 mil vidas a nivel mundial.

Edith Cruz Velásquez, sindicalista de la salud en Villavicencio, asegura que se trata de un “modelo nefasto de tercerización. Queremos que a todos los trabajadores de la salud se nos den las medidas de protección, estamos atendiendo a nuestros usuarios sin los recursos y las medidas”, dice en frente del hospital departamental.

Por su parte, Óscar Gómez, enfermero ocupacional, pide un trato digno: “es hora de que nos traten con dignidad. Así podremos brindar una mejor atención a los usuarios”, dice el joven que cubre su cara con un tapabocas y sostiene un cartel que dice #EsHoraDeLaDignidad.

Simultáneamente, empleados del Hospital María Inmaculada de Florencia, Caquetá, se encuentran protestando a las fueras de las instalaciones. “A partir de hoy, todos los médicos vamos a empezar a renunciar. Los que trabajan de planta atenderán pacientes solo si tienen las medidas de protección”, dice uno de los voceros. “Esperamos que entiendan que nuestra vida y nuestra salud es también ventaja para ustedes”, reclama.

“Abajo la ley 100, abajo, abajo, abajo”, gritan varias personas del Sindicato Nacional de la Salud y la Seguridad Social (Sindess) a la entrada de urgencias del hospital de Samacá. Algunos, incluyendo al guardia de seguridad, sostienen el letrero del movimiento. Otros, llevan carteles con mensajes como: «El único muerto que queremos es la ley 100» o «No más contrato por OPS (prestación de servicios)».

Lo mismo sucede en el Hospital de Engativá y en el Simón Bolívar de Bogotá, en donde un hombre con megáfono canta: “viva la justa lucha de los trabajadores de la salud”.

“Hospital Universitario del Caribe presente con el plantón, presente, presente, presente”, dice un vocero de los trabajadores de dicho centro. “Solicitamos al Gobierno nacional que nos brinde, durante el tiempo que dure la pandemia, los EPP (elementos de protección personal) completos”.

Y la historia se repite en muchas otros departamentos en donde, como lo informó la Contraloría, las ARL no han cumplido con lo ordenado por el Gobierno sobre la dotación de elementos de bioseguridad para el personal médico. Porque vale aclarar que no es el Ministerio de Salud el encargado de dotar de elementos de bioseguridad a los hospitales y clínicas, pues esto es tarea del empleador y las ARL.

No obstante, el Gobierno sí está haciendo una compra grande de dichos elementos que estarán guardados como reserva para el momento en que la emergencia escale en el país.

“No hay ninguna justificación para que el personal médico esté desprotegido”, dijo el ministro de Salud, Fernando Ruiz, días atrás cuando con Ángel Custodio Cabrera, ministro de Trabajo, les exigieron a las ARL cumplir con ello, así como a los empleadores que tienen la obligación de proteger a los empleados. Sin importar si están por prestación de servicios.

“19,9 millones de implementos se le entregarán al personal médico en lo que resta del mes de abril”, aseguró la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) el 14 de abril, siempre haciendo la claridad de que las IPS prioritarias son las localizadas en las regiones con mayor número de casos de covid-19.

Por otro lado, si bien Cabrera ha manifestado que quiere mejorar las condiciones laborales del personal humano en salud, que en todo Colombia asegura que le deben dinero y que no tienen las condiciones adecuadas como se ve reflejado en las protestas, desde los ministerios de Hacienda y el de Salud ya informaron que no hay suficientes recursos para formalizar a todo el personal del país.

No obstante, el presidente Iván Duque estableció por medio del decreto 538 que habrá una bonificación adicional para el personal que enfrente el virus. Según dijo el ministro Ruiz: “La bonificación para compensar a los trabajadores de la salud por su labor en la contención de la pandemia de covid-19 ya es un hecho y se empezará a definir a partir de esta semana. Los recursos ya se encuentran disponibles”.

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