Chile: Carabineros disparó más de 2 mil cartuchos el día en que dejaron ciego a Gustavo Gatica

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La mañana del viernes 8 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se refirió por primera vez a la represión policial desatada en Chile luego del estallido social, hablándole directamente al gobierno de Sebastián Piñera. “El Sistema de Naciones Unidas en Chile urge a las autoridades a cesar de inmediato el uso de balines y perdigones […], la utilización arbitraria e indiscriminada de este tipo de armas no letales constituye una violación grave a los DD. HH.”, advertía el mensaje que no sería escuchado ni por el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, ni por el Director General de Carabineros, Mario Rozas.

Ese mismo día, horas después, Gustavo Gatica, estudiante de 22 años de psicología, perdería sus ojos luego de recibir un escopetazo en la cara. Ese mismo día, Carabineros de Chile, según su propio registro de consumo de municiones, disparó 2012 veces sus escopetas en las inmediaciones de Plaza Dignidad, registrándose 184 atenciones de urgencia según consigna T13.

A cinco meses de aquel 8 de noviembre, aún no se sabe quién cegó a Gatica. INTERFERENCIA tuvo acceso a la carpeta investigativa del caso, el cual es llevado adelante por el fiscal de Delitos de Alta Complejidad Centro Norte, Francisco Ledesma.

En la carpeta se da cuenta del consumo de municiones por parte de efectivos de Fuerzas Especiales (FF. EE.) y del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE), existiendo además un registro de cuántos tiros dispararon algunos efectivos presentes en los operativos. Las escopetas corresponden al modelo Escort de la empresa turca Hatsan, las cuales utilizan un cartucho de 12mm con doce perdigones en su interior, proyectiles que son dispersados a toda velocidad al momento de ser percutados.

Respecto a FF. EE., la transcripción de las comunicaciones con la central radial de Carabineros da cuenta, en el ítem Consumos, de la cantidad de munición utilizada por cada efectivo dentro del operativo hasta las 00:22 horas del día 9 de noviembre. El registro de consumo de munición de 12mm indica que Fuerzas Especiales disparó un total de 1112 tiros.

El cuadro también indica la cantidad de munición disparada con las carabinas lanza lacrimógenas, rotuladas como 37mm, misma munición que impactó la frente de Fabiola Campillai, dejándola ciega el 26 de noviembre de 2019. En total, FF. EE. disparó 559 bombas lacrimógenas con la carabina el día en que fue herido Gustavo Gatica.

El GOPE, por su parte, también se vio obligado a entregar el consumo de munición 12mm a la fiscalía. En el Acta Circunstanciada N° 381, la división de operaciones especiales de Carabineros reconoce el consumo de 897 cartuchos antidisturbios, además de la utilización de 48 lacrimógenas en carabina.

En cuanto a la autoría de los disparos, sólo 531 son individualizados. Dentro del sumario administrativo realizado por Carabineros, nueve efectivos de Fuerzas Especiales reconocen o son apuntados como autores de disparos. Se trata del Coronel Santiago Saldivia Parra (132 disparos), el Teniente Coronel Andrés Graves Quiroz (125), el Capitán Marco Benavente Valenzuela (5), el Teniente Joaquín Jansana (75), el Suboficial Mayor Manuel Núñez Suazo (25), el Teniente Eduardo Fernández Camiroaga (75) y el Capitán José Ignacio Cárdenas Mogrado (50).

Los 586 tiros restantes consignados en el consumo de munición de Fuerzas Especiales continúan sin ser asociados a un efectivo.

Para los 897 tiros percutados por el GOPE no existe individualización alguna, siendo los efectivos de esta división dirigidos por el Teniente Coronel Marcelo Bustos Moya.

Carabineros bien sabía de la peligrosidad de las escopetas antimotines desde varios años antes de disparar los más de 2 mil tiros en Plaza Dignidad. Según informó Ciper, desde el 2012 había conocimiento en la institución de que las escopetas Hatsan provocaban estallidos oculares e, incluso, lesiones fatales.

Números que no hablan de una casualidad

Por la misma fecha, la alta cifra de heridos oculares ya superaba las dos centenas, concretando en tres semanas de protestas el equivalente al 70% del total de víctimas oculares producidas por armas no letales entre 1990 y 2017 en distintos conflictos alrededor del mundo, conforme los datos del journal médico BMJ, cifra que con el pasar de los días sería ampliamente sobrepasada debido al creciente número de heridos en semanas posteriores. Como consecuencia directa de esto se generó una emergencia sanitaria de la que alertaban tanto gremios médicos como organizaciones de derechos humanos.

A partir de ello, y buscando comprobar si existía alguna correlación entre el importante número de personas heridas y la dirección que tomaban las municiones de las fuerzas especiales de Carabineros, el astrofísico Néstor Espinoza del Space Telescope Science Institute en Baltimore, se atrevió a observar la cantidad de lesionados desde la matemática, posteando en su cuenta de Twitter sobre la probabilidad de que los disparos de los efectivos policiales estuviesen dirigidos a alguna zona en particular de quienes protestan, mediante el cálculo de las áreas de los ojos y el área de una persona.

Según las cifras que obtuvo, la probabilidad de que un disparo aleatorio dirigido al cuerpo de una persona impacte justo en los ojos es del orden de 1 en 5.000, por lo que habría que herir a 750.000 personas para tener 150 heridas con daño ocular o, de lo contrario, no disparar aleatoriamente, sino a la cara, de forma intencional. La información fue ampliamente difundida en redes sociales, llegando a ser viralizada.

El día después de la agresión que terminó cegando a Gatica, comenzó a circular una estremecedora fotografía que mostraba al estudiante de psicología sentado en la vereda, mientras a tientas toma la mano de alguien. Uno de sus ojos sangra, mientras el otro se observa evidentemente afectado.

El autor de esta imagen -que luego fue retirada de circulación por petición de la familia de Gustavo- fue el fotógrafo Osvaldo Pereira, quien relató a INTERFERENCIA el contexto en el que fue retratado el momento.

“Ese viernes acompañé a la Brigada de Enfermeros, para registrar las atenciones que hacen en terreno cuando llega algún herido por la acción de Carabineros. Nos desplazamos del Teatro Universidad de Chile hasta la calle Reñaca, donde había un puesto de primeros auxilios porque llegó un chico con un perdigón en el ojo. Los chicos de la Brigada prestaron atención a este caso y a los minutos llegó Gustavo [alrededor de las 18:30 hrs], con un ojo ensangrentado y el otro muy hinchado, ambos cerrados. En el lugar le dieron la atención primaria y lo trasladaron en camilla hasta una ambulancia que había en el sector de la feria artesanal de Bellavista”, describió Pereira.

Este medio también se contactó con un miembro de los ‘escuderos’ de la primera línea, quien pidió reservar su identidad para prestar su testimonio. Según esta persona, lo ocurrido durante ese viernes 8 de noviembre fue una jornada de una tremenda violencia, pero no muy distinta a lo que había pasado en esas tres semanas desde el 18 de octubre cuando comenzaron las movilizaciones.

“Lo que creo que cambió fue que luego, a medida que iban pasando los días y había más gente lesionada, empezamos a usar más protecciones: antiparras y cascos. Después también canilleras y rodilleras. Durante las primeras semanas muchos iban desprotegidos y por eso ese número tan grande de heridos, pero la brutalidad policíaca siempre ha sido la misma. Muchos disparos al cuerpo de los manifestantes”, relató.

Interferencia

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