Brasil: ministro Sergio Moro amenaza con renunciar por presiones de Bolsonaro
Sergio Moro pone un pie afuera del gobierno en Brasil
Por Dario Pignotti
Se derrumba. El ministro de Justcia y ex juez de la causa Lava Jato, Sergio Moro, amenazó abandonar el cargo desatando una nueva crisis en el gobierno de Jair Bolsonaro. El detonante fue la posible salida del jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, noticia que sacudió a una Brasilia ya estremecida por la pandemia del coronavirus – en las últimas 24 horas murieron 407 personas, contra 165 el día anterior – y la seguidilla de escándalos que envuelven al capitán-presidente y su «clan» familiar.
El mandatario comunicó en persona al ministro su decisión de despedir a Valeixo, un comisario que actuó en la causa Lava Jato.
El canal GloboNews reportó que Moro, al ser informado de la salida de su aliado en la policía, manifestó al presidente la intención de dar un portazo pero no llegó a presentar formalmente la renuncia.
Según fuentes parlamentarias consultadas por este diario ministros del ala castrense, como los generales Walter Souza Braga Netto, jefe de la Casa Civil, y Luiz Eduardo Ramos, titular de la cartera de Gobierno, desplegaron sus influencias para convencer Moro de permanecer en gobierno cívico-militar, donde la segunda parte de esa alianza se ha robustecido en grado sumo hasta convertir al Palacio del Planalto en algo parecido a un cuartel.
El ministro del Gabinete de Seguridad Institucional Augusto Heleno, también general, mantuvo una conversación con el todavía ministro, en la que al parecer se habría analizado el nombramiento de un nuevo jefe policial consensuado para evitar el derrumbe de la cada vez más insostenible alianza Bolsonaro-Moro.
Por la noche el mandatario de extrema derecha brindó su habitual panorama semanal a través de las redes sociales en la que ni citó la crisis: en lugar de ello atacó a la Organización Mundial de la Salud, cuyo presidente presidente, el sudafricano Tedros Adhanom Ghedreywsu, no tendría autoridad para hablar sobre el coronavirus y recomendar la cuarentena porque «no es médico». El viaje del bolsonarismo hacia el negacionismo de la ciencia – tanto como de la realidad – alarma. Ernesto Araújo, el ministro de Relaciones Exteriores, apodó esta semana al coronavirus como «comunavirus», un agente infeccioso concebido para arrastrar al mundo hacia el socialismo antesala del comunismo, todo con la complicidad de la OMS. He allí el Apocalipsis. En el discurso del poder instalado en Brasilia predomina un sesgo fanático , importado del evangelismo sionista estadounidense, desde el cual la fe y no la medicina «salvarán» a los brasileños de la pandemia.
De vuelta a la crisis Bolsonaro-Moro-comisario-renuncia.
Se especula que Bolsonaro está decidido a tomar el control directo de la Policía Federal debido a varios motivos. El más reciente son las investigaciones abiertas el miércoles en el Supremo Tribunal Federal, sobre el acto golpista del domingo pasado en el cual hubo una casi segura participación algunos, sino de todos sus hijos. A saber: el diputado federal Eduardo Bolsonarao, el senador federal Flavio y el concejal en Rio de Janeiro Carlos, ausente desde hace meses del recinto de la Cámara Municipal carioca pues se trasladó a Brasilia para despachar en el Planalto donde dirige popularmente conocido como «gabinete del odio», desde el cual se planifican las acciones de las «milicias digitales» contra opositores o para sembrar fake news. Si las pesquisas del Supremo son llevadas adelante con rigor podrían impactar en algunos de los hijos y/o legisladores bolsonaristas. El presidente tiene varios frentes abiertos en su contra. Otro es el pedido de la Cámara de Diputados para que informe a la brevedad si contrajo o no el coronavirus, y presente los resultados de los tests que se rehusa a presentar. Sin olvidar los 24 pedidos de impeachment en su contra guardados en los cajones de la Presidencia de la Cámara baja, por ahora.Desde hace algunos días comenzaron a dispararse comentarios más o menos críticos hacia Moro que podrían haber sido generados o estimulados dede el «gabinete del odio» conducido por Carlos Boslonaro.Estas usinas fueron puestas en marcha , luego de que el ministro se manifestara tímidamente a favor del aislamiento para contener la pandemia.
El caso es que la coalición militar, judicial, mediática y parlamentaria llegada al poder hace un año y cuatro meses se hizo trizas. Con sus desplantes absolutistas Bolsonaro- acaba de decir «la Constitución soy yo»- ha roto lazos con varios grupos políticos y de interés. Incluso tomó distancia de algunos sectores del partido judicial.
Si hay alguien determinante para asfaltar el camino de Bolsonaro hacia el poder ése es Sergio Moro.
El exjuez ondenó detener sin pruebas a Luiz Inácio Lula da Silva en 2017 e impidió, con la colaboración de generales y jueces, su candidatura en 2018 – cuando era favorito- todo lo cual benefició a Bolsonaro.
El desprestigio de Moro, que preserva más del 50 por ciento de aprobación, comenzó con las revelaciones del sitio The Intercept, a mediados de 2019, sobre sus maiobras ilegales junto a los fiscales de Lava Jato para llevar a Lula, como sea, al calabozo de la Superitendencia de la Policía Federal en Curitiva donde fue encerrado durante 580 días.
Su imagen de luchador invicto contra la corrupción sufrió otra mancha cuando intercedió para obstruir las investigaciones sobre el asesinato de la activista Marielle Franco,en el momento en que éstas parecían acercarce al clan presidencial cuya base política está en Rio de Janeiro. A lo que sumó su interferencia desde el Ministerio de Justicia, para entorpecer la causa abierta contra el senador Flavio Bolsonaro por posible lavado de dinero en una asociación con un asesor ligado a las «milicias» paramilitares.
En paralelo se deteriorarse la imagen de magistrado incorruptible debido a su complicidad con Bolsonaro en la cobertura de escándalos que envuelven a los hijos del gobernante, como el lavado de dinero y una presunta complicidad con los asesinos de la militante Marielle Franco en Rio de Janeiro.
Desde el domingo pasado Moro recibió críticas, incluso de la prensa dominante, por haberse mantenido omiso ante la apología al golpe de Estado en un acto encabezado por Bolsonaro frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia.
Así las cosas, Moro enfrenta la encrucijada de salir del gobierno para continuar una carrera política incierta o continuar a bordo de una embarcación que deriva hacia un régimen dictatorial.
Bolsonaro x Moro: o que se sabe sobre a tentativa de troca do diretor da Polícia Federal
O ministro da Justiça e Segurança Pública, Sergio Moro, afirmou nesta quinta-feira (23) ao presidente Jair Bolsonaro que deixará o governo se o diretor-geral da Polícia Federal for demitido, segundo informaram as colunistas do G1 e da GloboNews Cristiana Lôbo, Andreia Sadi e Natuza Nery.
A reunião com Sergio Moro foi o primeiro compromisso na agenda oficial de Bolsonaro nesta quinta, às 9h. O presidente comunicou a Moro que pretende substituir o delegado Maurício Leite Valeixo do comando da PF.
Oficialmente, a assessoria do ministério nega que Moro tenha chegado a pedir demissão, mas não comenta as divergências entre o ministro e o presidente. «Ministro não confirma o pedido de demissão», informou a assessoria.
Questionado por apoiadores no fim da tarde, ao chegar à residência oficial do Palácio do Alvorada, Bolsonaro não respondeu.
Em entrevista coletiva no Palácio do Planalto, o ministro-chefe da Casa Civil, Braga Netto, deu o assunto por encerrado. «A pergunta sua é por causa dessas notícias que estão correndo? Vou te responder simplesmente o seguinte: a assessoria do ministro Moro já desmentiu a saída dele agora do governo, tá? Já está publicada essa informação».
Até a última atualização desta reportagem, tanto Moro quanto Valeixo permaneciam nos cargos.
O conflito
Relatos obtidos pelo blog da jornalista do G1 e da TV Globo Andréia Sadi indicam que não houve uma justificativa clara apresentada para a substituição. Segundo esses relatos, o problema para Bolsonaro não é Maurício Valeixo, e sim o próprio ministro.
A intenção, segundo interlocutores, seria colocar na PF um nome próximo do presidente. O atual diretor-geral é visto como um «braço direito» de Sergio Moro na pasta. Com a troca, a avaliação é de que o sucessor não teria um perfil similar.
Valeixo foi superintendente da PF no Paraná durante a operação Lava Jato, quando Moro era juiz federal responsável pelos processos da operação na primeira instância. O ministro anunciou a escolha de Valeixo em novembro de 2018, antes mesmo da posse do governo Jair Bolsonaro.
Segundo o blog da jornalista do G1 e da GloboNews Cristiana Lôbo, a intenção do presidente era anunciar o novo diretor-geral da PF já nesta sexta (24).
Após a reunião – e a reação negativa de Moro –, Bolsonaro não comentou o assunto em redes sociais nem deu entrevistas.
Ao escolher Moro para o cargo, em 2018, Bolsonaro havia prometido «carta-branca», de maneira a que o trabalho do ministro não sofresse interferências. Mas, desde então, Bolsonaro e Moro acumulam divergências.
Associações reagem
Em nota divulgada no fim do dia, a Associação de Delegados de Polícia Federal (ADPF) e a Federação Nacional dos Delegados de Polícia Federal (Fenadepol) criticaram o retorno da possível substituição do diretor à pauta do governo.
«Essas especulações, infelizmente, prejudicam a estabilidade da Polícia Federal, a sua governança e colocam em risco a própria credibilidade na lisura dos trabalhos da instituição. O problema não reside nos nomes de quem está na direção ou de quem vai ocupá-la. Mas sim, na absoluta falta de previsibilidade na gestão e institucionalidade das trocas no comando», diz o comunicado.
«Nos últimos três anos, a Polícia Federal teve três Diretores Gerais diferentes. A cada troca ou menção à substituição, uma crise institucional se instala, com reflexos em toda a sociedade que confia e aprova o trabalho de combate ao crime organizado e à corrupção.»
A nota também pede que o Congresso aprove projetos que garantam um mandato por prazo determinado à direção-geral da PF e a autonomia da corporação. «Somente tais medidas irão proteger a PF de turbulências e garantir a continuidade do trabalho de qualidade prestados ao Brasil», dizem as entidades.
Bolsonaro exonera diretor-geral da PF em meio a negociações para permanência de Moro
O presidente Jair Bolsonaro exonerou o diretor-geral da Polícia Federal, Maurício Valeixo, em publicação no Diário Oficial da União desta sexta-feira (24).
O ministro da Justiça, Sergio Moro, foi alertado por aliados no fim da noite passada de que a saída de Valeixo, escolhido por ele para comandar a PF, poderia ser oficializada no Diário Oficial nesta madrugada enquanto ainda negocia com o Palácio do Planalto sua permanência como ministro.
Conforme a Folha revelou, Moro pediu demissão a Bolsonaro na manhã desta quinta (23) quando foi informado pelo presidente da decisão de trocar Valeixo. O ministro avisou o presidente que não ficaria no governo com a saída do diretor-geral. Bolsonaro então escalou ministros militares para convencer o ex-juiz da Lava Jato a recuar.
A exoneração de Valeixo saiu “a pedido” com as assinaturas eletrônicas de Bolsonaro e Moro. Segundo a Folha apurou, o ministro, no entanto, não assinou a medida formalmente, nem foi avisado oficialmente pelo Planalto de sua publicação.
Seu nome foi incluído no ato de exoneração pelo fato de o diretor da PF ser subordinado a ele. É uma formalidade do Planalto. Não há substituto no comando da polícia, por ora, nomeado.
Na avaliação de aliados de Moro, Bolsonaro atropelou de vez o ministro ao ter publicado a demissão de Valeixo durante as discussões que ainda ocorrem nos bastidores sobre a troca na PF e sua permanência no governo. Diante desse cenário, crescem as expectativas sobre a saída do ministro ainda nesta sexta.
Uma solução para sua permanência vem sendo discutida pelos ministros da Casa Civil, Walter Braga Netto, e da Secretaria de Governo, Luiz Eduardo Ramos. Segundo assessores presidenciais, uma indicação positiva havia sido dado pelo ministro da Justiça.
Ela havia sinalizado, até a noite passada, portanto antes da demissão de Valeixo ser oficializada, que estava disposto a a aceitar um acordo desde que tenha a palavra final na sucessão na Polícia Federal.
A dúvida agora é se, com a saída Valeixo durante as negociações, o ministro topará continuar no governo.
Um nome que conta com a simpatia do ex-juiz da Lava Jato para dirigir a PF, segundo aliados do ministro, é o do diretor do Depen, Fabiano Bordignon.
Já Bolsonaro defende a nomeação para o posto do diretor-geral da Abin (Agência Brasileira de Inteligência), Alexandre Ramagem, ou do secretário de Segurança Pública do Distrito Federal, Anderson Torres.
Desde que assumiu o cargo, o presidente Bolsonaro ensaiou em mais de uma oportunidade mudar o comando da Polícia Federal, minando a influência de Moro, sobre a cúpula da corporação. Tentativas de ingerência se deram com a abertura e o avanço de investigações contra pessoas do entorno do mandatário.
O incômodo de Bolsonaro com o trabalho da PF aumentou recentemente por causa dos inquéritos que apuram um suposto esquema de fake news para atacar autoridades, entre elas alguns de seus adversários políticos, e as manifestações pró-golpe militar promovidas por grupos bolsonaristas — no domingo (19), o presidente participou de uma delas, em Brasília.
Os dois casos, sob relatoria do ministro do STF (Supremo Tribunal Federal) Alexandre de Moraes, devem ser tocados por uma mesma equipe de policiais, o que desagrada ao presidente.
Conforme adiantou a Folha, Moro pediu demissão a Bolsonaro ao ser informado pelo presidente da decisão de trocar a diretoria-geral da PF, hoje ocupada por Maurício Valeixo. Bolsonaro acionou ministros militares para tentar demovê-lo da decisão. Uma solução tem sido negociada para que o ministro fique no cargo.
A apuração sobre fake news, aberta pelo próprio STF, envolve a suspeita de que filhos de Bolsonaro, entre eles o vereador Carlos Bolsonaro (Republicanos-RJ) e o deputado federal Eduardo Bolsonaro (PSL-SP), estejam por trás de um gabinete do ódio supostamente mantido pelo Palácio do Planalto para atacar desafetos políticos.
Essa hipótese também foi levantada em Comissão Parlamentar Mista de Inquérito (CPMI) sobre o caso no Congresso.
A investigação sobre os atos antidemocráticos, proibidos pela Constituição e a Lei de Segurança Nacional, foi aberta a pedido do procurador-geral da República, Augusto Aras. Ela mira empresários e ao menos dois deputados federais bolsonaristas por, possivelmente, terem organizado e financiado os eventos. Os nomes são mantidos em sigilo pela PGR (Procuradoria-Geral da República).
Um dos primeiros incômodos do presidente com a PF na gestão Moro se deu no início do mandato, com a instauração de inquérito contra o ministro do Turismo, Marcelo Álvaro Antônio, para apurar esquema de candidaturas laranjas do PSL em Minas Gerais, caso revelado pela Folha.
Em outubro, o ministro foi denunciado à Justiça sob acusação de falsidade ideológica eleitoral, apropriação indébita de recurso eleitoral e associação criminosa.
Apesar do constrangimento gerado pela situação, o presidente manteve o aliado no cargo. Em mais de uma oportunidade, demonstrou irritação com as conclusões sobre o caso.
Ainda em outubro, ele disse que o responsável pela investigação na PF “agiu de má-fé”, que houve “exagero” no inquérito e que a intenção não foi atingir o ministro, mas o presidente da República.
A reação se deu após a Folha noticiar que um depoimento e uma planilha obtidos pela Superintendência da PF em Minas sugerem que recursos do laranjal foram desviados para abastecer, por meio de caixa dois, a campanha presidencial de Bolsonaro.
Dois meses antes, o presidente havia gerado instabilidade na PF ao anunciar que trocaria o superintendente do órgão no Rio de Janeiro, Ricardo Saadi, por questões de gestão e produtividade.
Foi rebatido por uma nota da própria corporação, que informou que a mudança de comando já vinha sendo debatida internamente e havia sido solicitada pelo próprio policial, não tendo relação com seu desempenho.
Bolsonaro subiu o tom e declarou que quem dava as ordens na polícia era ele próprio. “Se ele resolveu mudar, vai ter que falar comigo. Quem manda sou eu, vou deixar bem claro. Eu dou liberdade para os ministros todos, mas quem manda sou eu”, declarou.
Na ocasião, Moro estava enfraquecido pela divulgação de mensagens que mostraram sua atuação em parceria com os procuradores em diferentes processos da Lava Jato e que colocaram em xeque sua atuação como juiz federal.
Militares tentam evitar saída de Moro após novo choque com Bolsonaro
Os ministros do Palácio do Planalto tentam reverter na tarde desta quinta-feira (23/4), uma possível saída do ministro da Justiça, Sergio Moro, após o presidente Jair Bolsonaro comunicar a ele que trocará o comando da Polícia Federal, atualmente ocupada por Maurício Valeixo. De acordo com interlocutores do presidente, Moro não chegou a pedir demissão, mas afirmou que não concordava com a troca e reavaliaria sua permanência no governo.
Ao final de reunião na manhã desta quinta-feira, o ministro da Justiça deixou o Palácio do Planalto sem uma definição do seu futuro. Os militares do primeiro escalão tentam encontrar uma solução para o impasse. Bolsonaro quer indicar o nome do chefe da PF, mas Moro resiste a ficar sem Valeixo, com que trabalha desde os tempos da Operação Lava Jato, e, principalmente, não ter poder de decisão sobre um dos principais cargos do seu ministério.
Nos bastidores, no entanto, a ameaça de demissão é encarada como uma pressão de Moro, o ministro mais popular do governo. Por outro lado, Bolsonaro, durante a crise com o ex-ministro da Saúde, Luiz Henrique Mandetta, disse que não há ministro «indemissível». Em outra ocasião, disse que usaria sua caneta contra pessoas do governo que «viraram estrelas». Para interlocutores do presidente, o recado mirava não apenas Mandetta, mas também Moro, que vinha sendo alvo de reclamação de Bolsonaro por não se empenhar na defesa das posições do governo.
É a segunda vez que o presidente ameaça impor um novo nome na cúpula da corporação. Valeixo foi escolhido por Moro para o cargo ainda na transição, em 2018. O delegado comandou a Diretoria de Combate do Crime Organizado (Dicor) da PF e foi Superintendente da corporação no Paraná, responsável pela Lava Jato, até ser convidado pelo ministro, ex-juiz da Operação, para assumir a diretoria-geral.
Embora a indicação para o comando da PF seja uma atribuição do presidente, tradicionalmente é o ministro da Justiça quem escolhe.
Interlocutores de Valeixo dizem que a tentativa de substituí-lo ocorre desde o início do ano, mas que não teria relação com o que aconteceu no ano passado, quando Bolsonaro tentou pela primeira vez trocá-lo por outro nome. Na ocasião, o presidente teve que recuar diante da repercussão negativa que a interferência no órgão de investigação poderia gerar.
No ano passado, após Bolsonaro antecipar a saída do superintendente da corporação no Rio de Janeiro, ministro e presidente travaram uma queda de braço pelo comando da PF.
Nos bastidores, no entanto, a ameaça de demissão é encarada como uma pressão de Moro, o ministro mais popular do governo. Por outro lado, Bolsonaro, durante a crise com o ex-ministro da Saúde, Luiz Henrique Mandetta, disse que não há ministro «indemissível». Em outra ocasião, disse que usaria sua caneta contra pessoas do governo que «viraram estrelas». Para interlocutores do presidente, o recado mirava não apenas Mandetta, mas também Moro, que vinha sendo alvo de reclamação de Bolsonaro por não se empenhar na defesa das posições do governo.
É a segunda vez que o presidente ameaça impor um novo nome na cúpula da corporação. Valeixo foi escolhido por Moro para o cargo ainda na transição, em 2018. O delegado comandou a Diretoria de Combate do Crime Organizado (Dicor) da PF e foi Superintendente da corporação no Paraná, responsável pela Lava Jato, até ser convidado pelo ministro, ex-juiz da Operação, para assumir a diretoria-geral.
Embora a indicação para o comando da PF seja uma atribuição do presidente, tradicionalmente é o ministro da Justiça quem escolhe.
Interlocutores de Valeixo dizem que a tentativa de substituí-lo ocorre desde o início do ano, mas que não teria relação com o que aconteceu no ano passado, quando Bolsonaro tentou pela primeira vez trocá-lo por outro nome. Na ocasião, o presidente teve que recuar diante da repercussão negativa que a interferência no órgão de investigação poderia gerar.
No ano passado, após Bolsonaro antecipar a saída do superintendente da corporação no Rio de Janeiro, ministro e presidente travaram uma queda de braço pelo comando da PF.