Uruguay | Daniel Caggiani, diputado por el Frente Amplio y expresidente del Parlasur: «La nueva política exterior parece estar alineada con los intereses de EEUU»

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Entrevista a Daniel Caggiani, diputado por el Frente Amplio y expresidente del Parlasur

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

El martes 10 de marzo el recién asumido presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, oficializó el retiro definitivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), bloque de integración regional, y el regreso al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), del que se había retirado meses atrás luego de haber sido el único país en votar negativamente a la iniciativa de usar este mecanismo para facilitar una intervención armada en Venezuela. Desde antes de su asunción, Lacalle había manifestado su oposición a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. En exclusiva para NODAL, Daniel Caggiani, diputado por el Frente Amplio y expresidente del Parlasur, analiza las posibles consecuencias del cambio de rumbo en la política exterior del nuevo gobierno.

Uruguay ha mantenido por muchos años una postura conciliadora, ¿qué implica el giro en política exterior dispuesto por el nuevo gobierno?

El nuevo gobierno es una coalición de derecha que básicamente ha hecho un giro importante en materia de política exterior y ha dispuesto sobretodo  nuevos rumbos que van con poca sintonía con lo que fueron los principios de la política exterior uruguaya, que tienen que ver con la autonomía e independencia en determinadas definiciones políticas. También en la promoción del diálogo, en el establecimiento de procedimientos para desarrollar procesos conciliatorios y principalmente el tratar de no generar conflictos bélicos en el continente. Sin dudas, lamentablemente, la nueva política exterior parece estar alineada con los intereses de EEUU.

¿Cómo cree que será el vínculo con EEUU teniendo en cuenta estos anuncios, sobre todo el ingreso al TIAR?

Las primeras señales son de aparentemente relaciones carnales con el gobierno de EEUU. Antes de asumir, el actual presidente recibió la llamada del canciller Mike Pompeo. Por eso el gobierno entrante avisó públicamente que iba a apoyar al actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su cargo y eso indudablemente estaba dentro de las giras del canciller de EEUU con diferentes países. Por lo tanto, el nuevo gobierno se alineó de manera enfática y rápida con ese tipo de política. Creo que las últimas definiciones de política exterior que tiene que ver con el retiro del país de la Unasur, una institución que ciertamente estaba bastante decadente pero que el gobierno argentino tenía una posición de revitalizarlo, vislumbra un proceso de reordenamiento de la política exterior y de relaciones carnales. Como decía un extinto ministro de Defensa de Uruguay, «lo que se avizora es relaciones con sexo explícito».

¿Cuál es la postura del Frente Amplio ante esta situación y que acciones tomará?

El Frente Amplio tiene un sinnúmero de fuerzas políticas pero tanto en el Parlamento como en los diferentes foros internacionales en los que participa, va a denunciar los diferentes giros en política exterior de este nuevo gobierno. Sobre todo va a combatir los aspectos más nocivos de esta nueva política exterior que, sin dudas, pueden ser complejos para el Uruguay ya que es un país de dimensiones territoriales chicas y con una economía bastante permeable a las situaciones internacionales. Indudablemente que haya un realineamiento con una de las potencias que está en conflicto, como el caso de EEUU y China que protagonizan una guerra comercial que se está dando de manera patente en toda la región, genera cierta preocupación. Uruguay tiene alta dependencia también de las exportaciones chinas, más del treinta por ciento de sus exportaciones se explican en el mercado chino. Creo que son momentos complejos y que pueden tener algún tipo de consecuencias, pero el Frente Amplio va a tratar de preservar los principios de política exterior que ha llevado adelante nuestro país a lo largo de la historia, que tiene que ver con la necesidad de bregar por la paz internacional, por el respeto al derecho internacional, por el apego al sistema de multilateralismo y, sobretodo, al respeto de los estados de derecho que ciertamente en América Latina están bastante cuestionados.

¿De qué manera se podría pensar el reimpulso de la integración regional habiendo tantos gobiernos conservadores?

Creo que la integración regional tiene que pasar a una nueva etapa donde los diferentes signos políticos de los gobiernos tienen que quedar en un segundo plano y que pueda existir un liderazgo regional claro. Hoy,  tanto México como Argentina juegan roles de liderazgo muy importantes para la región, junto con Brasil. Brasil se encuentra en un momento muy complicado en su política interna y sobre todo con una clara falta de liderazgo regional. Sin dudas creo que esa situación abre un compás de oportunidades para Argentina y México de tener una visión mucho más latinoamericanista. Principalmente tratar de bregar por un proceso de integración regional que contemple las diversidades y que permita a América Latina y el Caribe tener una posición única en un mundo más complejo y de tener mejores posiciones tanto en los ámbitos internacionales multilaterales como en los diferentes acuerdos comerciales que se estén negociando en el mundo que nos permita, en un continente bastante desigual y con altos niveles de pobreza e informalidad, poder atacar estas verdaderas causas y lograr el desarrollo de nuestros países. En una región muy rica en su dotación de recursos naturales, sobre todo se debe mejorar la calidad de vida de las ciudadanas y ciudadanos de nuestros países.


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