Emergencia – Por Genaro Lozano
Emergencia
Por Genaro Lozano
Así funcionan los sistemas presidenciales. Las expectativas de la gente en EU están concentradas en cómo responda Donald Trump a la pandemia, la población argentina voltea a ver lo que dice Alberto Fernández, los brasileños demandaron conocer si Jair Bolsonaro tenía o no el virus y por eso se hizo la prueba. Y México no es una isla y aquí ocurre lo mismo. Es cierto, la oposición ha estado coordinándose para mandar mensajes de «sálvese quien pueda» o de «aquí no hay gobierno», pero el presidente López Obrador les está poniendo la mesa, el mantel y los platos para que se sirvan con la grande.
López Obrador conoce el significado del Poder Ejecutivo. Sabe que el sistema presidencialista mexicano concentra la atención en el hombre que ocupa el máximo cargo político del país. AMLO sabe que la figura del Presidente representa a toda la población, que en el presidencialismo quien dirige México es al mismo tiempo Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Comandante en Jefe, Jefe Legislador, Jefe Diplomático y todas las demás funciones que se interpretan de la Constitución. Además, el carisma que tiene y los 30 millones de votos que obtuvo le dan un valor metaconstitucional y, en efecto, para millones, AMLO es una fuerza moral y un líder social.
AMLO es un líder social al que la gente lo oye y le tiene confianza. Eso es innegable, y justo por eso tiene la enorme responsabilidad de dirigir con responsabilidad al país. En lugar de continuar dando besos, abrazos, cargando niños, bailando, saludando a multitudes, comiendo con la gente, el Presidente debería guardarse en Palacio Nacional y predicar con el ejemplo. Si en algo se ha fincado el liderazgo de López Obrador ha sido en su persona. AMLO asegura que su gobierno va a combatir la corrupción como nunca porque él no es corrupto. AMLO asegura que va a pacificar a México porque él es diferente. AMLO dice en la mañanera que para enfrentar el coronavirus tomará decisiones basándose en la ciencia y que hará caso a los médicos, pero saliendo de su conferencia hace todo lo contrario. Y peor: Hugo López-Gatell, el científico encargado de la comunicación oficial en esta crisis, minimiza los encuentros masivos del Presidente y dice que «casi sería mejor que padeciera coronavirus porque lo más probable es que él, en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente».
La crisis global por el coronavirus pone a prueba a todos los gobiernos y sociedades del mundo. En esta era, en la que las noticias falsas se propagan viralmente, es muy fácil politizar y engañar a la gente. Lo único cierto es que muchísima gente va a contraer el coronavirus y más si se siguen permitiendo concentraciones públicas. Muchísima gente va a necesitar atención médica y esto será un reto gigantesco para el sistema de salud mexicano.
La mala respuesta de Trump a la pandemia podría hacer que un demócrata lo saque de la Casa Blanca en noviembre. La tardía respuesta, la sobreexposición del subsecretario de Salud y los errores de no cancelar eventos masivos en la Ciudad de México podrían costarle la Capital a Morena en 2024, la candidatura presidencial a Sheinbaum y descarrilar el proyecto del presidente López Obrador. La fuerza moral no previene contagio alguno. El Presidente debe quedarse y coordinar desde Palacio. Necesitamos al mejor Jefe de Estado en este momento, no al mejor candidato presidencial. El equipo de voceros de salud debe ser más plural y enseñar el calibre de Gustavo Reyes Terán y de los otros médicos que lo acompañan. La salud de la gente es lo primero.
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