Primero las víctimas – El Tiempo, Colombia
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Tras la revelación que hizo la Unidad Investigativa de este diario el lunes pasado sobre la decisión de la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia de expulsar el Centro de Memoria Histórica, su director, Darío Acevedo, salió al paso de las críticas reconociendo un error de su parte al olvidar responder una misiva enviada por esta entidad.
Se trata de una carta con varios interrogantes, entre ellos el de si su director actual, el mencionado Acevedo, reconoce la existencia de un conflicto armado en Colombia, cuestión que, como es bien conocido, ha estado en el centro de un intenso debate desde hace más de una década en el país.
Al dar explicaciones, Acevedo quiso restarle importancia a este asunto afirmando que sí reconoce que en Colombia existió un conflicto armado. Aclaró, acto seguido, que la no respuesta a la carta tuvo que ver con cuestiones administrativas más que ideológicas.
Más allá de este episodio, y aprovechando la coyuntura que marca el hecho de que el presidente Iván Duque pondrá hoy la primera piedra para la construcción del muy necesario Museo Nacional de Memoria, conviene recordar la importancia de no olvidar la centralidad de las víctimas en la construcción de la paz. Un propósito que no puede quedarse en el papel y debe expresarse en lo concreto de muchas maneras, todas en el entendido de que el respeto por su dignidad tiene que ser un valor supremo.
Por lo pronto, lo urgente es evitar a toda costa que la necesidad de verdad para sanar heridas de quienes padecieron todo el rigor y el horror de la guerra pase de faro de un propósito que trasciende de lejos el ajedrez político del momento a florero de Llorente, trompo de poner o, peor, a víctima colateral de una disputa coyuntural.
A estas alturas parece claro que hacer parte de esta red es un paso en tal dirección, en la medida en que permite sumar aliados para una causa llamada a unir el país. Solo por eso es de esperarse que el malentendido se supere.