España acusa al gobierno de facto de Bolivia por hostigar a sus funcionarios durante el golpe
España acusa a Bolivia de hostigar a sus funcionarios en la crisis diplomática de diciembre
Casi dos meses después de la grave crisis diplomática entre España y Bolivia, el Ministerio de Exteriores ha dado a conocer el primer relato pormenorizado de los sucesos que la provocaron aquel 27 de diciembre en la residencia de la embajadora de México en La Paz. En una respuesta parlamentaria al diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Exteriores acusa a las autoridades del país andino de poner en riesgo la seguridad de los dos diplomáticos españoles y los cuatro policías que les escoltaban que se vieron involucrados en el mismo, además de criticar su «falta de voluntad de reconducir constructivamente la situación». Hasta ahora España había evitado acusaciones directas a las nuevas autoridades bolivianas, aunque las medidas adoptadas sí habían sido drásticas, con la expulsión de tres diplomáticos bolivianos acreditados en España, en respuesta a una medida similar del país latinoamericano.
El documento desgrana a lo largo de cinco folios aquel suceso acaecido cuando la entonces máxima responsable de la Embajada de España en Bolivia, la encargada de negocios de la legación, Cristina Borreguero, acudió acompañada del secretario de la embajada, Álvaro Fernández Baquerín, a la residencia de la embajadora de México en el país andino, María Teresa Mercado. Según el relato, la visita, definida como «un desayuno de cortesía» por Exteriores en la respuesta parlamentaria, se produjo a petición de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia, que había enviado un mensaje a las embajadas de los países de la UE en este Estado para que hicieran visitas a la representante mexicana «para visibilizar el interés y preocupación de los Estados miembros» con la escalada de tensión registrada entre ambos países americanos después de que la sede diplomática mexicana acogiera a varios ex altos cargos del Movimiento al Socialismo, el partido del expresidente Evo Morales.
Tras la publicación de la respuesta parlamentaria por parte de este diario, Exteriores difundió un comunicado en el que aseguraba que ya ha concluido la investigación que abrió tras los incidentes en La Paz. El texto señala que Bolivia es «un país hermano» para España y que el Gobierno de Pedro Sánchez «espera encontrar en las autoridades interinas bolivianas esa misma disposición» a mantener las relaciones bilaterales.
Siempre según el relato de Exteriores, tras recibir la petición del representante de la UE, la entonces máxima responsable de la legación española la transmitió por escrito a Madrid. En concreto, a la Dirección General para Iberoamerica y el Caribe «solicitando instrucciones sobre la pertinencia de realizar la visita». La respuesta fue que la misma «sería oportuna» al considerar que reforzaba la posición que había marcado España desde el inicio de la crisis interna boliviana. «Se tuvo, además, en cuenta que la propia Delegación de la UE había realizado visitas previas a la residencia sin ningún tipo de problema», añade la respuesta parlamentaria, en la que precisa que la decisión final la tomó el entonces secretario de Estado, Juan Pablo de Laiglesia, que consideró que no era necesario informar a la ministra Margarita Robles, que en aquel momento había asumido la cartera de Asuntos Exteriores tras la marcha de Josep Borrell a la jefatura de la diplomacia europea. Tras recibir este visto bueno, Borreguero escribió a la Embajada de México para concretar la visita, «que quedó fijada a las 10 de la mañana del día 27».
El día señalado, la representación española formada por los dos diplomáticos y cuatro agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional que formaban parte del dispositivo de seguridad de la embajada partieron de la sede de esta a las 9.40 para desplazarse a la residencia de la embajadora mexicana. A su llegada, «los miembros del dispositivo policial boliviano permitieron el ingreso de los señores Borreguero y Fernández Baquerín sin mayores dificultades», señala el escrito, que a continuación detalla que «los efectivos del GEO, ante la importante presencia de policías bolivianos en el exterior de la residencia, decidieron retirarse». A bordo de los vehículos se fueron de la urbanización donde residía la embajadora mexicana «y solicitaron a los diplomáticos españoles que les avisaran, una vez concluida la reunión, para regresar a buscarlos».
Exteriores asegura que la reunión entre los representantes españoles y la embajadora mexicana duró entre 40 y 45 minutos y que los primeros «se interesaron por el momento que atravesaban las relaciones entre Bolivia y México a raíz de la presencia de los asilados dentro de la embajada». La representante del país norteamericano se quejaba de que las autoridades bolivianas habían adoptado unas medidas de control en el entorno de su residencia que, en su opinión, «suponían una infracción de las disposiciones de la Convención de Viena». El escrito recalca que durante su estancia en la residencia «los diplomáticos españoles no se reunieron» con los ex altos cargos del Gobierno de Evo Morales allí asilados, «puesto que sus instrucciones se ceñían estrictamente a reunirse con la embajadora de México». En ningún momento, añaden, hicieron llegar a los asilados o recibieron de ellos «mensaje alguno».
Una vez terminado el encuentro con la embajadora mexicana, Exteriores asegura que los dos diplomáticos se pusieron en contacto con el jefe del dispositivo de seguridad para que regresaran a buscarlos. «Fue en ese momento cuando se produjeron los incidentes que originarían la crisis posterior», señala el documento. «Al intentar entrar los vehículos de la embajada [española] en la urbanización en la que se encuentra la residencia, las fuerzas de seguridad bolivianas les indicaron que tenían órdenes de no permitir su entrada», añade el texto antes de destacar que «personas vestidas de paisano» empezaron a golpear los automóviles en los que iban los geos españoles e intentaron abrir sus puertas ante la «actitud pasiva» de la policía boliviana.
Ante el cariz que tomaban los hechos y la presencia de personas que les grababan con móviles, los agentes españoles optaron por «cubrirse el rostro» para preservar su identidad e intentar retirarse del lugar. En un primer momento no lo pudieron hacer, porque «se les bloqueó para impedirles la retirada», describe Exteriores. Y cuando consiguieron abrirse paso, el hostigamiento continuó: «Un vehículo que pertenecería a fuerzas de seguridad de Bolivia les persiguió embistiéndolos varias veces hasta que los vehículos de la embajada consiguieron eludirlo y regresar a la sede de nuestra embajada».
Los diplomáticos españoles, que seguían en la residencia de la embajadora mexicana, informaron «inmediatamente del incidente» tanto al secretario de Estado como al director general de Iberoamérica y a la subdirectora general para Países Andinos, e intentaron contactar con la cancillería boliviana «para trasladarles el problema». Fue en ese momento cuando Juan Pablo de Laiglesia comunicó a la ministra Margarita Robles lo ocurrido. El informe destaca que la canciller Karen Longaric tardó «aproximadamente una hora» en devolver la llamada. Fue esta la que propuso enviar a la residencia de México un vehículo para que condujera a los dos diplomáticos españoles a su sede diplomática.
El informe destaca que «pese a las explicaciones» que ofreció España a las autoridades interinas bolivianas, estas decidieron expulsar a los dos diplomáticos el 30 de diciembre. «España respondió con arreglo al principio de reciprocidad expulsando a tres diplomáticos bolivianos acreditados en España». El documento critica que representantes del Gobierno de La Paz «dieran pábulo a las noticias falsas» en las que se acusaba a los funcionarios españoles de querer ayudar a algunos de los asilados a evadirse. También acusa al Ejecutivo boliviano de no dar «ninguna muestra de voluntad de contribuir a desescalar la crisis». España considera que esta falta de voluntad se puso en evidencia en las declaraciones públicas que hicieron las autoridades bolivianas tanto el día del incidente como los siguientes. En este punto, les acusa de haber «procedido a la filtración de información y fotografías personales de funcionarios españoles con los riesgos que ello entraña para la seguridad y el correcto desempeño de sus funciones».
España: Bolivia puso en riesgo a diplomáticos y atacó a GEO
A casi dos meses del incidente diplomático entre Bolivia y España por una visita a la residencia de México en La Paz, que derivó en la expulsión recíproca de diplomáticos, el Ministerio de Relaciones
Exteriores del país ibérico emitió su informe final sobre el caso en el que acusa a las autoridades bolivianas de dar crédito a noticias falsas “sobre un supuesto plan de fuga” de los asilados en la legación diplomática, además de poner en riesgo la integridad de su cuerpo diplomático acreditado en el país.
“El Gobierno de España lamenta profundamente que miembros del Ejecutivo interino boliviano dieran pábulo a las noticias falsas sobre un supuesto plan de fuga, en lugar de dar credibilidad al comunicado de este Ministerio de 28 de diciembre que desmentía esa afirmación”, señala parte del informe.
El documento fue elaborado por el Ministerio de Exteriores de España y se desarrolló con la Unión Europea y otras instituciones de cooperación.
El comunicado da cuenta de que, el 26 de diciembre, el Delegado de la Unión Europea en La Paz sugirió a las embajadas de los Estados miembros que visitaran la residencia de la Embajadora de México para intentar contribuir a mitigar la tensión entre Bolivia y México, tal y como ya lo había hecho la propia Delegación de la Unión Europea.
Detalla que para dar curso a este pedido se consultó a la instancia respectiva, que determinó acceder al pedido en el marco de las gestiones diplomáticas que realizaba España.
“En la visita del 27 de diciembre a las 10 de la mañana, los funcionarios españoles siguieron estrictamente las instrucciones recibidas. Estas instrucciones no consistían de ningún modo en sacar a asilados de la residencia ni en mantener contacto con ellos”, dice el reporte.
El documento explica que los funcionarios del GEO que acompañaron a los funcionarios diplomáticos a la visita se encontraban en La Paz desde el 14 de noviembre para reforzar el dispositivo de seguridad de la Embajada y del personal diplomático, en medio de la escalada de tensión de aquellos días.
Según un reporte del diario El País de España —que señala que tuvo acceso al informe—, en la visita de cortesía, los efectivos del GEO fueron agredidos e incluso habrían sido embestidos varias veces por un vehículo de pertenencia de las fuerzas de seguridad de Bolivia.
Refiere que a la llegada de los diplomáticos españoles a la residencia de México no se presentaron inconvenientes; los problemas surgieron presumiblemente al intentar ingresar a recogerlos, por lo que los GEO tuvieron que cubrirse el rostro.
Sin embargo, se denunció que este cuerpo de élite pretendía ingresar a la residencia mexicana para sacar a Juan Ramón Quintana, exministro de la Presidencia. También se acusa de filtrar información y fotografías de los funcionarios españoles.
Sobre el tema, no se tuvo un pronunciamiento oficial de las autoridades de la Cancillería boliviana. Se prevé una conferencia de prensa de la titular del despacho, Karen Longaric, para el próximo miércoles 26, una vez que concluya su agenda en el exterior.
El Gobierno de España considera a Bolivia un país hermano y desea que las elecciones del 3 de mayo se celebren con plenas garantías.
ESPAÑA ESPERA RETOMAR RELACIÓN
El comunicado de España sostiene que ese país contribuyó en la pacificación de Bolivia y que espera que las elecciones del 3 de mayo se celebren con plenas garantías y permita superar las crisis.
“España aspira a mantener unas relaciones bilaterales que estén a la altura de los vínculos entre ambos países y que se sustenten en el respeto recíproco por los respectivos ordenamientos e instituciones nacionales”.
“LAS ACCIONES DE FUGA NO SE LAS COMUNICA”
La presencia y vigilia del pueblo en la residencia mexicana no es hostigamiento, e indican que era una visita de cortesía, pero custodiados con agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), cuerpo de élite especializado en protección y rescate de civiles, no es actuar sobre noticias falsas, sostiene la especialista en derecho internacional Roxana Forteza.
“La Embajada española no tenía por qué intervenir de manera drástica con encapuchados, la forma en que se hizo no es diplomacia”, refiere.
Sobre el actuar con base a noticias falsas de una posible fuga, señala que “ese tipo de acciones de inteligencia no pasan por un comunicado, con una carta o prueba escrita, sino que uno las percibe, las siente cuando ya está en proceso”.