Elecciones locales en Costa Rica: el bipartidismo se queda – Por Nery Chaves García

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Nery Chaves García(*)

El domingo 2 de febrero se celebraron las elecciones municipales en Costa Rica para elegir los cargos de alcaldes, vicealcaldes, regidores, síndicos, concejales de distrito, intendentes, viceintendente y concejales municipales de distrito. Para las mismas se encontraban habilitados 3.398.338 costarricenses, -de los cuales un tercio vive en la provincia de San José-, para unos comicios que nunca han tenido una gran afluencia de votantes.

En horas tempranas de la noche, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) comunicó un corte importante: i) el tradicional Partido Liberación Nacional (PLN) arrasaría con las elecciones al posicionarse hegemónicamente en gran parte del territorio nacional; ii) la segunda fuerza política municipal corresponde al también tradicional Partido Unidad Social Cristiana (PUSC); iii) los Partidos Restauración Nacional (PRN) y Nueva República (PNR), de corte neopentecostal, no lograron ninguna alcaldía y; iv) el partido de Gobierno, Partido Acción Ciudadana (PAC), vuelve a demostrar su debilidad territorial. Así los resultados, el bipartidismo en Costa Rica parece estar anclado en las conformaciones más territoriales y locales.

El Bipartidismo como condición estructural

Las elecciones municipales directas se celebraron por quinta ocasión en Costa Rica, siendo esta la segunda vez que fueron llevadas a cabo en mitad del período presidencial. Esta condición de elecciones separadas incide directamente en el electorado, en tanto la participación es mucho más baja y afloran –todavía más- los votos por tradición antes que por propuestas y proyectos.

Participación (%)

Como se ve en el gráfico, las elecciones municipales han tenido, desde sus inicios en 2002, unos porcentajes de participación muy bajos. Si bien es cierto que con el correr de los años mejoró poco a poco la tendencia, aún se encuentra muy por debajo de la votación presidencial, que en el mismo período se mantuvo entre el 65% y 70% de participación. En esta oportunidad el abstencionismo alcanzó el 63,73%.

En el caso de los votos nulos y blancos, en 2016 el voto nulo fue de un 2%, frente a un 0,60% de votos blancos –en 2002 el voto nulo alcanzó su más alto punto, con un 2,40%, misma tendencia para el voto en blanco con un 0,90%-. De momento, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) sólo ha hecho público que 811 votos fueron nulos y blancos.[i]

Número de alcaldías por partido político-

Liberación Nacional sigue consolidado en su presencia territorial, con una leve baja al pasar de 50 a 41 alcaldías. Por el contrario, el Partido Unidad Social Cristiana aumenta su caudal al pasar de 14 a 16 y el Partido Acción Ciudadana continúa con baja presencia territorial con apenas 4 alcaldías –había conseguido 6 en 2016-. De entrada, se podría decir que el PAC es víctima de un voto castigo tras el impulso de la reforma fiscal regresiva y la restricción a las huelgas y/o manifestaciones políticas; sin embargo, el comportamiento indica que el PAC es muy débil a escala local.

Asimismo, sorprende que los partidos neopentecostales, Restauración Nacional y su escisión, Nueva República –liderada por el ganador de la primera ronda presidencial, Fabricio Alvarado- no alcanzaran ni una alcaldía. Caso contrario fue el de Nueva Generación, de Sergio Mena, excandidato presidencial, quien logró aumentar sus alcaldías de 3 a 4. Mena, en las elecciones nacionales de 2018, se caracterizó por su discurso xenófobo y cristiano; incluso, en la segunda ronda electoral se sumó a la campaña de Fabricio Alvarado.

Mario Redondo, exdiputado por la provincia de Cartago, fue electo alcalde del cantón central de esa misma provincia. Este resultado da cuenta de que el avance neopentecostal está lejos de ser un problema del pasado. Redondo, en su gestión como diputado, se caracterizó por formar parte de la bancada cristiana –junto a personajes como Fabricio Alvarado-. Por otro lado, en Pococí fue electo el Partido Recuperando Valores.

También para el 2020 aumentó la presencia de los partidos locales, los cuales lograron una mayor presencia en las alcaldías. Este año los gobiernos locales se repartieron en 19 fuerzas políticas, mientras que en 2016 fueron 12. Estos partidos desplazan la discusión y, en algunos casos, han logrado arrebatar la alcaldía al PLN, como es el caso de Nicoya y el Partido Gran Nicoya.[ii]

Para el caso del cantón de reciente creación Río Cuarto –de la provincia Alajuela- el Partido Liberación Nacional (PLN) se lleva la alcaldía. En su segunda participación, Gente de Montes de Oca continúan con el gobierno local, pero sin la compañía del Frente Amplio (partido de izquierda que no logró ninguna alcaldía).

También en una segunda participación, Auténtico Limonense y Republicano Social Cristiano lograron mantenerse en el gobierno local y, en el caso del segundo, aumentó a 2 sus alcaldías.

Comparativo-gobiernos-por

El PLN es sólido en los cantones más poblados. En su homónima San José, capital de la República, resultó electo Johnny Araya por sexta vez, dado que ocupó el cargo desde 1998 a 2013 y nuevamente desde 2016, además de haber sido cabeza del Ejecutivo municipal desde 1991 a 1998, previo a la reforma del Código Municipal. Johnny Araya retornó al histórico Partido Liberación Nacional (PLN) –en 2016 obtuvo la alcaldía por la Alianza por San José (PASJ)-, obteniendo el día de ayer la alcaldía con un 37,33%.

El eje propositivo de Johnny Araya es, nuevamente, la seguridad. Para este nuevo período fue la de convertir a la capital en una de las ciudades más seguras del país mediante la instalación de cámaras de vigilancia y la suma de nuevos efectivos policiales. Araya es reconocido por ser quien llevó a Costa Rica el modelo de policía municipal.

Todo parece indicar que el bipartidismo no es una característica anclada al pasado, sino que aun se encuentra presente en todo el territorio. El fundamentalismo religioso, por su parte, no pierde fuerza sino que parece mutar en distintas corrientes políticas corriendo el riesgo de caer en una sobreoferta. Finalmente, surgen fuerzas políticas locales que podrían ser una ventana de oportunidad para enfrentar al bipartidismo.


[i] https://www.tse.go.cr/Resultados2020/#/alcaldes

[ii] https://vozdeguanacaste.com/una-naciente-gran-nicoya-derrumba-el-reinado-liberacionista/

(*) Licenciada en Relaciones Internacionales con énfasis en Política Exterior y Diplomacia por la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). (Costa Rica).

CELAG

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