Se tambalea el gobierno de Wanda Vázquez y el PNP – Claridad, Puerto Rico

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Puerto Rico se tambalea desde hace tres semanas. El efecto de los temblores de tierra seguidos y fuertes mantiene en estado de emergencia permanente la franja suroeste y todo el país. Los sismos impiden que nuestra gente del suroeste comience a recuperar la normalidad de sus vidas abatidas por la incertidumbre y el temor a estos fenómenos impredecibles. El resto de la población comparte la espera, especialmente los cientos que se movilizan para ayudar desinteresadamente a nuestros compatriotas del sur.

Pero también, los temblores naturales han traído otros temblores, estos construidos por la mano humana. Son producto de la desidia, el desinterés, la ineptitud y la corrupción que permea en el gobierno de Puerto Rico, de arriba abajo, y en extremos ya insostenibles. El más reciente escándalo fue descubierto en las últimas horas, y hace tambalear al gobierno de Wanda Vázquez y el Partido Nuevo Progresista. Un ciudadano privado del Sur descubrió la existencia de almacenes ocultos del conocimiento público, repletos de suministros donados para repartirse al pueblo desde el paso del huracán María, hace ya más de dos años. Algunos de esos suministros, especialmente los comestibles, ya están expirados por el largo tiempo transcurrido.

A partir del hallazgo en el sector de la Guancha en Ponce, y del alerta mediática que se suscitó al respecto, nos hemos enterado de que hay siete almacenes similares, arrendados por el gobierno de Puerto Rico en distintos puntos del país, y llenos de artículos de primera necesidad para ser utilizados en desastres y emergencias. Todos estos almacenes estaban ocultos del ojo público, sabe Dios por designio de quién. Quien pueda explicar que diga si todo o parte de estos suministros formaron parte del cargamento de los notorios furgones desaparecidos cuando el huracán María, y cuyo robo nunca se investigó.

La gobernadora Wanda Vázquez no ha dado respuestas claras ni explicaciones contundentes. Se limitó a despedir a tres miembros de su gabinete y a prometer que los suministros hábiles se repartirán entre la población del Sur. Pero el sacudión a su gobierno es grande porque es grande también la desconfianza del pueblo. Nadie le cree que ella no conociera la existencia de los almacenes. No saberlo sería una negligencia, y evidencia contundente del caos que existe hacia lo interno del gobierno de Puerto Rico. Se trata de funcionarios de alto nivel y grandes salarios que se escudan tras el “no sé nada” para evadir la responsabilidad de rendir cuentas por su mala gestión. Peor ahora que estamos en pleno ciclo electoral, y la gobernadora participa del proceso de primarias para la gobernación dentro de su propio partido. Hacia adentro, el gobierno de Puerto Rico parece tierra de nadie, y así es su proyección pública también, sobre todo en Estados Unidos donde el hijo de Donald Trump aprovechó de inmediato el incidente del almacén escondido para justificar las expresiones y acciones despectivas de su padre hacia Puerto Rico y los puertorriqueños.

La gobernadora Wanda Vázquez está ante una situación muy grave. Ella entró a la gobernación sabiendo el desastre que heredaba porque había sido parte del inoperante gobierno de Ricardo Rosselló. Conocía de primera mano todas sus fallas, y sabía que comenzar a enderezar la fallida gestión gubernamental de los pasados tres años, y así aspirar a recuperar la confianza del pueblo, requeriría de un liderazgo fuerte y seguro, muchas horas de pensamiento y acción, y una incansable disposición al sacrificio. De haberlo hecho de esa manera, ahora nuestro pueblo tendría, al menos, algo que agradecerle.

Pero ella escogió el camino más fácil, el de la imagen brillosa y la manipulación mediática. Remendó su gabinete con un par de militares de carrera, cultivó una nueva imagen pública blanda, oportuna e inconsecuente, y permitió por lo bajo, que en su gobierno cada quien siguiera haciendo lo suyo, desgobernando a Puerto Rico por inercia. Lejos de enderezar el barco a la deriva del gobierno de Rosselló, con ella la nave ha hecho agua. Puerto Rico vive hoy el resultado funesto del experimento de gobernanza de Wanda Vázquez.

Gobernar bien es un asunto serio que requiere pensamiento profundo, dedicación absoluta y decisiones orientadas hacia el bien común. Los errores de la mala gobernanza casi siempre son pagados por los inocentes. Los eventos sísmicos y el desastre económico y humano resultantes de la mala gobernanza le han desprendido la fachada a este gobierno improvisado. Qué asuman Wanda Vázquez y los oficiales de su gobierno la responsabilidad por este nuevo desastre, que añade insulto a la injuria que sufre nuestro pueblo.

Claridad

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