Colombia: El escándalo de las chuzadas, el embajador en EU y la canciller – Por
Camilo Rengifo Marín
Por Camilo Rengifo Marín
La tormenta que generó la filtración de la conversación entre el embajador colombiano en Washington, Francisco Santos y la novel canciller Claudia Blum terminó con la renuncia del primero a su cargo. El nuevo embajador que designe el presidente Iván Duque en su reemplazo tendrá varios retos que no son de poca monta.
El nuevo funcionario tendrá la misión de mantener el apoyo bipartidista que existe frente a Colombia, justo en momentos cuando republicanos y demócratas se encuentran más divididos que nunca, previendo que en menos de 11 meses pueda producirse un revolcón radical en las relaciones con Washington si los demócratas vuelven al poder.
El año pasado, el Congreso de EU aprobó un generoso paquete de ayuda económica al gobierno de Colombia, su socio-cómplice: 448 millones de dólares para gastar en el 2020, 30 millones más que la dada en 2019, cifra que de por sí representaba otro incremento frente al 2018. Un poco más de la mitad de esos recursos, para programas de desarrollo económico y apoyos para la implementación de los acuerdos de paz; y el resto, para el combate contra las drogas.
Así mismo, se aprobaron recursos adicionales cercanos a los 150 millones de dólares (que se suman a los otros 448) con la excusa de ayudar al país a sortear la crisis que plantea el ingreso masivo de venezolanos al país, lo que escondía intentos de desestabilización del gobierno constitucional venezolano. Lo que está en juego ahora es el apoyo económico para el 2021.
Sacudón
El arranque de 2020 ha sacudido con fuerza Colombia. Cuando el Gobierno de Iván Duque intentaba aplacar las denuncias de una incursión paramilitar en Bojayá y mientras el presidente repartía dulces entre los niños y el pueblo seguía sus protestas en las calles de todo el país, estallaba otro escándalo: una serie de denuncias de escuchas ilegales a políticos, jueces y periodistas por parte de los militares.
La última semana se reveló el hallazgo de dos micrófonos escondidos en el despacho del magistrado de la Corte Suprema de Justicia que lleva el caso contra el expresidente Álvaro Uribe, líder del partido de Gobierno, mentor de Duque y un político ligado a las escuchas ilegales, conocidas coloquialmente en Colombia como chuzadas.
Estos escándalos revivne uno de los peores fantasmas de hace una década, cuando políticos de la oposición, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, defensores de derechos humanos y periodistas fueron víctimas de espionaje por parte de la policía secreta del gobierno Uribe , en el recordado episodio de las “chuzadas del DAS” (Departamento Administrativo de Seguridad), por el que se condenaron 22 personas, que enragaban los datos a los grupos paramilitares, en 2009.
En medio de los diálogos con la guerrilla de las FARC, los negociadores de paz fueron espiados e incluso se dio a conocer la existencia de una red de espionaje que aprovechaba los equipos de la Fiscalía para vender sus servicios al mejor postor, lo que hablaba por sí sólo del aún vigente concepto de guerra interna, de doctrina de seguridad nacional, de guerra fría.
La diferencia es que las chuzadas del 2020 –dirigidas a magistrados de la Corte Suprema que investigan las relación carnal de políticos, mandos y paramiitares- son solo las instituciones involucradas: hoy no es el DAS (demantelado en el gobierno anterior) sino la propia inteligencia del Ejército, aunque en ambos casos el responsable directo es el presidente. Hoy no es Uribe, pero sí su protegido, Duque. Las chuzadas determinaron el retiro del jefe del Ejército, Nicacio Martínez.
El senador opositor Iván Cepeda, habla de tres elementos: unainteligencia ilegal que se practica contra quienes defienden el proceso de paz; un ataque a la prensa que durante el 2019 denunció escándalos en el Ejército; y una actividad ilegal de espionaje contra la Corte Suprema de Justicia que lleva el caso de Álvaro Uribe.
Estados Unidos y el frente interno
Las consecuencias de haber hecho público ese audio de la conversacipón entre el embajdor en Washington y la canciller, tenían dos frentes. Uno, en el frente interno, en el que el embajador realizó críticas a sus propios colegas de gabinete. Los analistas señalan que detrás de todo esto está la puja por las candidaturas presidenciales para los comicios de 2022.
Por ejemplo, el argumento de que el excanciller Carlos Holmes no tenía una estrategia definida frente a los Estados Unidos no es exacto, señala la revista Semana.
Él se la jugó por ser el aliado latinoamericano de Donald Trump para derrocar a Maduro y en esa estrategia de EU y para ese fin trabajó con John Bolton y con los congresistas halcones de Washington. Los resultados fueron magros y hoy Bolton fue destituido, Trump enfrenta un proceso de impeachment (juicio político), y Maduro sigue en el poder
Santos y Blum tanbién intercambiaron críticas sobre el exministro de Defensa, Guillermo Botero. El primero afirmó que no trabajaba, no entendía de asuntos militares y hacía declaraciones imprudentes. Cuando explotó el escándalo, Santos quiso aclarar que lo que quiso decir fue que por concentrarse Botero tanto en los problemas de orden público y en la erradicación de las 200.000 hectáreas de coca, no priorizó la interlocución con Washington.
La futura armonía entre los colombianos citados en la conversación, será más que difícil, aunque Botero ya no es ministro, pero el excanciller Carlos Holmes está recién estrenando su cargo en Defensa… y con declaradas pretensiones de ser candidato presidencial en 2022.
El segundo frente es el de los Estados Unidos. Santos había señalado la destrucción del Departamento de Estado en la administración de Donald Trump está en crisis, opinión que comparten varios embajadores en Washington
Cabe recordar que el embajador inglés en Washington, sir Kim Darroch, le mandó a su Cancillería el siguiente e-mail: “No creo que esta administración tenga arreglo. Para mí va a seguir siendo igual de disfuncional, impredecible y polarizada internamente”. Y al presidente de Estados Unidos lo describió como “inepto, inseguro e incompetente”.
Lo que salvó a Santos, fue que la filtración no documenta ninguna frase contra el presidente Iván Duque, aunque en su partido, el Centro Democrático, piensan que las buenas intenciones y la capacidad de trabajo del presidente no han estado acompañadas de realismo político.
Francisco “Pacho” Santos Calderón es un periodista y político que fue secuestrado por el narcotraficante Pablo Escobar en 1990.Fue electo viceprsidente en 2002 y reelecto en 2006, acompañando al ultraderechista Álvaro Uribe. Ha sido uno de los principales críticos del gobierno de su primo, el presidente Juan Manuel Santos Calderón, especialmente del Proceso de Paz con la guerrilla.
Lo que se pregunta todos es quién hizo la grabación. Las especulaciones de la prensa, al mejor estilo de un guión de película o serie de espionaje, hablan de la inteligencia estadounidense, de los cubanos y hasta los rusos. Lo cierto es Santos y Claudia Blum estaban solos en el reservado del hotel Mandarin Oriental de Washington. Otros dicen que un personaje cercano al líder opositor Gustavo Petro le pasó la grabación al medio derechista Publimetro…
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)