Derrotar a Trump, reconstruir a Puerto Rico, restaurar el alma de nuestra nación – Por Joe Biden

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Nuestro presidente debería ser capaz de cumplir con una prueba simple: entender que los puertorriqueños son ciudadanos americanos y que tienen derecho a, y merecen, el mismo apoyo del gobierno de los Estados Unidos que todos los demás ciudadanos.

En cambio, Donald Trump ha insultado a los puertorriqueños y a sus líderes. Ha abandonado su responsabilidad de brindar asistencia y apoyar la recuperación en la isla. Durante su única visita a raíz del huracán María, no pudo ofrecer ni siquiera la más mínima expresión de empatía o consuelo.

Su comportamiento después de María -mentir sobre los esfuerzos de auxilio, bloquearla ayuda, burlarse de los sobrevivientes, robarle a la isla la ayuda a la que legalmente tiene derecho – es una mancha en nuestra nación. Sus acciones insultan la memoria de las casi 3,000 almas que murieron durante y después de la tormenta, así como los más de un millón de personas que han pasado dificultades sin energía eléctrica tras el desastre.

Más de dos años después de la tormenta, es intolerable que gran parte del arduo trabajo de recuperación aún esté sin hacer. Debemos reconstruir la isla y restablecer la confianza, para asegurarnos de que los puertorriqueños tengan hogares, escuelas y hospitales adecuados; oportunidades reales; y un camino a la clase media. Necesitamos un gobierno federal que una a las personas, en lugar de desatar los males del fanatismo y la crueldad insensible.

Sin embargo, a través de todo esto, los puertorriqueños han insistido en pedirle cuentas a sus líderes y forjar un nuevo camino hacia adelante. Han respondido al abandono con determinación y compromiso, y respondieron a la tragedia al tender una mano para ayudarse mutuamente. Mi esposa lo vio cuando visitó la isla seis meses después de la tormenta. Ya es hora de que Washington responda con el respeto y los recursos que Puerto Rico se merece.

Eso significa finalmente brindar un apoyo concreto a Puerto Rico y llevar más rápidamente a las comunidades la ayuda para la reconstrucción que aún está pendiente. Como presidente, crearé un grupo de trabajo federal para Puerto Rico para asegurarme de que la isla tenga todos los recursos federales y el apoyo técnico que necesita. Para asegurar que apoyar a Puerto Rico sea una prioridad para toda la administración, el grupo de trabajo estará formado por asesores designados por cada agencia federal y dirigido por una persona encargada que se reportará a mí directamente.

Eso también significa aumentar el salario mínimo a $15 la hora, luchar por los sindicatos y los derechos de los trabajadores, y preservar las pensiones y los servicios públicos en la isla. Significa proteger Obamacare y tomarlo como base para brindar cuidado de salud de calidad y asequible, agregar una opción pública y ampliar el acceso a Medicaid, incluyendo financiamiento adecuado para Puerto Rico. Significa triplicar los fondos para las escuelas de Título I, ya sea en los Estados Unidos continentales o en la isla, para cerrar la brecha entre los distritos ricos y pobres. Y significa prohibir las armas de asalto y exigir la verificación de los antecedentes en todas las ventas de armas.

Vamos a lidiar directamente con la amenaza existencial del cambio climático invirtiendo $1.7 billones en una revolución de la energía limpia, que llevará nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto para el año 2050, e invirtiendo en la resiliencia de nuestras comunidades para que nunca más vuelvan a experimentar los catastróficos impactos que sufrió Puerto Rico durante el huracán María.

Alentaré a las empresas en los Estados Unidos continentales a invertir en Puerto Rico y me aseguraré de que la isla esté totalmente incluida en mi plan de infraestructura de $1.3 billones, con nuevas inversiones en carreteras, puentes, líneas eléctricas y acceso a banda ancha, creando decenas de miles de nuevos empleos, de modo que menos personas se vean obligadas a dejar la isla en busca de oportunidades. Y expandiré los programas que apoyan a los empresarios y a los pequeños negocios de la isla, como la Iniciativa Estatal de Crédito para los Pequeños Negocios, que ha atraído decenas de millones de dólares en nuevas inversiones a Puerto Rico, y programas que impulsarán aún más el crecimiento económico como el programa de Crédito Contributivo para los Nuevos Mercados.

Juntos, también debemos establecer un nuevo tono de gobierno transparente y receptivo, no solo al no insultar a los conciudadanos americanos, ya sea en mensajes de texto privados o abiertamente en Twitter; sino respetándolos lo suficiente como para lanzar una reforma total de la ética gubernamental.

Reconstruir también significa confrontar algunas verdades difíciles sobre el legado de Washington en la isla. Debemos reconocer las deficiencias pasadas y abrazar un futuro de fortaleza para Puerto Rico, con vínculos justos y equitativos con Washington. Involucraré a los puertorriqueños, incluyendo a los representantes de todas las opciones de estatus, en un proceso de autodeterminación, escuchando y desarrollando legislación federal que detalle un camino justo hacia adelante.

Puerto Rico y los puertorriqueños en toda nuestra nación fortalecen a los Estados Unidos.

Donald Trump no entiende eso. Y nunca lo hará. Así que debemos derrotar a Donald Trump. Es la base de la que depende cualquier otra política, y cualquier esperanza de progreso en nuestra nación. Es el acto político más importante que nosotros, juntos como ciudadanos americanos, podemos tomar: reconstruir a Puerto Rico y rescatar el carácter de nuestra nación.

El Nuevo Día


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