Cómo será la política de géneros y diversidad en el nuevo gobierno argentino

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Las pautas que guiarán la gestión de Elizabeth Gómez Alcorta

Por Mariana Carbajal

“El feminismo es un proyecto civilizatorio porque ponemos en el centro la vida”, definió la flamante ministra de las Mujeres, Género y Diversidad. Y contó que cuando Alberto Fernández le ofreció el cargo, le pidió “que sea un ministerio amplio, que piense políticas no solo para las mujeres y que no quede normativa que no tenga perspectiva de género al terminar su mandato”. En la mañana del sábado, la abogada penalista experta en derechos humanos y pueblos originarios, Elizabeth “Eli” Gómez Alcorta, abrió las puertas de su casa para recibir a un pequeño grupo de periodistas de distintos medios, entre ellos Página 12, con quienes compartió una entrevista colectiva, y adelantó los lineamientos de su gestión. Llevó vestido verde. Verde Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Federalizar y transversalizar las políticas de género, serán objetivos del Ministerio. La elaboración de un nuevo plan nacional de prevención de las violencias machistas y otro que establezca políticas de cuidados estarán en el centro de su trabajo, aunque no anunció medidas concretas. Será un Ministerio que respetará el cupo laboral trans y ella se ocupará de promover que se incorpore en las demás carteras del Gabinete, dijo. Durante la charla, dio los nombres de quienes serán sus colaboradoras, al frente de dos secretarías y una subsecretaría. La historiadora feminista Dora Barrancos, ex candidata a senadora por el Frente de Todes, presidirá el consejo asesor de la nueva cartera.

–¿Cuándo va a enviar el Ejecutivo al Congreso el proyecto de despenalización y legalización del aborto que dijo el presidente Alberto Fernández que va a presentar?

–El aborto se va a trabajar en clave de salud pública. Con la actualización del protocolo de interrupción legal de embarazo ya se avanzó en ese sentido. La idea es poder sentarnos a pensar cuándo es el momento. Vamos a ponerle fecha a una reunión con la Campaña, que tiene un recorrido central e ineludible en el tema –destacó.

En el living de su casa, de esas de puerta cancel, techos altos y pisos de pinotea, en el barrio porteño de Núñez, Gómez Alcorta ofreció mate y facturas. Su perra Berta, de raza calle, se paseó amistosamente entre periodistas y fotógrafes. “Soy una militante que trabaja de ministra”, se definió.

–Este ministerio es una conquista del movimiento de mujeres y diversidad y lo voy a construir con todos los sectores –aclaró. Y se preocupó por rescatar las luchas históricas de las pioneras del movimiento de mujeres, y la potencia de las pibas de hoy. A unas y otras, dijo, las escuchará. En ese sentido, celebró la designación de la futbolista profesional Macarena Sánchez al frente del Instituto Nacional de Juventud. Además, agregó “porque soy fanática de San Lorenzo”, el club dónde juega Maca Sánchez.

Gómez Alcorta no es peronista ni kirchnerista. A CFK la vio dos veces, en un evento social y en otro político, pero nunca llegó a conversar con ella, contó. “Es uno de los cuadros más grandes que ha dado la Argentina”, entendió. A Alberto Fernández también lo cruzó en dos oportunidades. El ofrecimiento para ocupar el cargo, dice, la tomó por sorpresa.

–Cuando lo vi a Alberto en el Grupo Puebla me dijo que quería que hablemos. Me mandó un mensaje y nos juntamos. Me dijo que él y Cristina querían sumarme a su equipo, que valoró mi perfil de abogada y que había pensado que tenía que hacerme cargo del Ministerio.

La abogada que encabezó el equipo de defensa de Milagro Sala, contó que no lo dudó y aceptó de inmediato, a pesar de que tenía pensado en marzo iniciar un doctorado.

–¿En qué se va a diferenciar su gestión de la de Fabiana Túñez, quien estuvo a cargo del Instituto Nacional de las Mujeres durante el macrismo?

–En todo –resumió y enfatizó Gómez Alcorta en apenas dos palabras.

–¿Si tuviera que explicar por qué es necesario este ministerio qué le diría a los varones?

–Es central explicar, demostrar, exhibir las desigualdades en las que vivimos. Son estructurales. Para poder achicar esa brecha hay que transversalizar con todos los ministerios. Si no tenés una política pública jerarquizada, como es esto, porque pensar un ministerio es jerarquizar la política pública. Esa jerarquización va a permitir articular con otros ministerios. Vamos a empezar esta semana con reuniones con tres ministros. Vamos a trabajar la desigualdad en el ámbito de la salud, de la vivienda, en el mundo del trabajo, en la educación. Poder transversalizar esas políticas es poder llegar a empezar a tener impacto para empezar a achicar las brechas en cada uno de los lugares.

Los lineamientos principales de su gestión serán:

Transversalizar y federalizar las políticas de género en toda la gestión del Gobierno, es decir, articulando con los distintos ministerios, y las provincias.

El abordaje integral de la problemática de las violencias machistas, lejos del enfoque exclusivamente punitivista que buscó imponer el Gobierno saliente, sumando a la agenda “ciertas interseccionalidades” –como mujeres rurales, indígenas, en situación de encierro, entre otras—

El desarrollo de un “plan nacional de cuidados”, para dar respuesta a la inequidad que significa que las mujeres se hagan cargo mayoritariamente de las tareas de crianza y domésticas, que es “el eje de todas las desigualdades”, según definió. Trabajará con el Ministerio de Desarrollo Social, en principio. Un primer paso será visibilizar esa situación. “Hay que profesionalizar las tareas de cuidado”, agregó. “Hay que pensar de manera comunitaria, por otro lado en términos de participación privada y estatal cómo hacemos para empezar a redistribuir estas tareas para que no recaigan solamente sobre nosotras”, indicó.

La promoción de políticas públicas en términos de diversidad sexual, en cuyo núcleo estará impulsar la sanción de una ley nacional de cupo laboral trans.

La capacitación y formación para lograr un cambio cultural en la función pública y en la sociedad, en relación a estos temas.

En pocos días saldrá publicado el organigrama del nuevo ministerio, que absorbe la estructura del ex INAM. Para llevar tranquilidad a sus 260 empleades, la ministra aclaró que ningune perderá su trabajo. Todavía está buscando edificio para instalarse. Por ahora es una ministra sin oficina. El INAM funcionaba en dos sedes, que visitó tras asumir, pero con pequeñas dimensiones. También contó que se reunió con Túñez.

–La reunión fue muy calida. Nos preparó un informe de gestión. Se puso a disposición. Me dio su celular.

Gómez Alcorta estará secundada por dos secretarías, tal como adelantó este diario: una de Políticas contra la violencia por razones de género, en la que asumirá Josefina Kelly, elegida en los últimos comicios concejal por el Frente de Todes en la localidad bonaerense de Mercedes, los pagos del dirigente de La Cámpora y ministro del Interior, Wado de Pedro, con quien se referencia. Kelly tendrá a su cargo diseñar la continuidad del Plan Nacional contra las violencias machista –previsto en la Ley 26.485–, que el expresidente Mauricio Macri anunció en 2016 pero no cumplió en su totalidad y le aplicó drásticos recortes presupuestarios.

–El Plan Nacional se anunció con 700 millones de presupuesto y el INAM recibió solo el 12 por ciento de eso. El Plan vence en 2019. Pero lo que estaba previsto no se pudo llevar adelante por la restricción presupuestaria. Tenemos que crear un nuevo, que sea realista de acuerdo al presupuesto. Pensarlo en clave federal, y transversal, y de forma participativa. Vamos a trabajar con las y los gobernadores. La prevención como clave del Plan tiene que tener un laburo comunitario y territorial, en articulación con la sociedad civil, y los gobiernos locales –señaló.

La otra secretaría será la de Igualdad y Diversidad, en la que fue designada una histórica del feminismo popular, la ex diputada nacional y actual del Parlasur, Cecilia “Checha” Merchán. Se completa la estructura del ministerio con una subsecretaría de Formación, Capacitación y Políticas Culturales que tendrá bajo su responsabilidad la continuidad en la implementación de la Ley Micaela, entre otras tareas. La subsecretaria será la psicóloga Diana Broggi, quien tenía a cargo la Dirección de Políticas Feministas de la Universidad Nacional de La Plata. Como Gómez Alcorta, viene de militar en Mala Junta y fue parte de la Comisión Organizadora del 34 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans y Travestis de La Plata.

La ministra adelantó que se reunirá pronto con su par de Seguridad, Sabina Frederic, para analizar el enfoque con el que se enfrentará el problema de las violencias machistas y los femicidios.

–Compartimos una visión bastante parecida sobre el tema. El punitivismo en estos años tiene una paradoja bastante perversa porque empuja a las mujeres al sistema penal pero es refractario a las demandas reales cuando tiene efectivamente que actuar. Te pone una trampa. Deja nuevamente más vulnerables (a las mujeres que denuncian) porque es el Estado el que las vuelve a revictimizar. Desde el Estado, en los últimos años se instó a denunciar y (se dio a entender) que la solución es el sistema penal, cuando en realidad (la justicia) llega cuando ya te mataron, ya te violaron, ya te golpearon. No restituye ningún derecho, ni previene, ni siquiera, a veces, escucha a las víctimas. Muchas veces, además, las causas se archivan. Hay que desarticular esa mirada punitivista, pero siempre y cuando venga de la mano de acciones concretas para prevención, para escucha y pensar modos de intervención distinta. Vamos a trabajar con el ministerio de Justicia la cuestión del acceso a la justicia.

–¿Hay que avanzar con la red de refugios?

–Los refugios o espacios de acompañamiento integrales si funcionan bien tienen una función central pero tienen que formar parte de una política integral y contemplar cómo acompañás a esa mujer, a esa persona trans, que está viviendo esa situación de violencia. Si vivís en Junín y la vacante que tenés en un refugio está a 600 kilómetros no te soluciona nada. La cercanía te la da el territorio. Hay que pensar una política nacional que permita la articulación desde los gobiernos locales.

Una de sus preocupaciones es “poder demostrar que (las feministas) podemos hacer política de otra forma”.

–¿A qué se refiere?

–Hay unas lógicas que no vamos a repetir. Queremos que sea un ministerio de puertas abiertas, con transparencia. Vamos a trabajar en redes como solemos hacer las mujeres: queremos replicar esos modos de construcción que aplicamos en nuestras vidas. Laburar en equipo de verdad, correr las centralidades y las individualidades, queremos escuchar a quienes tienen más recorrido y a las pibas, que me conmueven de verdad.

También la conmovió el surgimiento del movimiento “Ni Una Menos”, en 2015, dijo.

–La idea de que no nos maten es un reclamo radical.

–¿Cuál es el rol que han tenido los feminismos para que haya ahora feministas no solo en este ministerio?

–Los feminismos han sido un motor clave de la resistencia de estos cuatro años. Parte de la economía popular y los movimientos sociales y por otro lado, los feminismos, han sido quienes han sostenido caliente las calles. Que el primer paro al macrismo lo hayamos hecho nosotras es algo realmente simbólico, pero es un hecho político pero también marca cuál era línea base que nosotras estábamos poniendo. El feminismo popular es intrínsecamente anti neoliberal. Con todos estos años de tremendo ajuste también fuimos nosotras las que tuvimos un impacto diferencial. Hoy están nuestras vidas más precarizadas. Y parte de la potencia que tiene el movimiento en general es esto, que ya hoy es imposible de invisibilizar, de no escuchar, para cualquiera y de cualquier sector.

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LA MINISTRA

Derechos humanos y pueblos originarios

Se define feminista y es la primera profesional en su familia. Dentro del gabinete, Elizabeth «Eli» Gómez Alcorta es una de las cuatro ministras mujeres, contra 17 varones ministros. Lejos de un gobierno paritario. Eli es abogada penalista, especializada en derechos humanos y pueblos originarios, en los últimos años coordinó el equipo de defensa de Milagro Sala y también representó en los tribunales a la lideresa mapuche Moira Millán.

Su designación expresa la transversalidad política del Frente de Todos que llevó a Alberto Fernández a la presidencia de la Nación. Ella no viene del peronismo ni ha sido kirchnerista, forma parte del espacio Patria Grande, donde confluyen expresiones de la izquierda popular y sectores cercanos al kirchnerismo.

También es parte de la comisión directiva del CELS y colaboró con su presidente, el periodista Horacio Verbistky, en su último libro sobre Milagro Sala.

Frente a la construcción de algunos medios de su perfil como «una cheta de San Isidro», por su doble apellido y haber sido alumna del Colegio Nacional de esa ciudad, ella aclara que se crió en un barrio de monoblocks en el Bajo de Boulogne, trabajó como cadeta, preceptora, bibliotecaria y cuidando chicos mientras estudiaba, y es la primera universitaria de la familia.

Hija de la educación pública, se graduó en 1997 en la Facultad de Derecho de la UBA, con diploma de honor, y un promedio de 8,51. Luego cursó el postrado en Derecho Penal y amplió sus estudios en Ciencias Políticas y Sociología en Flacso. Desde hace veinte años es docente en la Facultad de Derecho de la UBA –igual que el presidente electo–, donde es profesora adjunta interina en la materia Elementos del Derecho Penal y Procesal Penal. Una de sus referentes, cuenta ella, es la ex jueza Lucila Larrandart, primera profesora mujer de derecho penal de la UBA. Poco antes de terminar su formación de grado, Larrandart le ofreció ser ayudante de cátedra y con ella luego inició su carrera judicial.

En el marco de las causas de delitos de lesa humanidad, Gómez Alcorta defendió a víctimas del terrorismo de Estado y abordó la cuestión de los abusos sexuales y la falta de perspectiva de género en los procesos judiciales vinculados con la dictadura cívico militar. Como abogada, se desempeñó en el Poder Judicial de la Nación, en el fuero federal, en el Consejo de la Magistratura y en el Ministerio Público Fiscal. Durante el kirchnerismo fue subcoordinadora del Programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Tiene 47 años y es madre de un hijo de 8, preside el Movimiento de Profesionales para los Pueblos, integra la comisión directiva de la Asociación de Abogades de Derechos Indígenas, y la Red «Mario Bosch» de abogades en causas de lesa humanidad. Y recientemente participó como observadora e integrante del Consejo Jurídico de Justicia y Democracia en el Grupo Puebla, donde el entonces presidente electo, le dijo que quería que se sumara al Gobierno.

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LAS SECRETARIAS

Distintas y convergentes

Cecilia «Checha» Merchán estará al frente de la secretaría de Igualdad y Diversidad del nuevo Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Ex diputada nacional, actualmente ocupa una banca en el Parlasur. Merchán es comunicadora social, con larga trayectoria en el feminismo popular. Es referente de la corriente política y social La Colectiva y dirige la editorial Las Juanas Editoras, que ha publicado diversos libros con contenido sobre educación sexual integral, entre otras temáticas. Coordinó el programa Juana Azurduy y el Comité Ejecutivo contra la Trata de personas. Cordobesa, inició su militancia a los 14 años, como alfabetizadora de personas adultas.

Josefina Kelly será la nueva secretaria de Políticas contra la violencia por razones de género. Proviene del riñón del dirigente de La Cámpora y ministro de Interior, Wado de Pedro. Es también abogada penalista como Gómez Alcorta, con diploma de Flacso de gestión y control de políticas públicas. Trabajó en el Poder Judicial, y en los ministerios de Seguridad y Justicia. Y se desempeñó en el Departamento de Observaciones Judiciales de la Secretaría de Inteligencia. Oriunda de Mercedes, donde se crió de Pedro, fue en ese municipio secretaria de Seguridad y elegida concejal por el Frente de Todes.

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