Argentina: una multitud celebró la asunción de Alberto Fernández
Alberto Fernández: «El hambre debe avergonzarnos»
A las 20 Alberto Fernández y Cristina Kirchner salieron al escenario montado frente a la Casa de Gobierno, donde los aguardaban miles de personas que coparon Plaza de Mayo desde la mañana.
En primer turno, CFK le habló a la multitud: “Esta mañana cuando me desperté recordé que hace cuatro años me había despertado en el mismo lugar, en la casa de mi hija, después de aquella noche maravillosa del 9 de diciembre de 2015”, señaló, recordando la Plaza del fin de su mandato, hace cuatro años.
La vicepresidenta se refirió a aquel discurso, cuando dijo que “no fue magia” y que “nos importaba lo que le pasaba al de al lado aunque nosotros estuviéramos bien”. También señaló que “estos cuatro años han sido muy duros” y aludió a “la persecución” y “la humillación” de estos últimos cuatro años.
AgregÓ: “Pese a eso hoy estamos aquí, no por la voluntad de un dirigente, sino por millones que creen que pueden vivir en un país mejor. Esa voluntad fue ayudada por la memoria del pueblo y de la historia”. Y que “la hemos moldeado con la humildad que debemos tener cada uno para comprender que lo colectivo es más importante que lo individual”.
En ese sentido, apuntó que “los dirigentes deben comprender que el todo es más importante que individualidades sueltas”.
En otro pasaje de su discurso dijo que “digo lo que siento y hago lo que siento” y apuntó al macrismo al decir que “fueron cuatro años de persecución y buscaron desaparecernos”.
Además, afirmó que “el coraje se prueba en el llano y en la adversidad” y pidió “amor a la Patria”, además de reivindicar a los jóvenes. “Los quiero abrazar a todos”, dijo.
Al final de su discurso, se dirigió a Fernández y le dijo: “Ha empezado su gobierno con muy buenos augurios”. Felicitó al mandatario por el fin del enrejado y definió como “muy bueno” el discurso en el Congreso.
“Confíe siempre en el pueblo, son los más leales y solamente piden que los defienden, no se preocupe por la tapa de un diario, sino por llegar al corazón de los argentinos.”
Además, reiteró que debe convocar al pueblo “cada vez que lo necesite”. Y cerró con la idea de que “cuenta con la esperanza que hemos depositado en usted”.
Cristina en la Plaza: «Han dejado tierra arrasada»
Minutos después de las 20 salieron al escenario que expandía varios metros a la Casa Rosada. En medio de gritos, cánticos y los ecos de la música de Litto Nebbia que había sonado poco antes en el escanrio. Alberto Fernández y Cristina Kirchner volvieron al centro de la escena en la jornada, con música de Gustavo Cerati de fondo.
Y la primera que habló fue Cristina.
«Estos cuatro años han sido muy duros», comenzó y agregó: «Fueron también duros para quienes fueron objeto de persecución, de quienes se nos buscó que literalmente desapareciéramos a través de la humillación y la persecución. Sin embargo hoy estamos aquí».
En un discurso breve pero contundente, pidió «humildad que debemos tener todos para saber que lo colectivo es más importante que lo individual. Que los dirigentes deben entender de una buena vez que es necesario que cada uno entendamos que no todo empieza y termina en uno. Uno es más grande cuando uno es parte de un todo, sino somos individualidades sueltas»0.
«Voluntad, humildad, sinceridad. Ustedes saben, yo no soy hipócrita, no lo voy a ser nunca. Puedo equivocarme pero saben que digo lo que pienso y hago lo que siento nunca otra cosa diferente», apuntó.
Cristina también remarcó que «el coraje no se prueba en el poder, se prueba en la adversidad y en el llano. Ahí se demuestra los que tenemos coraje. Y es necesario siempre el coraje, la libertad, ese valor que algunos no entieden y piensan que lealtad es seguidismo a un líder político. La lealtad entre la política y el pueblo es a dos puntas: los pueblo no son tontos ni zonzos».
«Amor al pueblo, a la patria, a los que sufren, a los jóvenes que quiero abrazar en esta tarde», exclamó.
«Presidente, quiero decirle que usted ha iniciado su gobierno con muy buenos augurios. Ha decidido que esta plaza a la que habían enrejado como un símbolo de división entre el pueblo y el gobierno, usted decidió que se sacaran las rejas».
«Confíe siempre en su pueblo: ellos no traicionan, son los más leales. Solo piden que los defiendan y que los representen. No se preocupe, presidente, por las tapas de un diario: preocúpese en llegar siempre al corazón de los argentinos y siempre van a estar con usted. Nunca lo olvide», le dijo mirando a Alberto que la observaba desde un costado.
«Han dejado tierra arrasada. Pero usted tiene la convicción de cambiar esta realidad que viven los argentinos. Tenga fe en la historia que siempre la terminan escribiendo más temprano o más tarde los pueblos», redondeó.
Cientos de miles de personas celebran en Plaza de Mayo
A poco de que Alberto Fernández asuma la presidencia de la Nación, el calor y el color compiten por adueñarse de una Plaza de Mayo que volvió a ser el escenario de la concentración popular con la que se celebra la llegada de un nuevo gobierno. Ya sin las vallas que supieron dividirla en los últimos años, la Plaza recibe una vez más cientos de miles de personas en un ritual que parece renovarse con la misma fe y la misma esperanza.
Los primeros en llegar para celebrar lo hicieron ayer al mediodía: un pequeño grupo se reunió para cantar la marcha peronista mientras se retiraban las rejas que se había colocado hace poco más de un año a la altura de la pirámide central.
Hoy la congregación comenzó bien temprano: las diversas agrupaciones militantes buscaron ubicarse lo más cerca del escenario, lo que les permitirá estar más próximos a los dirigentes, mostrar sus banderas, hacerse ver.
Como contrapartida, muchos de los que llegan hasta el lugar prefieren asegurarse un respiro, un poco de sombra a la espera de una jornada que se prevé extensa y extenuante.
A la sombra que dan las palmeras o con “las patas” en la fuente, muchos esperan que se haga la hora. En medio de la multitud, dos turistas con rasgos orientales que se abrieron paso sacando fotos se ven rodeados de militantes y terminan sumados a una instantánea grupal haciendo la “V” de la victoria.
Las banderas multicolores aportan color y consignas: aunque la mayoría portan escudos peronistas o frases kirchneristas, también se ven wipalas y las enseñas de países limítrofes.
Mientras pasan espectáculos musicales, el sonido es a bombos y bombas de estruendo, a canciones militantes que hablan de “vueltas” y “resistencias”. Y se espera con ansiedad la salida al balcón de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
Mientras pasan espectáculos musicales, el sonido es a bombos y bombas de estruendo, a canciones militantes que hablan de “vueltas” y “resistencias”. Y se espera con ansiedad la salida al balcón de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
Las siete claves de un discurso fundacional
El mensaje de 28 páginas que el presidente Alberto Fernández pronunció este martes ante la Asamblea Legislativa sintetizó las claves políticas y conceptuales del paradigma que el flamante gobierno propone construir para abrir una nueva etapa política tras los cuatro años de gestión macrista.
Unidad, diálogo, contrato social, solidaridad, ética, emergencia y una reformulación del histórico catecismo del “Nunca más” que marcó los primeros años de la primavera democrática fueron las ideas fuerza que hilvanaron la convocatoria a un acuerdo sectorial amplio y la formulación de los primeros anuncios de gestión.
Los conceptos que apuntaron a superar la confrontación de la grieta -esa división social que Mauricio Macri había prometido suturar, pero finalmente optó por profundizar- tuvieron un doble objetivo: marcar un nuevo sesgo político y superar a Cambiemos, por un lado; y superar parte de las fallas o errores adjudicados al estilo de administrar el poder de la etapa kirchnerista, por el otro.
Sin hacer nombres propios, el mensaje penduló en el diagrama de ese doble objetivo. Y combinó las promesas y anuncios con varias de las ideas que de algún modo cimentaron la historia de la democracia argentina reciente que, como bien marcó el presidente, se cumplirán 40 años cuando el Frente de Todos culmine su mandato.
Muros
Fernández utilizó la metáfora de derribar muros en varios tramos de su discurso. Para convocar a terminar con la grieta de las divisiones ideológicas, pero también para sumar el compromiso de todos los sectores y actores económico-políticos para enfrentar el primer gran desafío de su gestión: terminar con el hambre.
“Llegó la hora de abrazar al diferente, del respeto en los disensos. En la emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para poder llegar a todos”, subrayó minutos después de recibir los atributos de mando de Mauricio Macri en el cierre de un proceso de transición inédito.
Y agregó: “Hay que recuperar equilibrios sociales y económicos y ser conscientes de las profundas heridas. Tenemos que superar el muro del hambre”.
El flamante presidente convocó a “superar muros emocionales” para que todos los sectores “sean capaces de vivir en la diferencia”. Y se involucró en forma personal en ese desafío: “Quiero ser el presidente capaz de corregir los errores sin estar en el pedestal”.
Emergencia
La meta de atender a los sectores más golpeados por la crisis económico-social fue hilo conductor y argumento para varios de los anuncios como la convocatoria al Consejo del Plan Argentina contra el Hambre como la primera medida de gobierno o la declaración de la emergencia sanitaria.
“Eliminar el muro de las fracturas implica generar una ética de las prioridades y las emergencias. Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, necesitamos que la Argentina frene esta catástrofe social; sin pan no hay presente ni futuro”, puntualizó.
Herencia y futuro
Fernández fue enfático en atribuir la crisis económica a la aplicación de “malas políticas” aplicadas por el gobierno de Cambiemos.
Y prometió: “Creemos en un Estado constructor. En los próximos días convocaremos a trabajadores, sindicatos, empresarios para un acuerdo de solidaridad en la emergencia para que sea el cimiento básico para encender los motores de la economía”.
“Transitamos un estrecho y desafiante sendero y va a llevar un tiempo lograr lo que queremos. Tenemos la inflación más alta de los últimos 28 años y la desocupación más alta desde 2006”, puntualizó al trazar una cruda descripción de la herencia macrista.
Fórmula
El mandatario electo planteó en todo su mensaje enfrentar la búsqueda de una salida a la crisis con “un plan de acuerdos básicos de solidaridad”. Fue un anticipo de la convocatoria a trabajadores, sindicatos, empresarios y organizaciones sociales para vertebrar el futuro acuerdo social que servirá de paraguas político para las primeras medidas de gestión.
“La economía y el tejido social son de extrema fragilidad. Tenemos que sortear este escenario con un proyecto propio, no dictado desde afuera. Recibimos un país frágil y lastimado y no hay progreso sin orden económico”, puntualizó el presidente durante su mensaje.
Y, al referirse a la futura renegociación de la deuda, subrayó: “No vamos a prometer planes que no se pueden cumplir”.
Nunca más
Uno de los pasajes más aplaudidos del discurso presidencial condensó los anuncios sobre la futura reforma del sistema de justicia e inteligencia federal. “Sin justicia independiente no hay democracia. Cuando la política entra a los Tribunales, la Justicia escapa por la ventana”, puntualizó.
Tras denunciar un “muro de impunidad estructural”, Fernández prometió “nunca más” a una justicia “contaminada por servicios de inteligencia por operadores judiciales y por linchamientos mediáticos”. El pasaje derivó en el primer aplauso de pie de los miembros de la Asamblea.
Para el final, el mandatario dejó una mención a la recordada liturgia de Raúl Alfonsín, una figura inspiradora para la nueva etapa, y reclamó consensos para convertir en realidad la premisa «con la democracia, se come, se cura y se educa». El desafío comienza hoy.
Alberto Fernández puso en funciones a su gabinete
Con el mensaje «Argentina unida» detrás, el presidente Alberto Fernández tomó juramento a sus 21 ministros de quienes hace pocos días destacó su calidad «ética y técnica», y valoró haber podido reflejar en el armado del gabinete la «unidad» que representa el Frente de Todos.
El Presidente, distendido, se permitió descontracturar varias veces durante el acto protocolar incluso con la banda presidencial, que lo incomodaba: «¡Me tiene a maltraer… es que no suelo usar!», bromeó.
El lugar elegido por Fernández para tomar la jura de sus 21 ministros fue el Museo del Bicentenario, donde el Presidente llegó acompañado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien en el camino que une la Casa Rosada con el museo le hizo una suerte de visita guiada, sobre el edificio recuperado durante su gestión.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a quien Alberto calificó como su «alterego» fue el primero en jurar. Tras la jura de quien será el jefe de ministros, se pasó a la lectura de todos los ministros y ministras que acompañarán la gestión.Entre ellas, las titulares de los nuevos ministerios de Vivienda y Hábitat y Mújeres, Género y Diversidad; y las secretarías degradadas por Macri y repuestas como ministerios por el flamante Presidente: Salud, Trabajo, Agricultura, Ganadería y Pesca; Ambiente y Desarrollo Sostenible, Cultura y Turismo y Deportes.
«Se va sin dejar la firma. Eso me da miedo», volvió a bromear el Presidente, cuando la ministra de Justicia, Marcela Losardo, se fue emocionada sin completar el trámite legal. «¿Querés jurar de canciller?», también cortó el ambiente protocolar, cuando se traspapelaron los juramentos del canciller, Felipe Solá, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, y dudaron cuál de los dos pasaba en primer lugar.
Quienes también tomaron juramento fueron los secretarios de Presidencia, Julio Vitobello; Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el procurador del Tesoro, Carlos Zanini; el síndico de la Nación, Carlos Montero; y el secretario de Comunicación Política y Prensa, Juan Pablo Biondi.
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