Qué es el Grupo de Puebla, el nuevo eje progresista de América Latina al que apunta Alberto Fernández

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Una nueva instancia multilateral comienza a cobrar fuerza en la región de la mano de líderes progresistas latinoamericanos, quienes se reunirán por segunda vez entre el 8 y 10 de noviembre próximo en Buenos Aires, del que participará el presidente electo Alberto Fernández, con el fin de planificar la integración regional.

En un momento de tensión e incertidumbre, luego de una repentina oleada de protestas multitudinarias y la celebración de elecciones generales en algunos países, el Grupo de Puebla, conformado a principios de julio pasado, ya cuenta con la presencia de 32 líderes de 12 países.

Qué es el Grupo de Puebla

Entre el 12 y el 14 de julio, más de 30 líderes progresistas de la región se reunieron por primera vez en la ciudad de Puebla en México, decididos a constituir el Grupo Progresista Latinoamericano, “un espacio de reflexión y de intercambio político en América Latina”, según su declaración.

De acuerdo a sus integrantes, este nuevo eje progresista surgió como una necesidad de contener el “avance de la derecha conservadora”.

“Nuestra región experimenta una nueva ola de gobiernos neoliberales, que insisten en promover los intereses y privilegios de una élite socioeconómica, a costillas del desarrollo de nuestros pueblos, frustrando sus posibilidades de desarrollo y bienestar social, a la vez que debilita nuestra soberanía, nuestras instituciones democráticas, el Estado de Derecho, la vigencia de los derechos humanos y el ambiente”, escribieron en un comunicado en su página web www.progresivamente.org.

La propuesta consiste en “diseñar una nueva mirada, que se ajuste a los nuevos tiempos y convoque a todos los sectores de la sociedad a cuestionar el orden imperante, denunciando los intereses de la derecha, laboralizando la política a través de nuevos vínculos entre el mundo del trabajo y nuestros debates, y promoviendo las nuevas expresiones de organización social y ciudadana, que buscan la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres, la protección del medio ambiente, la inclusión y respeto de las diversidades, una mayor transparencia y la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones”.

El grupo nuclea a líderes políticos en forma personal y no a sus partidos o instituciones. Lo que los une, resaltó el fundador del grupo y excandidato a la presidencia chilena en 2009 y 2013, Marco Enríquez-Ominami, es la convicción de que “tanto el mercado como el capital son ineludibles en el debate”.

Primer encuentro

“Nuestra intención es que sea un grupo de reflexión, acción y articulación política transparente”, explicó en el primer encuentro Enríquez-Ominami.

Alberto Fernández no asistió al primer encuentro, pero fueron Jorge Taiana, Felipe Solá, Carlos Tomada y Julián Domínguez en representación de la Argentina.

Al primer encuentro también asistieron el candidato presidencial uruguayo Daniel Martínez (Frente Amplio); el expresidente colombiano Ernesto Samper, y el senador chileno y exsecretario general de la OEA José Miguel Insulza.

Aquel encuentro culminó con varias declaraciones en las que se exaltaba la necesidad de que las fuerzas progresistas construyeran “un nuevo proyecto común” y defendía la necesidad de un diálogo en Venezuela.

Un punto delicado: Venezuela

Lo cierto es que el polo progresista que pretende recrear se posicionará como contracara del Grupo de Lima, formado en 2017, para forzar la salida de Nicolás Maduro, ante la crisis institucional y humanitaria en Venezuela.

El Grupo de Puebla emitió el pasado 11 de septiembre una declaración para r echazar “cualquier intento de uso de la fuerza que quebrante el principio de solución pacífica de las controversias y que posibilite una intervención militar en Venezuela por parte de fuerzas extranjeras, incluida la invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento arcaico para intervenciones militares en países de América Latina durante la Guerra Fría”.

Alberto Fernández, anfitrión del segundo encuentro

Incluso antes de ganar las elecciones, Alberto Fernández ya había definido su prioridad en su política internacional: reforzar la integración regional al recrear un polo progresista en América Latina.

“Nuestra mayor obsesión es reconstruir la integración regional en América Latina, con México incluido, porque, desde la llegada de López Obrador [Andrés Manuel], México ha vuelto a mirar a América del Sur”, expresó Fernández en septiembre una entrevista con C5N.

“Existe en muchos de los gobiernos de América del Sur, el gobierno uruguayo, el mexicano, el de Bolivia, eventualmente el argentino, la idea de reconstruir la integración que alguna vez fue. En el Grupo de Puebla también está Samper [Ernesto, ex presidente de Colombia], un hombre que con mucho esfuerzo mantiene en pie a la Unasur”, agregó.

“La idea es empezar a hablar entre todos y recuperar la integración que se ha quebrado”, dijo el entonces líder del Frente de Todos, y destacó que el planteo no apunta a confrontar con Estados Unidos, sino a ampliar el marco de alianzas.

Ahora, presidente electo de la Argentina, Fernández podrá materializar su objetivo al convertirse en el anfitrión del segundo encuentro del Grupo de Puebla, mientras se prepara para viajar a México hoy para intentar compatibilizar agendas con López Obrador.

A su regreso, Fernández debería definir qué papel interpretará en el segundo encuentro. Analiza si debe asumir una participación activa o solo una presencia protocolar.

Entre los participantes convocados para el encuentro en Buenos Aires figuran los expresidentes Dilma Rousseff, Rafael Correa, Fernando Lugo, José Mujica, Ernesto Samper, Leonel Fernández y el exmandatario español José Luis Rodríguez Zapatero.

Fuente: La Nación

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