Haití: Amnistía Internacional denuncia la represión y 35 muertes en seis semanas de protestas
Las autoridades de Haití deben poner fin al uso ilegítimo de la fuerza contra manifestantes y deben garantizar el derecho a la vida. Así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional, tras verificar múltiples casos de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía durante seis semanas de protestas antigubernamentales en las que al menos 35 personas perdieron la vida; en muchas de las muertes estuvo implicada la Policía Nacional.
“Las imágenes que hemos verificado arrojan luz sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por las autoridades haitianas. Las fuerzas de seguridad bajo el mando del presidente Jovenel Moïse han hecho uso de la fuerza excesiva. Esos incidentes deben investigarse de manera inmediata, exhaustiva y efectiva”, ha manifestado Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
Las imágenes que hemos verificado arrojan luz sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por las autoridades haitianas. Las fuerzas de seguridad bajo el mando del presidente Jovenel Moïse han hecho uso de la fuerza excesiva.
“El presidente Moïse debe tomar medidas urgentes para garantizar que quienes protestan contra su gobierno pueden hacerlo de forma segura, sin poner su vida en peligro. La policía debe dejar de utilizar armas de fuego cargadas con munición real en el contexto de las protestas, y debe tomar medidas especiales para garantizar la seguridad de los y las periodistas que informan sobre la situación política y de derechos humanos en Haití.”
El personal de investigación de Amnistía Internacional y el Cuerpo de Verificación Digital de la organización han verificado vídeos de varios incidentes en los que la policía ha utilizado armas menos letales de forma indiscriminada e ilegal, incluidos casos en los que se ha lanzado gas lacrimógeno desde un vehículo policial en marcha contra personas que se manifestaban pacíficamente, se ha disparado contra manifestantes con munición menos letal a una distancia extremadamente corta, y se ha golpeado a un manifestante.
Amnistía Internacional ha verificado también casos en los que la policía, armada con rifles semiautomáticos, ha disparado munición real durante las protestas, contrario a lo establecido por el derecho internacional de los derechos humanos y las normas internacionales relativas al uso de la fuerza.
Entre el 16 de septiembre y el 17 de octubre, la ONG haitiana Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (Réseau National de Défense des Droits Humains, RNDDH) documentó al menos 35 muertes en el contexto de las protestas, incluidas al menos nueve a manos de la policía. En ese mismo período, la ONG informó de que más de 200 personas habían resultado heridas, entre ellas al menos ocho periodistas.
Problema 1: Uso indiscriminado de armas menos letales
- Según el derecho y las normas internacionales de derechos humanos, el uso de las armas menos letales —como el gas lacrimógeno, los cañones de agua o las balas de goma— debe limitarse a situaciones específicas, tras someterlas a un cuidadoso examen y sólo cuando sea necesario y proporcionado a un objetivo policial legítimo, ya que pueden causar lesiones graves o la muerte.
Ejemplo 1: Un vehículo policial en marcha lanza lo que se sospecha que es gas lacrimógeno contra personas que se manifiestan pacíficamente
El 11 de octubre, en torno a la Route de Delmas, Puerto Príncipe, un vehículo policial en marcha arrojó imprudentemente lo que se sospecha que era gas lacrimógeno contra personas que se manifestaban pacíficamente, y las obligó a dispersarse.
Ejemplo 2: La policía dispara a quemarropa contra dos hombres
El 4 de octubre, en el contexto de las protestas de Puerto Príncipe, Haití, unos funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que empuñaban armas de fuego dispararon sin cuidado lo que se sospecha que eran balas de goma contra dos hombres mientras éstos huían y escalaban una valla.
Ejemplo 3: Un policía golpea a un manifestante que huye de cañones de agua
El 11 de octubre, en torno a la Route de Kenscoff, Puerto Príncipe, un agente golpeó en el estómago a un manifestante que huía de los cañones de agua.
Problema 2: Uso de munición real en el contexto de protestas
- El derecho y las normas internacionales disponen que la munición real sólo debe utilizarse como último recurso y cuando sea estrictamente necesario para proteger frente a una amenaza inminente para la vida o una amenaza inminente de lesiones graves.
- Las armas de fuego cargadas con munición real no son adecuadas para utilizarlas durante manifestaciones públicas o en otras concentraciones de personas. Si se requiere el uso de la fuerza para dispersar reuniones públicas violentas, este uso debe cumplir los principios de estricta necesidad y proporcionalidad.
Ejemplo 1: La unidad de seguridad del Palacio Presidencial utiliza armas militares durante protestas
El 16 de octubre, en la plaza Jean-Jacques Dessalines, Puerto Príncipe, Haití, unos miembros de la Unidad General de Seguridad del Palacio Nacional (Unité de sécurité générale du Palais national), unidad especializada de la Policía Nacional de Haití encargada de garantizar la seguridad del presidente y del Palacio Nacional, interrumpieron el funeral de una persona que presuntamente había perdido la vida en el contexto de las protestas. Según la información publicada en la prensa, ese mismo día se celebraron funerales similares en todo el país.
Los agentes iban armados con modernos rifles israelíes Galil ACE, un arma adecuada para operaciones de combate, no para el control policial de manifestaciones masivas, y un policía disparó munición real al aire cerca de donde se encontraban los manifestantes.
Según la RNDDH, dos personas resultaron heridas durante el incidente. Amnistía Internacional no ha podido verificar cómo resultaron heridas.
Ejemplo 2: Un policía dispara munición real contra manifestantes que huyen
El 11 de octubre, al menos un funcionario encargado de hacer cumplir la ley disparó munición real con una pistola contra manifestantes que huían en Petion-Ville, cuando no existía un riesgo evidente o inmediato para el agente (único caso en el que habría una justificación legítima y proporcionada para el uso de esa fuerza). Otro vídeo tomado en la zona sugiere que las protestas eran pacíficas.
Información complementaria
En Haití llevan organizándose protestas todo el año, provocadas principalmente por las denuncias de que altos cargos, entre ellos el presidente Jovenel Moïse, podrían estar implicados en el desvío de hasta 2.000 millones de dólares estadounidenses de beneficios procedentes del petróleo que Venezuela proporcionó a Haití en condiciones favorables.
En febrero, 41 personas murieron y 100 resultaron heridas en el contexto de protestas similares, según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
En septiembre, el Comité para la Protección de los Periodistas condenó los disparos recibidos por el periodista Chery-Dieu-Nalio, que resultó herido después de que un senador realizara un disparo al aire cerca del edificio del Senado.
El 10 de octubre, Néhémie Joseph, periodista de Radio Mega, fue hallado muerto en su automóvil.
La crisis en Haití alcanza nuevas dimensiones
En la séptima semana de protestas, y a cien años del asesinato de Charlemagne Peralta, el héroe de la resistencia a la invasión norteamericana de 1915-1934, las mayorías haitianas se movilizan el día de hoy en todo el país. En la capital Puerto Príncipe marcharán, significativamente, a la embajada norteamericana, denunciando la continuidad de la injerencia estadounidense en los asuntos domésticos de la nación caribeña. Por otro lado el Foro Patriótico, espacio que aglutina a más de 62 movimientos sociales y partidos políticos, se movilizará en siete grandes ciudades repartidas por toda la geografía nacional: Jérémie, Les Cayes, Miragoâne, Jacmel, Port-de-Paix, Hinche y Mirebalais. Las organizaciones populares reclaman, junto a otros sectores de oposición, la dimisión inmediata del presidente Jovenel Moïse y la resolución de la interminable crisis haitiana. Crisis que no deja de profundizarse, alcanzando día a día nuevas dimensiones.
Crisis agrícola y alimentaria
El día 18 de octubre el gobierno haitiano solicitó asistencia alimentaria a los Estados Unidos a través de una misiva firmada por el Ministro de Asuntos Exteriores, Bocchit Edmond. Dirigida al Secretario de Estado Micheal Richard Pompeo, la carta expresa: «Hago a su país, a nombre del Gobierno de la República, un pedido de ayuda urgente y del soporte logístico correspondiente para su distribución. Esta asistencia podría inscribirse así mismo en el marco del importante programa «Food for Peace»». Y añade, respecto a las políticas estatales en la materia que «los mecanismos establecidos, carentes de los medios financieros adecuados, aún no han producido, infelizmente, los resultados esperados».
El flagelo del hambre alcanza en Haití al 49,3 por ciento de la población, según un informe de la FAO. Hoy en día, la crisis energética en curso, el desabastecimiento de combustibles, la paralización del transporte a nivel nacional y el cierre de mercados, imposibilita que el campesinado coseche y comercialice su producción agrícola, la que ya comienza a pudrirse en los campos. Consecuentemente, la población rural ve afectado su único medio de subsistencia, a la par que los precios de los alimentos alcanzan precios exorbitantes en las grandes ciudades. Por último, el bloqueo casi permanente de regiones enteras del país y el control territorial de grupos criminales, impide la distribución de alimentos y agua por parte de las organizaciones internacionales que brindan asistencia a las poblaciones más vulnerables.
Sin embargo, diferentes sectores del país alertan sobre la utilización de la crisis alimentaria como una excusa para promover una «invasión humanitaria» del país, dado que la contraparte logística de la ayuda solicitada sería el despliegue de militares norteamericanos en todo el territorio nacional. Cabe recordar que no se trataría de la primera operación de estas características, si atendemos al hecho de que luego del terremoto del 2010, mientras países como República Dominicana, Colombia, Venezuela y Cuba enviaban rescatistas, médicos e ingenieros para socorrer a las víctimas, los Estados Unidos aprovecharon la debacle para ocupar el Aeropuerto Internacional y desplegar a miles de marines por todo el territorio.
Crisis política e institucional
En el presente mes de octubre deberían haber sido realizadas elecciones parlamentarias para renovar las bancas de los senadores del país. Sin embargo, la gravedad de la crisis, la inestabilidad política, y el rechazo unánime a un sistema electoral viciado, fraudulento, y controlado técnica y políticamente por los Estados Unidos y por organismos internacionales, produjeron que la realización de las elecciones no fuera ni siquiera sopesada por el gobierno y las fuerzas de oposición. Cabe destacar que desde la renuncia del ex Primer Ministro Jean-Michel Lapin, Haití carece de gobierno. La propia Constitución establece un régimen híbrido compuesto por un presidente, en el rol de Jefe de Estado, y de un Primer Ministro, encargado de la jefatura de gobierno. Si a esto sumamos el hecho de que las bancas de los senadores vencen en el mes de enero, el país se enfrenta a una profundización dramática de la dimensión política e institucional de la crisis. Carente de gobierno y de presupuesto oficial, Haití, un país semi-parlamentario, tampoco tendrá un parlamento válido y en funciones al comenzar el año entrante. Esto habilitará, de facto, procedimiento aún más discrecionales en la toma de decisiones, dado que el presidente comenzaría a gobernar el país por decreto, sin contrapesos ejecutivos ni legislativos de ninguna índole. La estrategia dilatoria de Moïse y sus aliados norteamericanos consiste en capear el temporal hasta enero, para socavar la de por sí escasa legitimidad del grupo de senadores opositores del Sector Democrático y Popular.
Crisis de seguridad y guerra psicológica
En los últimos días se han desplegado una serie de operaciones de desinformación y guerra psicológica bien orquestadas. En primer lugar, estas maniobras buscaron instalar en repetidas ocasiones la siempre desmentida renuncia del presidente Moïse. El 29 de octubre, en un breve discurso subido a sus redes sociales, éste ratificó su continuidad en el poder y volvió a convocar a un diálogo imposible, rechazado de plano por todos los sectores de la vida nacional. Consumando una extraña contorsión discursiva, e intentando reflotar su antigua imagen de «outsider» de la política tradicional, el empresario bananero comenzó a criticar el sistema político y económico del que es, sin embargo, su más alto representante.
En segundo lugar, diferentes fake news y tweets faltos, atribuidos a líderes de la oposición, al tradicional periódico Le Nouvelliste, y a periodistas reconocidos en el país, buscaron instalar que sectores de la oposición conservadora nucleados en el Sector Democrático y Popular habrían tomado la definición de tomar las armas para forzar la dimisión del presidente. El peligro de estas operaciones de río revuelto es que pretenden estimular la violencia callejera, que lejos de ser intrínseca a las movilizaciones de masas, es monopolizada por sectores criminales ligados al poder político, tal y como pudimos ver en algunos estremecedores tiroteos que fueron captados por ciudadanos y subidos a las redes sociales en los últimos días. La política de terror mediático sólo puede resultar provechosa para quiénes pretenden intimidar a la población para que ésta abandone las calles, o para quiénes quieren generar un escenario de guerra civil que de la coartada a una intervención norteamericana que arbitre las disputas entre las diferentes fracciones de la burguesía y la oligarquía nacionales. Los dirigentes de los movimientos sociales han sido muy enfáticos al garantizar el carácter pacífico de las protestas, en rechazar la violencia externa al proceso de movilización popular, y en rechazar todo tipo de intervención odiosa.