Evo Morales: «Esta es una cuestión de clases, no aceptan que un indígena haya cambiado Bolivia»

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Por Aitor Sáez

Evo Morales (Orinoca, 1959) no se despega de su pañuelo para sonarse repetidamente. La alergia es solo un síntoma. Dice sentirse expresidente por haber cumplido el mandato del pueblo, pero se considera jurídicamente aún presidente de Bolivia. Durante 14 años años gobernante del país andino, se siente incómodo a 6.000km de su tierra, alejado del frenesí político, pese a la agitada agenda en su exilio en la capital mexicana.

Usted renunció para evitar un mayor derramamiento de sangre, pero la violencia ha aumentado y se ha agudizado la crisis social.

Renuncié para evitar más agresión a nuestro movimiento político de liberación. Sin embargo, bajo ese golpe de Estado empieza una dictadura: en cinco días, 24 muertos a bala, más de 150 detenidos que están siendo torturados al estilo de las dictaduras del siglo pasado.

La presidenta del Senado, Eva Copa, de su propio partido Movimiento al Socialismo (MAS), pidió a los movimientos sociales «deponer posiciones» para «no vivir del luto», mientras usted sigue azuzando a las bases. ¿Resultan contradictorias esas posturas?

Pedimos que haya una pacificación, pero los movimientos sociales asumieron una responsabilidad de que ya basta de este golpe de Estado. No es que desde aquí estemos impulsando a las bases, queremos que haya diálogo y desde el martes pedimos una mediación. Acaban de informarme de una reunión para sentar un diálogo entre las Naciones Unidas, la Iglesia, junto algunos países de Europa y los ministros asilados en las embajadas. Por eso es tan importante la pacificación, pero el pueblo no acepta el golpe y entonces se moviliza.

Sobre ese diálogo ya hay una mesa de negociación y los diputados y senadoras de su partido ya han asumido funciones. Se han dado pasos para lograr la paz y la restauración del poder. ¿Cuánto Bolivia y su partido necesitan a Evo? ¿Estaría dispuesto a dar un paso atrás renunciando a participar de ese diálogo?

La ruta del diálogo primero debe ser identificar a las autores intelectuales y materiales de estos delitos de lesa humanidad. Segundo: dar todas las garantías a autoridades, líderes sindicales, asambleístas, porque una de las amenazas es cerrar la Asamblea. Y tercero, hay que escuchar a los compañeros movilizados sobre la petición de sacar a Jeanine Áñez. Eso está por encima de nuestro control y seguimiento. Personalmente estoy acá hacinado. Quién sabe si determinados sectores sociales, no todos, me puedan escuchar a mí.

La pregunta era si es posible y viable un diálogo sin Evo.

Es posible.

¿Por qué ha nombrado entre otros al expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, como posible mediador en ese diálogo, sobre todo cuando su mediación en Venezuela no tuvo todo el éxito deseado?

No terminó (la crisis venezolana), pero evitó el golpe de Estado, hay que reconocerlo. No solo Rodríguez Zapatero, sino varios facilitadores internacionales evitaron la intervención militar. Yo saludo ese gran esfuerzo que hizo el hermano Rodríguez Zapatero, tengo mucho respeto hacia muchos expresidentes.

¿Qué le parece la falta de pronunciamiento público tanto de España como de la Unión Europea?

No tengo últimas informaciones, pero que yo sepa Europa siempre respeta las elecciones, las constituciones y yo he recibido unas llamadas telefónicas no recuerdo exactamente de qué países. Ayer recibí una llamada del exprimer ministro de Egipto, me vino a visitar el canciller de Uruguay…

¿Ha recibido alguna llamada del Gobierno español o de algún partido político?

Sí de algunos amigos, algunos movimientos sociales. Del Estado, no.

¿Entra en sus planes aceptar la invitación de asilo del presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, que asume su cargo el 10 de diciembre, y de ahí entrar por tierra a Bolivia?

Uno quisiera volver lo antes posible a su país. Por más que haya un gobierno de facto, pido garantías. Saludo que el gobierno de México me haya salvado la vida. Pero sí, siento que podría estar mejor cerca de mi país, aunque no está decidido. Mi respeto y admiración por ese ofrecimiento del presidente electo de Argentina.

La presidenta interina, Jeanine Áñez, advierte que si regresa a Bolivia tendrá que enfrentarse a la Justicia por fraude electoral y corrupción. Antes esas acusaciones usted ha respondido que no tiene miedo ni nada que esconder. ¿Se presentaría ante la justicia para poder regresar a Bolivia?

Siempre he respondido ante la justicia desde que soy dirigente sindical. La historia se repite: me expulsaron del Congreso en el 2002 para inhabilitarme por instrucción de la embajada de Estados Unidos y ahora me expulsan de Bolivia. Son mentiras y acusaciones para quererme amedrentar y no me van a intimidar para nada.

¿Se sentaría entonces en el banquillo?

¿Cuántas veces me han hecho sentar? Esa es nuestra lucha, es la lucha del mundo indígena, pero quiero que sepas que esta es una cuestión de clases. No aceptan que un indígena junto al pueblo hayamos cambiado Bolivia.

Alguna vez ha asegurado que solo usted puede encabezar esa transformación de Bolivia. ¿Todavía cree que su partido no tiene ningún líder válido?

Solo decía que tal vez yo tenga más experiencia. Para hacer política hay que saber unir al pueblo y yo empecé desde muy joven. Tenemos líderes de sobras, pero uno es una referencia. En todo caso es mi obligación acompañar a esos nuevos líderes. Mi gran deseo es cómo pacificar y si sirvo algo para pacificar, estamos allá para empezar el diálogo con los opositores, con los movimientos sociales o también con el gobierno de facto.

En 14 años de gobierno cosechó una amplia popularidad, pero que empezó a languidecer en el 2016, como usted mismo ha reconocido a algún medio. ¿Fue un error desacatar la voluntad del pueblo que rechazó la posibilidad de su reelección en el referéndum en el 2016?

Era un referéndum en base a la mentira, nos ganaron por pocos votos. Si tuviéramos 60 o 70 votos más, ganábamos nosotros. Pero al margen del referéndum, si algunos consideran que era candidato ilegal e inconstitucional, ¿por qué se presentaron a competirme (en las elecciones de octubre de este año)?

¿Confiarían en que esta vez sí se respetarían los resultados y el mandato popular…?

Pero si querían que se respetase, entonces no deberían presentarse. Pero ellos saben que nuestra candidatura es constitucional, porque mediante una sentencia constitucional se habilita. Y no solamente en Bolivia, también en algunos países de América Latina.

Una sentencia lograda mediante subterfugios legales al menos cuestionables, a través de una dudosa interpretación de la Constitución y basado en tratados internacionales…

No era deseo mío, sino pedido del pueblo que con cierta jurisprudencia internacional acudió al Tribunal Constitucional (TC) y nos habilita. Y la sentencia del TC se respeta porque es parte de la Constitución.

¿A partir de esa sentencia se polariza aún más la sociedad boliviana?

En tema de gestión iba sobre el 70-80% (de aprobación). Evidentemente en tema de elección rondaba el 40%. En tema de encuestas para la reelección teníamos más del 50%. No tenemos nada que mentir.

El Periódico

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