Colombia | Las emociones detrás del 21N – Por Juanita Vélez
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Hoy será el paro nacional que pinta más fuerte en décadas, que puede cambiar el gobierno de Iván Duque y que tiene al Presidente pegado a los micrófonos.
Las fronteras terrestres y marítimas están cerradas. El martes amaneció con soldados en algunas calles de Bogotá, aunque el nuevo ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dice que no va a militarizar las ciudades; la Policía, avalada por fiscales, hizo 27 allanamientos en las grandes ciudades y Duque fue a Candela Estéreo a repetir lo que ha dicho en por lo menos 16 declaraciones este mes: que la protesta social es un derecho, pero que muchas de las razones por las que la gente saldrá hoy a la calle son mentiras.
Hoy no habrá clases en muchos colegios y universidades, hay locales en las zonas centrales de ciudades con sus fachadas empapeladas, y aunque los empresarios están más precavidos que preocupados, muchas empresas trabajarán a media marcha.
¿Y la gente? Unos salen con indignación, ya sea sin miedo, a pesar de él o todavía más motivados después de los allanamientos; otros no le ven sentido a una marcha que no tiene una consigna clara; otros más sienten que nada va cambiar si salen y otros se mueren del susto de terminar como Chile.
Eso encontramos tras hablar con 103 personas entre SúperAmigos de La Silla Vacía y gente en las regiones que cubrimos: 52 saldrán a la calle y 51 no porque no quieren o no pueden. En Twitter, en cambio, se disparan los que sí salen: 139 personas nos respondieron que marchan, contra 11 que no.
Estas son las emociones que mueven a los marchantes y a los no marchantes de hoy.
Los que salen
Estamos indignados con el Gobierno
La emoción que atraviesa a los marchantes es, sobre todo, la indignación con el Gobierno.
Las razones más repetidas para sentirla son la falta de liderazgo de Duque, el incumplimiento al Acuerdo con las Farc, la política de seguridad y los asesinatos a líderes campesinos e indígenas.
“Yo estoy a favor del paro y saldré con mis dos hijos a marchar. Estoy muy indignada con todo lo que pasa, estoy cansada del desgobierno y de la falta de empatía y respeto por las víctimas del conflicto. Trabajo como independiente y mis hijos estudian en universidades privadas. Nunca he sido afectada por el conflicto colombiano, no soy líder social, no conozco a ninguno. Pero me parece válido salir a marchar por aquellos que aunque yo no conozca necesitan de nuestra voz y respaldo”, nos dijo Patricia Torres, una SúperAmiga que es comunicadora social.
“Sí voy porque no estoy de acuerdo con la política de seguridad y porque la implementación de los acuerdos no es una prioridad. Sí tengo miedo por lo que pueda pasar, pero creo que no podemos dejar que el miedo domine nuestro juicio y nuestras decisiones”, nos contestó Lina Ortiz en Twitter.
Es una indignación que en algunos casos se está sobreponiendo al miedo.
Hay más ganas que miedo
“Yo marcho porque me parece que Duque es un inepto, es una persona sin norte fijo, tirando para todo lado pero no a los verdaderos problemas. Sí siento que lo de hoy va a ser muy fuerte, va a ser un llamado duro de que estamos inconformes con lo que está pasando, como lo de los niños. Siento que la marcha va a ser pesada, mucha gente dice que habrá vandalismo, pueden haber infiltrados, pero igual quiero salir, mi miedo no va a ser más grande a mi inconformismo”, nos dijo Nicole, una contratista de la Alcaldía de Cali.
Una de las raíces del miedo es lo que pueda hacer el Gobierno, en especial la Policía y el Ejército.
“Sí hay miedo, la idea de represión estatal es evidente. Saldré apretando dientes”, nos respondió Eyder Martínez Montoya en Twitter.
Algo parecido nos dijo Jaime Peláez, un sociólogo de Medellín: “No me da miedo de los encapuchados si fueran de los universidades, pero yo tengo muy claro que no son de las universidades ni de las centrales obreras ni nada eso, sino que es de la Policía o del Ejército.”
Otra raíz del miedo es que las marchas terminen en lo que ha pasado en otros países.
“Mi esposa y yo saldremos a marchar en Manizales, pero sí hay algo de nervios, más que todo por cómo se han dado las cosas en Chile y Hong Kong, y que la gente quiera emular esas marchas y protestas”, dice Guillermo Roldán, un SúperAmigo empresario.
Muy parecido se sentía Miguel Espitia Usta, un tuitero. “A mí me da temor por lo que ha pasado en otros países del vecindario. Existen razones para salir a marchar (en Colombia siempre han existido) que son problemas acumulados, sin embargo, da temor que puedan tomar esas razones como excusa para hacer lo que hicieron, por ejemplo en Chile.”
Incluso hay gente que le teme no a lo que pase hoy, sino a lo que digan de ellos. Por ejemplo, Juan Camilo Monge, un publicista, nos dijo que salía, pero tiene miedo de “estigmatizarse en la empresa, de parecer mamerto o izquierdoso, guerrillero o castrochavista, simplemente por hacerles saber que uno quiere marchar al paro”.
Pero también están la esperanza y la alegría de sentir que algo está cambiado y que hay que salir para hacer parte de eso.
“Me da alegría y me conmueve el corazón que el pueblo colombiano y la juventud se esté despertando de toda esta barbarie”, nos dijo Luis Antonio Betancourth, un conductor de carga que nos encontramos en el Parque Santander de Bucaramanga. “Tengo 60 años y solo he vivido una tortura política en Colombia. A mi edad no pienso en qué puede pasar, solo en salir y arriesgar”.
Aunque la bandera de este paro es el ‘Paquetazo de Duque’, es decir, políticas o declaraciones del Gobierno en temas de paz, laborales, pensionales o tributarios, también encontramos gente que se pegó por peticiones propias.
Luis Mesa, un constructor caleño, nos dijo que se pondrá la camiseta blanca contra el Gobierno, “por el sistema bancario que tenemos cuando compramos una casa, nos cobra siete veces el valor inicial”.
O Dora Helena Ospina, que en Twitter nos dijo que sale “por lo que me han quitado, soy pensionada y porque mis dos hijas profesionales esperan que alguna empresa las acepte”.
Pero también hay muchos que no piensan salir.
Los no marchantes
Las razones son flojas y no hay un mensaje claro
Además de los que nos dijeron que no van a salir por salud o porque no pueden darse el lujo de no trabajar, muchos no marcharán porque sienten que el ‘Paquetazo de Duque’ está inflado y que la marcha refleja a distintos sectores pidiendo su tajada.
“No marcho porque no le veo propósito específico a la marcha. No veo cómo puede mejorar el panorama social, económico y político. Hay tantos temas por los que la gente va a salir a marchar que no entiendo cuál va ser el impacto real en el Gobierno. Salimos a gritar un día entero y luego como si nada hasta que vuelvan a embarrarla y se repite el ciclo”, nos dijo Juan Pablo Parra, psicólogo y politólogo de los Andes.
“Claro que hay razones para la protesta. Lo que tampoco encuentra uno es un hilo conductor de la movilización. Es una sumatoria de quejas y molestias, pero no hay un propósito unívoco más allá de quejarse y protestar”, nos dijo un médico santandereano que vive en Bogotá. “El ‘Paquetazo de Duque’, los asesinatos a líderes, la pobre implementación del Acuerdo, la corrupción política, la reforma laboral, la pensional, los impuestos. De todo como un botica, pero sin un hilo que aglutine ni oriente”.
También hay quienes no salen por miedo a la violencia.
“Hay fuerzas muy oscuras que se aprovechan de todo esto para desestabilizar”, nos dijo Didier, que trabaja en el sector solidario en Antioquia.
Para un empresario en Barranquilla la cuestión es no apoyar “nada que impida que las personas puedan ir libremente a trabajar y estudiar… me da miedo que se aprovechen del desorden que causa la protesta para dañar lo que la ciudad poco a poco ha ido construyendo»,
O como nos dijo María Bahamón, una empresaria huilense, “yo no voy a salir porque creo que hay desinformación y eso lo están utilizando movimientos extremistas externos para generar caos. Me da mucho miedo que la gente aproveche esto para violentar y acabar con todo”.
Katherine Fernández, que trabaja en una miscelánea en el centro de Bogotá, nos dijo que “la gente está asustada por lo que se dice que puede pasar”, y que en el centro tienen como referencia las protestas estudiantiles de este año que, según ella, terminaron afectando las ventas y a varios locales en la zona.
Incluso hay gente que pensaba salir, pero ya no.
“Antes sí pensaba salir, pero con los últimos paros ya me da miedo, sobre todo porque ha estado peligrosa la reacción del Gobierno, que ha sido desproporcionada y porque han atacado a gente de la universidad”, dice María Paula Garzón, estudiante de la Universidad del Rosario.
Está también la sensación de que nada va a cambiar por salir a marchar y que es más lo que “construyen” si siguen trabajando que salir a la calle.
“Nada. No voy a salir a marchar. Es una marcha como cualquier otra, mucho pánico innecesario, no va a pasar nada, más que arengas contra el gobierno, marihuana y alcohol libremente, esas son las marchas aquí, y unos políticos socialistas atizando el ambiente” nos dijo en Twitter Miguel Villarraga.
«No voy a marchar, acá la dinámica política no cambia por paros y manifestaciones. Esto es una cadena de eventos desafortunados a nivel municipal, regional pero seguirá predominando la corrupción en la mente del colombiano por un buen tiempo. (…) Y eso no cambia con marchas, cambia con educación y valores, la problemática social cada día es más grande y los recursos más escasos (…)», nos dijo un joven monteriano.
Todo está orquestado por la izquierda
Está también la sensación de que todo el paro es orquestado por la izquierda, que es un complot del Foro de Sao Paulo (como dijo inicialmente el expresidente Álvaro Uribe) y que como hay sindicatos que invitaron al paro y apoyaron a Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial, salir es ayudarle a la izquierda.
“Es una marcha boba. Es lógico que Petro está detrás de eso, los que promueven las marchas es la izquierda. Como hacen las marchas acá en Popayán no tienen sentido de pertenencia y dañan todo. A mí la Minga me afectó, me toca pagarle un año más a mi hijo que perdió el semestre por el paro estudiantil. Yo pienso que no voy a salir porque van a dañarnos todo”, nos dijo Carlos López, un taxista que vive en Popayán.
Martín Jaramillo, un economista de 24 años nos dijo, “muy difícil marchar con tanto oportunista pescando en río revuelto. No quiero ser contado como los que apoyan a…”
“No apoyo el paro. Entiendo que haya descontento, pero no veo ninguna propuesta concreta (en pensiones, laboral, etc); para mí es solo una instrumentalización de la izquierda para entorpecer con cero responsabilidad fiscal. Es demagogia”, nos dijo un SúperAmigo que no quiso ser citado.
O como nos lo dijo un taxista caleño: “Yo ese día no saco el carro, pero no es porque apoye el paro, no, porque eso es un paro sin razón de ser porque está convocado por las fuerzas de izquierda y salió del foro de Sao Paulo”.
También están los que no salen porque sus iglesias o sus jefes les recomendaron no ir.
“Yo quiero ir pero la verdad me da miedo que me den bala o algo así, además me siento cohibida porque en mi trabajo son re fachos y mi jefe manda todo el tiempo videos y cosas contra el paro a modo de indirecta por WhatsApp”, nos dijo una tuitera paisa.
“No mijita, al trabajo hay que hacerle frente. Además, ¿no vio Séptimo Día? Eso como se hacen y queman las casitas y las cosas, no, no, no. Ya en la iglesia (Movimiento Misionero Mundial) también nos dijeron hace rato que a ese paro no fuéramos porque eso era terrible, que iba a ser terrible y rezamos para que ese día llueva y no puedan quemar nada y se dispersen”, nos dijo Mercedes Palencia, una vendedora ambulante en Santander.
“Ojalá llueva en todas las ciudades y se acabe esa marcha. ¿Para qué salir? Produzcan, trabajen y luego sí pidan”, nos dijo un economista bogotano.
Hoy se verán esas dos caras del paro. Dependerá de la reacción de Duque, de lo que hagan los marchantes y encapuchados, y de cómo lo registremos los medios, qué crece más: si la indignación de unos por su Gobierno o la sensación de otros de que el viernes, así muchos marchen, amaneceremos siendo el mismo país.