Argentina: Alberto Fernández anticipó que rechazará los desembolsos previstos con el FMI
Argentina rechazará los desembolsos previstos en el programa pactado con el Fondo Monetario Internacional. La definición la ofreció el presidente electo Alberto Fernández el martes por la tarde durante una entrevista radial: “¿Si tenés un problema porque estás muy endeudado, creés que la solución es seguir endeudándose?”. No es la solución”, expresó el mandatario al precisar que “una de las primeras reglas que tenemos que tener es dejar de pedir dinero”.
El acuerdo alcanzado por el gobierno de Mauricio Macri con el FMI prevé un crédito por unos 56.700 millones de dólares de los cuales el organismo multilateral ya transfirió 44.149 millones de dólares. A dos semanas para asumir, Fernández reiteró la fórmula que utilizó durante la conversación que mantuvo con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, cuando le anticipó que presentará un plan para retomar el sendero del crecimiento económico sin profundizar en el ajuste.
El recorte del gasto es una exigencia que el FMI impone a todos los países con programas de financiamiento en marcha. Cortar ese canal de financiamiento mejora las perspectivas para la renegociación con el principal acreedor individual del país. «Necesitamos reactivar la economía para poder pagar y resolver el problema de la deuda con sensatez», destacó Fernández.
“No sé si va a venir el dinero (que resta) del acuerdo, un acuerdo que dice que le van a mandar a Argentina casi 57 mil millones de dólares y le han dado hasta acá 45 mil millones, quedan 11 mil millones. ¿Tengo un problemón y voy a pedir 11 mil millones más? Yo quiero dejar de pedir y que me dejen pagar”, expresó Fernández en conversación con Radio con vos.
Los recursos que restan ingresar son levemente superiores a los señalados por el mandatario electo durante la entrevista: alrededor de 12.400 millones de dólares. Resta un desembolso por 5400 millones de dólares que estaba congelado desde mediados de septiembre y los siete tramos de 1000 que, según el diseño acordado entre el FMI y el gobierno saliente, iban a transferirse durante el próximo gobierno.
“Intento ser una persona seria, una persona que dice que va a hacer algo y sabés que lo va a cumplir. No quiero firmar acuerdos que no voy a cumplir, esos acuerdos los firmó Macri y no cumplió ninguno. Yo voy a firmar uno y lo voy a cumplir. La primera regla para cumplir es decir ‘no me presten más plata y déjenme desarrollarme para poder pagarles’”, expresó Fernández que comenzó así a ofrecer detalles sobre el proceso de renegociación de los pasivos heredados del gobierno saliente. “Discutamos cuánto tiempo necesito, pero no me des más plata. Porque es querer calmar la borrachera tomando más vino. No quiero agrandar el problema, quiero resolverlo, pero con sensatez”, aseguró el presidente electo.
El FMI devino en el principal acreedor individual del país y, por eso, la renegociación de la abultada deuda con el organismo constituye un punto de partida para el próximo gobierno. Los lineamientos ofrecidos por Fernández sobre las conversaciones bilaterales que comenzaron la semana pasada durante una llamada telefónica con Georgieva apuntan a limitar la injerencia del Fondo sobre el diseño de la política económica. Argentina seguirá siendo el principal acreedor pero, al menos, no inflará la dimensión de sus obligaciones con ese prestamista. Las declaraciones de Fernández coincidieron con el encuentro que mantuvo con el embajador de Estados Unidos en Argentina, Edward Prado (se informa en nota aparte). El respaldo del gobierno norteamericano fue determinante para que el FMI habilite el préstamo más grande de su historia y flexibilice sus tradicionales exigencias.
Consejo de experto
Existen distintos equipos de economistas y abogados cercanos al Frente de Todos que trabajan en posibles lineamientos para una renegociación de la deuda con el FMI y los acreedores privados para resolver el principal condicionante macroeconómico que dejará el gobierno de Macri. Una de las posibilidades que comenzó a tomar fuerza es la impulsada por el economista Martín Guzmán. El investigador de la Universidad de Columbia, colaborador cercano del Premio Nobel Joseph Stiglitz que en los últimos meses devino en un experto de consulta para distintos miembros del próximo gobierno, plantea acordar con tenedores de bonos privados dejar de pagar los servicios de deuda durante los próximos dos años. Extender los plazos de vencimiento, reperfilar los intereses y, como expresó este martes Fernández, dejar de recibir los desembolsos que quedan del préstamo del FMI. Si se deja de recibir los desembolsos del FMI, explicó Guzmán a finales de octubre, Argentina se liberaría de las condicionalidades y exigencias del organismo.
Durante la conversación con Radio con vos, Fernández señaló que “nadie me pide un ajuste porque saben que no hay por dónde ajustar. Se ajustó tanto que se dejaron de dar vacunas”, apuntó para recordar que “se lo dije a la directora del Fondo, en Argentina reaparecieron enfermedades porque se dejaron de dar vacunas: sarampión, varicela, tuberculosis. Para que se haya dejado de darles vacunas a los chicos, es que ajustaron en lo que no debían”. El presidente electo enfatizó la importancia de reactivar la actividad a partir de la demanda interna: “La economía está hace más de dos años paralizada con caída del consumo. Tenemos que volver a fabricar, dar créditos para que se reactive la producción, darles dinero a los jubilados para que consuman. Tenemos que hacer lo que acá se llama peronismo”, consideró el ex jefe de Gabinete.
Luego de los cruces por Bolivia, Alberto se reunió con el embajador de EE UU
Por Martín Piqué
El embajador de Estados Unidos, Edward Prado, visitó este martes al presidente electo Alberto Fernández en las oficinas que el próximo mandatario de la Argentina utiliza desde hace tres semanas en el barrio porteño de Puerto Madero, sobre la calle Encarnación Ezcurra al 300. El diplomático llegó hasta el lugar de trabajo de Fernández junto a varios funcionarios de la Embajada. Lo acompañaban el consejero político Chris Andino, el consejero económico Tim Stater, el consejero de asuntos públicos Silvio González y la ministra consejera de la representación estadounidense en Buenos Aires, Mary Kay Carlson.
Antes de reunirse con Fernández, quien se sumó a la reunión un rato después, Prado mantuvo una conversación preliminar con el diputado Felipe Solá, el ex embajador Jorge Argüello, el abogado Gustavo Beliz, quien residió varioss años en EEUU, y Santiago Cafiero, mano derecha del presidente electo. Se descuenta que Solá y Argüello ocuparán roles importantes para la política exterior de la futura administración: al primero se lo menciona insistentemente como canciller, al segundo le estaría reservada la embajada de la Argentina en Washington.
Al finalizar la reunión, el propio Fernández difundió desde sus redes sociales una primera impresión del encuentro con Prado. “Recibí al embajador de los Estados Unidos en Argentina, Edward Prado, a quien le reiteré mi voluntad de tener la mejor relación con ese país, en un marco de respeto y madurez, para beneficio de nuestros pueblos”, tuiteó el presidente electo.
No se trató de una reunión meramente protocolar, mucho menos intrascendente. En los más de veinte días que transcurrieron desde la conversación telefónica que AF mantuvo con Trump (el llamado se produjo el 1° de noviembre, poco después de las elecciones generales del 27 de octubre), el panorama político e institucional en América Latina se agravó hasta niveles inimaginables poco tiempo atrás.
El hecho más grave, sin duda, fue el golpe de Estado en Bolivia, todo un proceso de desestabilización contra Evo Morales que incluyó un reclamo abierto del entonces jefe del Ejército boliviano, Williams Kaliman, para que Morales presentara la renuncia. A partir de los acontecimientos en Bolivia, el propio Fernández emitió hace quince días una fuerte crítica al gobierno estadounidense.
Puntualmente, el mandatario argentino cuestionó que la administración de Trump hubiera felicitado a las FFAA bolivianas y a la autoridad emergente tras el golpe –la senadora opositora Jeanine Áñez- por contribuir a “preservar la democracia”. Los dichos de Fernandez, como se esperaba, tuvieron mucha repercusión.
“El Ejército (de Bolivia) dejó de obedecer a sus mandos naturales y se puso en contra del presidente. Y ese no es un buen camino. A mi juicio, Estados Unidos retrocedió décadas, volvió a las peores épocas de los años 70 con las intervenciones militares contra gobiernos populares y elegidos democráticamente. No hay ningún ejército victorioso, como ha planteado el gobierno americano. No es verdad que el gobierno de Bolivia (en alusión a la autoproclamada mandataria de Bolivia, Jeanine Áñez) haya garantizado la democracia. En todo caso la impidió”, fueron las palabras textuales de Fernández.
Ex juez con 35 años de experiencia en su país, proveniente del Estado de Texas, Prado está fuertemente alineado con el Partido Republicano. Antes de ser designado embajador por Donald Trump, se desempeñó durante 14 años como miembro de la Corte de Apelaciones del 5° circuito.
Una de las primeras declaraciones públicas de Prado antes de desembarcar en Buenos Aires fue anticipar, desde Washington DC, su voluntad de colaborar con el Poder Judicial de la Argentina. “En mis conversaciones con mis amistades judiciales hay cosas que podemos hacer trabajando juntos para mejorar el sistema judicial de la Argentina”, señaló en aquel lejano abril de 2018.
Esa última frase fue leída como un aval implícito respecto de lo que algunos especialistas llaman ‘law-fare’: la persecución judicial al populismo.
Más allá de las diferencias que puedan existir en relación a la actualidad de la región y de América Latina –diferencias que ya son públicas y que difícilmente puedan zanjarse en el corto plazo-, lo cierto es que la centralidad y la influencia del gobierno estadounidense pueden ser claves para la renegociación y el reperfilamiento de la deuda externa, tanto con el FMI como con los grandes acreedores privados internacionales.
No por casualidad, durante la conversación telefónica que mantuvieron a principios de mes, Trump coló un mensaje sugestivo entre las felicitaciones por el triunfo electoral de Fernández. “He instruido al FMI para trabajar con usted. No dude en llamarme”, transmitió a su interlocutor.