Qué se elige y quiénes son los candidatos

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Rumbo a las elecciones en Bolivia

Bolivia se prepara para los comicios que tendrán lugar el domingo 20 de octubre, para los cuales estarán habilitados a sufragar un total de 7.315.364 bolivianos. Se escogerán presidente y vicepresidente, 9 representantes ante organismos supraestatales del exterior y los 130 diputados y 36 senadores que renovarán la Asamblea Legislativa Plurinacional.

El sistema electoral boliviano, de mayoría relativa, precisa que para elegir presidente es necesario que un candidato obtenga o bien más del 50% de los votos válidamente emitidos o superar el 40% con una ventaja superior a los 10 puntos porcentuales por sobre el segundo más votado. En caso de que ninguna de estas dos posibilidades ocurra, las dos primeras fuerzas deberán dirimir la Presidencia por la vía del balotaje, el cual se realizaría, en esta oportunidad, el 15 de diciembre.

Esta será la primera ocasión en que se lleven a cabo elecciones generales en Bolivia tras haberse realizado unas primarias[i], las cuales tuvieron lugar el pasado 27 de enero y en las que los militantes de cada uno de los partidos políticos definieron las candidaturas que integrarían las respectivas fórmulas presidenciales. De allí surgieron los nueve binomios –presidente y vicepresidente- que competirán por la Presidencia si bien, como detallaremos a continuación, han habido algunas renuncias y reemplazos posteriores.

Aspirantes a la Presidencia

La fórmula del Movimiento Al Socialismo (MAS), conformada por el actual presidente, Evo Morales, y el vicepresidente, Álvaro García Linera, buscará su cuarto período consecutivo de Gobierno. Como principal contendiente se sitúa Carlos Mesa, por una coalición política de centro-derecha denominada Comunidad Ciudadana (CC). Carlos Mesa ya ejerció la Presidencia de Bolivia entre 2003 y 2005 tras la huida de Gonzalo Sánchez de Losada. Finalmente, Mesa terminaría renunciando también tras una nueva oleada de protestas.

Detrás de ellos se ubica Óscar Ortiz, por la alianza Bolivia Dice No (BDN), una candidatura que sigue la estela del federalismo cruceño y que ha tenido grandes dificultades para consolidar su propuesta a nivel nacional. Durante la precampaña, las presiones para que renunciara y facilitara una candidatura unificada antimasista, llevaron a la renuncia de su compañero de fórmula, Edwin Rodríguez. En cuarto lugar entre las preferencias se ubicaría el outsider que más polémicas ha propiciado en la recta final: el médico y pastor evangélico originario de Corea del Sur y naturalizado boliviano, Chi Hyun Chung, quien a fines de agosto reemplazó al expresidente Jaime Paz Zamora como presidenciable por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), luego que Zamora declinara su postulación.

Por último, completan las opciones el gobernador de La Paz, Félix Patzi, del Movimiento Tercer Sistema (MTS), el exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, de la Unidad Cívica Solidaridad (UCS), Virgilio Lema, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Israel Franklin Rodríguez, del Frente Para la Victoria (FPV), y la única candidata mujer, Ruth Nina, del Partido Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL).

Estrategias discursivas

“Futuro seguro” fue el slogan central de la campaña de Evo Morales. La idea remite a una reelaboración comunicacional del concepto de estabilidad, principal activo de su gestión. En la propuesta audiovisual y gráfica la continuidad de las políticas de inclusión, los bonos sociales y la distribución del ingreso convivieron con imágenes del presidente inaugurando obras y presentando avances en industrialización, desarrollo económico y soberanía energética. Se trata de una estrategia que buscó sacar réditos a la valoración positiva que tiene la mayoría de los bolivianos respecto al Gobierno del MAS –según la última encuesta de Celag[ii], el 67% evalúa como positiva la gestión de Evo Morales-.

Al mismo tiempo, el “futuro seguro” operó como recurso discursivo para construir un antagonismo con un pasado inestable, edificado en la figura de Mesa y sustentado en la idea de “volver al FMI” y a las políticas de ajuste, lo que encajó muy bien con un Mauricio Macri derrotado al otro lado de la frontera sur.

“También aprendimos de nuestros errores”, expone a cámara Morales en otro de los productos oficiales. Junto con la reivindicación de los logros en materia económica y de gestión, el Gobierno intentó mostrarse crítico y propositivo hacia lo que viene, en un gesto por interpelar al sector de indecisos. Un futuro Ministerio de Ciencia y Tecnología, créditos para vivienda o el programa “Empleo bicentenario”, orientado a la inclusión laboral para jóvenes emprendedores, fueron algunas de las principales promesas de campaña.

En la vereda de enfrente, la campaña de Carlos Mesa se estructuró bajo la idea de “una Bolivia Mejor”. Sin embargo, el slogan “ya es demasiado” fue el verdadero aglutinador de la discursividad opositora. Muchas de las piezas producidas por el candidato de Comunidad Ciudadana se orientaron a alimentar la desconfianza en el funcionamiento de los poderes públicos: persecución judicial, fiscales sobornados, críticas al sistema de salud, denuncias de corrupción policial y política.

“Vamos a proteger los bonos. No vamos a privatizar”, dice en uno de los spots un Mesa de camisa blanca y jean mientras camina a cámara rodeado de varones y mujeres que asienten sonrientes. A tono con el corrimiento que adoptan las campañas opositoras en países donde gobiernan proyectos progresistas, Carlos Mesa debió adaptarse a los idearios que priman en un país en el que el 61,7% considera que los bonos sociales son imprescindibles para una mejor calidad de vida y más de la mitad valora positivamente la nacionalización de los recursos estratégicos, como se desprende de la última encuesta de Celag. “No nos digan que este es el mejor país que podemos tener”, afirmaba Mesa en otro spot en el que reconocía logros de gestión, evitando centrarse en aspectos económicos para encarar, en cambio, una campaña de contraste con el MAS recurriendo al factor hartazgo.

Una de sus tácticas más persistentes en el último tiempo fue la de atribuir a Morales la responsabilidad de las pérdidas ambientales generadas por los incendios en los bosques de la Chiquitanía. No es un hecho menor que el tramo final de las campañas de la oposición esté marcado por la irrupción de los cabildos celebrados por comités cívicos en Santa Cruz y en La Paz, en los que se abogó por el voto antiEvo y el desconocimiento de los resultados electorales. En el último mitin de La Paz convergieron tanto Carlos Mesa como Óscar Ortiz, y sus discursos comenzaron a moverse en tándem con los resultados de algunas encuestadoras que señalan que habría balotaje. De este modo, buscan crear un clima proclive a la instalación de la idea del fraude electoral en caso que Morales termine imponiéndose en primera vuelta.

Lo que dicen las encuestas

A esta altura, nadie pone en duda que los resultados del 20 de octubre arrojarán un triunfo del oficialismo, por lo que el MAS conseguirá, por cuarta ocasión consecutiva, erigirse como el partido más votado. La incógnita esta vez pasará por develar si el caudal de votos que recibirá será suficiente para consagrar a la fórmula Morales-García Linera o si, por el contrario, será necesario recurrir al balotaje a fin de dirimir -seguramente con Mesa- quién se hará con la Presidencia. Se da por descontado que el presidente la tendrá más difícil en esta ocasión, luego de haberse impuesto con holgura en sus tres triunfos previos, en los que Evo cosechó el 53,74% de los votos en 2005, el 64,22% en 2009 y el 61,36% en 2014. El natural desgaste de su figura, especialmente tras haber perdido el referéndum de 2016, lo colocan en un escenario en que, por primera vez, la segunda vuelta aparece como una posibilidad.

Para analizar cuán factible es una u otra opción, podemos mirar las 25 encuestas que se realizaron a partir de febrero, con posterioridad a las elecciones primarias y una vez definidas las candidaturas. El promedio de éstas señala que Morales se ubicó, durante todo el período, unos 9,7 puntos porcentuales por encima de Mesa, 35,9% a 26,2%. Ortíz figura en un lejano tercer lugar con 9,6% y la suma de todos los otros candidatos por debajo de éste, con 7,9%.

Ahora bien, la lectura de estos datos tal y como usualmente son presentados puede ser un tanto engañosa, por varias razones. En primer lugar, si tenemos en cuenta que se registra en promedio un 11,9% de votos blancos/nulos, los cuales no forman parte del conteo para la distribución porcentual ya que esta se hace únicamente tomando los votos válidos. Si, además, consideramos que se registra en promedio un 11,7% de indecisos, la proyección de la intención de voto -una vez descontados los casi 24 puntos no computables de media- nos remite a un más amplio 45% a 33% entre ambos contendientes, lo que daría la victoria a Evo Morales sin necesidad de recurrir al balotaje.

Esta ventaja sería aún más contundente si consideramos que muchas de las encuestadoras suelen subrepresentar al votante de Morales, toda vez que realizan encuestas recogiendo datos solamente de áreas urbanas, desestimando al tercio de la población que vive en zonas rurales, notoriamente más afín al Gobierno del MAS. De hecho, de acuerdo a la última encuesta de Celag, realizada a nivel nacional y de manera presencial, la evaluación positiva hacia la gestión de Evo Morales crece más de 10 puntos entre la población rural con respecto a la urbana, de 63,6% a 74,8%.

Efectivamente, si desestimamos las encuestas que solamente se han concentrado en zonas urbanas y tomamos, por el contrario, aquellas que han tenido una cobertura nacional tanto urbana como rural, la ventaja promedio sería de 37,7% a 25,3% a favor de Morales, tal como puede observarse en la tabla. Si, como hicimos anteriormente, desestimamos los votos blancos/nulos e indecisos, la proyección daría 46,5% a 31,3%, resultado muy cercano al que obtendríamos si a la última encuesta de Celag se le descontaran los votos no válidos e indecisos, lo cual arrojaría un 46,2% a 30,3%. Como vemos, coincide con el cálculo obtenido a través del promedio de 15 mediciones de 7 encuestadoras distintas, siempre que las mismas representen áreas tanto urbanas como rurales. Estos valores nos indican que una segunda vuelta es bastante menos probable de lo que muchos grandes medios, a través de la manipulación de sus encuestas, nos quieren hacer creer.

Perspectivas para la próxima Asamblea Legislativa

Como se ha dicho, el 20 de octubre los bolivianos tendrán la posibilidad de votar para determinar la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, la cual legislará los próximos 5 años. A partir de la Constitución promulgada en 2009, se aumentó de 27 a 36 el número de senadores, siendo escogidos cuatro representantes por cada uno de los nueve departamentos. Para la Cámara de Diputados las 130 bancas se repartirán entre 60 diputaciones plurinominales, 63 diputaciones uninominales y 7 para las circunscripciones especiales indígena originario campesinas. Una de las mayores disputas se centrará, precisamente, en torno a cuál será la composición del próximo Congreso.

De confirmarse la tendencia que señalan las encuestas, las proyecciones permiten conjeturar que el MAS conseguiría retener la mayoría en ambas cámaras, pero que ya no alcanzaría a contar con un apoyo equivalente a los dos tercios como hasta ahora. Especialmente difícil será que el oficialismo consiga los 24 senadores, lo cual no es un dato menor pues podría verse afectada la dinámica gubernamental, ya que si bien en general es suficiente la aprobación mediante la vía de la mayoría, es decir con 19 votos, para algunas disposiciones –como, por ejemplo, la elección de seis de los miembros del Órgano Electoral Plurinacional, la preselección de los postulantes a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, la designación del contralor general del Estado, del defensor del pueblo o del fiscal general del Estado- es necesario contar con la aprobación de dos tercios de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

A la espera del día M

En la recta final para los comicios, mucho ha machacado la oposición respecto al rol del Tribunal Supremo Electoral (TSE), acusando al organismo de no actuar como un poder independiente respecto al Gobierno, como indica la Constitución. Tal vez por ello y para evitar suspicacias es que María Eugenia Choque, presidenta del TSE, confirmó la presencia de 228 observadores internacionales. Los mismos corresponden a 91 miembros de la OEA, 22 por la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE), 2 por la Unión Europea, una misión de 97 diplomáticos acreditados en Bolivia, 5 por el Observatorio de la Democracia del Parlamento del Mercosur, 2 europarlamentarios y 9 observadores enviados por la Cancillería británica.

La cuenta regresiva ha comenzado. Los bolivianos seguramente acudirán en masa a depositar su voto, tal y como lo vienen haciendo en las últimas contiendas –desde 2005 Bolivia se ha convertido en uno de los países de la región con mayores niveles de participación, promediando un 89% en las 3 últimas presidenciales-. Continuidad o cambio serán las alternativas, lo que se juega de fondo en estas elecciones. Evo Morales o la oposición, esa es la cuestión.

[i] https://www.celag.org/informe-postelectoral-elecciones-primarias-bolivia/

[ii] https://www.celag.org/bolivia-clima-preelectoral-octubre-2019/

CELAG


Presidenciales 2019: El perfil de los candidatos

Lo que se ha dicho hasta ahora es poco comparable con lo que se podría decir de los candidatos que pugnarán en octubre a un nuevo periodo presidencial nada menos hasta el 2025, cuando en el mundo ya se haya agotado la discusión por la tecnología 5G y esté entrando a una carrera desenfrenada por conquistar otros planetas. En Bolivia la situación es distinta. Aquí, estaremos buscando dejar de depender de la cadena de altas y bajas de los precios que se pagan en bolsa por los alimentos, los minerales y si se descubren nuevos reservorios de gas habrá que reconocer que Evo Morales es un predestinado.

Las elecciones de octubre van a ser por lo tanto un ejercicio no solo de sucesión, algo más que eso; de esquemas o programas bien definidos con cálculos extremos sobre tópicos que no se han discutido con verdadera relevancia en la meca del poder. Cómo llegar a 2025 sin depender de las fluctuaciones del dólar, de la guerra galáctica comercial que enfrentan a los gigantes: Estados Unidos y China. Cómo acomodar soja, carne y minerales en el mundo desarrollado que se encamina a periodos insostenibles de desequilibrios; cómo desarrollar las baterías de litio que moverán a los autos del futuro y cómo Bolivia sería, si apostamos a convertirnos en una potencia mundial de alimentos. Así dispuestas las cartas, este es el perfil de los señalados a ocupar puestos de mando en Bolivia para el periodo 2020 – 2025. Periodo al que se enfrentará el mundo civilizado tal como lo conocemos.

Cabe aclarar que el perfil de estos cinco candidatos de los ocho que terciarán en las elecciones fue elaborado durante la emergencia ambiental por los incendios en la Chiquitanía; tema que deberá incluirse en sus programas de Gobierno, que se presenta como una gran oportunidad para que Bolivia imponga una agenda menos maleable de la que se conoce hasta la fecha cuya discusión se encuentra en la agenda de los países industrializados, sin que nada cambie de orientación.

Evo Morales (Movimiento Al Socialismo (MAS))

Se trata de un caudillo inamovible. Ha jugado a la política con la rigurosidad de un reloj suizo; más aún, con la habilidad de un ajedrecista de salón desclasificado para las funciones de gala. Muy criticado por su extenuante rotación con todo y todos los que pasan a su alrededor. Ha enseñado el método de no llegar tarde; ha cambiado los relojes por la hora andina, ha ampliado su centro de poder efectivo; se ha movido en nomenclaturas impensadas. Capaz de trascribir los secretos de los fantasmas que cohabitan los pasillos del poder y hacerlos temblar a las 5 de la mañana, cuando se sienten invencibles. Poco a poco Evo ha derrotado a todos. Esta dispuesto a seguir la buena racha que lo ha acompañado otros cinco años, aunque no falten los agoreros, los que hacen de brujos anunciando que una crisis impiadosa lo agotará. Evo Morales, sabe interpretar con habilidad asombrosa un ritmo cardiaco capaz de demoler a cualquiera. Su política internacional tan criticada por el fracaso del fallo de la Corte de Justicia de La Haya no ha trampeado su imaginación para buscar otras salidas. Su imagen exterior es la más clara demostración de quién es quién en el concierto mundial. «Evo Pueblo» puede estar con las organizaciones sociales que lo reivindican y, minutos más tarde, puede abrazarse a los principales actores de la política de centro y de derecha sin cansancio ideológico. Una habilidad y la suerte lo persiguen en medio de su propio orden, el orden al que nos tiene acostumbrados.

Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana (CC))

Ambivalente, no parecía capaz de enfrentar un nuevo periodo a la presidencia con la sonrisa desordenada cuando la dejaba en 2005. Entonces, con la renuncia en la mano, bajó las escaleras del Hall del Palacio Quemado tan feliz de dejar su puesto de mando que las cámaras que lo seguían no consintieron palabras. Todo estaba dicho de antemano. Claro, antes de eso, consecutivamente en dos anteriores oportunidades había renunciado a la presidencia y amenazó con irse. Parece una componenda del diablo añorar un puesto en el que Mesa no se siente feliz. No se le puede negar al historiador y periodista sus potencialidades en la comunicación, pero cuán lejos se encuentra de convertirse en un líder capaz de fijarse objetivos de largo plazo sin apelar al ego o la deshidratación que le provoca la presidencia. Cuan feliz sería cualquier jefe de Estado en contar con sus servicios de comunicación.

Víctor Hugo Cárdenas

No es suficiente plantear la legalización de la marihuana en una población adormecida y fraguada por los desequilibrios culturales; ni parece haber llegado la hora de la tenencia legal de armas en defensa propia. Innovador, acaba Víctor Hugo Cárdenas despertando sus propios temores ante un virtual fracaso electoral. Las metas sin objetivos certeros apuntan a una simple casualidad, a una hora en la que todos reclaman citas puntuales con la nueva historia que se pretende escribir de Bolivia. Una invocación alucinada no está mal cuando se hace vista a las excentricidades de una candidatura ingeniosa e ingenua a la vez.

Oscar Ortiz (Bolivia Dijo No (BDN))

Ha cambiado de matriz; el pelo en retro, las gafas en intención de aporte intelectual, afirman un gran defecto. Quién es Oscar Ortiz, es la primera pregunta que se hacen los seguidores oficiosos de las campañas políticas. Santa Cruz se vuelve a enfrentar sin padrones de liderazgo con el caudillo de las tierras altas. Ortiz es una combinación de muchos factores en los que se mezcla el desarrollismo cruceño que ya parece imparable e inobjetable, que concede la última oportunidad de perdón a quienes se han convertido en el motor de su desarrollo. Condenado por los próximos 10 años a ser parte todavía aislada de la cabeza donde se define el poder, el candidato de Bolivia Dice No BSN, deberá esperar su turno. Una nueva generación de estudiosos de Harvard, deberán esperar que se abra el horizonte para desembarcar en la política de alto vuelo.

Virginio Lema (Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR))

Quién podría creer hace 15 años que el MNR constituido como uno de los partidos más notables desde la revolución del 52 acabara pulverizado, seriamente herido de muerte y a punto de desaparecer en estas elecciones, quedando apenas el recuerdo de una generación de intelectuales surgidos de las arenas del Chaco. Uno de los apuntados por su desmoronamiento anticipado, es quien fuera su candidato en las elecciones de 2002, el elegido para acompañar a Gonzalo Sánchez de Lozada que arteramente se volcó al ataque contra el candidato de sus amores. A Lema poco le queda. Es el candidato de una era no demarcada para él.

Félix Patzi (Movimiento Tercer Sistema (MTS))

A mucha honra -dirán quienes lo conocen- se desprendió del MAS cuando el partido se había convertido en un bastión inimaginable de purgas extrañas. Fue como tocar el infierno. Entonces se precipitó a un liderazgo a la deriva que dejó marcas. Con aire de intelectual aimara trató de contaminar un ambiente reservado a las nuevas élites políticas. Justificó sus desilusiones fomentando el sectarismo que combatía, arrimándose a los viejos conocidos en la franja del troglodismo político. Se ha convertido de a poco en un rehén de sus propias dosis de orgullo, sin renunciar sus aspiraciones. Patzi es una copia deformada de lo que quiso ser algún día con pocas chances de lograr sus ambiciosas metas.

A qué se juegan y cómo responden las encuestas

El candidato por el MAS podría alcanzar su cuarta reelección, aunque en esta ocasión las cartas no parecen sonreírle con en los anteriores procesos en los que llegó a obtener inéditos 64% de los votos. En las más optimistas encuestas Evo lleva la suficiente diferencia para ser erguido a un nuevo periodo. 37%.

El candidato por CC tiene un panorama difícil en el último mes de campaña. La guerra sucia instalada desde varios flancos parece apuntar con todo al periodista. Si a principios de año se sentía posesionado en los primeros lugares cerca de Evo, las últimas cifras han disminuido considerablemente su apoyo. 26%.

El candidato por Bolivia Dijo No ha debido sortear varios escollos, el principal no ser una figura pública conocida del elector, sobre todo el que está en el occidente del país. Sus equipos de campaña dicen que ha revertido esta incómoda situación y que hoy está más cerca de la gente. 12%.

Con Víctor Hugo Cárdenas han pasado cosas imposibles. Sus fuerzas se han rentilizado por algunos desaciertos en sus osadas propuestas. Sus vehículos de comunicación son inciertos y a pesar de que se trata de una persona conocida, no ha conseguido sumar apoyos conexos. Está muy lejos de eso. 2%

Con el actual gobernador del departamento de La Paz pasan varias cosas extrañas. Ha alcanzado puestos de mando que no lo han posesionado como el factor de un cambio generacional. Su gestión no ha sido lo suficientemente útil para definir el modo de una sucesión probable de crecimiento que parece lejana. 2%.

Con el candidato por el MNR pasan factores diversos. Debe ser muy difícil asumir de repente la conducción de uno de los partidos más vigorosos del espectro nacional hoy con fuerzas disminuidas y a punto de pasar a la historia por su triste papel durante el último Gobierno de Sánchez de Lozada. Muchas explicaciones con escasos recursos. 1%

Datos


¿Qué debes saber sobre las elecciones generales en Bolivia?

Tras los comicios de este domingo que se realizarán en Bolivia, el actual presidente Evo Morales aspira a ser reelecto por los votantes, por lo que podría renovar su mandato hasta 2025.

Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS), es el presidente que más tiempo estuvo al mando en la historia del país, por lo que tiene la posibilidad de extender aún más su Presidencia.

¿Qué se elige?

En las elecciones generales se elegirá presidente y vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores para el período que va desde 2020 a 2025. A diferencia de otros países, en Bolivia las cámaras legislativas no se renuevan por partes sino en su totalidad.

Para ganar en primera vuelta, alguno de los candidatos debe lograr más del 50 por ciento de los votos válidamente emitidos o un mínimo del 40 por ciento con una diferencia de diez puntos frente a la segunda alternativa más votada.

En caso de no ocurrir, habrá una segunda vuelta en diciembre.

¿Cuántos votan?

Son poco más de siete millones los ciudadanos habilitados para votar para este domingo, concretamente un total de 7.315.364 personas.

De estas, 6.974.363 están habilitadas para votar en Bolivia, y 341.001 en el exterior del país.

La apertura e mesas está prevista para las 08H00 hora local (12H00 GMT) y tiene previsto cerrar a las 16H00 hora local.

Principales candidatos

Los principales sondeos dan como vencedor a la Presidencia al actual mandatario boliviano, con un 40 por ciento de los votos. Desde 2006, Morales está al frente de la nación, aplicando políticas que repercuten en el bienestar del pueblo e insistiendo en su idea: «La política es servicio, que no alcanza el tiempo para todo lo que hay que hacer».

El principal capital del oficialismo es su gestión económica, por lo que el eje de la campaña es el slogan «futuro seguro” y en la televisión hay spots que advierten sobre el riesgo de caer en una crisis como la argentina.

Como principales contendientes, aparecen las figuras del expresidente Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Óscar Ortíz (Bolivia dice No). Según las encuestas, Mesa sería el segundo después de Morales en las predicciones pero no puede asegurar conseguir una segunda vuelta.

En tercer lugar está Carlos Óscar Ortíz Antelo, senador nacional y representante de «Alianza Bolivia», una suma de ‘Bolivia dice no’ y el Movimiento Demócrata Social. Oriundo de Santa Cruz y administrador de empresas, el hombre tiene un discurso estructuralmente liberal.

Violencia y desestabilización

Ante la posibilidad de que la ciudadanía elija nuevamente a Morales como el máximo mandatario de la nación, se han generado diversos actos de indisciplina y desestabilización durante la campaña contra los integrantes del MAS.

Por esta situación, Morales exhortó a la población a no plegarse a los intereses violentos y exhorta a la población a acudir a ejercer el sufragio de formas pacíficas y sin violencia.

Quienes intentan la violencia atentan contra la democracia, no contra el instrumento político. Pero el mundo ve de donde viene la violencia (…) vamos a seguir derrotando a los separatistas (…) y a los ´vendepatrias´», confirmó el jefe de Estado.

Telesur


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