Las 10 conclusiones de las elecciones de 2019
Más allá de los sonados resultados en ciudades como Bogotá, Medellín, Cúcuta o Cartagena, las elecciones locales y regionales de ayer muestran 10 grandes conclusiones:
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Los ‘palos’ muestran un país diferente
Las votaciones en todas las ciudades grandes representan un país urbano que elige por fuera de las maquinarias.
Aunque tiene antecedentes en las votaciones de Bogotá desde que eligió a Antanas Mockus en 1995, en Medellín desde que ganó Sergio Fajardo en 2003, en Cali desde que ganó John Mario Hoyos en 200 , o en Barranquilla desde la victoria del Cura Hoyos en 1992 se ha venido consolidando y ha demostrado el debilitamiento del clientelismo.
Solo en los últimos tres años, las mayoría de las maquinarias han estado del lado perdedor en el plebiscito de 2016 en la primera vuelta presidencial de 2018, y esa votación de opinión casi logra que pase la consulta anticorrupción hace poco más de un año.
Esta vez todas las grandes ciudades del país eligieron alcaldes que eran o de pura opinión (como William Dau en Cartagena, Claudia López en Bogotá o Jairo Yáñez en Cúcuta) o la mezclan con el apoyo de maquinarias (como algunos liberales con Daniel Quintero en Medellín, el grupo de DIlian Francisca Toro con Jorge Iván Ospina en Cali o el sector de Mauricio Lizcano, de La U, con Carlos Mario Marín, en Manizales).
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Bogotá reitera su independencia
Bogotá ha votado por candidatos lejanos a los presidentes por lo menos desde 2003, y ha girado hacia la izquierda, el centro o la derecha de forma difícil de prever. Esta vez fue algo similar con la elección de Claudia López, una candidata que marcaba un cambio grande frente a la administración de Enrique Peñalosa sin ser la ruptura radical que representaba el petrista Hollman Morris.
Ese mensaje de independencia se refrenda en que Carlos Fernando Galán, quien quedó de segundo tras hacer una campaña fulgurante, tuvo justamente el impulso de reiterar que era un candidato independiente, y que uno de los debates más fuertes de la recta final fue la discusión de si lo era, al recibir el apoyo de líderes barriales y candidatos a JAL de partidos tradicionales.
Pero, además de todo, al elegir a una mujer abiertamente gay y distante y críticas de la clase política, mostró autonomía frente a visiones tradicionales de quién debe ejercer el poder político.
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El uribismo quedó muy golpeado
Como anticipamos, al uribismo no le irían bien buscando Gobernaciones ni alcaldías de capitales porque le costó trabajo tener candidatos fuertes en y acabó aliándose con estructuras tradicionales. Pero ayer fue peor, porque en los lugares donde tenía altas probabilidades de ganar, no ocurrió.
El caso más obvio es la Alcaldía de Medellín, que parecía fija con Alfredo Ramos pero perdió por 235 mil votos contra 303 mil de Daniel Quintero, a quien Álvaro Uribe señaló de ser petrista en una ciudad en la que le fue muy mal en las presidenciales al candidato de izquierda, y en la que la izquierda es débil.
Tampoco le fue bien en Córdoba, donde Uribe tiene fuerza por su relación con los política de ese departamento y por ser propietario de una gran extensión de tierra, pues Carlos Gómez perdió con 297 mil votos contra 448 mil del liberal Orlando Benitez.
En el Huila, el uribismo tenía apuesta propia con Manuel Macías y la fuerza de haber sido el partido más votado a Congreso y en las presidenciales del año pasado. Pero quedó en un lejano quemó en el tercer lugar con 41 mil votos, contra 235 mil que sacó el liberal alternativo Luis Enrique Dussán.
En Caquetá perdieron la alcaldía de Florencia, que tenían; en Caldas fracasó su alianza con los liberales, y en Bogotá tenían la apuesta de Miguel Uribe, que acabó de último.
Aunque caso a nivel de concejos el partido ganó espacio, pues al abrir las listas lograron pasar de 1,1 a 1,5 millones de votos (del 6,4 al 7,7 por ciento del total nacional), pero a asambleas se mantuvieron en 1,1 millones de votos, un porcentaje menor que hace cuatro años por el aumento de los votos totales. En los dos casos, son el quinto partido más votado.
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Las maquinarias funcionan más a gobernación que a alcaldía
Aunque en las ciudades más grandes ganaron candidatos que le peleaban a los que tenían el respaldo de maquinarias, a las gobernaciones la tendencia es la contraria: ningún gobernador ganó impulsado esencialmente por la opinión, incluso si en sus capitales sí ganó un alcalde de ese corte. Las maquinarias se llevaron todas las gobernaciones del país.
Por ejemplo, si en Medellín ganó Daniel Quintero, contendor del uribista Alfredo Ramos, que tenía el apoyo de la mayoría de maquinarias, Aníbal Gaviria se llevó la Gobernación con el apoyo de casi todos los grupos políticos del departamento, como los de La U, Cambio Radical, los liberales y los Verdes.
En Bolívar la victoria de las maquinarias en Gobernación y su pérdida en Alcaldía es todavía más visible, pues el mandatario de Cartagena será William Dau, un primíparo en la política conocido por su discurso anticorrupción, mientras que el nuevo gobernador Vicente Blel tiene el apoyo de su papá, el exsenador condenado por parapolítica Vicente Blel Saad.
La historia se repite en Santander con Juan Carlos Cárdenas, el ahijado político del suspendido Rodolfo Hernández; y el nuevo gobernador Mauricio Aguilar, hijo del condenado coronel de la Policía Hugo Aguilar y alfil del clan político más poderoso de Santander.
Y algo parecido pasa en Norte, donde a la Alcaldía sorprendió el verde Jairo Yáñez, mientras a la Gobernación quedó o el esperado, Silvano Serrano, apoyado por cuatro partidos tradicionales y siete de los ocho congresistas norsantandeareanos.
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La Alianza Verde puede cantar victoria (y los liberales también)
El partido de la alcaldesa electa de Bogotá, Claudia López, no solo triunfó en la capital. Logró otras victorias importantes en Cúcuta, con Jairo Yáñez; en Manizales, con Carlos Mario Marín; en Cali, con Jorge Iván Ospina; o en Florencia, con Luis Antonio ‘Coco’ Ruiz Cicery. También mantuvo la Gobernación de Boyacá, con Ramiro Barragán.
Además, fue el partido más votado a concejo en Bogotá, Boyacá y Amazonas, pasó de sacar 1,3 a 1,8 millones de votos a concejos y de 855 mil votos a 1,1 millones a asambleas.
Aunque otros partidos sacaron mayores votaciones, tener las alcaldías de las dos capitales más grandes, Bogotá y Cali, tras un proceso por fortalecer el partido que incluyó duras peleas por avales en lugares como Antioquia o el Valle, es una clara victoria.
El otro partido victorioso es el liberal, que en medio de unas elecciones en las que las coaliciones fueron la regla, logró ocupar dos gobernaciones propias (Córdoba y Sucre), otras con políticos liberales de vieja data como Antioquia y Huila.
Además, fue el más votado a alcaldías en nueve de los 32 departamentos y a concejo en 19; en la suma nacional de lejos el más votado a concejos (2,6 millones de votos contra 2 de Cambio Radical o los conservadores) y asambleas (2,2 millones contra 1,8 de los conservadores) y tuvo la segunda votación mayor a concejo en ciudades como Bogotá.
En la mayoría de esos ítems, además, creció o se mantuvo mientras los otros partidos tradicionales (Conservador, Cambio y La U) cayeron.
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Muchas maquinarias regionales quedaron reforzadas
A pesar del grito de independencia de las ciudades, en muchas regiones y especialmente a gobernación quedaron reforzadas estructuras tradicionales.
En algunos casos fueron herederos de gobernaciones actuales, como Nicolás García, heredero del gobernador de Cundinamarca Jorge Rey, que obtuvo el 55 por ciento de los votos; Luis Alberto Monsalvo Gnecco, exgobernador del Cesar y miembro de la casa del saliente Franco Ovalle; Elsa Noguera, de la casa Char y quien tenía el apoyo del grupo del saliente gobernador del Atlántico, Eduardo Verano; o Clara Luz Roldán, quien sucede a su jefe política, la gobernadora del Valle DIlian Francisca Toro.
Otras más que quedar reforzadas, resurgieron o crecieron. Eso pasa con los Blel, que habían perdido poder en Bolívar y solo tenían un concejal en Cartagena y ahora tienen Gobernador; los Aguilar, que hace cuatro año se pelearon y perdieron la Gobernación de Santander, y la recuperaron.
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El efecto Aída asustó pero no mucho
Como mostramos en nuestra crónica en vivo, el llamado efecto Aída, el temor entre algunos políticos de mover la maquinaria de la compra de votos por la sombra de la condena de la fugitiva senadora por ese delito, fue menor.
Aunque la semana pasada líderes y políticos en diferentes regiones le dijeron a La Silla que bajarían el perfil y cambiarían de estrategia para no dar papaya el día de las elecciones, la plata se vio en diferentes lugares.
Por ejemplo, puestos de control a votantes pagos, filas de taxistas y mototaxistas en una sede de campaña y los testimonios de algunos de ellos que dijeron haber recibido entre 200 y 300 mil pesos más un bono por trastear gente, evidenciaron la repartija de billete en Sincelejo por parte de la fallida campaña del cuestionado cacique sucreño Yahir Acuña.
En Bucaramanga la candidata a la Alcaldía, Claudia Lucero López, también encendió su maquinaria. En el barrio Morririco filas de votantes con certificado de votación en mano frente a una casa esperaban que líderes identificados con uniforme de su campaña verificaran su identidad en unas planillas.
A pesar de eso, en ciudades como Cúcuta las campañas sí se timbraron y decidieron no darle plata a los líderes para comprar refrigerios y transportar gente en carros particulares y no en taxis como en años anteriores.
Algo parecido pasó en Maicao en donde se vio el trasteo de votantes en camionetas con logos de campaña, pero no con el mismo movimiento que en otras elecciones.
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Ningún presidenciable viejo quedó fortalecido
Como anticipamos, ninguno de los presidenciables del año pasado (Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Germán Vargas) ganaron en las locales.
Petro tenía apuestas propias en 8 ciudades capitales: Medellín con Jairo Herrán, en Montería con Luis Fernando Ballesteros, en Bogotá con Hollman Morris, en Cúcuta con Carlos Mayorga, en Riohacha con Manuel Deluque, en Cartagena con Adelina Covo, en Bucaramanga con Carlos Toledo y en Mocoa con Jairo Bravo. En ninguna ganó.
A Gobernaciones tenía cinco apuestas y tampoco ganó en ninguna: en Cesar con Jaime Araujo, en Córdoba con Valentin de la Barra, en Atlántico con Nicolás Petro, en el Valle con Griselda Restrepo, en Putumayo con Jorge Cacimance.
Y el hecho de que no apareciera al lado de Hollman Morris en el cierre de la campaña mostró que aunque Morris sacó una votación mayor a la que calcularon las encuestas, Petro quedó como un perdedor de las locales 2019.
Fajardo ganó parcialmente con el triunfo de Claudia López en Bogotá, lo que podría ayudarle a ambientar su campaña en 2022, pero el triunfo no fue por él sino por el propio capital electoral de López y , de hecho, aunque estuvo en el discurso de López, no estaba en el centro de la imagen.
Además, sus candidatos propios quedaron muy lejos de ganar: Iván Mauricio Pérez tuvo una debacle a la Gobernación de Antioquia, pues quedó en el séptimo lugar con 46 mil votos y el 2 por ciento de la votación; Beatriz Rave a la Alcaldía de Medellín también tuvo también una derrota desastrosa pues sacó 14 mil votos y solo el 1,8 por ciento de la votación; y Alejandro Eder en Cali perdió en un tercer lugar con 133 mil votos y el 17 por ciento de la votación.
En 2015 Vargas fue un ganador de las elecciones, pues Cambio Radical quedó mucho más armado. Esta vez bajaron sus votos y su representación: en alcaldías pasaron del 9,48 al 5,22 por ciento de la votación nacional; en concejos del 12, 71 al 10,42, en asambleas del 11,75 al 10,45 y en JAL del 8, 87 al 8,27.
Además, sólo apareció al final de la campaña para recoger triunfos, con lo que mostró su poco peso dentro del partido, pues ya las cartas estaban echadas y era difícil que su presencia pateara el tablero.
Su partido ganó con candidato propio cinco gobernaciones (Arauca, Atlántico, Cauca Cesar y Putumayo) y tres capitales (Barranquilla, San José del Guaviare y Sincelejo), triunfos que son más resultado de grupos políticos de Cambio que del impulso de Vargas. Y, como demostraron las presidenciales del año pasado, esas victorias no significan más fuerza para él.
Además, entre los posibles presidenciables Federico Gutiérrez perdió con su ficha, Santiago Gómez, a la alcaldía de Medellín (quedó de tercero).
Los que sí ganaron y tiene aspiraciones son el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, que puso sucesor, impulsó cuatro concejales en su ciudad y fue aliado clave para el nuevo alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez; y Alex Char, que como era previsible puso sucesor en Barranquilla y gobernadora del Atlántico, y aunque perdieron sus aliados en Magdalena, ganaron en San Andrés y Sucre.
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Las suspensiones no afectaron, la Fiscalía un poco más
Aunque antes de las elecciones las suspensiones a varios mandatarios parecían ser un factor clave, al final parece que no afectaron mayormente.
Eso por lo menos se nota en que el suspendido y renunciado Rodolfo Hernández logró poner sucesor y concejales (además de un aliado en la alcaldía de Cúcuta); el suspendido Juan Pablo Gallo pudo poner sucesor en Pereira, con Carlos Alberto Maya; y el suspendido gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, logró elegir sin problema a su sucesor, Silvano Serrano.
Frente a decisiones penales, y por lo tanto más duras, de la Fiscalía, aunque no parecen haber afectado a Jorge Iván Ospina en Cali (quizás su estrategia y argumentos de ser víctima de persecución terminaron ayudándole), sí golpearon a los liberales de Xaquetá tras la captura y condena del gobernador Álvaro Pacheco, y lo mismo ocurrió con el grupo de Luz Piedad Valencia en Armenia, pues perdió su candidata, Piedad Correal.
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Ganaron los candidatos más de internet
Una última conclusión, que muestra un cambio en la forma de hacer política, es que los candidatos con campañas más propias de internet ganaron o tuvieron buenos resultados.
Eso se nota, por ejemplo, en la campaña de Daniel Quintero en Medellín, que aprovechó sus conocimientos y trayectoria en temas TIC para hacer una campaña vistosa y fuerte en redes.
También en el exitoso uso de los Facebook Live de Rodolfo Hernández desde cuando era alcalde, que potenciaron su impulso a la campaña de Juan Carlos Cárdenas en el mes largo final de campaña, tras su renuncia.
O en las victorias de Claudia López en Bogotá o Clara Luz Roldán en el Valle (aunque su campaña fue mucho más tradicional, le apostó fuertemente a internet).