Argentina: así fue el último debate presidencial de cara a las elecciones del domingo
#DebateAr2019 | Vea aquí el Segundo Debate Presidencial
Debate polarizado: Macri jugó con táctica agresiva y Fernández apuntó a las contradicciones del gobierno
Por Gimena Fuertes
El segundo y último debate antes de las elecciones del domingo próximo mostró a los dos principales contendientes en una cruzada en la que no sólo se enfrentaron por los modelos de país que proponen sino también en sus formas y enojos históricos. El candidato más votado en las PASO, Alberto Fernández, y el presidente de la Nación Mauricio Macri protagonizaron un duelo verbal y político en el que no faltaron chicanas, pero también propuestas de gobierno.
La tensión arriba y detrás del escenario se sintió durante las dos horas que duró el segundo debate presidencial en la Facultad de Derecho de la UBA. Los otros cuatro candidatos, José Luis Espert, Roberto Lavagna, Nicolás del Caño y Juan José Gómez Centurión, pudieron ampliar sus críticas y propuestas mientras el partido principal estaba en manos de Fernández y Macri.
La única propuesta concreta de gobierno que hizo Macri fue el cambio de la fórmula de actualización de la cuota de los hipotecados bajo el sistema UVA: reconoció la “desesperación” que estaban pasando las familias y prometió cambiar el aumento por inflación por el índice de variación salarial. Del Caño le endilgó que fueron una “estafa” y luego Fernández le respondió con otra promesa de gobierno y adelantó que creará el Ministerio de Vivienda. Ya en el debate pasado, el candidato del opositor Frente de Todos había propuesto la creación de otro Ministerio: el de Mujer y Diversidad. Otra de las pocas propuestas que hubo en la noche la tiró Espert al asegurar que bajaría la edad de imputabilidad a 14 años.
Fernández fue el que puso primera y apenas le tocó hablar criticó a su contendiente por el decreto que favoreció a su hermano, cuando habilitó el blanqueo de capitales de los familiares de los funcionarios. También logró meter otro golpe cuando Macri cuestionó la corrupción del gobierno de Cristina Fernández con la obra pública y le respondió que sus empresas fueron las contratistas del Estado. Fue ése el pie que usó Macri para victimizarse porque Fernández atacó a quien “no se puede defender”, en alusión a su padre fallecido Franco Macri. De hecho, según confirmaron desde ambos bandos, en el backstage Macri le endilgó haber mencionado a su padre y Fernández le contestó que era “un mentiroso” y un “inmoral”. Es que la familia del presidente fue protagonista varias veces del debate. El primero en mencionar la causa del Correo Argentino fue Del Caño, quien recordó la demanda que le inició al Estado nacional por la deuda de la ex empresa de los Macri.
“Aguantar la agresividad kirchnerista es duro, pero aguantar que digan que ellos son los que saben es imposible”, dijo Macri y se esperanzó con que lo iba a tener que “aguantar” una vez más en un supuesto tercer debate pre balotaje.
Otra de las argucias que intentó Macri fue emparentar a Fernández con su compañera de fórmula. “Esta semana quedó claro que el kirchnerismo y Alberto Fernández son lo mismo. Creo que Alberto Fernández dijo la primera vez una verdad en toda la campaña: ´Cristina y yo somos lo mismo´. Sin embargo, ese guante no fue retomado por el peronista, quien por el contrario aprovechó el debate para marcar sus diferencias diametrales con el Presidente en cada una de sus intervenciones. “No nos parecemos en nada, Presidente”, dijo una y otra vez. Macri también marcó una y otra vez esa diferenciación al repetir el recurso de nombrar a “ellos” y a “nosotros”.
Las tarifas, el desempleo, la seguridad y el vínculo con la prensa también marcaron los ejes del debate. Los candidatos más ideologizados fueron Del Caño, Espert -quien hizo permanente referencia a «los liberales»- y Gómez Centurión.
Del Caño se dio el gusto de apuntar al candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Angel Pichetto, a quien le dijo “Miky Vainilla”, el personaje fascista de Diego Capusotto. Espert disparó contra Macri y Fernández hacia el final, pero ninguno le respondió.
Lavagna volvió a mostrarse con poco manejo de los tiempos y su voz monocorde no ayudó a comunicar sus propuestas. Algunos tópicos, como la reindustrialización y el federalismo, se pisaban con los de Fernández, incluso cuando recordaban la reactivación de la economía en el primer gobierno de Néstor Kirchner, en el que ambos fueron funcionarios centrales. “Es necesario un replanteo territorial. Una política tributaria y crediticia a favor del interior. Propongo una nueva ley de coparticipación. Un sistema automático, dónde la nación ceda más recursos a las provincias”, sostuvo. En cambio, intentó mostrarse por sobre la grieta al criticar el clivaje entre “mano dura y mano blanda” y propuso “mano justa y firme”, al hablar de seguridad.
Del Caño se mantuvo fiel a su agenda y destacó que las crisis que atraviesan Ecuador y Chile están vinculadas a la situación del país. “Son un ejemplo para cuando el FMI intenta aplicar brutales ajustes”, destacó. El candidato del FIT criticó a Fernández y a Macri por igual. “Acá, empresas como la Barrick Gold, hacen lo que quieren. El gobierno anterior les permitió avanzar con la destrucción de nuestros glaciares cuando vetó una ley votada en el Congreso que los protegía; ahora Macri hasta les quitó las retenciones a las mineras”, criticó.
Gómez Centurión volvió a tener problemas con los tiempos, pero ahora por exceso, y desaprovechó valiosos segundos en varias tandas. Prometió la reforma laboral, criticó los planes sociales, despotricó contra el “progresismo cultural”. Pero también fue el único que criticó el sistema de inteligencia, el espionaje a periodistas y prometió disolver la AFI.
Debate presidencial: Seis tácticas en un formato rígido
Por Mario Wainfeld
Los seis competidores habrán repasado su desempeño en el primer debate. Tres trataron claramente de “reperfilar”: Mauricio Macri, Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión. Habían estado flojos “técnicamente” una semana atrás, los dos primeros mejoraron.
Alberto Fernández, José Luis Espert y Nicolás del Caño, que habían cumplido con sus diferentes metas, subrayaron el perfil presentado.
Este cronista se repite; el debate no es un como un partido de fútbol o una elección. No deja un resultado cuantificado, final. Ni acabó ayer a las once y cuarto de la noche. Se prorrogará en editados a menudo capciosos o parciales, polémicas en redes sociales, subrayados de momentos límite. Visto como unidad, el segundo encuentro resultó más parejo que el primero en el que descolló Fernández, titubeó el presidente, Gómez Centurión se excedía en el tiempo y Lavagna parecía lento para desarrollar sus posturas.
A título de opinión escrita contrarreloj.
* Macri cumplió en polarizar permanente contra “ellos” (el vocativo que más usó para cuestionar al peronismo) y en acusar directamente a Fernández. En victimizarse, especialidad de la casa.
* Fernández reaccionó de volea ante ciertas críticas adecuando su discurso: fue contundente enumerando datos de la gestión M.
* Lavagna consiguió encajar razonamientos elaborados en particular al hablar sobre economía.
* Del Caño y Espert portan ideologías claras, las expresaron con firmeza, interpelando tal vez en exceso a los muy convencidos. Gómez Centurión necesitará mejor coaching si es que llega a conseguir otra oportunidad.
Como en los combates de box que se definen por puntos, desde todos los rincones elevarán los brazos de su púgil cual si hubiera noqueado a los demás aunque posiblemente la abrumadora mayoría de la audiencia de ayer (u otres que se sumarán en días venideros) no habrá modificado ni repensado su voto.
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El ejercicio tuvo pimienta pese a estar encorsetado por las reglas rígidas: hubo acusaciones y reproches. Algunas señales, contados anuncios. Si el afán de Macri era dar vuelta la historia, parece haber fracasado. Si era mostrar enjundia, lo consiguió. Algo similar a su último tramo de campaña, más enderezado a mejorar la autoestima que a sumar nuevas adhesiones.
El presidente insertó todos los títulos o tips que la cadena oficial de medios privados propagará hasta el domingo 27. Comenzó con “la efedrina”. Siguió con la corrupción, Lázaro Báez. Hasta se ingenió para “colar” al presidente venezolano Nicolás Maduro en el espacio dedicado a la calidad institucional y el federalismo. Macaneó de lo lindo en cifras sobre economía y obra pública. Se ufanó falazmente de haber conseguido una merma record de la pobreza interrumpido por la “crisis de abril de 2018” cuyas causas o motivos ni siquiera insinuó. Mintió respecto de la autopsia realizada a Santiago Maldonado.
En los instantes finales vaticinó que habrá segunda vuelta y sobrevaloró las movilizaciones masivas de su núcleo duro. No brotaron de sus labios las palabras “derechos”, “trabajadores” o alusiones al Fondo Monetario Internacional. Prometió reducir la actualización de los créditos hipotecarios UVA para enero de 2020, esto es si gana.
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Fernández fue asediado por Macri, Gómez Centurión y Espert, quien le hizo una pregunta directa, cual si fuera movilero de Macri. Anunció la creación del Ministerio de Vivienda y de un Consejo de Seguridad con integrantes de la sociedad civil. Destacó la necesidad de crecer, fustigó “la uberización de la economía macrista”. Si el debate hubiera sido un combate de box se habría alzado con el último round porque se dirigió a todos los argentinos prometiendo y señalando un rumbo común y no solo a quienes acuden a sus marchas, como Macri. Habló como posible representante de toda la ciudadanía, el rol del presidente.
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Lavagna se lució al prescribir que el crecimiento, la generación de empleo y la reactivación de la capacidad ociosa preceden a los equilibrios fiscales o a otros objetivos económicos. Se afirmó en su terreno aunque no plasmó una tercera posición porque quedó mucho más cerca de Fernández que de Macri. En materia de Seguridad se diferenció de la “mano dura” (macrista, se infiere) y de la “mano fláccida” (peronista) pero, raro para él, quedó a nivel de slogan.
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Del Caño enarboló banderas contra la explotación minera, la represión en Chile, desempolvó una clásica demanda de la izquierda: la Asamblea Constituyente, que en nuestro sistema requiere muchos más votos y bancas que las del FIT-Unidad.
Espert dio cátedra de neoliberalismo recalentado, bregando para suprimir la coparticipación federal (creando, de facto, una Confederación), los sindicatos, las convenciones colectivas. Amenazó con encarcelar a los piqueteros. Engrosó con Juan Grabois su lista negra iniciada el domingo 20 con Hugo Moyano y Roberto Baradel.
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Cada cual atendió su juego. Macri se especializó en denuncias de corrupción (ajena). Frente a los datos de cierres de PyMEs, desempleo, pobreza, indigencia y hambre eligió la gambeta o tirar la pelota a la tribuna. Como recurso en el set de TV, pudo ser astuto. Como método para recuperar la legitimidad de ejercicio perdida… hummm.
Fernández ironizó sobre las alusiones a su “dedito” acusador versus los índices que desnudan el fracaso del Gobierno, Sin hacer alharaca, intentó blandirlo menos.
En menos de una semana la ciudadanía votará. Posiblemente prevalecerán las evaluaciones sobre su vida, sus derechos, su trabajo por encima de la esgrima verbal. Más de un 85 por ciento, acaso un 90 por ciento de los votos se repartirán entre dos fórmulas. Los otros cuatro candidatos quizás se conformarían con repetir los porcentajes alcanzados en las Primarias Abiertas (PASO) o mejorarlos un cachito. Con tan poca espera por delante, es sensato resistir la tentación, entre arrogante y timbera, de hacer más vaticinios.
Así será el tramo final de la campaña de Mauricio Macri y Alberto Fernández
A sietes días de las elecciones presidenciales, Mauricio Macri y Alberto Fernández ya tienen definidos sus cierres de campaña para el tramo final.
El Presidente, luego de la marcha del millón en la 9 de Julio, continuará el lunes con otra movilización del «Sí, se puede» en la plaza central de San Salvador de Jujuy, que será una de las últimas ciudades del país que visitará en la recta final de la campaña de Juntos por el Cambio de cara a las elecciones generales del 27 de octubre, donde buscará la reelección.
El gobernador Gerardo Morales recibirá a Macri y juntos encabezarán una caravana que partirá desde el Parque San Martín a las 18 horas para concluir en la plaza central frente a la Casa de Gobierno, donde se llevará a cabo el acto a partir de las 20 horas.
Las marchas del «Sí, se puede» comenzaron el 28 de septiembre en el barrio porteño de Belgrano y se replicaron en distintas provincias. El sábado fue el día de la mayor convocatoria con el multitudinario acto sobre la avenida 9 de Julio, donde Macri llamó a «dar vuelta la elección» tras el resultado adverso en las PASO del 11 de agosto.
Alberto Fernández, quien el jueves por el Día de la Lealtad peronista encabezó un acto en La Pampa junto a Cristina Kirchner, continuará con su campaña con una visita el miércoles a los gobernadores peronistas en la provincia de Chaco, donde días atrás Jorge Capitanich fue electo como gobernador.
La visita de Fernández a la ciudad de Resistencia, Chaco, servirá de acto de cierre de campaña por el interior del país junto al resto de los gobernadores peronistas.
El mismo miércoles, Cristina Fernández de Kirchner compartirá junto a Kicillof y Magario su acto de cierre en La Plata, ciudad donde apuestan también por Florencia Saintout, ex decana de Comunicación de la Universidad de la Plata, para arrebatarle a Julio Garro la intendencia.
Un día después, el Frente de Todos tendrá su acto en la ciudad de Mar del Plata antes del inicio de la veda. El cierre de campaña será el mismo para la fórmula del espacio en Buenos Aires, Axel Kicillof y Verónica Magario, que participarán del acto junto con la candidata a vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Fernández comenzará la semana con dos recorridas por bonaerenses: Olavarría y Bahía Blanca. Allí buscará reforzar las candidaturas a intendente.
En Bahía Blanca, la diferencia que obtuvo el intendente Héctor Gay en las PASO sobre Federico Susbielles fue de apenas 2.400 votos sobre un padrón de casi 200 mil electores mientras que en Olavarría, Federico Aguilera, quedó a 2.600 votos del intendente de Cambiemos Ezequiel Galli, pero en un padrón de 95 mil electores.
Este domingo, Macri y Fernández volvieron a verse en el segundo debate presidencial en la sede de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.