10 verdades sobre el cambio climático – Por Fander Falconí, especial para NODAL

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10 verdades sobre el cambio climático

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Fander Falconí, especial para NODAL (*)

Los escasos resultados de la reciente Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidasson una prueba fehaciente de la falta de compromiso de los gobiernos, en particular de las grandes potencias planetarias, para enfrentar el cambio climático. El cambio climático tiene varias certezas:

  1. Estamos frente a una crisis civilizatoria de profundo calado. La causa principal es la codicia capitalista. El capitalismo, que impele a un crecimiento económico ilimitado, provoca una ampliación de las fronteras productivas y extractivas, así como un consumismo desmedido. El capitalismo está agotando los recursos renovables y los no renovables, y contribuye a reducir progresivamente la capacidad del ambiente y de los ecosistemas para proveer a los seres vivos de servicios ambientales. Como van las cosas, las probabilidades de mejorar el bienestar para todos los seres humanos, y de evitar la extinción masiva de muchas especies vivas son cada vez menores.
  2. El cambio global y el climático es unfenómeno probado por la ciencia. Unreciente reporte de la Organización Meteorológica Mundial(2019), avalado por las principales organizaciones de climatología del mundo,indica quela temperatura promedio mundial correspondiente al período 2015–2019 es la más alta de todos los quinquenios de los que se tiene registro. Se ha superado en 1,1 °C la temperatura de la época preindustrial (1850–1900). En 2018, la concentración global de dióxido de carbono (CO2) fue de 407,8 partes por millón (ppm), es decir, 2,2 ppm más alta que en 2017. Estos valores, de acuerdo al informe, son 146 por ciento más altos que los niveles pre industriales.
  3. El calentamiento global aumenta, como resultado de las actividades humanas, debido a las altas emisiones de combustibles fósiles. Las afectaciones en el clima son múltiples y complejas: olas de calor, sequías e incendios, reducción de la masa del hielo. La descarbonización de las economías es lenta.En el mundo, la energía fósil representa el 79,7 por ciento del total de la energía (una participación casi invariante en dos décadas, de acuerdo al World Development Indicators, del Banco Mundial, 2019). Hay una adicción a la energía fósil.
  4. Todos somos responsables del cambio climático, pero las responsabilidades son diferentes. Los datos del Banco Mundial (2019) revelan esta realidad.China emite el 28,5 por ciento del total de CO2 del mundo. Estados Unidos el 14,5 por ciento, la Unión Europea el 9 por ciento, India el 6,2 por ciento, la Federación Rusa el 4,7 por ciento, Japón el 3.4 por ciento, Brasil el 1,5 por ciento. Un habitante norteamericano consume 16,5 toneladas de CO2por año, en contraste con el consumo promedio de un habitante latinoamericano de 3,1 toneladas de CO2por año.
  5. Todos pagamos la borrachera de los ricos, pero la factura mayor la vamos a sufragar los países empobrecidos, en la medida que tendremos que desviar recursos económicos escasos destinados a la inversión social, para mitigar los efectos del cambio climático. Si a la desigualdad sumamos la crisis ambiental, causada en gran parte por nuestro modelo económico primario exportador cada vez más exigente, tenemos una bomba de tiempo entre las manos. Cuando se agudice la crisis ambiental en el mundo, debido al cambio climático acelerado que ya se manifiesta desde ahora, se añadirá a ella nuestra carga local de contaminación. Como en todo desastre de gran magnitud, los pobres serán los más afectados y, como consecuencia de nuestra persistente desigualdad, esos pobres serán más numerosos en el futuro cercano.
  6. La región amazónica es clave para el mundo por su alta biodiversidad y diversidad cultural. Así mismo, porque los bosques amazónicos fijan carbono, proveen agua, y porque prestan servicios ecosistémicos globales. Además, porque los cambios en el uso del suelo por las actividades productivas (lícitas e ilícitas) y extractivas implican reducción de bosques (por lo tanto de su capacidad para fijar carbono), pérdida irreversible de vida, incluyendo a pueblos en aislamiento voluntario.
  7. Hoy más que nunca, las propuestas de dejar el petróleo y minerales en el subsuelo, para evitar la quema de combustibles fósiles, debenser debatidas. Una importante cantidad de reservas son “tóxicas”, es decir, recursos que nunca podrán ser extraídos porque se pasaría el umbral de los 2 °C, en relación con la época pre industrial (McGlade, C., y Ekins, P. 2015.The geographical distribution of fossil fuels unused when limiting global warming to 2 °C. Nature 517, 187–190).La pregunta es: ¿dónde es mejor mantener los recursos naturales para no sobrepasar ese límite? La respuesta es: en aquellos sitios de alta diversidad y riqueza cultural, como la Amazonía.
  8. Las reuniones internacionales están entrampadas. Los debates se centran en soluciones de mercado (por ejemplo, impuestos a la contaminación o fondos financieros para mitigar el cambio climático). En el fondo, son el resultado de poderosos intereses económicos que no quieren perder sus grandes beneficios. Las reuniones internacionales, como la última de Naciones Unidas, en Nueva York, omiten deliberadamente planteamientos como reconocer la deuda ecológicade los países del Norte a los países del Sur. Esta fue una propuesta presentada desde los años 90 en América Latina, la cual fue también recogida por el papa Francisco en su encíclica Laudato Si, del año 2014. Con ella se proponía: dejar el petróleo en el subsuelo, reconocer un intercambio ecológicamente desigual y la asimetría en el comercio internacional; poner en evidencia la apropiación deleco espacio ambiental por parte de los países ricos;reconocer precios de los bienes y servicios que no incorporan los pasivos sociales y ambientales de los procesos extractivos, etc.
  9. Los gobiernos de los países ricos niegan sus responsabilidades directas con respecto a lo que está sucediendo. El caso más representativo es el negacionismo del cambio climático,por parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El debilitamiento de los procesos de integración de los países del Sur, y las abiertas posiciones retrógradas por parte de gobiernos como el Bolsonaro, en Brasil (además del aumento de la deforestación en la Amazonía y los incendios forestales), obligan a una acción colectiva y a una mayor coordinación entre los movimientos de justicia social y ambiental de los países ricos y los países empobrecidos.
  10. Son los pueblos y la acción colectiva lo que va a detener la crisis civilizatoria provocada por la codicia capitalista.Aún no todo está perdido. Se mantiene la esperanza.

(*) Economista ecológico y académico ecuatoriano. Ministro de Educación de Ecuador entre mayo 2017 y noviembre 2018


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