Gran Chaco: el segundo pulmón de América peligra igual que la Amazonía
El Gran Chaco, considerado el segundo bosque más grande de Suramérica, distribuido entre Argentina (60%), Paraguay (23%), Bolivia (13%) y Brasil (4%), está entre las 11 regiones con mayor nivel de deforestación en el mundo. La agricultura y la ganadería extensiva ganan terreno y ponen en peligro al ecosistema y a un gran número de especies.
Mucho se dijo sobre los incendios en la Amazonía pero esta no fue la única región que se quemó en el mundo, ni siquiera en el continente. La fuerte sequía que azotó al Gran Chaco desató el fuego en los pantanales de Paraguay y Bolivia.
“Todos los años hay incendios en la temporada seca. Pero este año las condiciones climáticas, combinadas con un gran desarrollo de la vegetación, causaron un descontrol del fuego. En total se quemaron unas 37.000 hectáreas”, señaló José Luis Cartes, Director Ejecutivo de la organización Guyra Paraguay.
Desde 2010 trabajan en el monitoreo mensual de todas las tierras del Gran Chaco que son deforestadas. Actualmente están desarrollando una plataforma para que la gente pueda ver esta información en sus celulares. Las cifras son alarmantes: hasta junio de 2018 se habían perdido 2.925.030 hectáreas.
“Básicamente se debe a las políticas que impulsan los países como Paraguay, que basa su desarrollo en la ampliación de la frontera agropecuaria y ganadera. Nosotros estamos trabajando para establecer criterios de sostenibilidad en las habilitaciones de tierras para que se mantengan las masas forestales”, agregó el director de la asociación paraguaya.
La situación en Argentina
El presidente de la Fundación Proyungas en este país, Alejandro Brown, dijo que el fuego siempre ha sido un elemento natural en la relación entre el hombre y el bosque, incluso el nombre Chaco proviene de los incendios que hacían los indígenas para cazar a los animales. Pero hoy “hay una puja” entre los sectores silvestres y los sistemas de producción que generan la deforestación.
Desde la Fundación, intentan mediar entre los habitantes de la zona, los ambientalistas, los productores y los políticos para encontrar una solución que sea beneficiosa para todos. Destacan la Ley de Bosques como una iniciativa positiva.
“Los gobiernos provinciales se han comprometido a mantener entre el 75 y el 80% de su superficie de bosques, lo cual es una contribución importante. Pero aún hay que fortalecer el cumplimiento efectivo de esta ley y ampliar las áreas protegidas que hoy son menos del 1%”, concluyó.