Ernesto Villanueva rector de la UNAJ: «La comunidad de Florencio Varela se apropió de la universidad y nosotros nos sentimos parte de la misma»

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Entrevista a Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ)

Por Luca Guillén, de la redacción de NODAL

Ernesto Villanueva es Licenciado en Sociología, egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires, la que condujo como rector en el agitado año político de 1973. Durante la dictadura debió exiliarse pero a su vuelta siguió ligado directamente a los organismos educativos y de investigación; entre ellos dirigió El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y luego presidió la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).

El 17 de noviembre de 2010 fue inaugurada la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) por la entonces presidenta Cristina Fernández. Villanueva asegura que el principio de esta casa de altos estudios fue «una sorpresa», al igual que la masividad con la que los estudiantes fueron inscribiéndose. Ubicada en la ciudad de Florencio Varela, en el conurbano de la ciudad de Buenos Aires, su estudiantado se caracteriza por ser en un 80 por ciento primera generación de universitarios en su familia. El rector Villanueva, en conversación con NODAL, relata las dificultades que tuvo la UNAJ para sobrevivir al gobierno de Mauricio Macri.

¿Cuál es la importancia de las próximas elecciones nacionales para el conjunto del sistema universitario argentino?

Las elecciones tienen una centralidad incuestionable. Una de las cosas que está en juego y que es de importancia para la universidad, es el destino de lo público. El gobierno de Macri fue implacable: todo aquello que era estatal era endilgado con los adjetivos de ineficiente, corrupto, innecesario y cuánto otra forma denigratoria existiese. El gobierno tiene un discurso que pretende fundar las bases para un “verdadero” desarrollo, no obstante ha sido implacable en el desfinanciamiento de la educación, de la actividad científica, entre otras actividades que uno tiende a creer que son necesarias para un proyecto de país productivo y equitativo. Desfinanciamiento mediante nos acusaba al conjunto de los argentinos de una visión de corto plazo, porque éramos incapaces de valorar aquellas obras, aquellos cimientos que no se ven. Bueno, digamos, que según la visión del presidente los mercados, el día lunes luego de las PASO, “nos hicieron pagar” ese inmediatismo propia de nuestra “incapacidad” de sostener el cambio que habíamos definido. Poder dar vuelta la página de esta experiencia es vital para nuestro pueblo y nuestra nación. Nuestras universidades, que son sin duda integrantes de estas entidades, también sufrieron el efecto de las políticas de ajuste del gobierno de Macri. Estos cuatro años hemos vuelto para atrás, perdimos tiempo que deberíamos haber usado para apuntalar nuestras instituciones, para avanzar con complejizar el entramado de nuestros proyectos, y lo que tuvimos que hacer fue salir a defendernos; volvimos a una posición en donde lo que estaba en juego fue nuestra existencia. Hablo en particular de la Universidad Nacional Arturo Jauretche pero creo que puede ser extendido a varias universidades; nos tuvimos que concentrar en sobrevivir y en dar disputas esenciales vinculadas a lo estrictamente presupuestario. Por lo tanto, en estas elecciones está en juego eso, si seguimos preocupados por cómo y en qué condiciones vamos a sobrevivir o sí volvemos a concentrarnos en proyectar y realizar mejorar necesarias en todos nuestros niveles.

¿En qué etapa de desarrollo considera que se encuentra la UNAJ? ¿Cuáles diría que son los puntos fuerte de la misma y cómo es su vínculo con el entorno comunitario?

Es difícil hacer afirmaciones taxativas al respecto. Digo esto porque desde el principio la UNAJ fue una sorpresa. Recuerdo allá por el 2010 las estimaciones que hacíamos respecto a la cantidad de inscriptos que íbamos a tener y todos nos equivocamos. Nadie esperaba los más de 3.000 inscriptos que tuvimos y los últimos 5 años venimos teniendo un promedio de inscripciones superior a los 9.000 estudiantes. Hoy hay más de 28.000 estudiantes regulares. En este sentido, una primera respuesta es que estamos en un crecimiento cuantitativo permanente. Podría enumerar algunos logros: tenemos ya graduados, tenemos posgrados, desarrollamos proyectos de investigación y vinculación. En esta materia debemos profundizar nuestras acciones, pero la realidad de una constante restricción presupuestaria -que en el año 2018 puso en peligro el pago de sueldos- hizo que nuestras prioridades se centraran en la enseñanza, en poner todo nuestro esfuerzo en lo esencial. La verdad es esa, los últimos cuatro años el ajuste presupuestario permanente hizo muy difícil todo, pero con un fuerte compromiso de toda la comunidad salimos adelante, obviamente con deudas pendientes y también otra muy importante y vital: la infraestructura. Nuestro vínculo con la comunidad es extraordinario. La comunidad se apropió de la universidad y nosotros nos sentimos parte de la comunidad. Este es también otro de los logros colectivos ya que tenemos proyectos de investigación, vinculación con las municipalidades de Florencio Varela, Quilmes y Berazategui, con sectores de la producción, con sindicatos, con organizaciones sociales y políticas, y con la Iglesia. Nos movemos con la idea de que la universidad no debe ser una isla, ni que únicamente debe encargarse de entregar títulos, sino que debe ser un actor que colabore mancomunadamente con el territorio.

¿Qué cambios hubo en la política universitaria con el gobierno de Mauricio Macri que asumió en 2015?

En términos globales definiría la política universitaria de los últimos cuatro años como un freno. Por un lado hubo intentos claros de dedesprestigiar mediáticamente nuestras universidades. Por otro lado, hubo un claro recorte de líneas de financiamiento para infraestructura, políticas de inclusión educativa e incremento de la planta de trabajadores. A esto hay que sumarle demoras siderales en los giros de los fondos comprometidos para proyectos de extensión y vinculación o, por ejemplo, los fondos para proyectos como los FINES que funcionaban en las Universidades. Incluso hubo demoras para el giro del presupuesto para gastos corrientes. En el caso particular de la UNAJ vivimos este desfinanciamiento de forma muy concreta desde el inicio del gobierno y con una gravedad inusitada en 2018. Nuestro presupuesto siempre fue magro en relación al crecimiento geométrico que hemos tenido, pero el 2018 fue un año dificilísimo, si bien desde el 2015 el gobierno comenzó con un serie de incumplimientos que a nosotros nos perjudicaron y nos perjudican al día de hoy. Primero se paralizó totalmente la obra del Polo de Desarrollo Local y Regional por la falta de los aportes que debe hacer el Gobierno Nacional; se trataba de un edificio que tiene proyectados 17 laboratorios, que serían muy importantes para la formación de nuestros ingenieros y que serían de vital importancia para poder vincularse y colaborar con los sectores productivos locales. Esta obra venía con financiamiento del MERCOSUR y el Gobierno Nacional debía aportar una ínfima parte, pero como no han hecho ese aporte, repito ínfimo, una obra estratégica quedó absolutamente frenada. El segundo ejemplo fue el incumplimiento de contratos-programas para las carreras de Medicina y Trabajo Social. Estos acuerdos tenían como objetivo financiar las carreras que habíamos creado, numerosísimas en cantidad de estudiantes y cantidad de docentes. En virtud de ese incumplimiento debimos asumir con nuestro magro presupuesto el desarrollo de esas carreras, esto naturalmente resintió toda nuestra estructura de gastos. Sumado a lo anterior, producto de la falta de pago por parte del gobierno se cayó la ley de expropiación del predio de “sueños estelares”, unas 13 hectáreas que iban a ser destinadas para la universidad y la construcción de un Hospital Universitario. Todo lo que teníamos proyectado luego del 2015 se cayó producto de la falta de apoyo del Estado. Exactamente eso fue lo que cambió. Luego del 2015 el gobierno hizo que el Estado se desentendiera de lo público y nuestras universidades en proceso de crecimiento se vieron muy afectadas.


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