Colombia | Rodrigo Londoño, líder del partido Farc: «Avanzamos con la paz aunque nos están matando»
Por Daniel Salgar – Agencia Anadolu
Desde que el 29 de agosto se conoció un video de excombatientes de las Farc anunciando su regreso a las armas liderados por Iván Márquez, quien fue jefe negociador de esa guerrilla en el proceso que llevó a un acuerdo de paz con el Estado colombiano en 2016, se han abierto nuevos interrogantes sobre la implementación del acuerdo y las capacidades militares de esta nueva organización armada. Tras la publicación del video, el Gobierno colombiano ha acusado reiteradamente a Venezuela de proteger a este y otros grupos armados en su territorio, generando un escalamiento de las tensiones entre ambos países.
Rodrigo Londoño, excomandante de las Farc, negociador del acuerdo de paz y actual presidente del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) habló con la Agencia Anadolu en la sede de su partido en Bogotá sobre el impacto que ha tenido este anuncio de la disidencia.
El 29 de agosto se conoció un video en el que Iván Márquez y Jesús Santrich, dos importantes exguerrilleros y negociadores del acuerdo de paz, anunciaban la creación de una nueva guerrilla y el regreso a la lucha armada. ¿Qué impacto ha tenido esto en la continuidad de la implementación del acuerdo de paz y en el compromiso de los actores con el mismo?
Sería bueno que se fuera pasando la página sobre ese tema, pues es un puñado de ilusos desfasados en el tiempo y en el espacio, que lanzan una proclama con la cual quieren ocultar sus propias equivocaciones. Esa es la conclusión que yo he sacado. Eso no tiene ningún proyecto y no tiene ninguna incidencia en lo que estamos haciendo. Más del 95% de los que firmamos los acuerdos de paz hemos manifestado al partido Farc, a Colombia y al mundo desde los diferentes espacios territoriales y sitios donde cada uno está trabajando y forjando su futuro, nuestro compromiso y el cumplimiento de nuestra palabra.
Si algo nos quedó del legado de la guerrilla fariana dirigida por Manuel Marulanda fue ese principio de cumplir los compromisos que se hacen.
Usted pasó años junto a varias de las personas que aparecen en el video con Márquez y Santrich, sabe bien quiénes son y los conoce. ¿Cree que tienen capacidad militar para hacer daño y representan una amenaza seria a la seguridad en Colombia?
A la mayoría los conocí y conviví con ellos en diferentes circunstancias, en la misma confrontación y en la misma guerra. Y sentí pesar, sinceramente, porque además yo reconozco el papel que jugó Iván Márquez y el mismo Santrich en la construcción de esos acuerdos de paz en La Habana. Hay que decir que allí fueron muchas horas y amanecidas trabajando para sacar un acuerdo lo más perfecto posible. Eso no se les puede negar. Pero da tristeza que hayan dañado el resultado de todo ese esfuerzo con la posición que han asumido.
Mire, construir una estructura militar con las condiciones como las que tenían las Farc al momento de la negociación, nos tomó más de 50 años. Eso no es fácil: formar cuadros, formar hombres dentro de unos principios, en medio de una confrontación sumamente compleja y difícil, donde la dinámica hace que hasta se pierda el control de las mismas unidades que se tienen bajo mando.
Hay un dicho que tal vez exista en todos los idiomas: eso no es soplar y hacer botellas.
No solo el partido Farc sino los otros partidos políticos de Colombia y el Gobierno Nacional, así como la comunidad internacional, rechazaron la decisión de Márquez y reiteraron que nada justifica el regreso a las armas. Sin embargo, hay factores que no podemos soslayar, y es que a los excombatientes de las Farc ahora los están matando. ¿Qué impacto tiene esto en aquellos que están en proceso de reincorporación? ¿Es posible que ante esta amenaza prefieran volver a las armas para proteger su propia vida?
Es una realidad que los están matando. Yo he dicho varias veces que estamos avanzando a pesar de que nos están matando. Y no solamente a los exguerrilleros sino a líderes sociales, líderes que están defendiendo los derechos humanos, la restitución de tierras, el medio ambiente, que defienden derechos de colombianos, de minorías étnicas, de minorías LGBTI. Es una realidad fruto del conflicto y es lo que nos falta todavía superar. En los acuerdos de La Habana creamos las condiciones para superarlo.
Claro que estos asesinatos inciden, pero lo sabíamos desde que firmamos los acuerdos. Los que salen en el video y el propio Iván Márquez lo sabían, eso lo discutimos y lo analizamos: el acuerdo no era un punto de llegada sino de partida, donde es iniciado un proceso sumamente complejo y difícil. Los factores que han incidido en la violencia en Colombia desde la extrema derecha no se iban a quedar quietos. Eso lo preveíamos: seguro se iban a desatar asesinatos de líderes, iban a atentar contra nuestras vidas y lo estamos viendo. No es nuevo.
Algunos de esos muertos han sido a manos de grupos pequeños que se llaman disidentes. Otros por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Es un elemento sumamente complejo. La consigna y el esfuerzo que tenemos que hacer es mermarle a la estigmatización y a la polarización, y por eso le estamos insistiendo tanto al Gobierno.
Otros factores que pueden desmotivar a los excombatientes son las dilaciones y el estancamiento en puntos claves del acuerdo como la reforma rural integral, la reforma política, la justicia transicional. ¿Qué tanto pone esto a dudar sobre el proceso a los desmovilizados?
Sabíamos que el acuerdo era un punto partida para un proceso complejo y esto es una parte de ese proceso. Desafortunadamente llegó un nuevo gobierno distinto al que hizo la firma del acuerdo. Es un gobierno que tiene una herencia que no quisiera haberla tenido, y que desde el principio expresó su oposición a que los colombianos nos reconciliemos y transitemos por los caminos de la paz con base en lo acordado en La Habana.
Pero el acuerdo de paz tiene vida propia, por eso a mí no me preocupó cuando un representante del partido de gobierno dijo que los acuerdos eran para hacerlos trizas. No, los acuerdos tienen vida propia y no son de la Farc sino un patrimonio de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional. Cada vez aparecen más y más defensores del acuerdo. Entonces, sí, la situación es complicada, pero hay que tener optimismo porque tenemos un norte claro, y hay que pelear por ese norte. Hay disposición de superar esos obstáculos. En la medida en que más y más gente se sume a esto va a ser más fácil superarlo, eso es lo que ha venido sucediendo.
Uno de los desenlaces de la publicación del video es que el Gobierno colombiano acusa reiteradamente al Gobierno venezolano por proteger en su territorio a Márquez y a Santrich. Esto ha generado mayor tensión y escalamiento entre ambos países. ¿Cuál es la posición del partido Farc frente a estos hechos?
Lo hemos expresado en distintos momentos y estamos haciendo una campaña para no dejar que se tensione la relación entre los dos países, para frenar a los sectores de Colombia que quieren desencadenar una guerra. A nosotros nos parece que esa es una actitud muy oportunista. Yo tengo la certeza de que allí no hay ningún apoyo de parte del Gobierno venezolano, sino que acá algunos se están aprovechando de la coyuntura.
Es posible que se crucen las fronteras. En la lucha armada las fronteras se utilizan sin necesidad de que el del otro lado dé el visto bueno y lo esté patrocinando. Y más este tipo de fronteras que tiene Colombia con Venezuela, Brasil, Ecuador y Perú.
Es una irresponsabilidad ese tipo de acusaciones, porque independientemente de que se esté o no de acuerdo con el proyecto venezolano, no creo que un dirigente de un gobierno vaya a poner en riesgo su país para apoyar un proyecto como estos (el de Márquez) que no tiene ningún asidero, después de que se la jugó toda por apoyarnos a construir la paz. Venezuela se la jugó y hay que reconocérselo, durante la época del presidente Chávez, y Maduro le dio continuidad a ese apoyo al proceso de paz en Colombia, como para que ahora vayan a apoyar un proyecto contrario para que en Colombia nos matemos.
El pasado viernes el partido Farc denunció penalmente al canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, quien ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) aseguró que el excombatiente Rodrigo Granda se reunió clandestinamente con Iván Márquez en Venezuela. ¿Por qué niegan esas acusaciones?
Cuando se inició el proceso de paz Rodrigo Granda ya era parte del secretariado de las Farc. Fue un dirigente y un combatiente de muchos años, quien en la época de los asesinatos contra la Unión Patriótica se vio obligado a tomar el camino de militar en las Farc. Desde entonces está vinculado, ha jugado un papel importante y se desempeñó en las relaciones internacionales de las Farc- EP durante años. Ahora en la dirección del partido hace parte del Consejo Político Nacional y su responsabilidad son las relaciones internacionales.
Al canciller habría que preguntarle por qué hace esas acusaciones temerarias. Rodrigo hace poco estuvo en Venezuela, en el Foro de Sao Paulo, pero fue una invitación legal, con autorización de la Justicia Especial para la Paz (JEP) a la luz del día. Estuvo también dando una conferencia en una universidad en Venezuela. Pero todo fue con autorización y nada por debajo de cuerda. La acusación del canciller es que se reunió con Iván Márquez en Venezuela de manera clandestina, en una fecha en la que ni siquiera Rodrigo estuvo allá. Por eso nos parece una acusación sumamente temeraria y peligrosa.
Ahora los periodistas y la opinión pública estamos enredados porque en el video Márquez retomó el nombre de las Farc. Entonces tenemos el partido Farc que usted lidera y el autodenominado grupo Farc de Márquez. ¿El partido Farc piensa cambiar su nombre?
Creo que lo tiene que cambiar. Estamos a puertas de una Asamblea Nacional de los Comunes. Ya hemos hablado de que vamos a iniciar internamente una campaña para que busquemos entre todos el nombre más apropiado, que nos una y sintetice la razón de ser del partido. Ese fue un tema discutido cuando se fundó el partido en el Congreso, yo propuse cambiar el nombre, pero ganó la opción contraria. Estamos en el enredo, creo que el cambio va a ser un hecho pero dejemos que sea la Asamblea la que decida.
Hablemos del partido Farc. Para todos ha sido muy llamativo ver a los excombatientes ahora en el Congreso. ¿Qué ha hecho el partido allí, qué proyectos y qué causas abandera?
Para nosotros es también una experiencia novedosa e interesante, a pesar de que uno hablaba de la política en Colombia, de las restricciones que existen, del desprestigio del Congreso en casi toda la historia republicana. Ahora llegar a ese escenario y enfrentarnos a eso nos ha permitido conocer mucho más. Somos un niño recién nacido, estamos apenas aprendiendo a caminar y hay que darse muchos golpes antes de tener suficiente estabilidad. Lo primero que estamos haciendo es abanderando la implementación de los acuerdos de paz. Hacemos un trabajo que va muy adelantado para rescatar las 16 curules en la Cámara de Representantes para las víctimas, eso está en el acuerdo y este Gobierno se ha atravesado en esa posibilidad.
¿Cuál es el plan de la Farc para las elecciones locales del próximo 27 de octubre?
Ahí estamos en condiciones muy difíciles y complejas por la polarización que se ha generado a raíz de la estigmatización, que en buena parte se patrocina desde las alturas del Gobierno. Funcionarios como el canciller no le ayudan a nada a ese clima que acordamos en un pacto que firmamos con el presidente en la Casa de Nariño, para tener una cultura política distinta. Y en medio de todo esto no hay recursos, porque lo acordado en La Habana frente a la reforma política no se ha aprobado. Estamos también en el Congreso haciendo la pelea para que eso se implemente, para buscar igualdad de condiciones para los movimientos alternativos. Estamos en una campaña sin un peso, aunque la gente está optimista.
De seguro no vamos a tener grandísimos resultados, no hay que ser ilusos, pero se está haciendo un buen ejercicio y más allá de la cantidad de votos que se saquen está la relación que se construye con la gente, esa es una enseñanza difícil de reflejar en un número o una estadística.
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