Según la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, el país entró en «default selectivo»

855

Qué significa la calificación de «default selectivo» de Standard & Poor’s

La calificadora de riesgo estadounidense Standard & Poor’s bajó la calificación de Argentina y la ubicó en «default selectivo» este jueves tras el anuncio de renegociación de la deuda por parte del Gobierno de Mauricio Macri.

El Ministerio de Hacienda dijo este jueves por la noche que la calificación está en vigencia sólo por un día. En un comunicado, la cartera a cargo de Lacunza explicó que «significa el incumpliento parcial de alguna de las condiciones de emisión, en este caso el plazo, no el monto ni los intereses» y que «es selectivo porque se considera que el emisor continuará honrando el resto de sus compromisos».

«Lo importante es que que estará en vigencia por un día», agregó el ministerio en un comunicado, que destaca que Standard & Poor’s «anuncia en su comunicado que mañana [viernes 30 de agosto] la elevará, cuando entre en vigencia el nuevo calendario de pagos».

«Tras la incapacidad de continuar colocando títulos de corto plazo con el sector privado, el gobierno argentino extendió unilateralmente el vencimiento de todos los documentos a corto plazo», puntualizó la agencia sobre la medida. «Eso es default según nuestros criterios», agregó.

“En particular para las entidades calificadas como B-, la extensión de los plazos de pago de la deuda corto plazo sin una compensación constituye un default», explicó Standard & Poor’s.

«Las mayores vulnerabilidades del perfil crediticio de Argentina provienen del entorno financiero que se deteriora rápidamente», consideró en un comunicado.

A pesar de que las medidas del ministerio de Hacienda contemplan un reacuerdo entre bancos argentinos y holdouts, un fracaso de las negociaciones podrían hacer que Argentina se declarara en “default”.

¿Por qué es un «default selectivo»?

La última vez que Argentina entró en default selectivo fue en 2014, durante el gobierno de Cristina Kirchner, después de que venciera el plazo del país para pagar US$539 millones de deuda.

El selectivo porque existe la imposibilidad de pagar una deuda por cuestiones ajenas al pagador o si se cambia la legislación de pago o las condiciones de contrato o temporales. Standard and Poor’s, podría revisar su clasificación si finalmente se anunciara una manera de efectuar los pagos.

El miércoles el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, anunció que se propuso al FMI «iniciar un diálogo para reperfilar los vencimientos de deuda» después de que el organismo otorgara en 2018 un auxilio financiero de 56.000 millones de dólares cuyos primeros vencimientos llegarán en 2021.

El Gobierno anunció la reprogramación de los vencimientos de letras con acreedores institucionales privados, extendiéndolos hasta por seis meses para desahogar su cartera de corto plazo y aliviar la tensión cambiaria que hundió un 20% el valor del peso en dos semanas. También se envió al Congreso un proyecto de ley para impulsar un refinanciamiento voluntario de vencimientos de deuda «sin quita de capital ni de intereses y con la sola extensión de plazos», dijo Lacunza el miércoles.

Los niveles de calificación

El 16 de agosto, luego de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), Argentina ya había sufrido una baja calificación de las tres agencias calificadoras de riesgo más importantes del mundo. Fitch Ratings recortó en ese momento la calificación y la ubicó en “CCC” (vulnerable y muy dependiente de situación económica) mientras Standard & Poor’s la rebajó a “B-” con perspectiva negativa.

«Una entidad calificada con SD (siglas en inglés para Selective Default -Incumplimiento Selectivo) o D (incumplimiento) ha incurrido en incumplimiento de una o más de sus obligaciones financieras incluyendo las calificadas y no calificadas, pero excluyendo los instrumentos híbridos clasificados como capital regulatorio o en impago de acuerdo con los términos», según el informe publicado por S&P.

«La calificación de D o de SD se asigna cuando Standard & Poor’s considera que el incumplimiento será generalizado y que la entidad incumplirá en el pago de todas o una parte sustancial de todas sus obligaciones a medida que vayan venciendo», agrega el mismo. Según la agencia, se asigna SD cuando se considera que el emisor incumplió selectivamente en una emisión o clase de obligaciones, pero que continuará al corriente en el pago del resto de sus obligaciones y emisiones de deuda.

PERFIL


Qué implica entrar en un «default selectivo»

La calificadora de riesgo de servicios financieros estadounidense Standard & Poor’s bajó este jueves la nota de la deuda Argentina de B- a D lo que implica entrar en un “default selectivo”. Pero, ¿qué implica esto para el país?

“Default selectivo” significa que de la totalidad de la deuda que tiene el país, solo decide reestructurar una parte, o sea afectar sólo a algunos de sus acreedores.

O sea, según las medidas anunciadas este miércoles por el ministro de Hacienda Hernán Lacunza, el Gobierno propuso una extensión voluntaria de los plazos de la deuda bajo jurisdiccional internacional, sin quita de capital ni intereses que no afectará a las personas humanas, pero sí a los inversores institucionales.

El “default selectivo” –a diferencia de lo que pasó en 2001- se caracteriza por no ser un cese de pagos voluntario, sino obligado por falta de alternativas.

Argentina ya había entrado en “default selectivo” en 2014, durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner en pleno conflicto con los holdouts.

El país tenía una deuda con los bonistas reestructurados, por lo que había girado los fondos para el pago de los u$s 539 millones al Bank of New York. Sin embargo, el juez Thomas Griesa decidió bloquear el pago, por lo que el mismo no pudo ser realizado en tiempo y forma.

La calificadora Standard & Poor’s volvió a poner al país en aquella oportunidad en la categoría de “default selectivo”, aunque técnicamente la Argentina se encontraba en “default técnico”.

Ámbito


No hay nada que pare la corrida

El dólar cerró este miércoles en 60,17 pesos. El incremento fue de 37 centavos. El mercado tuvo una volatilidad notable. El tipo de cambio comenzó la mañana con un aumento de 3 pesos. La suba se revirtió por completo cerca del mediodía. La presión cambiaria volvió a partir de las 13.00 y el dólar subió hasta los 61 pesos en las grandes entidades financieras del microcentro porteño. El precio se moderó nuevamente al final de la jornada por efecto de las intervenciones del Banco Central. Los más de 3000 millones de dólares en contratos de futuro del Central empiezan a ser la nueva preocupación del mercado por efecto de la devaluación de agosto. Las reservas registraron un desplome de más de 900 millones de dólares.

Este jueves se apuntó a contener el salto del dólar a partir de dos medidas. La primera fue adjudicar nuevas Leliq con una tasa máxima del 79 por ciento anual. La segunda fue anunciar una nueva subasta de divisas para incrementar la oferta en el mercado cambiario. Se terminaron vendiendo 278 millones de dólares. La entidad a cargo de Guido Sandleris acumuló ventas de reservas por 901 millones de dólares pero no consiguió que el tipo de cambio para el ahorrista minorista termine por debajo de los 60 pesos.

La cotización del dólar mayorista inició este jueves con un salto de más de dos pesos y lo finalizó con una disminución de 20 centavos. El precio de la divisa con la que operan bancos y grandes inversores cerró en 57,90 pesos. La oferta de moneda extranjera de la autoridad monetaria fue la clave para pisar esta cotización. El principal problema es que el ritmo de intervenciones parece insustentable con el correr de los días. Esta semana se rifaron reservas a un promedio diario 300 millones de dólares. La regla de tres simple es un motivo de alarma: las reservas líquidas -proyectando la caída- se agotarían en dos meses.

Monitor de crisis

El equipo económico no consigue recuperar la confianza de los inversores locales e internacionales. La decisión de acelerar la dolarización de los activos es una respuesta inmediata del mercado ante los anuncios de reperfilar la deuda. Esto se debe a que nadie quiere ser el próximo que reciba algún tipo de medida que le impida cobrar su dinero.

En los próximos días un buen monitor de la crisis financiera no puede dejar de seguir de cerca dos variables: el comportamiento de los plazos fijos en pesos y el ritmo de caída de los depósitos en moneda extranjera en los bancos. Los depósitos en dólares anotaron un retroceso de 10 por ciento en menos de dos semanas y generaron preocupación en el mercado. El Central informó que sumaron 29.145 millones de dólares al 26 de agosto y marcaron una caída de 181 millones respecto de la jornada anterior. La pérdida es de 3355 respecto del viernes previo a las elecciones PASO del 11 de agosto.

La salida de los depósitos junto con las intervenciones en el mercado cambiario comienza a acelerar el ritmo de desgaste de las reservas internacionales. Este jueves cerraron en 56.041 millones de dólares y marcaron una caída de 909 millones respecto de la jornada previa. En lo que va de agosto marcaron un retroceso de 11.858 millones de dólares y desde la mitad de julio se acumuló una pérdida de 12.720 millones. Este drenaje permanente de divisas obligó al Gobierno a cancelar los vencimientos de Letes de corto plazo.

La autoridad monetaria tiene otro problema que enfrentar. La posición de dólares futuros de la entidad es otro de las variables que empieza a preocupar en el mercado. El organismo usó este instrumento para intentar contener la presión cambiaria antes de las elecciones. Uno de los economistas con más influencia en el mercado y acceso a datos del Banco Central le confió a Página/12 que la entidad tiene contratos de venta de dólar futuro por 3000 mil millones de dólares.

Página 12

Más notas sobre el tema