«No me cuidan, me violan»: masivas movilizaciones contra la violencia machista en México

Foto: @abismada
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#NOMECUIDANMEVIOLAN: mujeres protestan en todo el país contra la violencia de género

Por Jefferson Gutierritos

Con las consignas de “Yo sí te creo”, “Exigir justicia no es provocación” y “No me cuidan me violan” miles de mujeres salieron a las calles en varios puntos del país para exigir justicia por los feminicidios que se quedan en la impunidad y los recientes casos de abuso sexual presuntamente cometidos por policías capitalinos.

En el caso de la Ciudad de México la convocatoria fue para este viernes 16 de agosto en la Glorieta de Insurgentes para llegar hasta el Zócalo.

Con la realización de algunas pintas aludiendo al calificativo de “provocación” que las autoridades capitalinas pusieron a las protestas, la marcha dio inicio sin incidentes.

Es a nivel nacional

En Toluca, en el Estado de México, mujeres se concentraron para marchar en contra de la violencia rumbo al Palacio de Gobierno.

La misma situación ocurre en Puebla, lugar en que mujeres se manifiestan al frente de la Fiscalía General del Estado para exigir justicia.

En Chihuahua el monumento al policía caído amaneció con pintas como “Me cuidan mis amigas no la policía” y “No nos cuidan, nos violan”.

Sopitas

 


Éstas son las demandas de mujeres en marcha feminista

Cientos de mujeres volvieron a salir para protestar con la consigna #NoMeCuidanMeViolan en varios puntos del país, luego de que cuatro policías fueran acusados de violación a una joven de 17 años en la Ciudad de México.

Las manifestantes escribieron un pliego petitorio a las autoridades, mediante el cual piden, entre otras exigencias, activar la Alerta de Violencia de Género.

Aquí te presentamos el pliego petitorio:

El lunes pasado, mujeres de varios colectivos feministas exigieron justicia por el caso de la joven abusada por los policías, así como de otros casos.

Milenio


¿A quién le importa la vida de una mujer?

Por Marisol Tarriba*

No suelo escribir ya en redes sociales, pero hoy es un día especial. Esta semana el caso de la violación sexual de una menor de 17 años de edad por 4 policías, en la alcaldía de Azcapotzalco se volvió un tema central. Supimos de la filtración de la denuncia y las intimidaciones sufridas por la víctima y su madre, lo cual provocó que interrumpieran los trámites correspondientes.

Al inicio de este mes, la procuradora Ernestina Godoy expresó públicamente la posibilidad de dejar en libertad a los policías acusados de la violación sexual a falta de imputaciones directas. El lunes 12 de agosto cientos de mujeres marcharon a la PGJ a exigir justicia en el caso de Azcapotzalco y tantos otros. Como respuesta a la marcha, anónimos y medios de comunicación invisibilizaron en redes sociales la causa de la furia de las mujeres que salieron a protestar.

Estas personas se mostraron más indignados por los vidrios rotos y la diamantina rosa, que por la violación que generó la protesta. Si algo positivo dejaron estos sucesos, es que el gobierno de la Ciudad de México y la procuradora comenzaron a reaccionar con aparente responsabilidad, insistiendo en que las investigaciones –¬ahora sí¬– continuarán. Sin embargo, después de todo este tortuoso y maltrecho camino ¿quién les cree que en efecto van a tratar con seriedad las denuncias, cuando ni siquiera son capaces de impedir que los datos se filtren, o de detender preventivamente a los presuntos responsables? La joven que denunció la violación ya no confía en las autoridades. Yo y muchas otras, tampoco.

Vivimos en una crisis permanente de violencia contra las mujeres en México. Hay impunidad, complicidad y negación. En la justicia, en las redes sociales, en la prensa, en los sistemas educativos y en las mismas familias se invisibiliza esta violencia, que nos está matando, hiriendo y dejando huellas imborrables de dolor y miedo para vivir y disfrutar nuestras vidas.

No puedo creer la cantidad de noticias sobre violaciones, feminicidio y sinfín de atrocidades que suceden a diario en el país ¡9 mujeres son asesinadas diariamente! Tampoco puedo creer cómo tantos actores públicos, que deberían de ser los primeros en alzar la voz, permanecen en un silencio cómplice que no invita a la toma de conciencia, a la unión y a la rebelión contra esta situación tan monstruosa. Y no sólo no invita, sino que la acalla y apacigua.

Hasta hoy, mi mayor fuente de preocupación eran mis caminos al trabajo y a mi casa, ya que la bicicleta es mi medio de transporte. Todos los días enfoco mi energía en prestar atención a que no me atropelle un pesero o que un conductor irresponsable abra la puerta de su auto sin fijarse.

Recientemente concienticé que el atropellamiento no es el único peligro al que me expongo en la bici, ni en la vida diaria en general: también tengo que cuidarme de que no me acosen, no me detengan, de que no me violen. ¿Realmente debo temerle a los coches cafres más que a los violadores? No sé cuál sea la estadística pero, al paso que van las cosas, en poco tiempo me dará más miedo morir asesinada por un feminicida que atropellada por un pesero.

Comienzo a creer que nos deberíamos de cuestionar, todas y todos, la forma en que realizamos nuestras actividades, los temas de nuestras conversaciones, nuestro trabajo mismo. ¿Cuál es el punto de salir a estudiar o a trabajar si cualquier día de estos unos policías, militares, o CUALQUIER persona anónima, nos van a detener en la oscuridad, frente –y gracias– al silencio de los demás, y nos va a violar y matar?

Ya todas vivimos con miedo. Llevamos ese miedo en la sangre. Habíamos aprendido a vivir con él, pero lo que está pasando actualmente reta a cualquier asimilación previa del mismo. Como sociedad tendríamos que estar demasiado indignadas. Deberíamos de frenar el tiempo y detener todo. Se ha dicho y se seguirá diciendo. Lo que siento hoy es que ya no me puedo callar algo que tarde o temprano nos va a tocar a todas ¡y a todos!

Somos nosotras, son sus madres, sus hermanas, sus parejas y sus hijas. Somos humanas y nadie tiene derecho a violentarnos.

Esto es algo que debería de enfurecernos, asustarnos y movilizarnos a todas y todos por igual. #NiUnaMás #NoMeCuidanMeViolan.

Marisol Tarriba y quien opine lo mismo

*Estudió Historia y ha enfocado su carrera a la promoción de los Derechos Humanos. Actualmente trabaja en el área de Comunicación de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, una organización de la sociedad civil que acompaña de manera integral a víctimas de violaciones graves a Derechos Humanos.

Cimanoticias


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