Familiares de desaparecidos tras hallazgo de restos: «Estas son las realidades que muchos quieren ocultar»

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«Estas son las realidades que muchos quieren ocultar», dijeron desde Madres y Familiares

Se suele decir que el olvido es la muerte definitiva. Debe ser por eso que algunas cosas insisten en volver, en removernos y ponernos de cara a la realidad, al pasado que nos atraviesa pero que muchas veces no notamos. Porque el olvido es, justamente, el culpable de que el pasado no cumpla con su rol fundamental: enseñarnos.

Fue en el pasado, hace no tantos años, que el Batallón de Infantería Blindado N° 13 funcionaba en Avenida de las Instrucciones 1933, y en el edificio contiguo se encontraba –se encuentra, hasta hoy- el Servicio de Material y Armamento. En esa época, ambas instalaciones estaban unidas por el fondo, donde funcionaba el centro de detención clandestino «300 Carlos», también conocido como «Infierno Grande».

En 2005, con la llegada del Frente Amplio (FA) al poder, se comenzó con las excavaciones en varios cuarteles militares que funcionaron como centros de detención y tortura. Fue en el 13 donde el 2 de diciembre de ese mismo año se hallaron los restos de Fernando Miranda, militante comunista desaparecido en 1975 y padre del actual presidente del FA, Javier Miranda.

A pocos metros de donde se encontraron los restos de Miranda, este martes se confirmó que el Grupo de Investigación en Arqueología Forense del Uruguay (GIAF) halló restos óseos humanos, más precisamente «un cráneo y una clavícula» según indicó Elena Zaffaroni, de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.

«Nos llamó Felipe Michelini para contar este hallazgo», contó Zaffaroni a LA REPÚBLICA, e indicó que esperan «poder ir mañana o cuando la jueza determine que podemos ir» y que si bien no saben con exactitud cuál es la zona, sí les dijeron «que es una zona inundable, y que iban a hacer el trabajo toda la noche para sacar todo antes de que lloviera».

«Sabemos que es un resto humano y es zona cautelada, para nosotros eso es suficiente para saber que es uno de los nuestros», manifestó. Además, recordó que las placas colocadas a modo de recuerdo de lo sucedido en esos terrenos fueron vandalizadas hace una semana. «Lasestán vandalizando con demasiada frecuencia», lamentó.

Núñez

«Es una buena noticia para todos los familiares, para todas las organizaciones que fueron víctimas del Terrorismo de Estado el poder encontrar restos humanos de un compañero o compañera que estuvo desaparecido en este centro de encarcelamiento y tortura», declaró a LA REPÚBLICA el diputado frenteamplista, Gerardo Núñez, quien afirmó que este hallazgo «coloca la necesidad de continuar luchando por la verdad y por la justicia» a pesar de los intentos «de muchos sectores conservadores y de las Fuerzas Armadas, que han negado permanentemente la existencia del encarcelamiento masivo, de la tortura y la desaparición».

Zaffaroni reconoció la «perseverancia» de los arqueólogos, quienes «vuelven permanentemente porque todavía no está totalmente cubierta la zona» y que «están excavando todo con falta de información de calidad. Han tenido un trabajo meticuloso en todas las áreas marcadas». Ahora, aseguró, esperan que los restos «se puedan identificar» puesto que «no hay muestras completas de todas las compañeras y compañeros desaparecidos»; estas muestras se han completado «como se ha podido en relación a las familias», indicó.

En una época en la que los grupos de extrema derecha proliferan por el continente, con un discurso negacionista del pasado reciente y en complicidad con militares encubridores, hallazgos de este tipo son claramente satisfactorios. Para Zaffaroni «estas son las realidades que muchos quieren ocultar o negar, y que cuando aparece un cuerpo salta a la vista todo lo que sigue pendiente».

La militante por verdad y justicia insistió en que las Fuerzas Armadas, y en especial el Ejército, «estos datos si los quieren averiguar los tienen y no han hecho más que mentir», por lo que se trata de un sabor agridulce. Por un lado, el hecho de saber que todavía queda mucho y que el secreto seguirá rampante, por el otro saber que se llega al encuentro por toda la pujanza y todos los reclamos que se van sumando, eso es una fuerza muy grande que la convocatoria a la marcha del 20 la demuestra».

«Los vamos a encontrar a todos»

«El hallazgo reafirma que los vamos a encontrar a todos», dijo Ignacio Errandonea, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, tras la confirmación del hallazgo del GIAF en el Batallón 13. En las últimas horas el equipo de antropólogos que trabaja en la búsqueda de cuerpos de detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado en la última dictadura encontró restos óseos en la dependencia militar ubicada en Instrucciones y Casavalle.

En diálogo con Visión nocturna, Errandonea expresó sus primeras impresiones ante la noticia. Destacó el trabajo sistemático que los técnicos llevan adelante en el predio, cautelado judicialmente desde 2011, ya que no hay datos precisos. No se está dejando un centímetro sin excavar, dijo y señaló que por las dimensiones del área, de esta y otras donde podría haber enterramientos clandestinos, la búsqueda puede tardar años.

La República


Los cuatro cuerpos de desaparecidos hallados en predios militares

Al asumir la presidencia el 1° de marzo de 2005, el presidente Tabaré Vázquez anunció que, respetando la ley de Caducidad, ingresaría en los cuarteles en búsqueda de restos de desaparecidos y ese mismo año se inician los trabajos a cargo del equipo de antropólogos de la Facultad de Humanidades con información obtenida por parte de militares y también de anónimos que le hicieron llegar sobres con datos a las autoridades.

Ricardo Blanco

Fue el último desaparecido cuyos restos óseos fueron hallados, el 16 de marzo de 2012 en el Batallón 14, muy cerca de dónde se habían encontrado meses antes los del maestro Julio Castro. Los huesos fueron encontrados en la “trinchera 199” de los terrenos pertenecientes al predio militar.

El militante de la Agrupación de Funcionarios de UTE en Mercedes, Soriano, de donde era oriundo, y el Partido Comunista Revolucionario, había sido secuestrado el 15 de enero de 1978 alrededor de las 10:30 de la mañana en el almacén del que era propietario y trasladado a La Tablada. Tras su detención lo introdujeron en un Ford Falcon de color blanco, con techo negro vinílico. En el momento de su detención habían dos familiares, y dos o tres clientes que fueron a comprar al almacén. Según la Comisión para la Paz murió el 3 de febrero, como consecuencia de las torturas.

Según informó Presidencia en abril de 2012 se confirmó que se trataba de Blanco y se informó que no había confirmación de que habría sido ejecutado.

Julio Castro

Su cuerpo se encontró en el Batallón 14 en octubre de 2011. La búsqueda que se había iniciado en 2005 para buscar a María Claudia García de Gelman y se retomó en febrero de ese año. El día 22 de octubre a las 10:30 horas en la trinchera número 208 se localizó el cuerpo, y luego de las pericias de ADN, se comprobó que era el maestro Julio Castro en diciembre.

Castro fue un maestro de dilatada trayectoria, dedicado especialmente al desarrollo de las escuelas rurales había sido detenido el 1° de agosto de 1977 a manos del comisario Ricardo Zabala. Según consta en las investigaciones, murió un 3 de agosto del mismo año a causa de las heridas provocadas en interrogatorios.

Durante la dictadura se difundió la versión de que el maestro había viajado hacia el exterior; también fueron falsificados documentos con su nombre.

En diciembre de 2009 la familia de Castro solicitó que la investigación judicial fuera excluida de la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado. En ese momento el juez competente solicitó al Poder Ejecutivo que se expidiera sobre el caso, que finalmente fue excluido de la ley el 17 de agosto de agosto de 2010, por Resolución presidencial. Las investigaciones prosiguieron por vía judicial.

Fernando Miranda

Fue hallado en el Batallón 13 en diciembre de 2005.

El militante del Partido Comunista Fernando Miranda, escribano, profesor de la Facultad de Derecho, y secretario de la Junta Electoral de Montevideo hasta 1973, fue secuestrado el 30 de noviembre del año 1975 en el Parque de los Aliados.

Desde allí fue recluido en el Centro clandestino de detención «300 Carlos» o «Infierno Grande» o «La Fábrica» en el Servicio de Material y Armamento del Ejército (SMA) situado a los fondos del Batallón de Infantería Mecanizada Nº 13, en avenida de las Instrucciones.

Según la información publicada por el PCU, durante el traslado a un interrogatorio y tras forcejear con sus custodios, Miranda recibió un golpe de karate en la nuca, ocasionándole pérdida de conciencia en forma inmediata del que no logró sobreponerse, falleciendo dentro de las primeras 48 horas de su reclusión. De todos modos, se dio la versión oficial de que en febrero de 1976 había viajado a Buenos Aires.

El croquis y un pequeño plano dibujados a mano con la ubicación del sitio de enterramiento enviado en sobre cerrado y en forma anónima al Secretario de la Presidencia de ese momento, Gonzalo Fernández, permitió hallar el cuerpo bajo una capa de material de construcción, en la zona del monte, lateral derecho, costado norte, a 8 centímetros de la superficie. En la tarde es exhumada una osamenta completa.

Ubagesner Cháves Sosa

Sus restos fueron los primeros en ser hallados en noviembre de 2005 en una chacra de Pando de la Fuerza Aérea. El exdirigente comunista y trabajador metalúrgico desapareció el 28 de mayo de 1976 murió en la base Boiso Lanza a consecuencia de la tortura.

El 28 de mayo de 1976 fue detenido al dirigirse a su casa a dejar un regalo para su hija Valentina que ese día cumplía 3 años. La detención se produce en la calle Vaimaca. Fue subido a una camioneta del Ejército y trasladado a la base aérea de Boiso Lanza. Según el testimonio del vecino Raúl Couto ante la Comisión Investigadora Parlamentaria: «vieron detenerse a una persona que luego supieron que era Chávez (sic). Tenía un paquete que dejó tirado en el jardín y pidió que lo entregáramos a Valentina, de la calle Máximo Tajes, cosa que pudimos hacer”.

Tras ser detenido fue recluido en la Unidad de Servicios del Aeródromo Capitán Boiso Lanza en camino Mendoza, en el predio del plantel de perros, lugar conocido como “la perrera”, a cargo del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), organismo dependiente del comando de la División del Ejército I.

Según la información de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, en el intervalo de una sesión de torturas dejó de respirar. El médico constató su muerte al parecer a consecuencia de una falla cardíaca.

Según el informe del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea al presidente de la República en 2005, el supuesto lugar de enterramiento
se encontraría en la huella de entrada, aproximadamente.

El enterramiento fue ubicado en la Trinchera 001, en una cuadrícula de 3 por 1 metros a 0,50 metros de profundidad.

El Observador


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