Falsos positivos: condenan a 34 años a siete militares por ejecución extrajudicial
El Tribunal Superior de Cali condenó a siete militares por haber hecho pasar a un campesino como un guerrillero de las Farc muerto en combate. En 2006, Manuel Arturo Pabón Jaimes, los suboficiales Carlos Enrique Martín Díaz, Fidel Angarita y Luis Francisco Galvis Sepúlveda y los soldados profesionales Cristián Daniel Delgado Quasquer y John Jairo Quijano Sánchez asesinaron a José Orlando Giraldo Barrera en zona rural de Cali. Así lo determinó el tribunal en un fallo de este año.
Por estos hechos, los militares tendrán que pagar 34 de prisión, una multa de 200 salarios mínimos legales vigentes y fueron inhabilitados para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo lapso que estarán tras las rejas. De acuerdo con la sentencia en contra de los siete militares, estos “son coautores penalmente responsables de los delitos de homicidio agravado en concurso heterogéneo con ocultamiento, alteración, o destrucción de elemento material probatorio”.
El labriego Giraldo fue sacado de su finca y posteriormente asesinado. Giraldo recibió varios disparos y su cadáver fue movido. Además, los soldados alteraron la escena del crimen y le pusieron un pantalón de insurgente. La ejecución extrajudicial, conocida comúnmente como «falso positivo», ocurrió en el corregimiento Golondrinas de Cali, (Valle del Cauca). Los hombres de la tercera división del Ejército hicieron pasar a Giraldo Barrera como miembro del frente Libardo García. Los uniformados habían sido absueltos en primera instancia el año pasado.
El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos es la organización que lleva el caso y fue la que apeló la decisión tomada en 2018. Martha Giraldo, hija de Giraldo Barrera e integrante del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), dice que la sentencia es muy importante para ella y su familia dado que “establece la verdad sobre los hechos.
A su vez, señaló que la decisión tomada por el tribunal esclarece que su padre “no se trataba de un guerrillero sino de un campesino que era inocente, además del hecho de que estaba desprotegido cuando los militares lo asesinaron. Algo muy importante es que en esta sentencia el asesinato se cataloga dentro de una ejecución extrajudicial, de las pocas a nivel nacional”.
Este año, por estos mismos hechos, también fue condenado, en primera instancia, el sargento (r) del Ejército, Luis Eduardo Mahecha. La sentencia de un juzgado de Cali, quien hallo culpable al suboficial para la época de los hechos era el jefe de inteligencia del batallón de Alta Montaña de la tercera división del Ejército señalado de asesinar a Giraldo Barrera.
Mahecha también fue condenado a 27 años de prisión en medio de una investigación por delitos de narcotráfico. El uniformardo fue sentenciado por la Corte Suprema junto con coronel (r) Bayron Gabriel Carvajal, uno de los responsables de la masacre de Jamundí.
“Ha sido un proceso muy largo y muy duro porque este proceso ha llevado consigo amenazas, persecuciones y señalamientos por parte de los militares de la tercera brigada del Ejército y de grupos paramilitares”, dijo Giraldo a Blu Radio. Y concluyó que “(…) también existen otros altos mandos que fueron como los autores intelectuales del crimen de mi papá que no han sido judicializados ni investigados”, concluyó.
Falsos positivos: Una ola de asesinatos a civiles inocentes
Un conflicto que desde hace aproximadamente diez años está afectado la vida de personas inocentes parece no terminar.
Durante este año la situación de los falsos positivos vuelve a tocar a los colombianos, la muerte de Dimar Torres, desmovilizado y excombatiente de las Farc, generó revuelo cuando llevó a miembros de la oposición a exigir la renuncia del Ministro de Defensa Guillermo Botero.
Las críticas hacia el Ministro incrementaron cuando apareció en un diario estadounidense unas afirmaciones sobre doblar las “dadas de baja” a los criminales, según el diario, órdenes que recibían los militares desde el alto mando, y que infortunadamente, tocó la vida de civiles inocentes para cumplir con dichos mandatos.
Es así como se revive la tragedia que inició en el año 2008 con la desaparición de 16 jóvenes de Soacha, y miles de civiles, que con el tiempo, aparecieron en otros territorios como “guerrilleros dados de baja en combate”.
A raíz de esta situación, a los micrófonos de Hora Ciudad Contexto llegó Jakeline Castillo a contar su historia, ella recuerda como su hermano Jaime Castillo desapareció el 10 de agosto de 2008 en la ciudad de Bogotá, y apareció dos días después como “guerrillero dado de baja en combate” en Ocaña, Norte de Santander.
En este hecho, mientras reconstruían los sucesos con sus otros hermanos, lograron conectar la historia con la de los jóvenes se Soacha, Castillo le había comentado a uno de sus hermanos que le estaban haciendo una oferta de trabajo para ir a recoger café, lo que él nunca mencionó, fue sí aceptó o no.
Fue así, como empezó la odisea por encontrar la verdad.