El campo popular colombiano en tiempos de Duque – Por Aureliano Carbonell

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Aureliano Carbonell(*)

En el año de gobierno del Centro Democrático, se ha mantenido la tendencia al ascenso en el ciclo de las luchas sociales que viene con altibajos desde el 2010 en el país, así los meses de Mayo, Junio, casi todo Julio, hayan sido de quietud y se pudiese dar una situación similar en lo que resta del año.

El ciclo de ascenso en mención y que hemos referenciado en escritos anteriores, ha sido irregular, inestable, de altibajos. No configura una tendencia ininterrumpida de movilización. Tiene picos de ascenso, con intervalos de uno o dos años, acompañados de tiempos de relativa quietud, sin que esta llegue a predominar, tal como si se dio en el ciclo que cubre la década del 90 y casi toda la primera del 2.000.

En estos meses, dada, entre otras, la tempranera desfavorabilidad del gobierno de Duque, hubiese podido ser más sostenida la movilización. No obstante, siguen pesando la fragmentación, la fuerza que aún tiene la disparidad de opiniones y el erróneo tratamiento a las mismas.

En las dificultades han incidido también, entre otras, las desavenencias, las fracturas y debilitamiento, de la fuerza de masas que anteriormente aglutinaba en la Marcha patriótica, los desentendimientos que se han presentado en el movimiento indígena y los efectos que todo lo anterior ha tenido en la Cumbre Agraria.

No obstante la represión, se ha mantenido la lucha

En el año que lleva Duque, el movimiento popular ha sido objeto de un mayor ataque del gobierno y del entorno paramilitar de la ultraderecha, lo que lógicamente lo ha limitado para mayores despliegues y una acción más sostenida. Según informe de INDEPAZ de fines del mes pasado, en los 12 meses de gobierno del Centro Democrático, han sido asesinado 229 lideres 55 desmovilizados de FARC.

A los dos meses de su posesión, estallo una de las movilizaciones estudiantiles más fuertes de los últimos 20 años. En lo Octubre y Noviembre y parte de Diciembre del año pasado, se marcho ininterrumpidamente, semana tras semana, en todas las ciudades capitales.

En Marzo, 8 meses después de la posesión, se desarrollo la minga de los indígenas y campesinos del Cauca, la que bloqueo por 34 días la carretera panamericana entre las ciudades de Cali y Popayan y mostró un nuevo pulso entre el movimiento social y el gobierno.

Para el 25 de Abril, con la confluencia de distintos procesos organizativos, agrupados en el Encuentro nacional de organizaciones sociales y políticas (ENOSP), fue convocado un paro nacional, que sin ser paro laboral, se expreso a través de masivas concentraciones en más de 50 ciudades del país y de concentraciones campesinas de corta duración en 4 regiones.

El 26 de Julio, se desarrolló una gran jornada de movilización contra el asesinato de los lideres sociales y defensores de Derechos humanos. Masivas concentraciones en las ciudades capitales y en otras muchas, al igual que en el exterior. Las marchas tuvieron un sabor antigobiernista, de oposición, a favor del cumplimiento de los acuerdos y los caminos de paz.

Avances, aunque a paso de tortuga.

En lo organizativo se avanzó, aunque nuevamente a paso de tortuga y con regresiones en algunos casos. Un logro importante fue la Unión Nacional de Estudiantes de Educación superior ( UNEES), al incorporar esta en el mismo espacio las delegaciones de todas las Universidades públicas.

Sin embargo, las tensiones internas entre las distintas tendencias, las divergencias en torno a la negociación con el gobierno y el levantamiento de paro, la han paralizado y la están desgastando, lo que puede llevar de nuevo a la atomización del movimiento y al retroceso de los avances organizativos del año anterior.

En el segundo semestre del 2018 y el el primero de este año, cobraron más vida dos espacios de articulación de carácter nacional que integran sectores sindicales, campesinos, indígenas, afros y estudiantes, entre otros. Nos referimos a la Coordinadora de Organizaciones Sociales (COS) y al Encuentro nacional de organizaciones sociales y políticas (ENOSP). A este último también llegan de manera irregular parlamentarios del llamado bloque de oposición.

Son procesos más globales de confluencia que si bien no alcanzan la estabilidad y convocatoria que se quisiese, representan un paso adelante.

Un elemento nuevo y positivo, ha sido la conformación del llamado bloque de oposición parlamentaria y el acercamiento de algunos de sus miembros a espacios de articulación como el ENOSP y a las convocatorias de movilización.

No obstante, estos avances, la atomización sigue siendo un factor y una limitación relevante. Los procesos urbanos, siguen siendo débiles y desarticulados entre si, cada cual agrupado en sus propias tendencias o parcelas.

La iniciativa política

Frente a la posición del Partido de gobierno de hacer trizas los acuerdos de paz y darle la espalda a los caminos de dialogo y negociación, se viene conformado el bloque de “Defendamos la paz”, que aglutina sectores del partidos liberal y de la U, en su mayoría cercanos a Santos y Samper, los Verdes, el Polo, y con menos protagonismo o incidencia, la Colombia humana, el movimiento social y distintos sectores de izquierda.

En este espacio, en las dinámicas frente a la paz, en la movilización contra el asesinato de lideres y la política antidrogas, entre otras, la iniciativa política, en este 2019, ha estado más en el lado de sectores liberales y de los verdes que de la izquierda y el movimiento social.

Ello no sólo se esta dando por la acción de las fuerzas del establecimiento y de sectores de las clases dominantes. Sino también por las falencias, la estreches de visión, la fragmentación y la resignación a la marginalidad, que aún tienen distintas vertientes de la izquierda y del campo popular

En el terreno político electoral, en perspectiva de las elecciones regionales de Octubre de este año y las presidenciales del 2022, hay cierto desplazamiento de los sectores de centro izquierda por los de centro derecha, si partimos del bloque que se articuló en el 43% conseguido por Petro en la segunda vuelta de las presidenciales, sin ello sea aún una situación consolidada.

Si bien para las elecciones locales, en varias regiones se han conformado bloques similares al que se expreso en el 43% de las presidenciales, en el caso de Bogotá no es así, lo que inquieta por la significación de la capital. Allí el bloque del 43% se ha fraccionado entre las candidaturas de Claudia López y la de Holman Morris.

(*) Integrante de la Delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la mesa de diálogo en La Habana.

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