Argentina: asumió el nuevo ministro de Hacienda en medio de la profunda crisis económica

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Contexto de Nodal
El 11 de agosto Argentina celebró elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) con nueve fórmulas presidenciales. En esta etapa los partidos políticos postularon candidaturas a la presidencia, al Congreso nacional y a las gobernaciones provinciales y locales en cada distrito para resolver sus propias internas. El oficialismo, con el frente Juntos por el Cambio que busca la reelección de Mauricio Macri y lleva como vicepresidente al peronista Miguel Ángel Pichetto, quedó con un 32% detrás de la fuerza opositora del Frente de Todos, encabezada por Alberto Fernández y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que alcanzó el 47,65%. Seis coaliciones que superaron el piso de 1,5% de los votos competirán en las elecciones presidenciales del próximo 27 de octubre.

Asumió Hernán Lacunza: ratifica la política fiscal y la ayuda social y habría medidas por el dólar

Por Ignacio Ortelli

«Prioridad número uno: responsabilidad». Ese fue el pedido que le hizo el Presidente al nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en la primera reunión de trabajo que mantuvieron este lunes en la Quinta de Los Abrojos. Buscó así despejar dudas respecto a su intención de cara al duro momento que atraviesa su gestión: en contra de la voluntad de su tropa, que quiere endurecer el confrontamiento con el kirchnerismo, hoy el principal objetivo de Mauricio Macri no gira en torno a la campaña, sino en lograr estabilizar los mercados para intentar llegar al 10 de diciembre sin pasar sobresaltos.

Lacunza juró en el cargo este martes a las 8.30, en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Luego de las formalidades, Macri tomó la palabra y dijo frente a todo su gabinete: «Quiero agradecerle a Hernán por aceptar esta responsabilidad compleja en un momento tan difícil en la Argentina».

«Que aceptes habla de tu profunda vocación de servicio y valentía para la tarea”, comenzó diciendo Macri y agregó un pedido especial para el flamante ministro: “Que en cada decisión tengas como foco cuidar a los argentinos, y no te lo pido como candidato sino como Presidente», y solicitó un esfuerzo en «morigerar cualquier costo que pueda tener este proceso electoral sobre la vida diaria de todos en los próximos meses”.

En esta línea, insistió: “Te pido que abras todos los puentes y canales de diálogo posibles con personas y sectores para que todos juntos trabajemos para reducir las incertidumbres, que siempre hacen daño”.

Luego, está previsto que Lacunza dé una conferencia de prensa y en simultáneo con el presidente del Banco Central, Guido Sandleris. En la noche de este lunes, el flamante ministro estaba reunido en la sede del Banco Provincia tomando algunas definiciones.

Se especulaba con que se pudiera tomar alguna medida para anclar al dólar. Las conferencias serán antes de que abran los mercados, a las 10 de la mañana. Ayer fue otro día de furia en Wall Street: el riesgo país subió de 1.650 a 1.875 durante la jornada y las acciones de empresas argentinas cayeron un 15% en promedio.

Según trascendió, Lacunza ratificará la política fiscal y la ayuda social y a los sectores productivos. La misión del FMI, por otro lado, vendría la semana que viene o la siguiente.

Continuarán en sus cargos los secretarios de Energía, Gustavo Lopetegui, de Hacienda, Rodrigo Pena y de Finanzas, Santiago Bausili. Se sumarán al gabinete económico Sebastián Katz, Milagros Gismondi y Hugo Medina.

«Mauricio le transmitió que no quiere quemar las naves, que quiere ordenar todo, para un nuevo mandato o para el que le toque asumir», fue el balance que hizo uno de los presentes en la reunión que mantuvo el Presidente con Lacunza.

En el diagnóstico que se hizo puertas adentro, no faltaron referencias a las señales que dio Alberto Fernández tras el diálogo que mantuvo con Macri: «Ellos están jugando bien, nosotros tenemos que responder igual», planteó ante este diario uno de los convocados.

Fue luego de leer que Guillermo Nielsen, referente económico del Frente de Todos, había salido a despejar dudas al descartar -en diálogo con Bloomberg- que no está entre sus planes reestructurar la deuda; y a raíz de la aparición pública que había hecho la semana pasada el candidato a presidente, cuando llevó calma a los mercados al indicar que el dólar a 60 pesos «está bien».

Junto a Lacunza y Sandleris, en Los Abrojos también estuvo el grupo de dirigentes que conforman la mesa de decisiones del Presidente: la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; los ministros Rogelio Frigerio (Interior) y Dante Sica (Producción); y, por supuesto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña,

Lacunza asomó por el predio ubicado en el municipio bonaerense de Malvinas Argentinas cerca de las 11, como estaba previsto. Llegó con carpetas e informes que su equipo, el mismo que lo acompañó en la Provincia, pudo hacer en las primeras horas desde que asumió.

Luego de la reunión, en breves declaraciones a la prensa, Lacunza aseguró que el Presidente le «transmitió las prioridades de la gestión de los próximos meses», sin dar mayores detalles. «Me voy a reunir con mi equipo para que, en virtud de esas prioridades, podamos trabajar», agregó.

Lacunza, que al retirarse de Los Abrojos evitó responder preguntas, avisó que este martes, al cabo de su primera jornada al frente de forma oficial, dará una conferencia de prensa «durante el día».

El flamante ministro trabajará inicialmente en tres puntos concretos, según pudo reconstruir Clarín:

*Trabajar para estabilizar las variables macro y calmar la volatilidad post PASO.

*Buscar llevar tranquilidad a la gente, con un mensaje realista de la situación que se está atravesando.

*Sostener el programa fiscal y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Precisamente, entre las prioridades de la agenda de Lacunza está la misión del FMI, que llegaría en los próximos días para aconsejar al directorio del organismo sobre el desembolso de US$ 5.500 millones previsto para el próximo mes.​

En torno a la reunión hubo mucha preocupación por lo que pasaba en los mercados, pese a que se trataba de un feriado. Sucede que, mientras los funcionarios ingresaban a la quinta para el encuentro con Macri, las noticias desde el exterior no eran alentadoras: el riesgo país se ubicaba en 1.858 puntos y las acciones argentinas en Wall Street se desplomaban más del 12 por ciento.

El domingo, previo al encuentro con Macri, Lacunza se había reunido con su antecesor, Dujovne, para repasar números. Analizaron los vencimientos que debe afrontar la Argentina. Son importantes: unos US$ 7.500 millones LETES en dólares y otros US$ 2.500 millones en Lecaps y Lecer.

Otro de los puntos que generó cierta inquietud en el Gobierno, y que deberá resolver el flamante equipo económico es la reducción de los depósitos a plazo fijo: la semana pasada cayeron $16 mil millones.

Clarín


Hernán Lacunza, sobre el dólar: «Permitir una tendencia alcista solo sumaría incertidumbre»

Hernán Lacunza asumió hoy como ministro de Hacienda y presentó su programa basado en la estabilidad del dólar, las reservas, la protección del bolsillo de los consumidores frente a la inflación y las metas del acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional ( FMI).

«Estamos en un momento complejo y en el medio de un proceso electoral que no es indiferente a los mercados, pero lo que más nos preocupa es la situación de los ciudadanos», dijo al comienzo de su discurso, y agradeció a la gobernadora María Eugenia Vidal, con quien trabajó en la cartera de Economía.

«Lo importante es llegar al próximo mandato, sea quién sea, una plataforma consistente para continuar el desarrollo», agregó.

Lacunza abordó específicamente los movimientos del dólar de la última semana. Al respecto, señaló: «Queremos garantizar la estabilidad del tipo de cambio, porque en entornos de incertidumbre, la estabilidad es el bien público más importante». Y se diferenció del candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández: «Permitir una tendencia alcista del dólar solo sumaría incertidumbre».

«Coordinamos objetivos con el Banco Central, que usará a su exclusivo criterio las herramientas necesarias para que el tipo de cambio no abandone el rango de precios en el que se movió la semana pasada, remarcó.

Acuerdo con el FMI

También habló del acuerdo con el FMI: «Garantizaremos el cumplimiento de las pautas fiscales acordadas con el FMI. Me contacté con ellos y en los próximos días estarán haciendo una visita para revisar las metas».

«Desde que recuperamos la democracia nunca fuimos capaces de incorporar a ese tercio de la población que vive bajo la línea de pobreza, esa es una deuda que tenemos. La plataforma que queremos está constituida por cuentas públicas ordenadas, equilibrios fiscal primario, balance externo financiable, un tipo de cambio competitivo, tarifas de servicios públicos ya corregidas, obras que han incrementado la productividad de nuestros productos para acceder al mundo y transparencia en la gestión publica».

El nuevo equipo

Lacunza confirmó en sus cargos a Gustavo Lopetegui (Energía), Rodrigo Pena (Hacienda) y Santiago Bausili (Finanzas), y presentó a los nuevos integrantes del equipo: «Sebastián Katz es el economista más talentoso del país y será el secretario de Políticas Económicas, sumamos a Milagros Gismondi porque me sorprendió su capacidad de coordinación y será la jefa de Gabinete de Asesores. También nos acompañará Hugo Medina, una persona de mucha trayectoria, en el área Legal Administrativa».

Sobre las elecciones

«Como no creemos en nombres mesiánicos, ni funcionarios omnipotentes, el Presidente me ha pedido que convocara a los referentes económicos de todos los espacios en estas elecciones para ponernos de acuerdo en algunas condiciones para preservar la estabilidad», dijo.

Y consideró: «No podemos poner en riesgo la estabilidad con la excusa de la competencia electoral. Es cierto que los resultados económicos en términos de bienestar han sido inferiores a los esperados, seguramente fue una combinación de herencia, errores propios y algo de mala suerte».

La Nación



Asamblea en el Obelisco y ollas populares

El referente de la CTEP Juan Grabois confirmó que el jueves de esta semana harán una asamblea en el Obelisco y ollas populares en las provincias para reclamar al gobierno más medidas que compensen la suba de los precios. «La primera es que aumente el salario social complementario, que es la asignación que cobran los trabajadores de las cooperativas, que son medio millón de personas, las más pobres del país. El salario social tiene que subir en un 60 por ciento para compensar la inflación de los últimos dos meses», señaló Grabois, que también consideró urgente un aumento de emergencia para los jubilados que cobran la mínima.

La protesta se realizará el mismo día de la reunión del Consejo del Salario, en el que se debatirá el nuevo piso del mínimo, vital y móvil. Participarán de ella CTEP, Somos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa y el Frente Darío Santillán, que para el miércoles siguiente, 28 de agosto, tienen prevista una jornada de lucha en caso de no obtener respuestas a sus pedidos.

Grabois habló también de las expectativas de ese conjunto de organizaciones sociales frente a un más que posible cambio de gobierno. «Estamos muy contentos con los resultados de las PASO, que muestran un divorcio entre la sociedad y las élites que pretendían dominar el sentido común y que han terminado creyéndose sus propias mentiras», sostuvo.

Para el dirigente el resultado de las PASO «abre la puerta a un proceso de cambio profundo y en ese sentido tenemos esperanza, pero también tenemos la preocupación lógica de ver la situación de desesperación social, de ver el tiempo que falta hasta diciembre y de saber que los procesos de recuperación llevan tiempo. Los niveles de vida en 2015 no eran tampoco Disneylandia: teníamos un 25 por ciento de pobreza, y ahora este tipo se va a ir con el 40 por ciento de pobres, una cifra escalofriante. Por eso, por más que Alberto haga todo bien, va a tardar un poco. Nosotros estamos en un momento de resistencia frente a la exclusión que han generado las políticas de gobierno, resistencia que no va a terminar el 10 de diciembre. Vamos a tener que seguir en un estado de alerta y de movilización incluso con el nuevo gobierno. A Alberto le vamos a tener que reclamar y exigir, por más que nos caiga bien, por más que sea compañero. Los movimientos populares vamos a tener que reclamar desde el día 1 del nuevo gobierno que se priorice la agenda de tierra, techo y trabajo, y sobre todo la emergencia alimentaria y social de los más pobres».

Grabois subrayó que «esa es nuestra agenda que vamos a mantener, por arriba y por abajo. En la base social, en la movilización porque hemos aprendido la lección de que lo único funcional a la derecha es quedarse callado, no movilizar, esperar que las cosas caigan como maná del cielo, y también por arriba, porque esperamos que en el nuevo gobierno haya presupuesto, proyectos y programas para que los barrios pobres tenga la urbanización que se merecen, para la construcción de viviendas, para que los productores de la agricultura familiar tengan acceso a la tierra y se le den los títulos de propiedad a los pueblos originarios. Y fundamentalmente, para que institucionalice y regularice y otorguen derechos a los 5 millones de trabajadores de la economía popular».

Página 12


Quién es Hernán Lacunza, el nuevo ministro de Hacienda

Por Raúl Dellatorre

Hernán Lacunza no tiene los títulos académicos en el exterior de esos con los que al PRO le gustaba pavonearse para exhibir a los suyos como «el mejor equipo de los últimos…» treinta, cincuenta o doscientos años. Tampoco es de uno de esos «prestigiosos» gurúes mimados por el establishment, que suelen llenar salas de lujosos hoteles para decirles a los CEOs que conforman la concurrencia, ni más ni menos, lo que quieren escuchar. Unos y otros, los «académicos» y los «prestigiosos» eran los que conformaban la «primera selección» de expertos en economía a los que recurrió el gobierno de Cambiemos desde diciembre de 2015 para ocupar los casilleros centrales. Lacunza, en cambio, fue al lugar al que nadie de esa cofradía hubiera aceptado ser enviado: acompañar a María Eugenia Vidal como candidato a ministro de una menos que improbable gestión como gobernadora de Buenos Aires. Más que por mérito propio, llegó por deserción del resto. A este economista de «descarte» en los momentos de gloria de Cambiemos, pero que en cuatro años se convirtió en figura clave del gobierno de Vidal (sólo equiparable a la de Federico Salvai), recurrió Mauricio Macri en su hora más aciaga. Para sentarse en el sillón que abandonó Nicolás Dujovne, cuando aquel empezó a parecerse a una silla eléctrica.

Lacunza deja una provincia gravemente endeudada, con una estructura productiva quebrada, una economía en caída libre y un desempleo que supera al del nivel nacional. Pero su tarea en el Palacio de Hacienda de Hipólito Yrigoyen 250 será mucho más modesta que los objetivos que no pudo cumplir en la provincia más rica del país: asegurar una transición pacífica, pero cruzando un puente que hoy se percibe quebrado y tembloroso. Con todo, sus cualidades le dan cierta ventaja sobre el renunciante Dujovne, incapaz de entablar la más modesta negociación política con sectores de la oposición, ni cumplir otra tarea que no fuera responder al mandato e instrucciones enviados desde el Fondo Monetario Internacional.

En la semana más traumática desde el inicio de su gestión, tanto para el gobierno de Mauricio Macri como para el de María Eugenia Vidal, el nuevo ministro de uno y ex ministro de otra se encontraba de vacaciones en Neuquén. Casi un signo de identidad de Cambiemos. También lo identifican con el modelo imperante desde diciembre de 2015 algunos resultados de su gestión: los datos bonaerenses del primer trimestre del corriente año muestran una caída del 6,1 por ciento en el nivel de actividad provincial, pese a una cosecha récord que permitió un aumento de la producción agropecuaria del 12 por ciento, pero con un retroceso industrial del 14 por ciento en el último año. Otras señales de esa gestión son una pérdida de 60 mil puestos de trabajo en la producción, la reducción de 16.200 millones de pesos en los recursos destinados a la salud con respecto al año anterior, menos dinero para seguridad (20.400 millones) y el retroceso de la atención educativa (290 establecimientos menos).

La reasignación de recursos tuvo un destino muy claramente marcado: el pago de intereses de la deuda externa creció cerca de un 99 por ciento en el primer trimestre de este año con respecto al año anterior. Durante su gestión, Lacunza no sólo aumentó el volumen de la deuda provincial, sino que además acortó el plazo promedio de vencimientos en casi dos años, creció la participación de la deuda en moneda extranjera sobre el total y se elevó la relación entre deuda y recursos de la provincia (en un 25,4 por ciento) y la proporción de deuda y producto provincial. Es decir, que cayó la capacidad de pago. Y será peor cuando se vuelva a calcular tras la reciente megadevaluación.

Lacunza tiene en el actual presidente del Banco Central, Guido Sandleris, a un viejo conocido. Fue su primer subsecretario de Finanzas en la provincia y, como tal, principal co-responsable en la primera y más intensa etapa de endeudamiento bonaerense. También tiene una antigua e intensa relación con otra figura que recuperó relevancia en los últimos días, justamente en relación a la actual gestión del Banco Central: Martín Redrado. Lacunza fue miembro de la Fundación Capital, que presidía Redrado. Cuando el «golden boy» (así bautizado en los años de la dictadura cívico militar) fue a Cancillería como secretario de Relaciones Económicas Internacionales (año 2002, con Carlos Ruckauf como canciller, y Eduardo Duhalde como presidente provisional), lo ubicó a Lacunza como director del Centro de Economía Internacional. Dos años después, Redrado era designado presidente del Banco Central por Néstor Kirchner, y pocos meses después de asumir ubicaba a Lacunza como gerente general (reemplazando a Carlos Pérez, otro ex Fundación Capital, ascendido a director).

Tras la salida de ambos, Redrado y Lacunza, del Banco Central luego de chocar con el kirchnerismo por el rechazo de ambos a utilizar las reservas para el pago de vencimientos de la deuda, el último comienza su acercamiento al PRO. Primero forma una consultora de efímera existencia, Empiria, para pocos meses después saltar al puesto de Gerente General del Banco Ciudad, ya siendo Mauricio Macri jefe de gobierno porteño. Allí estuvo hasta diciembre de 2015, cuando es nombrado ministro de hacienda de la flamante gobernadora Vidal.

Quienes lo conocen bien, afirman que su alejamiento de Redrado, en 2010, marcó un distanciamiento definitivo. Y también aseguran que mientras Redrado hoy busca una postura de alta confrontación con el gobierno (denunció que Macri alimentó el salto del dólar el lunes para «castigar» a los electores), ven a Lacunza en una postura más conciliadora. «Hernán no aceptaría que lo convocaran para incendiar la pradera y dejarle al próximo gobierno la tierra arrasada», sugieren. Lo ven como un conciliador, alguien con mayor capacidad (que Dujovne) para entender que su misión es administrar una «transición», en la que tendrá que mantener buenas relaciones con referentes de la actual oposición. Incluso recuerdan su vínculo con una economista que hoy ocupa un lugar clave junto a Alberto Fernández: Cecilia Todesca. Con ella, aseguran, negoció su salida (su indemnización) del Banco Central tras el alejamiento de Redrado y cuando ya había desembarcado Mercedes Marcó del Pont, con Todesca como integrante de su equipo.

La persona de mayor peso en el entorno de Lacunza es, desde hace años, Pedro Rabasa, que lo acompañó desde un cargo menor en la provincia de Buenos Aires pero participando de cada decisión importante que tuvo que asumir. Seguramente volverá a estar a su lado en la etapa que hoy inicia. Lacunza, además, es un viejo conocido de Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. El hasta ahora ministro de Hacienda bonaerense viajó frecuentemente a Washington formando parte de la delegación argentina a las reuniones del Fondo, y Werner a su vez conoce en detalle la situación de la provincia de Buenos Aires y su deuda. Este será el nexo principal que deberá atender Lacunza para superar su primera prueba de fuego: lograr que el FMI no se baje del desembolso por 5400 millones de dólares comprometidos para la primera quincena de septiembre, aunque Argentina esté lejos de haber cumplido las metas del programa económico fijadas para esta última etapa.

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