¿Qué propone la derecha para Bolivia? – Diario La Época

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Este viernes 19 de julio se cumplió formalmente el plazo de entrega de la lista de candidatos a diputados y senadores ante la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y del programa de gobierno de las organizaciones que participarán de las elecciones generales del 20 de octubre próximo.

A partir de que se cierra esa etapa, es de esperar que el debate gire en torno a las propuestas que tienen las organizaciones políticas para conducir el destino de todo un país, en condiciones internacionales bastante complejas dada la turbulenta transición hegemónica que enfrenta el mundo.

La ventaja la tiene el binomio Evo Morales-Álvaro García Linera. Cuentan a su favor no solo con 14 años de haber demostrado que la economía puede ser manejada al servicio del país y de los bolivianos, sino que dan certeza de que lo bueno se seguirá profundizando a través de la Agenda del Bicentenario.

¿Qué tipo de modelo económico distinto se propone frente al actual? ¿cómo generar excedentes y a quien canalizarlos principalmente? ¿Qué forma de distribución de la riqueza? ¿qué posición tener frente a las problemáticas de la pobreza y la desigualdad social? Estas son parte de las muchas preguntas que los electores quieren saber de los candidatos que aspiran a desplazar a Evo Morales.

Nada o poco disperso se ha conocido hasta ahora sobre los ejes programáticos de la oposición respecto a este tipo de ejes. Salvo la recurrente crítica al gobierno, en verdad bastante parecida a la retórica de las derechas en aquellos países donde la izquierda y el progresismo son gobierno, en Bolivia no se ha podido identificar en ninguna organización política que aspira a desplazar al actual gobierno alguna idea fuerza como para pensar alternativa a lo que se hace ahora y lo que se hizo en dos décadas de neoliberalismo.

Lo que estamos diciendo es que un programa alternativo no es volver a proponer el achicamiento del Estado, como sostiene con distinto énfasis los principales candidatos de la oposición. Eso no solo que no es algo distinto a lo que se hizo en el pasado, sino que es una fallida intención de pensar que la gente respaldará masivamente la transnacionalización de la economía y la pérdida de la soberanía nacional.

La población conoció de cerca esas recetas durante dos décadas y experimentó en carne propia que eso es desempleo, congelamiento de salarios, quiebra de emprendimientos empresariales y estrangulamiento del mercado interno. Y cuando la economía se restringe, el plato roto lo paga la inmensa mayoría.

No hay que esperar mucho de lo que la oposición ya ha dicho hasta ahora. Seguro será una combinación de temas que el gobierno ya está haciendo desde enero de 2006, pero planteados como si fueran nuevos, hasta imprecisas ofertas de cosas distintas, pero cuya aplicación depende de restablecer, aunque no se lo diga, el neoliberalismo.

Salvo el candidato Oscar Ortiz, que desde la derecha tiene el panorama más claro en términos de destruir las medidas del Proceso de Cambio, en el resto se percibe mayor ambigüedad, pero la certeza que políticamente no es correcto la reivindicación de la liberalización de la economía. No hablan del neoliberalismo, pero es lo primero que implementarían si tuviesen la posibilidad de ser gobierno.

La Época


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