Los retos de los candidatos – El Observador, Uruguay
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Finalmente, el 40% de participación de votantes en las elecciones internas de los partidos políticos de ayer, para elegir a los candidatos presidenciales para los comicios de octubre, fue mejor a la inmediatamente anterior, pero aún estamos lejos de la performance de los comicios inaugurales de 1999 cuando intervino más de la mitad de los ciudadanos habilitados (52%).
En una instancia electoral muy competitiva, con 28 candidatos y tres potentes partidos, y reñida en dos de ellos, podrían haber sido un acicate suficiente para que la participación llegara a la mitad del electorado, lo que hablaría muy bien de la necesaria sintonía entre los ciudadanos y los principales líderes políticos, una manera de visualizar el grado de compromiso con la democracia y sus instituciones.
A estas horas se ensayan diferentes explicaciones para intentar entender un fenómeno multicausal. A nosotros nos parece que el problema de fondo no es ni la inclemencia del tiempo el día de las elecciones ni el desánimo de los uruguayos porque la selección de fútbol perdió contra el equipo de Perú, sino el desencanto de los uruguayos con los partidos que reflejan estudios de opinión pública como el Latinobarómetro. Estamos ante un problema que no es solo de Uruguay.
La lucha interna fue un importante estímulo para la cantidad de sobres en las urnas, según se puede inferir de los resultados primarios de la Corte Electoral.
En el Frente Amplio, que exhibió una campaña aburrida entre sus cuatro contrincantes por priorizar una imagen de unidad y evitar mostrar las diferencias que existen entre ellos, ganó el candidato socialista y exintendente de Montevideo, Daniel Martínez, aunque es el único de los tres grandes partidos que no llegó al 50% de los votos, lo que vuelve muy compleja la definición del postulante a la vicepresidencia. La sorpresa estuvo en un segundo lugar muy reñido entre Carolina Cosse y Óscar Andrade, y la fortaleza de una línea ortodoxa.
En el Partido Nacional se impuso cómodamente el senador Luis Lacalle Pou, como ocurrió en 2014, pero a diferencia de hace cinco años, su situación interna, de cara a las elecciones de octubre, es mucho más compleja porque en un segundo lugar quedó ubicado el controvertido empresario Juan Sartori, acusado de realizar una campaña sucia, de fake news y prácticas de posverdad, para perjudicar a sus adversarios. Pero su aplastante victoria le permitió anunciar anoche mismo que Beatriz Argimón, presidenta del Directorio blanco, será su compañera de fórmula.
Pero la mayor sorpresa se observó en la interna del Partido Colorado, donde la renovada candidatura de Ernesto Talvi –que irrumpe en la política hace menos de año, desde la academia y la investigación económica– ganó con holgura ante el expresidente Julio María Sanguinetti y el senador José Amorín Batlle, algo que no surgía en las encuestas. Ayer mismo, los tres contrincantes mostraron un espíritu de unidad en los discursos y gestos en la casa partidaria.
Anoche se cerró un ciclo importante de las elecciones y hoy mismo comienza otro con nuevos desafíos para los candidatos: la mayoría de ellos debe definir quién completará la fórmula presidencial y mostrar un claro liderazgo por lo menos en cautivar a los votantes de sus contrincantes en la interna partidaria.