Flexibilidad del FMI, en medio del estancamiento – El Comercio, Ecuador
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Concluido el primer semestre del 2019 se observa un leve esfuerzo del Gobierno para contener el gasto público, un aumento del déficit fiscal, una desaceleración de la economía nacional y una flexibilización de los multilaterales para que el Gobierno cumpla las metas acordadas con Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las reformas estructurales, que darán una viabilidad de largo plazo al país, están en una etapa temprana de negociaciones, pese a que el Ejecutivo tiene pocos meses para presentar a la Asamblea los proyectos de reforma tributaria, laboral y monetaria. El Banco Central informó esta semana que el crecimiento anual de la economía fue de apenas 0,6% en el primer trimestre, lo cual confirma el proceso de desaceleración que empezó a mediados del año pasado. La estimación oficial es cerrar este año con un crecimiento del 0,2%, aunque el FMI calcula una caída del 0,5%. Ese estancamiento económico, sin embargo, tiene matices.
Si bien hay sectores más dinámicos como el camaronero, bananero o financiero, existen otros en desaceleración, como la construcción, la pesca o el comercio. La mayoría registra crecimientos nulos o por debajo del 1%. Detrás del pobre desempeño está la administración pública, que aunque muestra un esfuerzo para bajar el gasto público, lo ha hecho básicamente en inversión, que no es lo recomendable.
La reducción de la masa salarial ha sido mínima, mientras aumenta el gasto por intereses de la deuda, mantenimiento de instituciones estatales y aporte al IESS. De ahí que el déficit fiscal subió 55% en el primer semestre frente a igual período del año pasado, sin considerar la importación de derivados. El proceso de ajuste será complejo, más para un Gobierno débil en el plano político.
El FMI lo sabe y se mostró flexible para modificar cuatro metas acordadas sobre reserva monetaria, gasto social, ingresos petroleros y déficit fiscal primario. Lo anterior viabilizará la llegada de nuevos recursos de los multilaterales, pero los próximos desembolsos requerirán de mayores esfuerzos para concretar reformas estructurales.