“Fe Gallega: una voz a favor de Franco desde una asociación española en Buenos Aires”

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De Cristóforis, Nadia Andrea (UBA-UNLu-CONICET)ndecristoforis@yahoo.com.ar

Las migraciones gallegas hacia la ciudad de Buenos Aires, Argentina, se intensificaron desde fines del siglo XVIII , alcanzando dimensiones masivas entre el último tercio del siglo XIX y principios del XX. Se calcula que hacia 1914 la capital argentina era la urbe con más gallegos del planeta (entre 150.000 y 200.000), superando incluso a las principales ciudades de Galicia, como Vigo o La Coruña.

Esta temprana e importante presencia gallega en Buenos Aires condicionó la aparición de numerosas y variadas instituciones representativas de la comunidad, como asociaciones (a partir de 1787) o periódicos (desde 1879), que proliferaron en el tránsito del siglo XIX al XX. La prensa comunitaria, escrita tanto en lengua gallega como mayoritariamente en castellano, surgió por dos impulsos básicos (aunque no únicos): por un lado, el interés de jóvenes bachilleres que llegaban al Río de la Plata ávidos de insertarse en el mundo periodístico local, y que lograron fundar por iniciativa personal y/o de la mano de un grupo de colaboradores un gran número de periódicos y revistas de variable frecuencia y duración; y por otro, la necesidad de las asociaciones gallegas de contar con un órgano de difusión de sus actividades y logros, de cara a la masa de sus afiliados. Si los primeros tipos de publicaciones expresaron con mayor libertad reflexiones de índole política referidas a Galicia, España, y en mucha menor medida, la Argentina; las segundas buscaron principalmente reflejar la vida institucional de la entidad que representaban y la evolución de la jurisdicción gallega (la región en su conjunto, la comarca, el consejo o la parroquia, por ejemplo) en la que se referenciaban.

Nos detendremos en un periódico gallego particular: Fe Gallega, surgido el 1º de noviembre de 1936 al calor del avance de las fuerzas nacionalistas en España, en el contexto de la Guerra Civil (1936-1939) que tuvo lugar en la península. Nacido como un órgano de apoyo al franquismo en la península, este periódico presentó rasgos distintivos, que lo diferencian de otras publicaciones gallegas o españolas en general.  Sabido es que Galicia quedó rápidamente bajo el control de los insurgentes, quienes desplegaron una fuerte represión sobre los focos de resistencia y oposición al alzamiento. Las noticias del inicio y la prolongación de la Guerra Civil llegaron inmediatamente a la comunidad gallega emigrada en Buenos Aires, impactando en la evolución de sus asociaciones y periódicos.

Las entidades del noroeste hispánico se fueron definiendo a favor o en contra de uno y otro bando, como en el caso de la mayor parte de las otras instituciones españolas. Estos posicionamientos se produjeron temprana o tardíamente, según el caso, y a menudo involucraron disensos y polémicas dentro de los grupos dirigentes o de asociados, o entre unos y otros. Estas tensiones se vieron incrementadas por la llegada de los exiliados gallegos a partir de 1936, quienes buscaron movilizar a sus congéneres en la Argentina y allende el mar a favor del gobierno republicano

La prensa de la comunidad gallega, ya se tratase de los voceros de las asociaciones o de órganos independientes de las mismas, también se hizo eco en mayor o menor medida de la contienda que tenía lugar en España, dando cuenta de un activismo político velado o leve, hasta otro mucho más abierto y comprometido con alguno de los dos bandos. Si bien en este trabajo analizaremos un exponente periodístico que se inclinó a favor del bando nacional, debemos recordar que también existieron otras importantes publicaciones gallegas que bregaron abiertamente por la defensa de la legalidad republicana, siendo uno de los ejemplos más representativos de ello el ya citado semanario Galicia.

Ahora bien, la movilización social y el compromiso político de las asociaciones o la prensa étnica en apoyo de las fuerzas republicanas o nacionales no se produjeron en el vacío. Si bien encontraron importantes motivaciones en la ideología de quienes lideraban o dirigían esas instituciones y en la masa de sus afiliados o lectores, también estuvieron fuertemente condicionados por otro conjunto de factores, tales como: la política exterior, y específicamente americana, que fueron generando ambos bandos contendientes; los posicionamientos de las principales potencias occidentales (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia) a lo largo del desarrollo de la Guerra Civil española; la política que la Argentina adoptó frente a dicha contienda y de cara a la comunidad peninsular instalada en dicho país; la militancia católica desplegada en España o en los países americanos, entre otros.

Conviene tener presente que la diplomacia franquista en el continente americano buscó atender fundamentalmente dos cuestiones: por un lado, la labor propagandística y diplomática, en virtud de lo cual se apoyó en el accionar personal de agentes oficiosos u oradores enviados allende el océano, y por otro, la unión y comunicación de las naciones americanas con la España Nacional, objetivo que se trató de lograr a través del reforzamiento de Falange Exterior, lo que terminó generando tensiones con el servicio diplomático, especialmente dentro de la Argentina.  En el caso de dicho país sudamericano, la propaganda franquista y el apoyo al movimiento sublevado se canalizó a través de distintos medios (como emisiones radiales, ceremonias de carácter festivo-político-religioso o “misiones culturales” de figuras destacadas del nuevo régimen –una en septiembre de 1937 y otra desde diciembre de este año hasta febrero de 1938.

Fe Gallega apeló abiertamente a la identificación de sus lectores con Galicia como vía para fortalecer un sentimiento de pertenencia nacional dentro del cual, de cierta forma, tenían cabida las expresiones regionales españolas, especialmente aquellas que, como la gallega, había contribuido supuestamente desde un comienzo con el progresivo afianzamiento del bando sublevado. La identidad gallega se hacía visible a lo largo de todos los números del mencionado periódico, ya sea a través de sus expresiones culturales, o de los hombres y mujeres hacedores de las mismas. Finalmente, en las páginas de Fe Gallega se hallaba presente la figura del emigrado del noroeste hispánico, sus preocupaciones y necesidades. Distintas notas y comentarios daban cuenta de una sensibilidad por las cuestiones que aquejaban a los que se habían trasladado a la América austral (la falta de empleo, las enfermedades, la carencia de liderazgos positivos, la pérdida del sentido comunitario y de las creencias religiosas, entre otras), con el fin de mitigarlas.

Versión adaptada especialmente para el suplemento UNPAZ-NODAL


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