Eduardo Lalo: “Puerto Rico es el único país de América Latina que ha sido conquistado dos veces”

3.432

Entrevista a Eduardo Lalo, escritor puertorriqueño

Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

Eduardo Lalo escribe ficción, poesía, fotógrafo y es columnista del diario Nuevo Día, donde despliega su interesante mirada sobre la política de Puerto Rico y sobre la situación de colonialidad que vive su país.

Luego de ser ganador del premio Rómulo Gallegos por su novela Simone (2012), Lalo está presentando su última obra, Historia de Yuké. En esta novela comienza remedando de algún modo los relatos de infancia, para establecerse en el espacio de una tragedia mítica. Lalo trabaja con la historia a través de lo geográfico, las lenguas y hablas, las tradiciones y construye así un puente entre lo mítico fundacional y el presente de un país que no acaba de serlo.

A propósito de la relación entre la conquista y el presente, la cultura del Caribe, la colonialidad y la relación de Donald Trump con Puerto Rico, Eduardo Lalo dialogó con Nodal Cultura.

Resultado de imagen para historia de yukeEn una primera aproximación, Historia de Yuké parece abrir la puerta a pensar el colonialismo en el presente a partir del mito creacional.

Probablemente hay bastante de eso. Yo quería retomar la conquista.  Porque la conquista, y sobre todo la del Caribe, está llena de falsedades, de imprecisiones. Las crónicas de Indias se publicaron siglos después de haber sido escritas. Se impidió su publicación por mucho tiempo. Por lo tanto, por siglos hubo oportunidad de crear unos estereotipos, unas historias, unas historias de heroísmo y de fenómenos que deforman la realidad histórica.
Los pueblos del Caribe sufrieron el laboratorio de la conquista. Porque antes de que llegue Cortés a Méjico; Pizarro a Perú, los españoles tenían ya tres décadas, fácilmente, casi, de trabajo. Estaban en el Caribe, fundamentalmente isleño; en Puerto Rico, en la Española y Cuba, en Jamaica, y en ciertas zonas del Caribe continental. Y ahí ya sabían hacer muchas cosas. Sabían lo que, lo que hoy en día llamaríamos guerras bacteriológicas. O sea, que tú traes enfermedades, dales ropa, objetos y que se enfermen. Por ejemplo, en Tenochtitlán Cortés vence finalmente luego de una epidemia de viruela. Saben qué hacer, cómo usar las armas de fuego. Saben actuar psicológicamente, llevar adelante la política de alianzas y traiciones. Y todo eso ya lo habían manejado muy bien.

Pero en el Caribe esos pueblos no solo fueron maltratados objetivamente sino que han sido maltratados por la historia, porque la historia lo que va a recoger es que desaparecieron muy rápidamente y eso no fue así. Cada vez descubrimos que hay más restos de esas culturas, incluso vivas hoy en muchas costumbres. El idioma precolombino que más palabras le da a los idiomas del mundo es el taíno. No es el quechua, no es el náhuatl. No es ninguno de esos.

Entonces, por un lado había que rehacer esa historia. Aquí lo que había era una pérdida de testimonios en primera persona, de testimonios históricos. Me propuse recrear una historia, la historia de esa montaña. Recrear la historia de un pueblo. Y por eso es que es una invención mítica. Hay un tiempo mítico, sobre todo en la primera parte. Lo segundo que me propuse hacer es algo muy difícil, que me costó muchísimo trabajo, que fue tratar de coser ese tiempo con un tiempo histórico.

Ese fue el gran reto en la escritura de la novela. Mostrar la conquista desde la perspectiva de los que no entendían qué era esto. Un indígena taíno o un africano, de esa época, no sabe lo que es un español. Ese concepto no existe. Un africano ni siquiera tiene el concepto de África. Él era yoruba, él era bantú, o lo que fuera. No hay tal concepto geográfico, ya que no es africano, es europeo. Alguien que era atrapado en África y lo transportan al nuevo mundo no sabe dónde está. Se tuvieron que hacer una serie de alianzas, de adaptaciones, de aceptaciones que la novela trata de narrar de alguna manera. El verdadero mestizaje latinoamericano –y cada vez más lo estudios de ADN lo demuestran- no es entre españoles e indígenas o africanos. Es entre indígenas y africanos. Y eso no solo en el Caribe. Es muy probable que a lo largo y ancho del continente sudamericano e incluso centroamericano haya ocurrido de manera significativa. Porque eran los condenados de la tierra en ese momento. Entonces eran los que se tenían que juntar. Y ahí va naciendo un pueblo diferente.

El libro se presenta, también a primera vista, como una suerte de texto infantil. O al menos como un relato más de infancia que una novela adulta. Más allá de que luego, aunque sin perder el estilo, se complejiza.

Hay una prehistoria, digamos así, de esta novela. Yo contaba ciertas historias a mis hijos, cuando eran chicos, antes de acostarse. Las historias de esa montaña, a la que íbamos. Todos ellos subieron, primero que nada yo los subía en una mochila con ellos muy pequeñitos. Ya cuando podían caminar por sus propios medios todos fueron subiendo, los tres. Es una montaña también emblemática en Puerto Rico. No es la más alta, no es la más grande pero es la que todo el mundo conoce y la que muchísima gente ha visitado alguna vez. Un sitio muy bello, lleno de cascadas. Es un bosque tropical, un bosque de lluvia. Relativamente cerca de la capital. O sea, no es cualquier lugar.

Y también en la mitología taína es el lugar donde está la deidad. En muchas ocasiones, yo lo he visto varias veces en el curso de mi vida, viene un huracán directo, pero la montaña, la sierra de Luquillo donde está la montaña, parece que lo enfrentara. Y es tal su poder, que la fuerza del huracán ha de desviarse al norte. Entonces San Juan, por ejemplo, se salva. En esta última ocasión el huracán no entró por ahí. Entró más al sur, entró por la punta sudoeste de Puerto Rico y en ese sentido la montaña no pudo aguantar el embate.

Pensando en las narrativas mitológicas, Yuké permite entender cierta distinción entre América Latina y el resto del mundo. No tenemos nada que conquistar más allá. La tierra blanca está acá. Nuestra mitología no incluye el deseo del conquistador que va a aquella tierra fabulosa. ¿Habla de algún modo Yuke de esta tierra blanca, de aquello que hemos olvidado, perdido o que se nos ha desaparecido?

Sí… sí. Y el Señor de los Anillos y demás, es de una época que ha perdido el saber mítico, el poder del mito; entonces hay que tratar de inventarlo. Realmente lo que está creando algo como el Señor de los Anillos es una épica nueva. Pero ya que como género está muerto hace siglos, ahora ha construido una novela. Igual el cine, el cine está constantemente haciendo épicas banales. Pero esto es otra cosa.

La Historia de Yuké no es una épica. En todo caso es una tragedia. Y en la medida que va por otro lado, trata de validar también unos espacios históricos que fueron muy maltratados, al punto de que no tenemos, o no preservamos voces. Hay muchos pueblos en América que lo único que sabemos es que por ahí llegaron los españoles, o lo que sea, y no supimos más de ellos. Y con suerte tenemos el nombre que le dieron los españoles, o que le oyeron al pueblo vecino que le decían. No tenemos más nada. Eso ocurre contemporáneamente en el Amazonas. Sobre todo en el Amazonas que es lo que queda en América, pero en otras zonas del mundo también.

¿Cuánto de esa tragedia tiene que ver con el presente, especialmente del Caribe y de Puerto Rico, que está atravesando un momento especialmente complejo?

Es clave aquí el asunto de la conquista. Yo lo he elaborado mucho en otros libros. Puerto Rico es el único país de América Latina que ha sido conquistado dos veces. Muchos, varios por lo menos, han sido invadidos múltiples veces. Pero conquista solo hubo una conquista, la que compartimos todos, que es la española. Pero en Puerto Rico tenemos una conquista moderna, no de un país de fondo secundario como era España, sino del país que ha dominado militarmente y económicamente el siglo XX y lo que va del XXI. Y que no solo eso sino que es el país que ha seducido, el país seductor del mundo entero. A veces desde América Latina no se entiende pero ¿cómo vencer -siendo un país pequeño, pobre- a un país que tiene la bomba atómica y porta-aviones y sistemas de inteligencia? ¿Cómo tú vencerlo?  Varias generaciones, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, puertorriqueñas, movimientos nacionalistas… Albizu Campos lo intentó. Y fueron masacrados. Los que sobrevivieron, vivieron sus vidas en la cárcel. Hay que ver las últimas fotos de Albizu con elefantiasis, porque le dirigían radiación en la celda. ¡Por años! Lo destruyeron vivo. Ese es el caso puertorriqueño.

Pero el caso de todos los países del Caribe y más allá del Caribe, de América Latina yo diría, tiene muchas cosas comunes. Yo comentaba en estos días sobre la increíble lucha por el aborto en Argentina, que sorprende a todos ¿Por qué eso existe todavía en Argentina? Porque es un legado de la conquista. El cuerpo de la mujer está conquistado. El Estado dice que ese cuerpo le pertenece al Estado. No le pertenece a la mujer en particular que tome decisión sobre él. Esto es el cuerpo de la Iglesia, del Derecho, del Estado. El cuerpo incluso médico hospitalario. Ese cuerpo no es un cuerpo libre. Esto no es muy diferente de ser indígena del siglo XVI, que estaría en una costa o una montaña en Puerto Rico, que lo atrapan y lo hacen trabajar en una mina. Ya no tiene derecho sobre su tierra, sobre su cuerpo, sobre con quién se relaciona. Es una práctica de poder imperial. La negación del aborto es otra forma de práctica del derecho imperial. No lo percibimos de esa manera. Pero si pensamos, vamos viendo un patrón que nos acompaña.

Pensando en un país como Argentina, que está entre los primeros diez del mundo en extensión, siempre lo que llama la atención es que no hay forma de justificar las cuotas de pobreza que hay en Argentina. No hay forma de justificar los millones y millones y millones de gente en extrema pobreza. Con la riqueza que se genera todos los días. Pero se reparte de una manera radicalmente desigual. Entonces eso nos muestra que las guerras de independencia no fueron guerras de liberación. Fueron guerras que sustituyeron unos amos por otros amos.

¿Cómo podrías caracterizar la diferencia entre el status quo de Puerto Rico –Estado libre asociado- y esa suerte de colonialidad que algunos describen, en relación con el  resto de América Latina?

Pues la colonialidad puertorriqueña es cruda. El estado libre asociado, lo he dicho mil veces, no existe. Eso no existe. Nunca existió y hasta la corte suprema de Estados Unidos lo corroboró. Yo no creo que América Latina en muchos aspectos está tan distante de nuestra situación. Pero sí tiene una soberanía, que esta intervenida muchas veces, pero tiene una latitud para actuar. Ese no es el caso de Puerto Rico. Eso es una enorme camisa de fuerza, muy negativa, y que ha generado que sea prácticamente imposible el desarrollo económico de Puerto Rico.

La economía puertorriqueña ha sido destruida por la presencia de Estados Unidos. La economía funciona a partir de la dependencia, tenemos una economía de la dependencia. A Estados Unidos lo único que le interesa de Puerto Rico ahora, es que es un mercado cautivo, un mercado gigantesco en el que puede tirar lo que sobra y cobrarlo como quiera. Ya no hay bases militares, ya se acabó la guerra fría. Por eso el país se fue a la ruina. Esa es la ironía ¿no? Las dos vitrinas de la guerra fría que estuvieron desde el Caribe para toda América Latina – Cuba y Puerto Rico- son dos sociedades arruinadas. Las ruinas tienen diferentes sabores. Pero son dos sociedades arruinadas, dos proyectos que han colapsado y que estaban construidos desde lógicas de dependencia. La diferencia es que Cuba puede generar proyectos, que funcionaran o no funcionaran, o funcionaran a medias, pero generan sus soluciones, mientras Puerto Rico está incapacitado de hacerlo. Somos una sociedad que produce profesionales de todo tipo para exportación, porque no hay puestos de trabajo para ellos en el país. Tiene todo ese banco de talento pero no lo puede utilizar.

¿Cómo analiza la relación entre la potencia cultural de Puerto Rico, y el Caribe, presente en Yuké, y un posible desarrollo propio más independiente?

Uff… Puerto Rico es una colonia extraña. Porque a diferencia de la inmensa mayoría de otras, ha producido desde la mitad del siglo XIX una gran cultura. Nada más la presencia musical de Puerto Rico en el mundo es enorme, y en muchísimos géneros. Actores, ganadores de Oscar… Tenemos una literatura poderosa desde el siglo XIX, aunque se conoce muy mal. Empezando por Hostos, fundador de las escuelas en toda América Latina, novelista, filósofo, sociólogo. En fin, una figura intelectual y política extraordinaria.

Ahora tiene un cine que empieza a crecer…

Un cine que empieza a crecer. Y todo esto con unos apoyos institucionales casi inexistentes o inexistentes. ¿Por qué se traducen libros franceses? Porque hay un ministerio francés que da becas de apoyo a la traducción en otros países. Lo mismo pasa con los argentinos y con otros países. El ministerio financia un viaje donde vayan artistas a tal festival o a donde fuera necesario. En Puerto Rico, no tenemos eso. Es más, se trata de impedir, que lleguen figuras a Puerto Rico. Entonces, tomando en cuenta que esa ha sido la gravedad, esto es extraordinario. No lo digo desde el chauvinismo ni nada de eso. Sino que creo es un dato bastante comprobable.

Una de las cosas que me llama la atención en muchas zonas del Caribe es la tensión entre la potencia de la identidad cultural, del habla, de la música, de las formas de cultura popular y cierta mirada deseante hacia los gringos. Una dialéctica entre una identidad potente y un deseo de ser el otro.

Sí, es cierto. Es una forma de bregar, una forma de lidiar con ese enorme país que te domina. Pero fíjate que eso se podría extrapolar a casi cualquier sociedad latinoamericana.A cualquiera. Tú piensa ciertos sectores de la sociedad Argentina están mirando para allá. Están mirando a Miami.

Estoy de acuerdo, pero no sé si todos esas sociedades tiene una cultura popular tan rica como la del Caribe

A lo mejor no les hace falta la resistencia como a nosotros. Entonces no sé si esa es la razón, pero creo que algo puede tener que ver. Nuestro espacio siempre está en entredicho y por lo tanto lo ocupamos constantemente. Alguien me preguntaba en otra entrevista la influencia del inglés. Sí, existe, pero nadie habla inglés. Yo puedo pasar años viviendo allí y no tengo que decir una frase en inglés. No hay estadounidenses en Puerto Rico, es decir como grupo significativo. Creo en algún censo había menos de cincuenta mil. Y solo en algunos sectores. Los más ricos, donde están profesionales, cercanos a los sectores turísticos donde se pueden integrar mejor. Gente en algunos pueblos del oeste, sobre todo que tienen playas con olas, ya que son surfers que viajan y se quedan a vivir. Pero uno no trabaja con estadounidenses, no tiene compañeros de trabajo digamos en el Puerto Rico de todos los días. Puede tener dominicanos, colombianos, argentinos, pero no estadounidenses.

En tu novela Simone, como en la película “El silencio del viento”, que fue muy reconocida, aparece la cuestión de la inmigración, y aparecen migrantes chinos hacia Puerto Rico. ¿Es un tema destacado la inmigración en Puerto Rico?

Ahora menos, porque nadie viene ya. Entras a Puerto Rico ilegalmente, y ya luego compras un pasaje –si puedes- a Estados Unidos, y entras. Entonces había un tráfico de inmigrantes, sobre todo entre la República Dominicana y Puerto Rico. Que eran fundamentalmente dominicanos. Por muchos años hay una gran comunidad dominicana en Puerto Rico. Pero ya luego eran, esos mismos traficantes de inmigrantes, como pasa ahora en el Mediterráneo, traían chinos, cubanos, centro-americanos, el que les pagara. Pero ahora ya de los últimos años ha descendido grandemente, porque las condiciones económicas son tan malas en Puerto Rico que los mismos inmigrantes se están regresando a sus países.

Lamentablemente Puerto Rico –que se conoce muy poco – se ha conocido mucho por el huracán y por Trump tirando esos rollos…

Esos rollos de papel toalla.

Si, esa imagen deplorable. ¿Cambió demasiado la política estadounidense hacia Puerto Rico, con Trump?

No ha cambiado, Trump es como todo el mundo lo conoce… él no tiene que hacer el juego de otros políticos estadounidenses que doran la píldora, o son más educados. Que nos dicen que no pero sí o todo lo contrario, o aluden a una oscura ley, o ya veremos aquí cuando hagan el informe tal, en fin, y nunca pasa nada. Trump sencillamente con su espíritu, con su lenguaje corporal y lo que dice, está diciendo lo que hay, nada… Reafirmando lo que es la realidad de las jurisprudencias. Puerto Rico no es parte de Estados Unidos. No es correcto decir que Puerto Rico es Estados Unidos. No es parte de Estados Unidos, es propiedad de Estados Unidos. Es territorio conquistado. La diferencia con la expansión norteamericana al oeste, que implicó eliminación de pueblos originarios o su desplazamiento, importación de colonos blancos, ya americanos, y luego de unos años, se concede estadía, es decir, se amplía la frontera del país. En Puerto Rico, desde la conquista del 1898 ese no fue el proyecto. El proyecto fue militar. Una carbonera, una estación carbonera para dominar América Latina. Y económico. Convertir a Puerto Rico en un cañaveral gigante y controlar el mercado del azúcar. Y eso fue lo que hicieron.


VOLVER

Más notas sobre el tema