Brasil: entra en fase decisiva la polémica reforma previsional de Bolsonaro
Entra en fase decisiva polémica reforma de jubilaciones en Brasil
Tras cinco meses de tramitación, la propuesta de reforma del sistema de jubilaciones debe entrar en su fase decisiva, con el inicio de las discusiones del texto en el plenario de la Cámara de Diputados de Brasil.
Garante de la polémica iniciativa en el Parlamento, el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, mueve las últimas piezas del ajedrez político para permitir, antes de terminar la semana, la aprobación del proyecto, defendido a ultranza por el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Maia también articula un esfuerzo final para tratar de incluir a los estados y municipios en la reforma de las pensiones en la etapa plenaria, aunque los órganos rectores consideran que resulta poco probable.
La carrera contra el tiempo se explica por el hecho de que el 18 de julio comienza el receso parlamentario.
Entregada personalmente por Bolsonaro al Congreso en febrero, la reforma fue aprobada el viernes por una comisión legislativa.
Tal junta cambió puntos claves de la idea original, pero mantuvo la meta de ahorro fiscal del Gobierno que se calcula en unos 270 mil millones de dólares en los próximos 10 años.
Entre los principales puntos criticados en la reforma por partidos opositores y casi toda la sociedad aparece la creación de un nuevo sistema, basado en la capitalización, y el establecimiento de una edad mínima para jubilación de 65 años para hombres y 62 para mujeres (actual 60 y 55), al final de un período de transición de 12 calendarios.
Con ese tiempo mínimo, el trabajador tendría derecho al 60 por ciento del valor de la pensión integral, para obtener el ciento por ciento se necesitarán 40 años de contribución.
Acusan a Bolsonaro de comprar votos para aprobar la reforma jubilatoria
Tal como había anunciado, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, liberó más de 93 millones de reales –algo más de 24 millones de dólares– en enmiendas para entregar a los diputados que respalden la reforma jubilatoria, que empezó a tratarse este martes en la Cámara de Diputados. Las enmiendas son presupuestos extras que los diputados pueden pedir al Ejecutivo para proyectos específicos en las zonas que representan en sectores que consideran prioritarios, como la educación o la salud. Se entregan a discreción, por lo cual las adjudicaciones siempre generan sospechas, pero en este caso Bolsonaro dijo abiertamente que los daría a quienes voten la reforma que impulsa.
La bancada de diputados del opositor Partido de los Trabajadores (PT) envió a la Fiscalía General un pedido para que abra una investigación contra Bolsonaro y dos de sus ministros por este tema. Se trata de un “grave abuso del poder político y financiero”, aseguran los legisladores del PT. Por su parte, el líder del también opositor Partido Socialismo y Libertad, Ivan Valente, sostuvo en un discurso en Diputados que Bolsonaro cometió un crimen de responsabilidad, tal como el que se usó para juzgar a la ex presidenta Dilma Rousseff.
La reforma entró este martes a la agenda de la cámara baja y será sometida a dos votaciones: una en general y otra por artículo. El gobierno asegura que cuenta con los 308 votos necesarios para aprobarla (en una cámara de 513). Desde la oposición se asegura que eso no es cierto y que se intentará obstaculizar la votación para ganar tiempo y convencer de que voten en contra a los diputados que están indecisos o incluso a aquellos que tienen previsto votar a su favor. Según un relevamiento hecho por el diario O Estado de São Paulo, la reforma contaba anoche con 281 votos a favor, sin llegar a los 308.