Brasil: el exjuez y actual ministro de Justicia Sergio Moro pide 5 días de licencia en medio de las filtraciones sobre Lava Jato

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Moro pidió licencia de cinco días en medio de cuestionamientos sobre Lava Jato

El ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, se tomará una licencia de cinco días para tratar «asuntos particulares», en un momento en el que se ha puesto en duda la imparcialidad del exmagistrado en la causa de la Lava Jato, la cual condujo a prisión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

De acuerdo con la asesoría del ministro, Moro se tomará una licencia entre el 15 y el 19 de julio y durante ese periodo será sustituido de forma interina por el secretario ejecutivo Luiz Pontel al frente de la cartera.

La decisión fue publicada en el Diario Oficial de la Unión y en ella el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, autoriza a Moro a alejarse de su cargo para «tratar asuntos personales».

La legislación brasileña estipula un periodo mínimo de un año de trabajo antes de que los trabajadores puedan solicitar vacaciones y, por ese motivo, Moro pidió una licencia no remunerada.

Aún así, la asesoría confirmó que la descontará de su periodo de vacaciones.

El titular de Justicia se ha visto salpicado por la filtración de conversaciones que mantuvo con un grupo de fiscales y que ponen en duda su actuación en la Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil y que llevó a la cárcel diversos empresarios y políticos del país, entre ellos Lula da Silva, presidente entre 2003 y 2010.

El medio The Intercept Brasil, liderado por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, publicó, en asociación con algunos de los principales diarios del país, una serie de diálogos entre Moro y diversos fiscales de la Lava Jato, entre ellos Deltan Dallagnol, el coordinador de la operación.

De acuerdo a The Intercept Brasil, los mensajes intercambiados en la aplicación de mensajería Telegram entre Moro, cuando aún actuaba como juez de primera instancia, y los fiscales sugieren la falta de parcialidad del exmagistrado y su influencia en las fases, procedimientos y estrategias de la Lava Jato, lo que está prohibido por ley.

Las filtraciones llevaron a que Moro prestara esclarecimientos ante la Cámara de Diputados y el Senado de Brasil y, en ambas ocasiones, aseguró que no tiene nada que esconder y defendió rotundamente su actuación.

Asimismo, el ministro atribuyó a una «invasión de hackers» el contenido divulgado por The Intercept Brasil, quienes, según Moro, actúan para «invalidar criminalmente» las condenas de la Operación Lava Jato.

El Observador


La gran duda sobre Moro

Sorprendiendo a todos, Sergio Moro, actual ministro de Justicia y Seguridad del gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro, pidió hoy una «licencia no remunerada» de su cargo entre los días 15 y 19 de julio. De un lunes a viernes, estará tratando «asuntos personales». Mejor dicho: se supo hoy. Cuándo lo negoció con su jefe es algo que alguna vez se sabrá.

Hace exactamente un año, el entonces juez Moro, autotransformado en verdugo inquisitorial de Lula da Silva, estaba en plenas vacaciones cuando maniobró, de manera ilegal, para impedir que se cumpliese la determinación de un magistrado de instancia superior de liberar al expresidente. Para colmo, contó con la complicidad de la fiscalía general y la omisión igualmente cómplice le la Corte Suprema, mientras presionaba a la Policía Federal, encargada de encarcelar a Lula, para desobedecer a una decisión judicial.

La gran duda ahora es qué movimiento raro Moro hará en esas nuevas e inesperadas vacaciones. Que, a propósito, coinciden con la revelación, por el periodista norte-americano Glenn Greenwald, de los trucos y jugadas ilegales armadas por Moro para alcanzar su objetivo: impedir a Lula ser candidato y elegir a Bolsonaro.

En colaboración con medios que no solo fueron críticos a Lula y contribuyeron para el golpe institucional que en 2016 destituyó a la entonces presidenta Dilma Rousseff, poniendo un brusco fin a los gobiernos del PT, pero que siempre adularon la «operación Lava Jato» e hicieron de Moro una especie de héroe nacional, el site Intercept, de Greenwald, viene goteando una o dos veces por semana información demoledora sobre la gran farsa judicial llevada a cabo por el entonces juez.

Al aliarse a una emisora de radio conservadora (Bandeirantes), una revista semanal de derechas (‘Veja’) y a un diario ambiguo (Folha de S. Paulo), Greewald hizo una jugada maestra: al fin y al cabo, esos medios son parte da prensa hegemónica golpista, y pueden ser clasificados de cualquier cosa, excepto de ser simpáticos a Lula, al PT y a la izquierda.

Los efectos sobre Moro son durísimos, principalmente en los medios jurídicos. Hoy mismo, Nelson Jobim, que por nueve años integró el Supremo Tribunal Federal (del cual fue presidente), reconoció que Moro cometió hartas ilegalidades y, de paso, acusó a la corte suprema de haber sido omisa y cómplice.

Tan pronto se supo de la licencia del ministro, empezaron a correr los rumores más desbaratados.

Hace pocos días surgieron indicaciones de que la Policía Federal estaría a punto de lanzar acciones de allanamiento dirigidas contra supuestos responsables por filtrar las conversaciones entre Moro y fiscales para Greenwald. Serían iniciativas destinadas a impedir que nuevas revelaciones lleguen al público y a encontrar responsables por destrozar la imagen del ex juez.

Uno de los rumores indica que Moro optó por alejarse del país cuando tales acciones ocurran. Otro, que iría otra vez a Washington para reunirse con órganos de inteligencia y policía. Y, claro, hay quien especula que él no vuelva a sentarse en la silla de ministro. Pero esos padecen de exceso de optimismo: la ambición de Moro desconoce límites éticos y morales.

Puede inclusive ocurrir que algún problema personal serio haya llevado el ministro a pedir cinco días de licencia.

El problema es que, a estas alturas, la palabra de Sergio Moro vale exactamente lo mismo que un billete de tres pesos.

Página 12


Dallagnol foge e diz que não vai explicar Vaza Jato à Câmara

O chefe da força-tarefa da Lava Jato, Deltan Dallagnol, enviou comunicado ao Senado e à Câmara nesta segunda-feira (8) informando que não vai comparecer a audiência para falar sobre as mensagens vazadas do seu aplicativo Telegram.

Apesar de usar as redes sociais para expor suas posições políticas em votações do Congresso Nacional, Dallagnol diz agora que prefere exercer somentes a sua «função técnica» como membro do Ministério Público.

«Esse trabalho técnico consiste em investigar fatos e buscar a aplicação da lei penal de modo eficiente e justo, de acordo com a Constituição e com as leis, atividade funcional sujeita à apreciação do Poder Judiciário. Diante disso, muito embora tenha sincero respeito e profundo apreço pelo papel do Congresso Nacional nos debates de natureza política que realiza e agradeça o convite para neles participar, acredito ser importante concentrar na esfera técnica minhas manifestações sobre mensagens de origem criminosa, cuja veracidade e autenticidade não reconhecemos, e que vêm sendo usadas para atacar a Operação Lava Jato”, escreveu o procurador em mensagem ao Congresso para justificar a sua ausência.
O ministro da Justiça, Sergio Moro, e Dallagnol são os principais personagens de uma série de conversas vazadas em reportagens do The Intercept, que revelaram um conluiou do ex-juiz e os procuradores para condenar o ex-presidente Lula.

Em meio ao escândalo que cada vez mais demonstra a parcialidade e violação da lei da Lava Jato em Curitiba, Moro anunciou que irá se afastar do cargo temporáriamente por «motivos pessoais». Há informações de que a Polícia Federal, comandanda por ele, está prestes a efetuar prisões e buscas em represália ao escândalo da Vaza Jato.

Brasil 247


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