Brasil: diez exministros de Ciencia lanzan manifiesto contra las políticas de Bolsonaro para el sector
Este lunes (01) un grupo formado por ex ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación de los últimos treinta años lanzó el manifiesto “La ciencia brasileña en alerta” contra las políticas del gobierno de Jair Bolsonaro para este sector.
Entre los signatarios del manifiesto están los ex ministros de Dilma Rousseff, Aloizio Mercadante (2011), Marco Antonio Raupp (2012 a 2014), Clélio Campolina (2014) y Celso Pansera (2015 y 2016).
“Se incrementan los recortes presupuestarios que podrían causar un retroceso sin precedentes en la historia de la ciencia brasileña, un sector esencial y crítico tanto para el desarrollo económico y social como para la soberanía nacional del país”, afirma el manifiesto.
El ex ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil durante el gobierno de Lula, Roberto Amaral – también signatario del manifiesto – conversó con Brasil de Fato y analizó con pesimismo el futuro de esos sectores en el país. Él afirma que tras los recortes en el presupuesto de la educación en el país, que afectan a las becas de investigación, Brasil está caminando “hacia un retraso irrecuperable”.
Hoy el abogado coordina el Grupo de Trabajo de Ciencia y Tecnología del Frente Brasil Popular, formado por más de 50 movimientos populares, sindicatos y partidos de izquierda y comentó los retos de Brasil en el sector de Ciencia y Tecnología. Para él, la decisión del gobierno brasileño va a contramano de muchos países debido a una posición anticientífica del gobierno brasileño.
“Alemania ya anunció que va a invertir millones de dólares en investigación científica y desarrollo de inteligencia artificial. Me parece muy grave que más allá de no acompañar el desarrollo de esos países, además caminemos hacia atrás. Pero eso todavía no es lo más grave. Lo más grave es la política del gobierno. Lo más grave es tener un gobierno contra el conocimiento, contra la filosofía, las ciencias humanas, las investigaciones. Un gobierno que asume una posición contra la universidad pública que responde por un 95% de las investigaciones de este país”, afirma.
Amaral también señala que los recortes en el presupuesto de la educación afectan al desarrollo nacional : “No hay desarrollo del país sin desarrollo industrial. Y no hay posibilidad de convertirse en una potencia industrial sin potencia científica. No hay cómo desarrollar la industria sin ciencia y tecnología. Y no hay ciencia sin investigación. Vivimos este drama. Una política de acabar con la posibilidad del país ingresar en el futuro. Es una cuestión muy grave”, expresa con pesar.
Roberto Amaral, del Partido Socialista Brasileño, ex ministro de Ciencia y Tecnología durante el gobierno de Lula da Silva. Foto: Divulgación.
Su análisis es compartido por el neurocientífico Miguel Nicolelis que vive desde hace tres décadas en el exterior y viaja por el mundo para divulgar sus investigaciones científicas. Él afirma que la comunidad internacional está atónita ante los desmantelamientos y recortes en la educación pública anunciados por el gobierno brasileño comandado por Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL).
“El mundo entero está atónito. Revistas científicas internacionales dedicaron espacios a Brasil que no son comunes, como por ejemplo, Nature dedica un espacio para hablar del total asombro respecto a un gobierno como el nuestro que intenta criminalizar y ahogar las universidades al contrario de promover la educación, defenderla y ampliar sus horizontes”, dice.
En mayo de este año, estudiantes y profesores protagonizaron protestas masivas tras el anuncio de recortes de becas y del presupuesto de las instituciones federales que responden por más del 90% de la investigación científica en Brasil.
Nicolelis es uno de los principales nombres de la ciencia brasileña. El ingeniero biomédico fue considerado, en 2009, uno de los científicos más importantes de la actualidad por la revista Scientific American.
Profesor de Duke University, en Estados Unidos, el también es líder del proyecto Camina de Nuevo. Su trabajo ya hizo que dos personas parapléjicas pudieran volver a caminar a través de un dispositivo de estimulación muscular y un exoesqueleto controlado por el cerebro.
Durante un viaje a São Paulo, el científico conversó con Brasil de Fato antes de una charla en el Centro de Estudios de Medios Alternativos Barão de Itararé y comentó, por ejemplo, que el extinto programa Ciencias Sin Fronteras [creado por el gobierno de Dilma Rousseff en 2011] ascendió el país en el mercado científico internacional. “Fue uno de los programas más grandes de fellowships en el mundo”, defiende.
El neurocientífico afirma que sofocamiento de las universidades públicas, la persecución hacia las ciencias humanas y la reducción del presupuesto científico impactan en la pérdida de soberanía del país. “Ningún país distribuye colaboración o know how espacial. Brasil ha construido todo basado en su propia competencia científica, en el Centro Técnico Aeroespacial y en la Base de Alcántara. Y ahora eso se entrega a cambio de nada”.
El pensamiento crítico, para Nicolelis, es el antídoto para impedir el avance de pensamientos anticientíficos como el terraplanismo y teorías que rechazan el cambio climático – que ganan cada vez más espacio internacionalmente.
Dez ex-ministros lançam manifesto em defesa da educação, ciência e tecnologia
Um manifesto divulgado nesta segunda-feira (1º) reúne as assinaturas de 10 ex-ministros da Ciência, Tecnologia e Inovação desde os anos 1990, lançando um alerta ao sucateamento de um setor imprescindível ao desenvolvimento nacional. No documento, ex-comandantes das pastas voltadas às políticas de pesquisa e tecnologia do país expõe a preocupação do setor, a ser afetado com cortes de até 30% no orçamento da educação.
Entre os signatários, estão ex-ministros dos governos Collor, FHC, Lula e Dilma. O texto foi lançado em um evento na sede do Instituto de Pós-Graduação e Pesquisa de Engenharia da Universidade Federal do Rio de Janeiro (Coppe/UFRJ – veja vídeo do encontro no Facebook), no campus do Fundão, zona norte carioca. Marco Antonio Raupp, ex-ministro do governo Dilma Rousseff, fez a leitura, enfatizando que a bandeira da pesquisa, da inovação e do conhecimento não tem partido, e que os investimentos e elaboração de políticas públicas para a área são um dever de Estado.
Os ex-ministros criticam a condução ideológica e a ausência de projeto por parte de integrantes do governo Bolsonaro, e lembram que “desqualificar as universidade públicas que produzem mais de 90% da pesquisa brasileira e a privatização de empresas estratégicas são equívocos que podem custar caro à sociedade brasileira”, assinala o manifesto, em referência ao episódio em que o ministro Abraham Weintraub classificou o ambiente das universidades federais de “balbúrdia”.
Os ataques do governo e os riscos de retrocessos na educação jea provocaram as maiores manifestações populares do país neste ano, em 15 e 30 de maio. E já existe uma nova data de protestos – em 13 de agosto – convocados pela Confederação Nacional dos Trabalhadores em Educação (CNTE), em conjunto com diversos movimentos sociais.
No mesmo dia está prevista a chegada da Marcha das Margaridas em Brasília. Leia abaixo a íntegra do manifesto, que repete gesto pluripartidário que reuniu também ex-ministros da Educação contra os cortes no setor.
Manifesto dos ex-ministros de Estado da Ciência, Tecnologia e Inovação
“CT&I em Estado de Alerta”
Nós, ex-ministros de Estado da Ciência, Tecnologia e Inovação (CT&I), vimos a público manifestar a nossa profunda preocupação diante das ameaças no tocante à Educação, em geral, e à CT&I em particular. Agravam-se os cortes orçamentários drásticos que poderão levar a um retrocesso sem paralelo na história da Ciência brasileira, área essencial e crítica, tanto ao desenvolvimento econômico e social quanto à soberania nacional.
Invariavelmente, as nações desenvolvidas são aquelas que têm Ciência e Tecnologia próprias e capacidade aprimorada de inovação. Em desenvolvimento são as que apostam no conhecimento científico, buscam ter tecnologia própria e a fortalecer sua capacidade de inovação. Umas são soberanas, altivas; outras tendem a ser dependentes, inseguras.
Nosso País, em que pese ter uma dívida histórica e avanços importantes recentes com a Educação, Pesquisa e Desenvolvimento, conseguiu saltar sobre as suas próprias debilidades estruturais (má distribuição de renda, infraestrutura precária de saneamento, transportes e habitação e atendimento insuficiente de saúde e segurança) para se projetar no mundo como o 13º maior produtor de conhecimento, considerados os artigos publicados em revistas científicas indexadas.
Com muito esforço, formamos um corpo de pesquisadores, especialmente nas universidades públicas, nos centros de pesquisa e nas empresas, que atuam na fronteira do conhecimento em áreas de ponta. Foi uma construção de décadas e de muitas gerações, um engajamento que envolveu civis e militares, desde o pós-Segunda Guerra Mundial, e que atravessou diferentes governos. Como em outros países, o Estado Nacional soube financiar e prover os centros de conhecimento até ao ponto que pudemos erguer, nas últimas décadas, um Sistema Nacional de Ciência, Tecnologia e Inovação. Esta é a riqueza da nossa Nação e nosso principal passaporte para a sociedade do conhecimento.
Como exemplos da maturidade da Ciência nacional alcançada nos últimos anos, podemos citar as tecnologias de ponta mais avançadas do mundo em exploração de petróleo em águas profundas; a agricultura de alta produtividade, desenvolvida a partir de pesquisas realizadas nos âmbitos universitário, governamental e empresarial; a construção de um novo acelerador de partículas de terceira geração; o enriquecimento de urânio e construção de um reator multipropósito para produção de radioisótopos utilizados na Medicina; o monitoramento e manejo ambiental, que previne desastres naturais e contribui na preservação da Amazônia; a Medicina avançada e vacinas desenvolvidas em instituições de pesquisa e universidades públicas. Cabe destacar ainda nossa capacidade de projetar e construir aviões, resultado de avanços tecnológicos que contaram com robustos investimentos de recursos públicos em P&D, que incluiu o Brasil entre os oito países fabricantes de aeronaves no mundo, a despeito da venda da gigante brasileira à empresa Boeing. Tais conquistas da Ciência e da capacidade inovativa brasileira podem ser percebidas também em numerosas empresas estabelecidas em diferentes setores da atividade econômica, bem como no ambiente propício ao surgimento de “startups” tecnológicas.
O investimento de recursos executados nas últimas décadas permitiu ao País fortalecer seus grupos de pesquisa, impulsionar as inovações nas cadeias produtivas estratégicas e na capacitação de sua mão de obra, abrindo, dessa forma, espaço para mudanças nos processos de trabalho e no perfil de qualificação do trabalhador. Havia nos governos anteriores consenso quanto à relevância do desenvolvimento científico e tecnológico, sabíamos que uma base econômica sólida, precisava estar apoiada em um processo endógeno e dinâmico de geração de conhecimento e inovação, associado à expansão das universidades públicas e institutos federais. Foram inegáveis os avanços, objetivando minorar os graves problemas de desigualdades sociais e competitividade sistêmica.
Para o funcionamento do Sistema Nacional de CTI são essenciais as bolsas de pós-graduação do CNPq e da Capes, assim como a Finep, a Embrapii e fundos de financiamento que compõem o FNDCT, que está sofrendo um grande contingenciamento que compromete ações essenciais na área. Da mesma forma, os Institutos de Pesquisa e as Organizações Sociais vinculadas ao MCTIC vivenciam cortes, cada vez maiores, e que comprometem a sua produção. No eixo central, precisamos de proposições estratégicas que sejam lúcidas o bastante para o fortalecimento das ciências básicas, valorizando as ciências sociais e humanas, o desenvolvimento de novas tecnologias e de políticas socioeconômicas, que venham atender ao crescimento mais inclusivo, sustentável e inteligente.
Entretanto, vivemos hoje a maior das provações da nossa história. Não podemos concordar com as recorrentes manifestações, por parte de autoridades do governo, que negam evidências científicas na definição de políticas públicas. As pesquisas são fundamentais para o País avançar em direção a um desenvolvimento econômico, com inclusão social, respeito aos direitos humanos e sustentabilidade ambiental, que preserve nossos recursos naturais estratégicos.
Esta bandeira pelo conhecimento não tem partido e não pertence somente à comunidade científica, acadêmica e empresarial, mas deve ser levantada por toda a sociedade. A linha de continuidade é o entendimento de que o Sistema Nacional de Ciência, Tecnologia & Inovação constitui uma Política de Estado.
Os extraordinários avanços da economia digital, da inteligência artificial, biotecnologia, automação e robótica, internet das coisas, novos materiais estão mudando rapidamente as formas de produção no mundo e estabelecendo um novo paradigma tecnológico com imensos desafios ao trabalho humano e ao Brasil como nação. O dispêndio em CT&I é um investimento virtuoso e estratégico. Desqualificar as universidades públicas que produzem mais de 90% da pesquisa brasileira e a privatização de empresas estratégicas são equívocos que podem custar caro à sociedade brasileira.
Não podemos permitir a criação de condições que estimulem a evasão dos nossos melhores cérebros. Não podemos aceitar a ausência de representantes da comunidade científica em Comitês e Conselhos Governamentais que discutem políticas públicas. É preciso garantir esperança para as futuras gerações!
O desafio é enorme e urgente, o Brasil precisa avançar a uma velocidade superior à da fronteira do conhecimento, sob pena de termos, na melhor das hipóteses, uma estagnação relativa. É urgente a transversalidade da CT&I na gestão pública, como instrumento para a recuperação econômica e transformação do país em Nação sustentada pelo conhecimento.
Eis aqui o nosso chamado para que a sociedade brasileira se comprometa e se mobilize na defesa da Ciência, do Conhecimento e da Tecnologia, patrimônios de uma Nação.
Rio de Janeiro, 1º de julho de 2019
Ex-ministros de Estado de Ciência, Tecnologia e Inovação
Aldo Rebelo
Aloízio Mercadante
Celso Pansera
Clélio Campolina
José Goldemberg
Luiz Carlos Bresser-Pereira
Marco Antonio Raupp
Roberto Amaral Ronaldo Sardenberg
Sérgio Machado Rezende