Ernesto Araújo, canciller brasileño: «Nuestra visión del mundo coincide con la de Macri»

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Por Alberto Armendáriz 

El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro , llegará hoy a Buenos Aires, en una primera -y demorada- visita al país, para intentar fortalecer su relación conMauricio Macri y subrayar la sintonía de ambos gobiernos en su perspectiva económica, el futuro del Mercosur y la crisis en Venezuela.

«Tenemos una visión de mundo, de región y de economía que coincide con la administración del presidente Macri. El objetivo principal es marcar una nueva etapa en los vínculos Brasil-Argentina. Tenemos una relación tan rica y compleja que es necesario reinventarla un poco a partir de las prioridades de los gobiernos de cada momento», resaltó a LA NACION el canciller brasileño, Ernesto Araújo, uno de los principales ministros que acompañarán a Bolsonaro en el viaje que retribuye la visita de Macri a Brasilia el 16 de enero.

Bolsonaro estará acompañado por una amplia delegación. Más allá de acuerdos de cooperación en defensa, agricultura y ciencia y tecnología, las conversaciones se centrarán en cuestiones económicas en un delicado momento para los dos países, además de la situación en Venezuela y las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea (UE), según adelantó Araújo en la entrevista en el Palacio de Itamaraty.

-La Argentina depende mucho de la economía brasileña y los últimos datos mostraron una retracción de la actividad en el primer trimestre. ¿Qué evaluación hace de esta situación?

-Hay mucha expectativa con la reforma previsional y los inversores están esperando que se apruebe. La reforma será aprobada en el corto plazo y eso abrirá el camino para inversiones que agilicen la economía.

-¿Qué ocurriría si no se aprobara la reforma previsional hasta fin de año?

-No quiero hablar de esa hipótesis, todo el gobierno está trabajando con la reforma como prioridad máxima y las señales del Congreso son positivas. Claro que puede cambiar un poco el contenido, habrá algunos ajustes, pero hay consenso sobre la necesidad de la reforma. Por el momento, no nos parece necesario trabajar en un plan B.

-¿Qué cambiaría en la relación bilateral si Macri no fuese reelegido en octubre?

-No queremos pensar mucho en ese escenario porque contamos con la victoria del presidente Macri, cuyas políticas y visión de mundo son compartidas con las nuestras. Si eso no sucediera, ya tenemos ejemplos de lo que ocurrió en el pasado, de políticas adoptadas por el anterior gobierno argentino, que son distantes de nuestra visión. Eso exigiría repensar varias cosas. En términos de la región, por ejemplo, el apoyo que fue dado por otros gobiernos argentinos y brasileños al régimen dictatorial en Venezuela es algo que nos preocupa. Volver atrás en eso sería pésimo para toda la región. América del Sur ha avanzado mucho, de manera determinada, hacia la plenitud democrática y la consolidación de la economía de mercado, con un concepto de integración abierto. Sería preocupante que un gran país como la Argentina pueda desvincularse de ese proceso regional.

-¿La eventual victoria del kirchnerismo sería un retroceso para Brasil?

-Ciertamente sería un retroceso. El Mercosur vivió grandes dificultades en el período en que prevalecieron esas políticas de los gobiernos kirchneristas y petistas. El Mercosur fue desvirtuado en aquella época, no funcionaba como zona de libre comercio, se levantaban barreras por todos lados, no funcionó como plataforma de negociación con otras regiones y socios, estaba extremamente politizado, utilizado como soporte incluso para Venezuela cuando ya se veía que era un régimen antidemocrático. Los ejemplos que tenemos del pasado reciente son malos para el Mercosur.

-Desde la visita de Macri a Brasilia se habló de la necesidad de mejorar y modernizar el Mercosur, pero ¿qué se ha hecho?

-Hemos estado lidiando con las barreras que aún existen para el libre comercio intrazonal, para su remoción y para que realmente funcione como una zona de libre comercio y como una unión aduanera con el perfeccionamiento de la tarifa externa común, su revisión y reducción para ganar competitividad. Además, hemos dinamizado las negociaciones con otros socios, en especial con la UE, con la que ya estamos muy cerca de concluir un acuerdo.

-Hace más de dos años que se viene diciendo que el acuerdo Mercosur-UE es inminente.

-Es posible acabar con las negociaciones en la reunión ministerial que se realizará a fines de junio, aún no tenemos la fecha exacta, pero será en Bruselas. Las señales que recibimos de los europeos es que ellos también ya están listos para firmar. Ya logramos encapsular los principales temas que faltaba resolver y los dos lados tenemos la misma percepción política de las virtudes de este acuerdo, el carácter estratégico que tendría. Luego negociaríamos con Canadá y Corea del Sur. Estos países y la UE son conscientes de la oportunidad que representa tener a los dos mayores socios del Mercosur alineados, con una misma visión de apertura económica, de competitividad. El momento es ahora.

-En Venezuela, se desarrolla un nuevo proceso de mediación, con Noruega. ¿Brasil tiene alguna confianza en este proceso?

-Es necesario tener extrema cautela con estos procesos de diálogo porque en el pasado siempre fueron usados como tácticas dilatorias y de pérdida de tiempo por parte del régimen de Nicolás Maduro. Al mismo tiempo, cabe al gobierno del presidente encargado, Juan Guaidó, definir su estrategia de cómo promover la transición democrática. No queremos decir cómo debe ser ese tan deseado reinicio de la democracia en Venezuela. Nosotros siempre apoyamos los esfuerzos de Guaidó para traer a los militares venezolanos del lado del gobierno legítimo y para conquistar los corazones del pueblo venezolano. Nuestra posición está muy clara.

-El alineamiento de Brasil con los Estados Unidos es visto con desconfianza en América Latina. En la Argentina recuerda el período de «relaciones carnales». ¿Qué diría al respecto?

-Hicimos el esfuerzo de construir una nueva relación con los Estados Unidos, que es una relación tradicional que fue colocada en una dimensión mucho menor por los gobiernos brasileños anteriores. No hay nada de alineamiento de Brasil con los Estados Unidos, sino de realineamiento de Brasil con sus propios intereses; esos intereses -en áreas de comercio, defensa, ciencia y tecnología- no estaban atendidos.

La Nación


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