Chile: el gobierno propone eliminar asignaturas obligatorias en el secundario
La última polémica del Mineduc: ministra Cubillos justifica que Historia quede como ramo optativo
Una fuerte controversia ha provocado la decisión del Consejo Nacional de Educación (CNED) -en el marco de los cambios para el currículum de tercero y cuarto medio- de dejar el ramo de Historia como opcional y no obligatorio.
La decisión del Consejo, avalada por la ministra de Educación, Marcela Cubillos, para la formación de los últimos años de la educación media son 6 asignaturas obligatorias (Lengua y Literatura, Matemática, Inglés, Educación Ciudadana, Filosofía y Ciencias para la Ciudadanía (Biología, Física y Química), y hasta 27 opcionales.
Vía Twitter, la ministra Marcela Cubillos defendió quitarle la obligatoriedad a Historia, recalcando que “la totalidad de los conocimientos y habilidades de Historia están distribuidos desde 1ero básico a II medio, y en III y IV medio se agrega la asignatura de Educación ciudadana, que dado su enfoque debe ser impartida por docentes de Historia”.
La autoridad agregó que «los alumnos tendrán más opciones de elegir ramos de acuerdo a sus intereses. Esto permitirá motivarlos más con sus estudios y favorecer una transición hacia la educación superior (…) Hemos señalado que el esfuerzo está en formar estudiantes que sepan desenvolverse como ciudadanos responsables, capaces de comunicarse efectivamente, y desarrollar habilidades para el siglo XXI”.
Debate en Twitter
En Twitter, la decisión provocó hondo revuelo. El diputado comunista Daniel Núñez calificó como un “profundo error” la medida y anunció que “estudiaremos acciones para revertir esta profunda equivocación”, mientras autores como Jorge Baradit –autor de la saga La Historia Secreta de Chile- reflexionó: “eliminar horas de Historia es otro paso más en este error de considerar la educación como adiestramiento específico para la producción de “expertos” inconscientes. ¡La educación es para ser mejores personas, integralmente! No piezas específicas en una cadena de producción”.
La palabra historia se convirtió en trending topic y en el ministerio también se desplegaron para contrarrestar el malestar reinante en redes sociales. En El Mostrador publicamos una encuesta consultando a los lectores si están de acuerdo con esta controvertida modificación. A las 14 horas, los resultados eran apabullantes, y el 96% en Facebook (de un total de 4.700 votos) y el 93% en Twitter (de un total de 2.213 votos) se pronunciaba en contra de la decisión.
El tema es que –según informó El Dínamo- en el Mineduc se pidió a los funcionarios votar para revertir el resultado adverso en este sondeo. “Directamente, una periodista del equipo lo solicitó en el chat de WhatsApp del Mineduc donde se encuentran los servicios asociados, como la Junaeb, la Junji y la red Integra”, señala este medio.
Citación al Congreso
En el ámbito político, el diputado DC Mario Venegas, integrante de la comisión de Educación de la Cámara, calificó el cambio como “preocupante” y anunció que citará al Consejo Nacional de Educación a la instancia “para que nos expliquen cuales fueron los criterios y fundamentos que se consideraron para esta decisión, y en general, para todo este cambio curricular».
En relación a lo que ocurre con el ramo de Historia, el parlamentario dijo que “nos preocupa ya que representa una escalada de ir debilitando la presencia de las ciencias sociales y humanistas de la formación de nuestros alumnos. Historia y Geografía es esencial para que los jóvenes puedan conocer su propia historia, reconocer el espacio en que nos desenvolvemos y de ahí proyectarse al futuro, especialmente para no volver a cometer errores que han afectado a nuestro país. A mi juicio, es una muy mala decisión “.
La UDI preocupada por la educación física
En la UDI, en tanto, algunos diputados se manifestaron preocupados por otras de las medidas, la rebaja a 2 horas las clases de educación física en 3 y 4 medio.
Los parlamentarios Juan Manuel Fuenzalida y Celso Morales indicaron que es “tremendamente contraproducente que se realicen este tipo de cambios”, sobre todo considerando que “Chile es la segunda nación con más personas con sobrepeso según la OCDE, siendo superado sólo por EE.UU. donde el 40% de la población sufre de obesidad.
“Se perjudica a los jóvenes quienes necesitan ejercitarse durante más horas semanales (..) los niveles de obesidad en nuestro país son alarmantes, y debemos trabajar en aquello evitando el sedentarismo”, dijeron, por lo que emplazaron al Consejo Nacional de Educación “a reconsiderar esta propuesta que en nada aporta a la salud y peso de nuestros niños y jóvenes”.
Docentes de la UCN y UA redactan duro manifiesto contra eliminación de ramos de historia
Ante la noticia recibida el día viernes 24 de mayo sobre la propuesta del Consejo Nacional de Educación (CNED) y el Ministerio de Educación de Chile (MINEDUC), respecto a la eliminación de historia, geografía y ciencias sociales como asignatura obligatoria de Tercer y Cuarto Medio, manifestamos nuestra preocupación debido a lo siguiente:
La ausencia de mecanismos reales de consulta y participación de profesores en ejercicio escolar en la elaboración y revisión de las Bases Curriculares, tomando en cuenta que se desconoce el impacto de la consulta realizada en marzo del 2018, y su poca relación con las modificaciones posteriores a esa fecha.
La falta de argumentos técnicos del Ministerio de Educación para explicar su persistencia, tras ocho intentos fallidos en los últimos dos años, en quitar relevancia curricular a las asignaturas de historia, geografía y ciencias sociales, artes y educación física, considerando que hasta el 6 de febrero del 2019 el Consejo Nacional de Educación validó la importancia de estas asignaturas en el Plan Común de las tres modalidades.
La pérdida de un espacio crucial para la reflexión y problematización social, que era el propósito esencial de la asignatura en los últimos años de la enseñanza escolar, y que por ley, debe tener un foco totalmente diferente a la nueva asignatura de Educación Ciudadana.
Estas últimas modificaciones no están en sintonía con el trabajo de aula que se ha realizado ni con los planteamientos educativos de las Bases Curriculares de Educación Parvularia, Básica y Media (7°- II Medio). Esto representa una ausencia de sentido ante las necesidades reales de la cultura y la sociedad en que estamos insertos y una evidente desarticulación de áreas del conocimiento que son cruciales en la formación de nuestros adolescentes.
Específicamente, la Escuela de Educación de la Universidad Católica del Norte (UCN) ha venido desarrollando desde el año 2016 un proceso de acompañamiento a los establecimientos de la Región de Antofagasta en el proceso de implementación de la Ley 20.911 que crea el Plan de Formación Ciudadana.
De manera similar, desde la Universidad de Antofagasta (UA), se han implementado programas institucionales que recogen las problemáticas de género, medioambientales y ciudadanas contenidas en el Plan de Formación Ciudadana, buscando la promoción, desde el profesorado de dicha casa de estudios, el contacto, la transferencia y la difusión en los distintos establecimientos educativos de la región. Por lo anterior, consideramos que la propuesta de reemplazar el área de historia, geografía y ciencias sociales por una asignatura de Educación Ciudadana genera un retroceso en la misma propuesta que levantó el Ministerio de Educación desde el año 2015.
Ha sido largo el camino que se ha transitado para lograr que los establecimientos educacionales se apropien de la idea de que la construcción de la ciudadana o el ciudadano que requiere nuestro contexto actual, debe ser una responsabilidad conjunta de todos los actores del sistema escolar y de todas las áreas del conocimiento, puesto que a través de las propuestas de estas se puede contribuir a dar respuestas y generar acciones que respondan a las problemáticas sociales, políticas y económicas que nos afectan.
Parcelar el conocimiento, las habilidades y actitudes en lo que respecta a la educación ciudadana no nos hará más que volver a visiones minimalistas sobre la misma, y a seguir tensionando la idea de que las áreas del conocimiento son unidades individuales que no se articulan entre sí.
Consideramos la necesidad de mantener la asignatura de historia, geografía y ciencias sociales en los años terminales de la educación media. La mirada expresada por algunas de las autoridades del Ministerio de Educación de Chile para justificar la readecuación del currículo desde primero básico hasta segundo medio no han hecho más que demostrar el desconocimiento de los procesos implicados en el desarrollo de las habilidades del pensamiento social.
Al respecto, hacemos un llamado al Ministerio de Educación a tomar en consideración las investigaciones que se han hecho al respecto desde la Didáctica de la historia, la geografía y las ciencias sociales. El nivel de desarrollo de pensamiento crítico, de la contextualización y empatía histórica, del pensamiento geográfico e histórico son procesos que se mantienen a través del tiempo, y que se van profundizando a medida que se va alcanzando una mayor madurez cognitiva.
Así mismo, consideramos que una medida de este tipo no hace más que profundizar la realidad de una región como Antofagasta que no cuenta con instituciones universitarias dedicadas a la formación de profesores y profesoras de historia, geografía y ciencias sociales en Educación Media.
Esto impacta negativamente no solo al necesario recambio de profesores en el sistema escolar, sino también en todas aquellas otras instituciones y organismos que requieren de tales profesionales.
Por último, señalamos que la ausencia de historia, geografía y ciencias sociales es especialmente conflictiva en nuestro particular contexto regional, puesto que Antofagasta constituye un espacio marcado por conflictos socioambientales y tensiones fronterizas con los países vecinos, derivados de un modelo económico y político que no ha logrado establecer una relación armónica ni con los territorios, ni con sus poblaciones.
El abordaje de estas problemáticas requiere de una formación en el ámbito de la historia, geografía y ciencias sociales dentro del plan común obligatorio de todas y todos los estudiantes, ya que es lo que permitirá desarrollar en las nuevas generaciones las competencias, las habilidades y las actitudes necesarias para trabajar en la construcción de una región que reconozca su pasado, su presente y pueda construir un mejor futuro.
Además, producto de los procesos migratorios que vivenciamos, las ciencias sociales nos otorgan las herramientas para comprender el valor de la diversidad cultural, y tener una mirada empática y solidaria con los grupos humanos que se integran en la mencionada Región.
Por esto, y por otras razones que podemos seguir profundizando, no estamos de acuerdo con la eliminación de la obligatoriedad de la asignatura de historia, geografía y ciencias sociales en Tercero y Cuarto Medio.
Al mismo tiempo declaramos que estamos dispuestos a utilizar la coyuntura actual a fin de que el Ministerio de Educación de Chile, comprenda el valor de las asignaturas eliminadas.
Creemos que se debe plantear el foco en las finalidades de la enseñanza de la historia, la geografía y las ciencias sociales, considerando el valor formativo de la asignatura y asumiendo las oportunidades que entrega para que las generaciones futuras sean agentes participes y activos en la construcción de una sociedad democrática, justa e inclusiva.
Firmantes
Profesores/as de Historia, Geografía y Ciencias Sociales
Dra. Sixtina Pinochet Pinochet (Académica Escuela de Educación)
Dr. Javier Mercado Guerra (Académico Escuela de Educación)
Mg. David Rojas Contreras (Académico Escuela de Educación)
Mg. Ramiro Vargas Meza (Académico de Escuela de Educación, Director DELTA)
Universidad Católica del Norte
Dr. Jesús Marolla Guajardo (Académico Vicerectoría de Investigación)
Dr. Juan José Salinas Valdés (Académico Facultad de Educación)
Universidad de Antofagasta
Carta pública de historiadores por eliminación de la obligatoriedad de su asignatura en 3º y 4º medio
La siguiente carta pública, referida al cambio curricular que propone la asignatura de historia como optativa para 3º y 4º medio -y, en el futuro, para 1º y 2º medio-, circula entre historiadores y profesores de historia. El documento, que reproducimos a continuación, hasta ahora ha sido firmado por más de 700 profesionales, y fue enviado a CIPER por Macarena Cordero-Fernández, historiadora del Laboratorio de Mundos Coloniales y Modernos del Instituto de Historia de la PUC, y por Andrés Estefante, director ejecutivo del Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Los historiadores, historiadoras, profesores y profesoras de historia abajo firmantes hemos recibido con preocupación la noticia de un paquete de reformas curriculares que impactará a los estudiantes de enseñanza media de nuestro país. Si bien conocíamos algunos antecedentes de este largo proceso, extendido durante los dos últimos gobiernos, no teníamos información detallada sobre los argumentos sustantivos que llevaron a tomar la decisión de eliminar la obligatoriedad de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales en 3º y 4º medio, ahora reubicada como parte de un “pool” de ramos electivos.
Las intervenciones del presidente del Consejo Nacional de Educación (CNED), Pedro Montt, y de la ministra de Educación, Marcela Cubillos, a través de redes sociales y la prensa, no han hecho sino profundizar esa preocupación. Esto, porque la falta de antecedentes sobre los contenidos y plazos efectivos de su eventual implementación ahondan la incertidumbre entre los profesores y profesoras, las instituciones educativas y los programas universitarios de pedagogía. Y sobre todo porque con sus declaraciones desconocen la importancia de una asignatura indispensable para cumplir los propósitos que la misma reforma se propone, y que en ningún caso se compensa reubicándola como parte de las asignaturas optativas dentro del proyecto.
El conocimiento que nos proveen las disciplinas que confluyen en esta asignatura resulta crucial para que los ciudadanos y ciudadanas logren situar su existencia en el tiempo, entiendan en toda su extensión y complejidad la idea de cambio y puedan así conocer y explicar su presente, interrogándolo y transformándolo.
Estas habilidades no son secundarias ni deberían ser opcionales. Se trata de insumos claves sobre las que reposa la vida en común, son herramientas que posibilitan el sostenimiento de una comunidad política que reconoce y soporta sus diferencias, y es con ellas con las que se imaginan los futuros compartidos. La historia, la geografía y las ciencias sociales pueden tener enorme impacto acompañando a los jóvenes en el desarrollo de un pensamiento crítico, pero no cualquier tipo de pensamiento crítico, sino uno espacial e históricamente situado, atento a las circunstancias, al espacio y a los desafíos que supone la vida en sociedad.
En reiteradas oportunidades este gobierno ha manifestado su compromiso con la democracia y los valores que la sostienen. Medidas como la eliminación de esta asignatura del currículum obligatorio –que precisamente nos aproxima a la experiencia de hombres y mujeres que en otras épocas debieron hacer frente a preguntas similares– no hace sino poner en tensión esas declaraciones, instalando dudas sobre su consistencia. Tener familiaridad con los aspectos históricos, espaciales y sociales de los fenómenos es de suyo relevante para la construcción de aquellos lazos que hacen la vida en sociedad un horizonte deseable. La señal de que su conocimiento puede ser una cuestión opcional parece una apuesta fuerte en tiempos donde es precisamente la democracia la que zozobra.
Esto en ningún caso supone desconocer el protagonismo que la formación en Educación Ciudadana puede tener para la constitución de una ciudadanía crítica. Sabemos de la larga historia de esta nueva asignatura, instituida por una ley aprobada en el Congreso Nacional, y concebida como respuesta a los desafíos enfrentados por nuestro sistema institucional en los últimos años. En ese sentido, reconocemos el lugar que hoy reclama y el papel que le cabe a los profesores de historia enseñándola. Pero más allá de la eventual proximidad entre algunos de sus contenidos, se trata de asignaturas que no pueden ser equiparadas por efecto de una simple intuición técnica. Educación Ciudadana e Historia, Geografía y Ciencias Sociales pueden acompañarse, pero no sustituirse en el propósito de contribuir a la formación de ciudadanos y ciudadanas preparados para los desafíos del siglo XXI.
A lo anterior se suma un cuestionamiento de tipo político, referido a la forma en que se diseñan, planifican, revisan e informan las políticas públicas en nuestro país. El hecho de que la preparación de este proyecto de reforma curricular se haya conocido mediante una nota de prensa y no a través de una comunicación ministerial de carácter oficial, no sólo es síntoma de la enorme distancia que separa a las autoridades de los profesores y profesoras que enseñan en las aulas escolares, sus comunidades educativas, y los académicos y académicas que producen conocimiento relevante en las disciplinas involucradas, sino también de la escasa consideración del protagonismo que debe tener la sociedad civil en procesos tan relevantes para el presente y futuro de una comunidad política.
La elaboración de políticas públicas tan relevantes como las reformas curriculares exige que las autoridades redoblen sus esfuerzos por garantizar procesos participativos y transparentes. En nuestra memoria tenemos la propuesta de reforma de 2010, que reducía las horas lectivas de la asignatura de Historia. Cientos de historiadores y profesores de historia salieron a la palestra y se organizaron para expresar su rechazo. Recién a fines de diciembre de dicho año algunos integrantes del Movimiento por la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales pudieron revisar las actas del Consejo Nacional de Educación, constatando que pese a todos los informes de expertos que contravenían la propuesta de reducción de horas, el CNED terminó aprobándola por unanimidad. Son experiencias como estas las que nos preocupan en esta nueva coyuntura.
No perdemos de vista que esta reforma es también parte de un diseño mayor orientado a garantizar que todos los jóvenes chilenos tengan igualdad de acceso a la educación superior y al mundo laboral, avanzando hacia un plan de formación común a todas las instituciones educativas, sean técnico-profesionales, humanista-científicas o artísticas. Es precisamente por la justicia que reposa en este propósito, y la relevancia del paso que se da para su materialización, que demandamos espacios de participación significativos en el proceso, y en especial en la definición de aquellos conocimientos sobre los que se asentaría el currículum propuesto.
A partir de lo señalado, los historiadores, historiadoras, profesores y profesoras de historia abajo firmantes solicitamos a la Ministra de Educación y al CNED que entreguen toda la información sobre este proceso y que se abra una ronda de consultas y espacios de participación a los actores relevantes: profesores de aula de los distintos establecimientos educacionales, historiadores que realizan investigación en las distintas universidades del país, así como especialistas en didáctica de la historia y las ciencias sociales.
Asimismo, rechazamos de plano que las políticas públicas se hagan de espalda a la ciudadanía y se impongan decisiones solo sancionadas por los miembros del CNED, cuya composición responde más a equilibrios político-partidarios que a las necesidades de un organismo que debe ofrecer garantías ciertas sobre el vínculo entre nuestra educación y los valores que demanda la vida en sociedad.
Como historiadores, historiadoras, ciudadanas y ciudadanos nos rehusamos a ser simples espectadores de cambios tan relevantes para la formación de las actuales y futuras generaciones de chilenos. Como historiadores, historiadoras, ciudadanos y ciudadanas manifestamos nuestra total disposición para participar de una discusión amplia y abierta, con todos los actores pertinentes, que nos permita reconocer el crítico papel que cumple el conocimiento de la historia, la geografía y las ciencias sociales en la construcción de aquellos vínculos que hacen la vida en sociedad posible y necesaria.
Algunos de los firmantes son:
- Macarena Cordero-Fernández, historiadora del Laboratorio de Mundos Coloniales y Modernos del Instituto de Historia PUC.
- Jorge Hidalgo L., Premio Nacional de Historia
- José Marín R., decano de la Facultad de Filosofía y Eduación, PUCV
- Eduardo Cavieres Figueroa, Premio Nacional de Historia.
- Andrés Estefane, director del Centro de Estudios de Historia Política, UAI
- Rafael Sagredo Baeza, director Centro de Estudios Diego Barros Arana
- Cristina Moyano, directora del Departamento de Historia, USACH
- Macarena Sánchez, directora de Licenciatura en Historia, Universidad Finis Terra
- Cristián Castro G., director del Departamento de Historia, UDP
- Marcos Fernández Labbé, director Departamento de Historia UAH
Vea la nómina completa de los firmantes aquí (los nombres que aparecen en este documento fueron aportados por Macarena Cordero-Fernández y Andrés Estefante).
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