Brasilgate: sin libertad de prensa no hay democracia – Por Ana Carolina Lourenço
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Ana Carolina Lourenço, especial para NODAL*
Intercept Brasil publicó tres reportajes sobre una serie de manipulaciones indebidas del entonces juez Sérgio Moro, ahora ministro de Justicia, en las investigaciones de la operación brasileña Lava Jato, que impidió la participación del líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales en 2018. El material: mensajes intercambiados de 2015 a 2018, vía Telegram, por Sérgio Moro, y el fiscal Deltan Dallagnol, y que fueron obtenidos a través de una fuente anónima. Las conversaciones ofrecen evidencia irrefutable de actuaciones irregulares hasta ilegales y politizadas, por la fiscalía a cargo. De acuerdo a los mensajes publicados, el hoy ministro Sérgio Moro sugirió testigos a la Fiscalía, opinó sobre el avance de las constataciones, anticipó una decisión de los acusadores y articuló movimientos que, en caso de ser comprobados, dañan infinitamente la imparcialidad de un juez.
Más allá de una indicación de acciones fuera de la competencia de un juez, las revelaciones son especialmente graves por los efectos de éstas en las elecciones brasileñas de 2018. A sólo cuatro días de la presentación de la denuncia del caso Tríplex contra Lula en 2017, el coordinador de la investigación de Lava Jato, Deltan Dallagnol, tuvo dudas sobre la solidez de la historia que contó al juez Moro. Hecha la denuncia de corrupción pasiva y lavado de dinero contra Lula, Dallagnol envió mensajes directamente a Moro, quien debería hacer el juicio de la denuncia, para explicar los términos de la denuncia, sus debilidades, y sus elecciones argumentativas.
Las revelaciones evidencian una politización de la justicia en distintas fases del proceso. Hoy se presentan ante la opinión pública hechos que evidencian un patrón de conducta a través del tiempo por parte de los fiscales de la Lava Jato para interferir en el resultado de las elecciones. Por ejemplo, en el intercambio de mensajes se prueba una maniobra política, no jurídica, utilizada para bloquear, con éxito, una entrevista de Lula a Folha de São Paulo antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. ¿El motivo? El impacto de la entrevista presentaba riesgos y una posible victoria de Fernando Haddad, candidato del PT a la presidencia. Los supuestos argumentos técnicos e imparciales que se mostraron en la prensa nacional e internacional, incluso, en las redes sociales, hoy pierden validez con la publicación de Intercept.
Desde 2016, la politización de la operación Lava Jato estuvo en el centro del debate polarizando a la sociedad brasileña y latinoamericana. Un lado de la discusión defendía la imparcialidad de los operadores de justicia brasileños aplaudidos por su lucha contra la corrupción más allá del partido político, en este caso el PT, involucrado. Del otro lado, se señalaba con preocupación el notorio tono político de sus acciones. Ante las nuevas revelaciones es evidente e irrefutable que los fiscales de la operación Lava Jato no son personas apartidarias ni apolíticas, sino todo lo contrario. Son personas que actúan por convicciones ideológicas y que trabajaron para evitar el retorno del PT al poder, en conductas contrarias a un Estado de Derecho, debilitando la democracia y la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.
Ahora, la pregunta más importante es: ¿qué sucede luego de estas revelaciones? ¿Se considerará legítima una elección en donde existió interferencia, ya no de actores externos, sino de actores internos, del propio Poder Judicial, que perjudicó activamente, de forma premeditada y continuada, a uno de los partidos políticos que aspiraban al poder? ¿Se despojó a los votantes brasileños de la posibilidad de votar por el proyecto político de su preferencia? ¿Debe Sérgio Moro permanecer en el gobierno, como ministro, especialmente si la Policía Federal – bajo su mando y control – es la entidad a la que corresponde investigar los contenidos de las conversaciones?
En este contexto, en Ciudadanía Inteligente reforzamos nuestra misión de apoyo a los denunciantes y todas las personas que trabajan día a día por buscar la verdad: las y los periodistas. Esta revelación mediática, lamentablemente, devela una captura maliciosa de la lucha legítima contra la corrupción, es un ataque contra la Constitución brasileña, una violación a la separación de los poderes de la República y es un insulto a la democracia misma.
Las revelaciones de hoy, y el trabajo que sigue refuerzan la importancia del periodismo de investigación y de los denunciantes (whistleblowers) como contrapesos a la arbitrariedad del poder y como piezas centrales en una lucha contra la corrupción que sirva al interés público y no a vendettas políticas.
Y es que la democracia fuerte sólo existe con libertad de prensa. No podría ser de otro modo y Brasil es el ejemplo para impedir que triunfe la impunidad.
Luchemos por democracias más fuertes.
A The Intercept y a la sociedad brasileña, toda nuestra solidaridad.
Continuamos.
*Coordinadora de Incidencia Regional de Fundación Ciudadanía Inteligente
Brasilgate: sem liberdade de imprensa não há democracia
Por Ana Carolina Lourenço*
Intercept Brasil publicou três reportagens sobre uma série de manipulações indevidas do então juiz Sérgio Moro, agora ministro da Justiça, nas investigações da operação brasileira Lava Jato, que impediu a participação do líder do Partido dos Trabalhadores, Luiz Inácio Lula da Silva nas eleições presidenciais em 2018. O material: mensagens trocadas entre de 2015 a 2018, via Telegram, por Sérgio Moro, e o procurador Deltan Dallagnol, e que foram obtidas através de uma fonte anônima. As conversas oferecem evidências irrefutáveis de atuações irregulares, até ilegais, e politizadas, pelos acusadores responsáveis. De acordo com as mensagens publicadas, o hoje Ministro Sérgio Moro sugeriu testemunhas ao procurador, opinou sobre o avance das constatações, antecipou uma decisão aos acusadores e articulou movimentos que, em caso de serem comprovados, danam infinitamente com a imparcialidade de um juiz.
Mais além de uma indicação de ações fora da competência de um juiz, as revelações são especialmente graves pelos efeitos destas nas eleições brasileiras de 2018. Faltando apenas quatro dias para apresentação da denúncia do caso Tríplex contra Lula em 2017, o coordenador da investigação da Lava Jato, Deltan Dallagnol, teve dúvidas sobre a solidez da história que contou ao juiz Moro. Feita a denúncia de corrupção passiva e lavagem de dinheiro contra Lula, Dallagnol enviou mensagens diretamente a Moro, quem deveria fazer o julgamento da denúncia, para explicar os termos da denúncia, suas debilidades e escolhas argumentativas.
As revelações evidenciam uma politização da justiça, em distintas fases do processo. Hoje se apresentam diante da opinião pública feitos que evidenciam um padrão de conducta através do tempo, pelos procuradores da Lava Jato, para interferir no resultado das eleições. Por exemplo, na troca de mensagens prova-se uma manobra política, não jurídica, utilizada para bloquear, com êxito, uma entrevista de Lula a Folha de São Paulo antes do primeiro turno das eleições presidenciais. O motivo? O impacto da entrevista poderia gerar uma possível vitória de Fernando Haddad, candidato do PT à presidência. Os supostos argumentos técnicos e imparciais que foram apresentados na imprensa nacional e internacional, inclusive, nas redes sociais, hoje perdem validade com a publicação do The Intercept.
Desde de 2016, a politização da operação Lava Jato esteve no centro do debate, polarizando a sociedade brasileira e latino-americana. Um lado da discussão defendia a imparcialidade dos operadores da justiça brasileira, aplaudidos por sua luta contra a corrupção para além do partido político, neste caso PT. Do outro lado, se sinalizava com preocupação o notário tom político de suas ações. Diante das novas revelações é evidente e irrefutável que os envolvidos na operação Lava Jato não são pessoas apartidárias nem a política, muito pelo contrário. São pessoas que atuam por convicções ideológicas e que trabalham para evitar o retorno do PT ao poder, em condutas contrárias ao Estado de Direito, debilitando a democracia e a confiança da cidadania nas suas instituições.
Agora, a pergunta mais importante é: o que sucederá com estas revelações? Se considerará legítima uma eleição onde existiu interferência, já não de atores externos, senão de atores internos, do próprio poder judicia, que prejudicou ativamente, de forma premeditada e continuada, a um dos partidos políticos que aspiravam o poder? Se retirou dos votantes brasileiro da possibilidade de votar pelo projeto político de sua preferência? Deve Sérgio Moro permanecer no governo, como ministro, especialmente se a Polícia Federal – sob o seu controle – é a entidade com a responsabilidade de de investigar o conteúdos das conversas?
Neste contexto, em Cidadania Inteligente reforçamos nossa missão de apoio aos denunciante e todas as pessoas que trabalham no dia a dia por buscar a verdade: as e os jornalistas. Esta revelação midiática, lamentavelmente, revela uma captura maliciosa da luta legítima contra a corrupção, é um ataque contra a Constituição brasileira, uma violação da separação dos poderes da República e um insulto à democracia em si mesma.
As revelações hoje, e o trabalho que segue reforçam a importância do jornalismo investigativo e dos denunciantes ( whistleblowers) como contrapesos a arbitrariedade do poder e como peças centrais em uma luta contra a corrupção que sirva ao interesse público e não a vinganças políticas.
A democracia fote só existe com liberdade de imprensa. No poderia ser de outro modo e o Brasil é um exemplo para impedir que triunfe a impunidade.
Lutemos por democracia mais fortes.
Ao The Intercept e a sociedade brasileira, toda nossa solidariedade.
Continuamos.
*Coordinadora de Incidencia Regional de Fundación Ciudadanía Inteligente
VOLVER