¡Basta ya! – La Prensa, Honduras
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Crear las condiciones más favorables para un diálogo fructífero que no solo ponga fin a la violencia, sino que abra camino a la tolerancia, el encuentro y la solución de los problemas es el clamor de la sociedad que no solo observa, sino que sufre en su diario vivir las secuelas inmediatas de la violencia en que desembocan las manifestaciones de la plataforma de maestros y médicos para la derogación de los decretos ejecutivos PCM.
Con la visión puesta en la modernización y mejoramiento en los sistemas de salud y educación, el sector oficial y la plataforma debieran dar muestras de la meta que ambos dicen perseguir, ser capaces de aglutinar no solo esfuerzos, sino iniciativas creadoras del clima favorable y del espacio apropiado para atender el llamado cuyo primer logro, urgente y necesario, sea eliminar la suspicacia y la desconfianza entre las dos partes. Es tal el peso de intereses particulares, que está a punto de agotarse la capacidad de entendimiento y la valentía para enfrentar hechos que no deben repetirse.
Lo sucedido la semana pasada exige, con urgencia de ya, al Gobierno y a los dirigentes de los gremios en protestas escuchar el clamor de la sociedad. No está nuestro país y su frágil gobernabilidad para soportar estos embates que ya se reflejan en los daños ocasionados a la economía en los centros productivos, en las relaciones comerciales, en los compromisos laborales y en los hogares de emprendedores y asalariados. Habrá quien recurra a los niveles macro, pero lo que más duele, por ser lo más sensible, es la supervivencia diaria.
El diálogo exigido es para asumir responsabilidades, pues el habla entre sordos no lleva más que a gritar, a presionar al margen de las conversaciones, empujando cada vez más a la sociedad al límite del abismo. No es dramatismo ni amarillismo, sino el clamor de la población, mayoría, con ingresos en el límite de la supervivencia y al margen de índices elementales en educación y salud. Hacia ese gran grupo en evidente marginamiento debe dirigirse el supuesto interés del sector oficial y de los gremios cuando levantan bandera de desarrollo y bienestar para el pueblo.
Solo falta que digan basta y señalen una inmediata fecha y lugar para dialogar. Seguro que en los temas, objeto de las divergencias, hallarán coincidencias fundamentales para llegar a acuerdos que, del diálogo, pasen al diario vivir de todos los hondureños y recuperemos la actividad creadora en la convivencia plural y armónica, en la que la justicia, la paz, la tolerancia y el respeto sean columnas en la sociedad.