La aventura golpista de Washington se estrella en Noruega – Por Misión Verdad
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
El gobierno de Noruega confirmó este viernes el encuentro que tuvo con representantes de la oposición y del gobierno de Nicolás Maduro para abrir un canal del diálogo como entre ambos actores políticos. En el comunicado que emitieron, enfatizan que las reuniones están en una «fase exploratoria» y que Noruega apoya la búsqueda de una solución pacífica para la situación del país.
En días anteriores medios como Reuters divulgaron que el encuentro se habría realizado el miércoles 15 de mayo, donde las partes convocadas estuvieron reunidas por separado con los representantes de Noruega.
Por su parte, fuentes anónimas consultadas por la Red de Radio y Televisión de Noruega (NRK) afirmaron que tales reuniones efectuadas en Oslo, iniciaron en Cuba, país que paralelamente sostiene conversaciones con Canadá y con el Grupo de Lima sobre Venezuela.
El primero en revelar que estaba participando en esta iniciativa internacional para lograr una salida a las aventuras golpistas de Washington, que comenzaron a principios de año, fue Juan Guaidó.
Guaidó reconoció que había encomendado a representantes de su gobierno ficticio para instalar una mesa de diálogo con el gobierno venezolano y en un intento por suavizar el descontento de los grupos más extremistas del antichavismo que se oponen a cualquier salida diplomática, subrayó que no se trata de ninguna negociación y que el único objetivo de estas conversaciones es «la salida de Maduro».
Tanto la Unión Europea como China celebraban el encuentro. Según Leiv Marsteintredet, profesor noruego de Política Comparada de la Universidad de Bergen, también tiene el visto bueno del presidente Donald Trump. El experto añade que Noruega tiene la ventaja de «caer bien a todos».
El presidente Nicolás Maduro saludó la iniciativa en la que, por el lado del chavismo, participaron el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez y el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez.
Unión Europea, CARICOM y China: actores que se suman a las vías diplomáticas
El anuncio del diálogo en la capital noruega se sincroniza con mediaciones que involucran a factores internacionales para crear un espacio de diálogo alrededor del conflicto venezolano. La vía diplomática se está imponiendo sobre la idea de ejecutar un ataque militar, opción que un sector del establecimiento de seguridad nacional dirigida por el belicoso, John Bolton, quiere asegurar como único camino para sacar del poder al chavismo.
Un día después de las conversaciones privadas en Noruega, el gobierno de Maduro recibió en el Palacio de Miraflores al Grupo Internacional de Contacto (GIC). En el encuentro, se discutió sobre los efectos que han tenido los tres años de sanciones económicas impuestas por la administración Trump.
El GIC, que está integrado por países de la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Unión Europea, Bolivia, México, Ecuador y Uruguay, está en la capital venezolana desde el lunes 13 de mayo desempeñando una misión política «para presentar y discutir opciones concretas para una solución pacífica y democrática a esta crisis», como lo dice el documento final de la última reunión celebrada en San José, Costa Rica.
El mismo día del encuentro con el GIC, el gobierno de Venezuela recibió la visita del director para América Latina y el Caribe de la cancillería de la República Popular China, Zhao Bentang. Maduro sostuvo conversaciones con el delegado chino acerca de la cooperación bilateral que existe entre ambos países y reconoció el apoyo que la población venezolana ha percibido, en el marco del respeto mutuo, para solventar la situación económica agravada con las sanciones unilaterales de Estados Unidos.
Hay que recordar que el gobierno de Xi Jinping ha apoyado al presidente Nicolás Maduro en las instancias multilaterales donde se ha tratado la situación venezolana, como los encuentros del Consejo de Seguridad de la ONU.
No pasa por dato menor que en los primeros días de mayo, Juan Guaidó ha flexibilizado su discurso para incorporar el recurso diplomático de la negociación con los actores que lo impulsan, incluyendo al gigante asiático.
¿En qué condición llega cada una de las partes al diálogo?
Los antecedentes inmediatos de 2016 y 2018 demuestran que las ocasiones en las que Gobierno y oposición se han sentado a negociar, esta última lo ha hecho en posición de desventaja, después de haber desgastado planes de desestabilización y ataques no convencionales contra el país. Este caso no parece ser la excepción.
Guaidó, quién enarbola la bandera de la injerencia extranjera y los intereses corporativos transnacionales, no ha logrado hacerse (en estos casi cuatro meses de supuesto gobierno) con ningún espacio de poder real dentro de la política nacional.
El plan golpista, tenía como punta de lanza el quiebre del sector castrense venezolano. El éxito de la «Operación Libertad» dependía en su totalidad de una fractura entre grupos del alto mando militar que no ocurrió y que por lo tanto culminó en un fracaso estrepitoso.
En cambio la operación fallida ha dejado expuestos a los conspiradores que participaron. Al respecto, diputados de la Asamblea Nacional en desacato fueron imputados por el Tribunal Supremo de Justicia y ahora se encuentran prófugos de la justicia. Esto desmejora el único espacio institucional que precariamente controla el grupo de Guaidó.
Visto de ese modo, las únicas movidas efectivas para generar daños severos al país, han sido las sanciones económicas, el sabotaje al sistema eléctrico nacional y el bloqueo al ingreso de medicinas y alimentos. Sin embargo, el objetivo de deteriorar las condiciones sociales para mermar la base de respaldo del chavismo, impulsando protestas violentas y otras maniobras de desestabilización, tampoco han resultado.
La lista de fracasos ha perturbado seriamente las intenciones de Washington de cambiar el rumbo político en Venezuela. Esto los lleva a tantear un posible desenlace de enfrentamiento militar con la participación directa de sus tropas, lo que en principio ha generado rechazo del bloque latinoamericano así como de las potencias emergentes de Rusia y China.
Mientras tanto a lo interno, el alto mando político duda sobre la efectividad de un despliegue militar. El propio presidente Trump declaró luego de conversaciones telefónicas con Vladimir Putin que no tenía pensado intervenir en Venezuela. Estos movimientos erráticos con respecto a la guerra, anula la amenaza como recurso de presión para imponerse en una mesa de negociaciones
Por su lado, los representantes del gobierno venezolano se presentan a una mesa de diálogo con la FANB cohesionada y con el dato político de haber superado un reciente golpe militar en horas y sin hacer uso excesivo de la fuerza.
El gobierno se ha dedicado a explorar todas las iniciativas de diálogo que han surgido desde distintos actores e intereses políticos. El simple hecho de que la alternativa de Oslo se esté llevando a cabo lo deja en posición de fuerza, considerando que Noruega es uno de los gobiernos que no ha avalado el autonombramiento de Guaidó y no ha puesto condiciones previas para las conversaciones. Además estas se desarrollan con la participación de Cuba, aliado diplomático de Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro se mantiene en plenas funciones, siendo respaldado a lo interno por las bases del chavismo y en lo internacional por las naciones de Rusia y China con el acompañamiento general del bloque de países emergentes. La reunión del canciller venezolano con su homólogo Serguéi Lavrov para contrarrestar los planes de invasión militar afirma el carácter estratégico que tiene el futuro de Venezuela en el mapa geopolítico.
El objetivo del acercamiento diplomático con los representantes locales de los intereses del poder estadounidense es claro: disuadir un ataque militar prolongado en primer término, pero además exigir el cese de las sanciones financieras como instrumento de agresión al país.
Solo un desarme de la guerra irregular dirigida por el enemigo y las acciones internacionales puestas en marcha por el Estado venezolano para denunciar las unilateralidades de Estados Unidos traen al tablero político el diálogo como recurso para una salida al desgastado gobierno paralelo que «preside» Guaidó. De seguir esta vía, la aventura golpista tiene pronta fecha de caducidad.