Fernández y Fernández – El Tiempo, Colombia
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por estos días, los argentinos recuerdan, entre la resignación y la apatía –otros con esperanza–, lo sucedido en 1973, cuando el desconocido Héctor Cámpora llegó a la presidencia impulsado por la figura del general Juan Domingo Perón, cuya participación política estaba prohibida y aún gozaba de su exilio madrileño.
‘Cámpora al gobierno, Perón al poder’, rezaba el viejo eslogan que hoy muchos quieren reeditar luego de que, contra todo pronóstico, Cristina Fernández de Kirchner anunció que no se presentará a la presidencia sino a la vicepresidencia, una jugada que dejó perplejos a los argentinos y que lanza a Alberto Fernández, quien había sido jefe de gabinete de los gobiernos de su difunto esposo (Néstor) y de ella misma, pero que en los últimos años había sido un duro crítico de la líder peronista.
Hoy, el eslogan sería: ‘Fernández al gobierno, Fernández al poder’, una fórmula hasta hace meses imposible, pero que hoy toma forma en el entendido de que no obstante liderar las encuestas, probablemente Cristina se adelanta a que como titular espantaría el voto moderado del dividido peronismo y, en cambio, con Alberto lograría una hipotética unión que los pondría a las puertas de la Casa Rosada. O, más claramente, hace realidad lo que muchos de sus electores creen: “Con Cristina no alcanza, pero sin ella es imposible”.
Sería absurdo negar el capital político de la expresidenta, como se ha demostrado con su libro, Sinceramente, que en dos semanas ha vendido más de 300.000 copias. Pero para empresarios y sectores económicos, e incluso para peronistas, la cara de Alberto es más digerible que la de Cristina, dada la responsabilidad que se les atribuye a sus medidas populistas en el actual desastre de la economía argentina. Igual, entre los peronistas se estaba gestando una tercera vía que ante el nuevo panorama, quizás no vea la luz.
Los analistas de mercados, que dejan oír su voz debido a la difícil situación económica, la alta inflación, la recesión, la devaluación y el 32 por ciento de pobreza que deja el gobierno de Mauricio Macri, creen que ir de segunda muestra la debilidad de Cristina, pues a su juicio ella no estaría compitiendo como vicepresidenta si pensara que puede ganar como presidenta.
Pero también piensan que tan audaz jugada de Cristina K golpea la muy probable aspiración reeleccionista de Macri, que si bien veía muy comprometida esa opción, ahora va a tener que dar un golpe sobre el ajedrez político si quiere recuperar una iniciativa que el sábado le fue arrebatada. Por eso, no son pocos quienes le piden que dé un paso al costado en beneficio de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, el ‘Plan V’.
Y los que creen que Cristina solo busca no responder ante la justicia por las múltiples causas que se le siguen confirmarían su tesis, ya que la vicepresidencia le daría un fuero, a propósito de que hoy, en la apertura de un juicio por prevaricato en la concesión de obras públicas, se sentará por primera vez en el banquillo de los acusados.