Estudiantes y profesores preparan gran jornada de protesta para este miércoles
Dia Nacional em Defesa da Educação será maior ato desde eleição de Bolsonaro, diz UNE
Nos últimos dias, as redes sociais foram tomadas por vídeos e fotos das mobilizações organizadas nas universidades públicas e Institutos Federais (IFs). O motivo é o corte de 30% na verba da educação, suspensão de bolsas de pós-graduação da Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (Capes) e ataques ao ensino no país, promovidos pelo presidente Jair Bolsonaro e seu ministro da Educação, Abraham Weintraub.
Jessy Dayane, vice-presidenta da União Nacional dos Estudantes (UNE), falou ao Brasil de Fato sobre as expectativas para o Dia Nacional em Defesa da Educação, 15 de maio, quando acontecerão atos em todo o país.
Até esta quinta-feira (10), já eram cerca de 80 manifestações e assembleias marcadas em universidades públicas de vários estados, organizadas por estudantes universitários, docentes, técnicos das universidades, IFs, secundaristas e professores da educação básica.
“Esse corte coloca em risco a universidade pública e, consequentemente, a possibilidade de vários jovens que estão na educação básica de acessar o ensino superior. Esse corte acaba com o sonho de uma geração, de estudar em uma universidade pública, gratuita e de qualidade”, disse Dayane.
Ela também lembrou que, além dos estudantes, a sociedade civil também é fortemente impactada, já as universidades públicas produzem pesquisas que visam o desenvolvimento social, científico e tecnológico.
Algumas universidades já iniciaram suas mobilizações, como a Universidade Federal da Bahia (UFBA), que reuniu aproximadamente 3 mil estudantes, professores e funcionários em um ato no dia 6 de maio. No dia 8, cerca de 5 mil da Universidade Federal Fluminense (UFF) foram às ruas contra o corte de verbas.
Já nos Institutos Federais, foi criada a campanha #TiraAMãoDoMeuIF, que mobilizou alunos dos IFs em todo o país.
No dia 15, a efervescência estudantil gerada nos últimos dias deve chegar em seu auge.
“A nossa expectativa é que a mobilização seja muito grande. Sem dúvida será o maior ato desde que o governo Bolsonaro foi eleito, e há uma tendência de envolvimento do conjunto da sociedade” acredita Dayane.
Segundo a vice-presidenta, a mobilização sobre a pauta da educação brasileira deve dar fôlego também para a greve geral contra a reforma da Previdência, no dia 14 de junho.
Bolsonaro abre una cruzada contra las universidades públicas
Se avecina un otoño caliente en las calles de Brasil. Profesores y alumnos están en pie de guerra después de que el ministro de Educación de Bolsonaro, Abraham Weintraub, anunciara un recorte del 30% del presupuesto de todas las universidades públicas.
Lo hizo después de acusar a tres centros en concreto de»promover alborotos» y acoger «eventos ridículos» en vez de centrarse en el buscar la excelencia académica. En principio, sólo iban a ser ‘castigadas’ por los recortes la Universidad Federal de Bahía, la Universidad de Brasilia y la Universidad Federal Fluminense de Niteroi, en Río de Janeiro.
Sin embargo, poco después extendió la medida a todos los centros de educación superior que dependen del Gobierno central: más de 60 universidades y una cuarentena de institutos de formación profesional. Muchos ya amenazan con echar el cierre si el anuncio se hace realidad.
Una de las señaladas por el ministro, la UFF de Niteroi, fue también de las primeras en movilizarse: «No se trata sólo de recortes económicos porque estamos en crisis. Es algo ideológico, por eso empezó en determinadas universidades a las que se quería reprimir», comentaba a EL MUNDO Fabiana Amorim, estudiante de Producción Cultural vinculada ala Unión Nacional de Estudiantes, el principal sindicato estudiantil.
Para muchos alumnos, el recorte tiene algo de represalia. El pasado mes de octubre, durante la campaña electoral,algunos estudiantes quisieron «alertar» de la llegada de la ultraderecha al poder colgando grandes pancartas antifascistas, un gesto que se repitió en varias facultades de Brasil y que acabó en polémica. La policía entró en los campus para retirar los carteles, pero la Justicia obligó a dar marcha atrás en aras de la libertad de expresión.
La justificación oficial para los recortes es que, durante años, Brasil invirtió demasiado en la educación superior y descuidó la formación de base. En opinión del ministro, la política de los Gobiernos de Lula da Silva y Rousseff de expandir el acceso a la universidad a través de becas y cuotas para negros, pobres o indígenas, fue una «tragedia» porque formó a toda una generación de jóvenes que ahora está desempleada. ParaBolsonaro, hay que dejar de lado las carreras de letras como Filosofía y Sociología y centrarse «en las que generen un retorno inmediato al contribuyente, como Veterinaria, Ingeniería y Medicina», decía hace poco en Twitter a modo de ejemplo.
Las palabras de Bolsonaro causaron una reacción inmediata en el mundo académico. Más de mil intelectuales de centros como Harvard, Cambridge, Oxford o La Sorbona publicaron un manifiesto resaltando que las humanidades «no son un lujo» y que «pensar el mundo no debe ser un privilegio de los más ricos». Ante la polvareda levantada y las primeras protestas, el ministro aseguró que podría dar marcha atrás si las reformas neoliberales de Bolsonaro salen adelante y la economía se recupera.
Los estudiantes desconfían y creen que detrás de las nuevas políticas -también se han congelado todas las becas para doctorados- hay grandes planes de privatización. «A pesar de todo, las universidades públicas brasileñas siguen siendo las de prestigio, las que tienen más demanda, y eso genera mucha disputa en el sector privado», afirmaba durante la manifestación Bruno Pacífico, estudiante de Filosofía, recordando que la hermana del ministro de Economía Paulo Guedes, Elizabeth Guedes, es una de las principales dirigentes de la Asociación Nacional de Universidades Privadas.
La guerra cultural
La marejada en el mundo educativo no es de ahora. El predecesor del actual ministro de educación, Ricardo Vélez Rodríguez, fue apartado de su puesto después de tres meses de caos interno en que rodaron más de diez cabezas de altos cargos. No fue capaz de poner freno a una lucha interna entre militares, evangélicos y seguidores del filósofo de ultraderecha Olavo de Carvalho, gurú oficioso del Gobierno.
Esa etapa dejó para la posteridad una petición del ministro para que todos los colegios grabaran a sus alumnos cantando el himno nacional, una propuesta para recuperar la asignatura de Educación Moral y Cívica que se impartía en la dictadura militar o el intento de colocar como número dos del ministro a una pastora neopentecostal que defendía el creacionismo y una «cosmovisión bíblica» en todas las asignaturas.
El propio Bolsonaro promueve desde hace tiempo que los alumnos graben con sus móviles a los profesores para evitar «adoctrinamiento» en las aulas, y la lucha contra la llamada ‘ideología de género’ parece ser una prioridad. También está en el punto de mira del presidente el educador Paulo Freire, que ve amenazado su título de patrono de la educación brasileña. El pedagogo fallecido en 1997, una referencia mundial por su elogiado método de alfabetización, debería ser vetado ahora por «comunista».
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