China y Panamá: un vínculo creciente – Por Gonzalo Fiore Viani, especial para NODAL

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China y Panamá: un vínculo creciente

Por Gonzalo Fiore Viani*

La República de Panamá dejó de reconocer a Taiwán en 2017 para establecer relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China.  Tan sólo dos años después, hoy el gigante asiático es el segundo socio más importante del país caribeño. Ese mismo año, comenzaron los trámites para que Panamá sea capaz de exportar a China carne de res procesada. En septiembre del 2018 se firmaron los protocolos sanitarios respectivos.  Finalmente, a mediados de mayo de este año, el gobierno de Xi Xinping habilitó los códigos aduaneros para hacer posible el intercambio comercial. La empresa panameña encargada de esto es Unión Ganadera S.A. Algo que significará a Panamá un nuevo ingreso que ya genera expectativas dentro de su sector agro industrial. Todo indica que no terminará allí, ya que aún se espera que se aprueben nuevos códigos con el objetivo de exportar otro tipo de productos derivados de la piña y la carne de cobia, o bacalao. El presidente electo por el Partido Revolucionario Democrático, Laurentino “Nico” Cortizo, ya ha dejado en claro que revisará los tratados de libre comercio y que profundizará la relación con China. Hay que tener en cuenta que Cortizo es un empresario proveniente del sector ganadero.

La comunidad de origen chino en Panamá cuenta con aproximadamente 135.000 integrantes, lo cual supone un 4% de los cuatro millones de habitantes del país. Las relaciones diplomáticas entre ambos Estados cuentan con una historia larga. Existieron a partir de 1911, sin embargo se rompieron a partir de la revolución china de 1949. Fue entonces cuando, en el contexto internacional de la Guerra Fría, Panamá estableció relaciones diplomáticas con Taipéi. El restablecimiento del vinculo chino-panameño preocupa particularmente al gobierno de los Estados Unidos, especialmente en el contexto de la nueva “guerra fría” con el gigante asiático. En algún momento, distintos analistas llegaron a comentar la posibilidad de que China pueda llegar a construir un Canal a través de Nicaragua, lo cual quedó totalmente descartado a partir del nuevo panorama político-diplomático regional.

El Ministerio de Comercio chino ya ha llevado a cabo estudios para la construcción de vías férreas que unirán a la ciudad de David con la capital panameña. Si bien todavía resta por realizar la licitación, esto supondría una inversión directa de nada más y nada menos que 4,100 millones de dólares. Panamá viene siendo el mascarón de proa chino en la región de Centroamérica y el Caribe. Aún quedan varios países en la región que reconocen a Taiwán, y por lo tanto, no pueden comerciar con el gigante debido a su férrea política de “una sola China”. Honduras, Guatemala, Nicaragua, Haití, y los pequeños Estados de Santa Lucia, Belice y San Cristóbal y Nieves. No obstante, viendo el monstruoso nivel de inversión extranjera directa que los chinos son capaces de proporcionar, no habría que descartar que esta situación pueda llegar a cambiar en el mediano plazo, convirtiéndose en un nuevo capítulo de la larga guerra comercial que el país asiático sostiene con los Estados Unidos.

La inversión china en Panamá ya es superior a los 2,500 millones de dólares. Tan sólo en 2018 creció un 19%, mientras que se estima un incremento de 6% en 2019.  Se encuentra especialmente destinada a todo lo que tiene que ver con infraestructura y al sector financiero. El gigante bancario chino HCBC, también está operando en el país. El Bank of China, por ejemplo, está establecido desde hace más de 30 años. A su vez, otras importantes entidades bancarias como el China Development Bank, el Exim Bank y el Banco Comercial e Industrial ya han establecido sus sucursales en Panamá. China, además, ha declarado su intención de construir un puerto para cruceros en el Pacifico. Será realizado por el consorcio Cruceros del Pacífico, integrado por la empresa China Harbour Engineering Company Ltd. y la belga Jan De Nul. Mientras que otro destinado a los contenedores ya es un hecho. Representará una inversión superior a los 1,000 millones de dólares y será instalado en la provincia de Colón. Ya fue adjudicado a la empresa China Landbridge Group. Además de los servicios financieros, logísticos, y el turismo, que representan cerca del 75% de su PBI, Panamá es famoso mundialmente por el Canal. Una obra monstruosa de la cual dependen aproximadamente dos terceras partes de la economía nacional del país. Inaugurado en 1914, existió un control compartido con los Estados Unidos hasta que en 1977, tras la firma de los tratados Torrijos-Carter, se determinó que Panamá obtendría su control total a partir de diciembre de 1999. En 2016 se terminó de construir una ampliación, luego de una década de obras. China, su segundo usuario principal en orden de importancia después de Estados Unidos, anunció que construirá otro puente, el cuarto. Un hecho simbólico importante es que el primer barco en atravesar el Canal ampliado fue un buque chino, en 2016, un año antes del restablecimiento en las relaciones. El Canal aporta a la economía nacional, aproximadamente unos 1.700 millones de dólares anuales. El Canal es otro escenario más donde se desarrolla la guerra comercial con los Estados Unidos. Representa nada más y nada menos que el 6% del comercio marítimo del planeta. China ya es el máximo proveedor en la Zona Libre de Colón, ubicada en el litoral panameño, próxima a la boca norte del Canal. La particular importancia de la ZLC radica en que es la zona franca más importante de América y la segunda del planeta. Sus importaciones y re exportaciones anuales superan los 16.000 millones de dólares. Es por ello que es vista por parte de las empresas chinas como un lugar estratégico en el cuál establecerse. Sumado a esto, la aerolínea Air China opera en el país caribeño con dos vuelos directos hacía Beijing a la semana. Panamá posee el centro de conexiones más importante de América Latina.

En el pasado, Washington logró cancelar los planes chinos de construir una embajada en la Ciudad de Panamá en 2017. El presidente Juan Carlos Varela debió dar marcha atrás con lo que le había ofertado a China: un terreno de cuatro hectáreas. La presión estadounidense, sumada a cierto sentimiento antichino del electorado panameño sirvió para que esto no se realice. Finalmente, tras esas breves idas y vueltas, los asiáticos lograron establecer una representación diplomática en la ciudad. El país caribeño, por su parte, abrió su embajada en Beijing en 2017, convirtiéndose así en el país número 173 en tener representación diplomática en la capital china. No obstante, y a pesar de los planes estadounidenses, la administración de Trump parece estar perdiendo la pulseada. Todo parece indicar que en los próximos años, Panamá podría ser, a partir del Canal, la puerta de entrada para los productos chinos en toda América Latina.

*Maestrando en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina


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