México: en el aniversario por los 100 años del asesinato de Emiliano Zapata, López Obrador llama a emular sus ideas de justicia
Insta AMLO a emular ideas de justicia de Zapata
En la ceremonia por el centenario luctuoso del General Emiliano Zapata Salazar, el presidente Andrés Manuel López Obrador reivindicó los ideales de justicia del Caudillo del Sur y los héroes nacionales de la Independencia, la Reforma y la Revolución. “Que los emulemos, ahí está el plan de gobierno, el camino a seguir, lo demás no sirve, es politiquería. No se puede ocupar un cargo sin perseguir un ideal de justicia, sin buscar una transformación”, subrayó.
Sólo los corruptos, “los ambiciosos vulgares, buscan los cargos para sacar provecho en lo personal, el servidor público tiene que atender las demandas de justicia”, subrayó ante el gabinete en pleno, que lo acompañó a esta ceremonia.
A los minutos de haber iniciado su discurso en la Plaza de Armas de esta ciudad, fue interrumpido a gritos por dos alumnas de la Universidad de Chapingo, que demandaron diálogo para solucionar la huelga en la institución, que -dijeron- ya suma 45 días.
Cuando el mandatario federal recordaba la lucha emprendida por Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón, las jóvenes lo interpelaron desde al área central de invitados para pedir diálogo; López Obrador recordó a las inconformes su respeto a la autonomía de las universidades.
Ante la insistencia de las estudiantes, el Presidente, micrófono en mano, ofreció dialogar con ellas al término del acto.
Al retomar su discurso, el titular del Ejecutivo pidió actuar como los héroes nacionales de las tres primeras transformaciones para lograr los cambios en México, y demandó hacer el compromiso de no traicionar los ideales de justicia.
“Que los emulemos, que sigamos su ejemplo, de Hidalgo, de Morelos, de Juárez, de Ocampo, de Madero, de Villa y de Zapata… el servidor público tiene que atender las demandas de justicia”, subrayó.
“No le vamos a fallar al pueblo de Mexico, se van a quedar con las ganas los conservadores, no somos iguales. Y vamos a acabar con el principal problema de México, la corrupción”.
A su vez, el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, consideró que este acto fue “un enérgico reclamo contra el despojo”, presente desde la Conquista y persistente en contra de comunidades agrarias, “arrasadas por el liberalismo y el positivismo que importamos”.
A esta ceremonia sólo acudió, por parte de la familia del Caudillo del Sur, su bisnieta Lissette Castro Zapata; otros familiares cumplieron su palabra de no participar, en rechazo a que se mantenga la termoeléctrica de Huexca, como prometió en campaña el mandatario federal, según denunció la víspera uno de los nietos del general revolucionario, Jorge Zapata.
En el templete, el Presidente estuvo acompañado, además, de los integrantes de su gabinete y de Muñoz Ledo, por su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, el gobernador del estado, Cuauhtémoc Blanco, así como autoridades estatales y legisladores.
La bisnieta del General Zapata pidió que en los planes de estudio se enfatice el contenido del Plan de Ayala, documento clave de la historia agraria de México, para que los niños y jóvenes de toda la República conozcan su espíritu libertario y de la justicia. Además, transmitió la petición de las viudas del Ejército Libertario de Sur por una pensión digna.
En la Plaza de Armas, la ceremonia inició con un minuto de silencio solemne en homenaje a Emiliano Zapata.
Ideales de Zapata siguen vivos, afirma López Obrador
En el Centenario Luctuoso de Emiliano Zapata, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo reconoció como el más importante líder social que ha tenido México.
Al anunciar la emisión de un timbre postal, de billetes de lotería y de boletos del Metro, el titular del Ejecutivo dijo que los ideales del Caudillo del Sur siguen vivos.
Zapata es uno de los referentes de López Obrador, quien respeta que el revolucionario fuera incorruptible y que tuviera como principal objetivo de su lucha mejorar las condiciones de vida de los campesinos.
“Zapata, como dice la consigna popular, ‘Zapata Vive’, porque fue incorruptible. Es el dirigente campesino más leal que se haya tenido en la defensa de los derechos del pueblo”, expuso López Obrador.
El titular del Ejecutivo se congratuló de que en la actualidad haya confrontación de ideas sin violencia como ocurrió en la época revolucionaria.
Por fortuna, y esto lo tenemos que agradecer, dar gracias porque estos cambios se están llevando a cabo de manera pacífica, sin violencia. No deja de haber confrontación de ideas, confrontación política, pero no hay asesinatos políticos”, advirtió el presidente.
Para conmemorar a Emiliano Zapata se emitieron 100 mil estampillas postales disponibles en todo el país.
La Lotería Nacional realizará un sorteo especial, en el que pondrá a disposición del público 2 millones 400 mil billetes conmemorativos y tendrá en juego 72 millones de pesos.
El Gobierno de la Ciudad distribuyó 10 millones de boletos del Metro, y montó exposiciones en las estaciones Pino Suárez y Zapata.
Además de destinar mil millones de pesos de su presupuesto para fomentar las actividades productivas de la zona agrícola de la Capital del país.
100 años del asesinato de Zapata ¿salvador supremo?
La idea arraigada de que los individuos tienen un peso preponderante en la historia es inexacta y abona al crecimiento de lo que se ha identificado como “El mito del salvador supremo”, una concepción que vale la pena desterrar.
La forma que toma este metarrelato, tan nocivo para la determinación de los subalternos por la auto-organización, la explica Michael Löwy, rescatando planteamientos del astrónomo francés Joseph Lalande:
En esta concepción, las leyes <> -es decir, eternas, inmutables, independientes de la voluntad y de la acción humanas- de la sociedad, el movimiento de la historia (también concebida en términos <>) son representados bajo la forma de un personaje simbólico <>: el universo sociohistórico se convierte en naturaleza, y las <> se encarnan en un Héroe (Löwy, 2014: 29)
Llevado a ese punto, “el mito del salvador supremo” opera sin tomar en cuenta las explicaciones relacionales en torno a procesos sociales, económicos y políticos, ni siquiera los actores colectivos son tomados en cuenta y las revoluciones populares podrían borrarse de una vez por todas.
En el caso de Emiliano Zapata, quien fuera líder del Ejército Libertador del Sur podemos decir que esa mitología del salvador supremo se rompía constantemente pues el conjunto de relaciones sociales insertas en el periodo de la revolución del sur define las posibilidades de acción individual , no al contrario (Pereyra, 1976: 77) . Los lazos sociales que los zapatistas construyeron a través del compadrazgo y otras formas tradicionales de cohesión constituyeron lo que Salvador Rueda Smithers llamó una “guerrilla familiar”.
Dentro del propio zapatismo en sus distintas etapas, la acción de Zapata y los órganos revolucionarios develaron la relación reciproca constante entre la constelación de líderes locales y regionales que componían el zapatismo. Por ejemplo, en 1915, siendo Manuel Palafox, notable zapatista, encargado de la Secretaria de Agricultura, se combinó la labor de estudiantes de agronomía con las discusiones de los pobladores para hacer un arreglo definitivo sobre la tierra. La costumbre del pueblo discutiendo sus problemas permitiría afianzar y facilitar la repartición, comandada por Zapata (Gilly, 2011: 265).
Los principios que suscribirían los zapatistas y Zapata eran claros y quedaron plasmados de manera contundente en la Ratificación del Plan de Ayala fechada el 19 de junio de 1914 con las firmas de la plana mayor del zapatismo (Eufemio, Pachecho, de la O, Montaño, Barrios, Soto):
Considerando: que la revolución debe proclamar altamente que sus propósitos son un favor, no de un pequeño grupo de políticos ansiosos de poder, sino en beneficio de la gran masa de los oprimidos y que por tanto, se opone y se opondrá siempre a la infame pretensión de reducirlo todo a un simple cambio en el personal de los gobernantes, del que ninguna ventaja sólida, ninguna mejoría positiva, ningún aumento de bienestar ha resultado ni resultará nunca a la inmensa multitud de los que sufren.
A pesar de que la permanencia de la revolución del sur no alcanzó a transformar el Estado en el sentido que se habían planteado y destruyó momentáneamente relaciones de producción, formas de hacer política y la marginación de campesinos y subalternos, el zapatismo desarrolló órganos que le permitieron instituir actos revolucionarios y cambiar la historia de Morelos y de muchas otras poblaciones dentro del espectro de influencia de este movimiento.
El Cuartel General dentro de la historia del zapatismo representa la realidad concreta del funcionamiento del liderazgo revolucionario de Emiliano Zapata. Este órgano de dirección surge a fines de 1913 y principios de 1914 como sustituto de la Junta Revolucionaria (Espejel, 1995: 24). Se involucraron los intelectuales, jefes locales, voluntarios llegados de zonas urbanas y otros tantos personajes, pero aparentemente la condición dentro del zapatismo siempre fue probarse frente a la gente.
El Cuartel General se encargó de organizar la producción del grupo de “haciendas nacionalizadas, la distribución y consumo del aguardiente, la miel y el azúcar” (Espejel, 1995: 24) que en muchas ocasiones se decidía su destino preciso apelando al responsable de la zona de operaciones.
Algunas de estas pinceladas del liderazgo de Zapata, de las acciones revolucionarias y de los órganos creados nos llevan a preguntarnos, ¿si no fue la excepcionalidad o singularidad “histórica” de un hombre lo que sostuvo el zapatismo? ¿qué lo sostuvo?
Si las haciendas en Morelos eran la síntesis de la explotación/despojo y la tierra el centro de la vida, Zapata representaba la síntesis de los agravios y las esperanzas de muchos mexicanos de inicios del siglo XX. La “guerrilla familiar” que alude Rueda Smithers, sostenía la revolución del sur a través de la vida al interior de las comunidades: parentesco, amistad, obligaciones religiosas, respeto y solidaridad.
Son 100 años después de la traición y asesinato de Zapata. A la luz de los mecanismos y órganos que se construyeron bajo su liderazgo vale la pena reflexionar sobre quienes nos representan o liderean en nuestras organizaciones vecinales, organizaciones sociales, grupos académicos, partidos, etc. Cómo se toman las decisiones dentro de los colectivos a los pertenecemos, cómo se toman las decisiones en el gobierno, en las escuelas, en nuestras casas, en pareja.
¿Qué tanto nos acercamos al mito del salvador supremo?
¿Qué tanto nos queremos alejar?
¿Somos capaces de auto-organizarnos y procurarnos liderazgos firmes, congruentes y que a su vez produzcan mecanismos de participación incluyentes?